Mi marido me ofrece al viejo vecino. Final
Ahora lo sentía sobre mi respirando y jadeando mientras su cadera se movía armónicamente y me penetraba con la totalidad de aquel largo y duro rabo haciéndome gozar como una gata encelada que pide la follen sin parar, sintiendo su frondoso pectoral frotarse en mi espalda y sus gemidos y aliento de macho sobre mi nuca
Ya se acababa la estancia en la casa prestada temporalmente de los amigos y las buenas fiestas con el semental del viejo de la puerta de enfrente que me había hecho llegar a la cumbre orgásmica con su buena pieza sexual que más de uno quisieran darle el buen uso que este viejo hacía de ella y que me tenía extasiada y deseosa cada vez lo veía.
Preparábamos las maletas después de cenar pues al día siguiente llegaban los dueños de la casa y regresábamos a la nuestra, cuando toco el viejo para despedirse, asomando en el rellano como el solía aparecer por las mañanas, en slip y con el pectoral descubierto que hacia me derritiera cada vez lo veía.
Dijo, perdonen me presente así tan informal pero con estos calores no hay quien viva en la casa con ropa, además no creo después de estos días se asuste ya nadie.
Mi marido le dijo, tranquilo, ya sabes estas como si estuvieres en tu casa, nosotros también andamos como ves ligeritos y mi mujer más con esas trasparencia.
Lo cierto es que llevaba una blusa muy trasparente y mi tanga se veía con claridad haciendo el viejo se echara mano a su paquetón a la vez que decía, espero no se despierte pues si no hay que darle trabajo.
Mi marido le dijo que andaba fundido que casi no le quedaban fuerzas para pensar esa noche en más fiestas y además con la faena de las maletas seguro acababa cansado.
El viejo le dijo que para eso nunca hay agotamiento y más con semejante hembra que tenía, además seguro tiene más ganas que tú de tener una despedida.
Mi marido le dijo, que él la verdad no estaba para muchos trotes pero si él quería fiesta, mira aquí esta te la puedes llevar y por la mañana la traes…. Riendo mientras me miraba a mi como pensando el viejo se iba a cortar.
Sin mediar palabra me agarro con sus fuertes manos y tomándome en brazos dijo, la palabra es ley, haz tus las maletas que esta noche se queda en mi cama conmigo y mañana al almuerzo te la traigo.
Mi marido me miro como esperando yo dijera algo, pero mi respuesta encendió más aun al abuelo pues le dije, que estaba de acuerdo que me iba de despedida con él a su piso y a su cama.
El viejo conmigo en sus brazos se giró y dijo, si oyes muchos gemidos y gritos ya sabes por qué es… si te calientas ya sabes… pajita y a dormir que yo me encargo de tu mujer y hacer que tenga una noche inolvidable.
Y sin mediar palabra salió de la casa conmigo en brazos cerrando la puerta con el talón, como si llevara su premio y presa a su alcoba.
Mientras abrió la puerta con la mano aun sujetándome a mí en brazos me beso profundamente con lengua haciéndome derretir de gusto con su morreo y presión de sus manos en mi cuerpo.
Entro y tras cerrar me llevo sin demora a su cama y depositándome me retiro mi ropa a la vez dejaba caer los slip al suelo no sin algo de problema pues se habían enganchado en la percha dura que ya presentaba su miembro.
Esta noche vas a ser mía toda la noche, lanzándose a comerme el coñito sin apenas preliminares pues andaba ya caliente como una estufa y una más aun cuando me rozo con su duro miembro que tanto anhelaba ya chupar.
Sentir su experta lengua nuevamente jugar con mi sexo me hizo ponerme a gozar como una loca, pues dominaba con maestría este arte, haciendo mi cadera se alzara sobre el colchón palpitando a cada acometida de su lengua en mi interior y más cuando jugueteaba con mi botoncito haciendo le agarrara la cabeza por su cabello blanco y le apretara para que no cejara de comer.
Entre descanso me decía que veía estaba deseosa y falta de follar nuevamente, haciendo me volviera más caliente y con más ganas de rabo, y más cuando lanzaba mi mano y agarraba aquella dura y larga estaca que estaba impresionante de rígida.
Me puse saliva en la mano y masajee su enorme y jugoso cabezón haciendo él se volviera loco, respirando como un salido y comiendo con más ahínco mi chochito que exploto en pocos segundos, regando su boca de mis jugos que saboreo con desespero y ansia.
Me pones loco, me decía, de voy a secuestrar y te vas aquedar conmigo para follarte todos los días, pues tu marido no te folla como yo y lo sabes.
Ven cuando quieras a mi casa a follarme le dije, soy toda tuya cuando lo desees, mi marido no te pone problemas ya lo sabes y yo quiero vengas con frecuencia y me hagas tuya.
Ummmm replico el viejo que ahora agarro su polla y poniéndole en medio mis pechos, apretó estos y comenzó a pajearla con ellos, mirando como su cabezón asomaba entre ellos tocando mi barbilla y deseando ya me la diera en la boca.
A la vez me pellizcaba los pezones con un arte que me hacía gemir y contornearme en la cama aun con el sentado sobre mí, sintiendo y viendo sus hermosas y peludas pelotas aprisionadas en mi barriga, rozando estas con mis pechos de vez en cuando que este empujaba con pasión su pollon entre ellos.
Le pedí me la diera a chupar y me ofreció la cabeza que deguste como si la vida me fuese en ello, haciendo el bramara de gusto con los sorbos intensos le daba en su jugosa cabeza, a la vez masajeaba fuertemente sus pelotas haciendo en pocos minutos por su punta asomara ya unos juguitos transparente que demostraban estaba disfrutando mucho.
Levanto mis piernas sobre sus hombros y el de rodillas sobre la cama agarro su miembro y empezó a frotarlo como el sabia me gustaba por los labios vaginales haciendo me contorneara como una hembra salida esperando la claven, metiendo de vez en cuando su cabezon y parte del tronco largo y grueso y volviéndola a sacar y frotar nuevamente, gimiendo yo como una loba en celo, abriéndose mi chocho como una flor toda mojada con el roció a merced de aquel semental, pues solo metiendo el cabezón y algunos parte del tronco ya era más cantidad de rabo grueso que la polla de mi marido, que sin ser pequeña como ya dije en otros relatos, no llegaba ni a la mitad de la de este viejo portento de la naturaleza.
Me tenía a su placer, girándome ahora para follarme a lo perrito introduciendo ahora de una seca estocada todo el rabo hasta casi marcar los huevos en mi pompis.
En esta postura me sentía empalada pues apoyando su frondoso pectoral en mi espalda me agarraba los pechos sobando los pezones y besándome la nuca y las orejas que comía mientras me hablaba cosas caliente y me follaba como una taladradora.
No pude resistir mi segundo y explosivo orgasmo tras varios minutos recibiendo fuertes pollazos hasta el fondo de mi conejito que ya se resentía de semejante follada y del ritmo tan acelerado que llevaba esa noche el viejo.
Pensé se iba a correr pero la saco y volvió a cambiar de postura, tumbándose el ahora en la cama boca arriba y sentadome yo sobre el dándole la espalda, si bien cuando me clave me obligo a dejarme caer sobre su pecho agarrando el mis pezones con ambas manos y pellizcándolos mientras mi cadera se movía ahora a ritmo más lento clavada en aquella larga herramienta, jugando yo ahora con mis ritmos y disfrutando de tener en mi interior aquel largo y grueso vástago que cabalgaba sin parar.
Bajaba de vez en cuando él las manos y acariciaba mi chocho con su rabo dentro, a la vez me decía al oído que notaba adoraba su pollon, que era un hembra muy caliente que necesitaba un macho como el para satisfacerme, y que estos días había sido un fiestón pare el difícil de olvidar desde la mamada que le había dado en la puerta el primer día.
Estaba ya camino de mi tercer orgasmo y el viejo con su buen ritmo parecía tener un aguante de lujo, pues ahora me hizo cambiar poniéndome yo abajo y el sobre mi tras penetrarme comenzó a culear su duro trasero haciendo entrara y saliera su miembro en mi chochito frenéticamente, avisándole me iba a correr nuevamente cuando no pude aguantar y a grito y gemido pelado me retorcía de placer en la cama mientras un orgasmo de los que dejan huella exploto, contagiando al viejo que ahora gemía mientras me basaba a la vez comenzando a soltar ráfagas de espesa leche en mi sufrido chochito hasta inundarlo… cesando poco a poco de aquella vertiginosa aceleración que me hizo casi perder la razón por tango gozo sufrido.
Quede rendida sobre la cama como un despojo sin fuerzas con el encima respirando fuertemente aun besándome por el cuello y con su miembro aun dentro de mi sexo, pero ya algo más relajado aunque con un considerable tamaño que aprisionaba las paredes de mi vagina.
Notaba su cabezón grueso como lo iba sacando, hasta tumbarse a mi lado boca arriba con las manos sobre su pectoral de macho que acariciaba ahora para recuperar la respiración.
Yo tumbada a su lado me puse de lado y lo mire embobada y colgada por aquel abuelo que me tenía loquito y además me follaba como nadie lo hacía.
Le dije que era único haciéndome el amor y que me hacía llegar a un nivel de placer difícil de describir, mientras él sonreía orgulloso de su labor, y me decía que mi marido se estaba no le quitara la mujer porque ya su edad era para pensárselo, pero si le pilla con algunos años menos no me hubiera escapado de llevarme a vivir con él a su casa.
Ummm le dije propuesta más que interesante, aunque como sabe, también amo a mi marido le dije, pero agradecida y algo apesadumbrada también por no poder disfrutar de el todos los días.
Él me dijo que me iba a visitar con frecuencia y cuando quisiera también podíamos venir a su casa y tener alguna fiesta, comenzando nuevamente a jugar con su semidormido rabo y sus hermosas pelotas que tanto me ponía cachonda.
Me agache a su entrepierna y agarrándola comencé a comérsela suavemente, diciendo el que no cejara hasta que se pusiera dura otra vez, pues quería darme una despedida en toda regla.
Fueron no menos de quince minutos chupando y jugando con aquel hermoso miembro hasta conseguir endurecerlo nuevamente en su mejor estado, agarrando el ahora las ligas que en otro dia uso y amarrándome a su cama boca abajo me volvió a poner la almohada entre mi barriguita y mi sexo subiendo mi culo al que note ya embadurnaba con sus dedos con un liquidillo viscoso que lubrificaba este a la vez metía algún dedo para dilatarlo.
Supe lo que me esperaba y me relaje todo lo que pude antes de esperar las acometidas por aquella puerta trasera de aquel semental que estaba dispuesto a follarme nuevamente por ese agujero.
Se puso tras mí agarrando su rabo y restregándolo por todo mi trasero, pues aunque una no podía verlo lo sentía y temía que en pocos minutos este estuviera ya bombeando dentro de mi sufrido y estrecho culito, pues como me temía, en pocos minutos ya su cabeza estaba en la puerta a medio entrar y empujando para abrir camino.
Solté un alarido tremendo y temí hasta mi marido en la piso enfrente lo hubiese oído, cuando se dejó caer sobre mí y me penetro en su totalidad con aquel enorme rabo que dilato mi culo hasta el punto de sentirme empalada y abierta en dos.
Ahora lo sentía sobre mi respirando y jadeando mientras su cadera se movía armónicamente y me penetraba con la totalidad de aquel largo y duro rabo haciéndome gozar como una gata encelada que pide la follen sin parar, sintiendo su frondoso pectoral frotarse en mi espalda y sus gemidos y aliento de macho sobre mi nuca, mordisqueándome las orejitas tras retirarme mi pequeña melena de estas y soltando sonidos y palabras calientes que me tenían loquita.
Fueron diez minutos por lo menos de sufrido goce con la penetración de aquel semental, llegando a otro orgasmo que hizo me retorciera de gusto sobre la cama, y si no hubiese estado bien clavada me hubiera revolcado por esta, aun así levante con mis convulsiones su gran cuerpo que apoyada en mi seguía moviendo la cadera cada me la metía.
Quieres te llene tu culito de leche otra vez cariño, me dijo al oído o te la quieres beber por tu boquita, me dijo ….yo le dije me lo llenara que más tarde como premio se la mamaria y tomara los últimos jugos con mi boca… esto lo puso cardiaco pues comenzó a meter con más fuerza hasta volver a inundar mi trasero de su pastosa y jugosa leche, quedando al final rendida y medio sedada en la cama sin apenas moverme.
Me desato y me beso toda acabando con un morreo muy jugoso de lenguas, tumbándose a mi lado y tras subir la sabana sobre nuestros cuerpos, abrazada yo sobre su pecho, me quede dormida.
Nos despertamos con las primeras luces del día entrando por la ventana y tras darnos un largo beso nos levantamos y nos metimos en su ducha enjebándome el delicadamente todo mi cuerpo y todos mis agujeros a la vez hacia lo mismo con él, y tras comprobar aquello aun funcionaba pues se puso a punto con los frotes de jabón con mis manos, acabe regalándole lo que la noche anterior le había prometido, pues mi boca y mis manos jugaron con aquel miembro agachada en la ducha mientras el con su espalda se apoyaba en la pared de esta respirando fuertemente ante la experta comida de rabo que le estaba dando.
Desayune antes de tiempo pues apenas me dio tiempo de decirle me diera su leche cuando tras un buen rato de comida, comenzó a vomitar ráfagas de jugosa crema y nata en mi boca que deguste con pasión y esmero sin dejar gota alguna se desperdiciara ni nada en la recamara.
Tomamos café tras secarnos y ya medio vestida pues no tenía mucha ropa, me volvió a tomar entre risas y en brazos me volvió a llevar al piso donde mi marido esperaba en la puerta tras llamar el, diciendo lo prometido era una regla pues aquí le entregaba su mujer bien follada para que ese día emprendiéramos el regreso a nuestra casa.
Mi marido acepto agradecido por el trabajo pues ya sabía él era un maestro en el tema sexual, pasando dentro y tras tomar otro café con nosotros nos despedimos, hasta otro encuentro pues no quería que al vuelta los vecinos lo pillaran en casa, pues habían conocido a su mujer cuando vivía, y no quería sospecharan de su vida de galán de cama.