Mi marido desocupado (2)

otro día empecé a contar esta historia… Mi marido estaba desocupado y de a poco lo fui convirtiendo en mujer… hasta que se me fue de las manos...

MI MARIDO DESOCUPADO II

El otro día empecé a contar esta historia… Mi marido estaba desocupado y de a poco lo fui convirtiendo en mujer… hasta que se me fue de las manos

Me gusta coger con él en su nuevo rol y muchas veces me penetra y gozo como loca… Ella con su corpiño y sus medias largas caladas, puestas.

Pero ella estaba ya preparada para dar otro paso. Yo no estaba convencida es mas tenía miedo de que esto me alejara de él. Pero no iba a poder detener esa tormenta que había iniciado. Ya tenía unas tetas considerables y un pezón hermoso, su pelo había crecido y se había hecho os rulos en una permanente y casi no usaba ropa masculina… Limpiaba, cocinaba e iba a hacer las compras vestida de forma muy femenina… No invitábamos a los amigos y yo ya mantenía todas las cuentas de la casa. Las píldoras habían cambiado su voz y las tetas eran muy femeninas, casi como la de una niña de quince, pequeñas pero puntiagudas… Tuve comprarle corpiños propios ya que los míos no le sentaban ya bien

Las cosas no andaban como para grandes gastos y así él no podía trabajar… ¿Qué hacer?

  • Mi amor. – Me dijo.- Yo tengo que hacer algo para equilibrar la economía de la casa. ¿No te parece?

  • Si, si… pero así no podés ir a pedir trabajo.

  • Es que creo que así puedo hacer bastante plata… ¿Te fijaste como me miran por la calle?

  • Si ¿y? – yo sabía lo que me iba a decir pero no quería que me lo dijera.

  • Salgo a trabajar dos o tres noches por semana y puedo juntar casi la misma cantidad de plata que lo que juntas vos en un mes

  • ¿Vos decís de hacer la calle?

  • Si, mi amor. Pasan dos cosas, ya tus consoladores no me satisfacen y quiero probar a un hombre… y quiero sentir que ayudo a la casa.

  • Pero ¿Vos estás loco? Si querés dejamos esto, te cortas el pelo y volvés a ser Antonio y Sole aparece los fines de semana para nosotros solos. Si querés acostarte con un tipo, lo haces y punto… no sé si me quiero enterar… pero no te vas a prostituir.

  • Sería por unos meses, después cuando ya tenemos algo de guita dejo. Lo que yo traiga lo ahorramos y así podemos vivir algo mejor… ¿No te parece?

  • No me parece.

  • Pero no hay muchas opciones… a mi edad ya no toman a nadie… solo buscan a menores de 35 años. Y yo ya los pasé. Estuve mucho tiempo y gasté mucha plata buscando… en cambio si salgo una o dos noches por semana, podemos tener las cosas que necesitamos, irnos de vacaciones en enero y ahorrar para el mañana. Yo te amo, mi amor

La discusión siguió por un rato más pero no importa. La verdad es que todo lo que me decía era razonable. La idea era ir una noche a ver como venía la mano. Era un miércoles, once de la noche… De un taxi, bajaron tres travestis, la verdad es que cada una era mas linda que la otra… Ahora entendía porque los hombres querían estar con ellas. Nos acercamos y les preguntamos de todo, como era temprano no tuvieron problema en contarnos los pormenores de su trabajo. Desde que ellas ponían los forros a cuanto cobraban por cada una de las posibilidades. Nos quedamos hasta la una y media de la noche.

Sole no tenía nada que envidiarles a las travestis, salvo que algunas tenían los culos y las tetas operadas y esas eran mas llamativas. La cantidad de autos que iban a elegir y se llevaban mujeres era impresionante… Parecía el centro en hora pico.

Volvimos a casa y yo estaba mas entusiasmada que ella… y nos dimos una cogida impresionante… Yo era el cliente, me vestí de hombre y le preguntaba cuanto costaba y todo eso… Nuestra pieza era el cuarto del hotel.

El viernes era el día… Ella estaba re nerviosa y yo no sabía que hacer… A eso de las once, ya estaba preparada, pedí un taxi y la despedí con un beso.

  • Suerte y cuidate. – Ella me besó y me dijo gracias

Volvió a las tres de la mañana, estaba muerto.

  • ¿Y cómo te fue?

  • Y… bien… ¿pero no sabés lo que me pasó?

Yo me quedé como esperando a que siga con su relato

  • todos los que me levantaron querían que me los coja.

  • ¿Cómo?

  • Si, me tiré a tres tipos y chupé una verga. – y agregó – Fue todo muy extraño. Era tal cual nos habían dicho las chicas el otro día. Hasta uno me pidió el teléfono para que la próxima fuera a su casa.

  • Así que seguís virgen. – Él asintió y entonces le pedí detalles y me los dio.

  • El primero, vino en un auto grande y lo hicimos a unos metros, en el asiento de atrás. Primero me la chupo y luego lo penetré.

  • ¿Y que edad tenía?

  • Nuestra edad, mas o menos… - y luego siguió contando. – El segundo, me llevó a un telo y me pidió que le haga un streptess y se lo hice. Ese tendría unos cincuenta años o mas… ¿Sabés? todos parecían normales, no parecían putos. Luego me llevó de vuelta y al tercero se la chupe, ese era un pendejo, no más de veinte años, a lo sumo veinticinco. Estaba en un Fiat 147. Se la chupé y acabó en mi cara… Y el tercero es el de la tarjeta, él que quiere que vaya a su casa… Ese era un goloso, estaba alucinado con mis tetitas… pero a la hora de coger, quiso que lo penetre.

  • ¿Cuánto hiciste?

  • Y… unos doscientos pesos… es que no podía más. Tres polvos me eché… La verdad es que no me imaginaba eso

  • Ahí, mi virgen… - Lo besé y nos fuimos a dormir.

Al otro día era sábado, nos despertamos tarde pero ella hizo la rutina del día anterior y aunque lo discutimos a eso de las once de la noche, marchó de nuevo.

Al volver, eran las seis de la mañana, yo no había podido pegar un ojo… si era tan tarde era porque había hecho de mujer. Ella estaba feliz, sacó de su cartera setecientos pesos, con una sonrisa de par en par.

  • ¡Fue genial! – debo admitir que me puso un poco celosa… y a demás yo estaba tan cansada como ella pero dando vueltas toda la noche en la cama. Le dije:

  • ¡Genial! - Y me di vuelta como para seguir durmiendo

  • ¿No querés que te cuente? – hubo un silencio y volvió a preguntar. - ¿estás celosa? – Me hice la dormida y ella se fue al baño, tardó como media hora, o eso me pareció a mí. Luego vino, se acostó, me abrazó y me dijo que me amaba. Yo me di vuelta y le di un beso, mientras con mis manos acaricié su pija y sus tetas… me subí a él y me lo cogí como todo un hombre.

Así fue durante algunos fines de semana hasta que un día pasó lo que tenía que suceder. Le habían hecho una oferta que me involucraba a mí.

Un tipo le había pedido que llevara a una pareja, no importaba el sexo que esta fuera, lo importante era que tuviéramos un lugar para que no corra el reloj del hotel y si era necesario nos pudiéramos quedar más de una noche.

  • Ella me lo contó con gran entusiasmo, pagaría muy bien y pensó que la otra persona podría ser ella y que lo haríamos aquí mismo

  • ¿No es increíble?, trabajaríamos juntas. – A ella no le importaba que yo me acueste con otro hombre, ni registraba que me ponía celosa cuando ella contaba sus hazañas y mucho más cuando veía engordar los ahorros. Le pedí mas detalles y me contó que era un tipo de treinta y pico y que tenía una pinta bárbara y una pija mortal. No tenía contras así que accedí a una aventura de ese calibre. Ella lo llamó para decirle que tenía todo arreglado, sábado y domingo a su disposición.

Así fue que teníamos todo preparado para el jolgorio… Yo por las dudas dejé a mano mi set de consoladores y mi arnés.

El tipo se llamaba Fernando.

Sole se había esmerado mucho en todos los detalles y estaba muy excitante. Yo me había puesto muy provocativa también para no desentonar. Nunca había hecho algo así, aunque me había cogido a algunos tipos que no conocía, nunca les había cobrado… nunca había estado en ese plan.

A eso de las ocho estaba pactado que llegue y fue puntual, preparamos unos tragos y al rato ya se estaba besuqueando con mi esposo. Era muy raro verlo a él besando a otra persona y mucho más a otro hombre. No sabía si dejarlos o entrar yo también en la refriega. Estaba aturdida y hasta un poco arrepentida de haber accedido a esta locura… Entonces me mantuve al margen.

Las cosas entre mi marido y el cliente se iban poniendo muy calientes, era increíble como en pocas semanas había aprendido a ser toda una gata… Le decía cosas, lo acariciaba y sabía dejarse manosear… así vestidos los dos parecían una pareja y yo una mera espectadora… Hasta me parecía que a el tipo le gustaba más mi esposo que yo. Ya estaba resignada cuando Sole me llama y me invita a participar. Nos besamos los tres y los pocos minutos lo estábamos desvistiendo

Fernando no era tonto y me besaba las tetas con mucha habilidad, mientras Sole le chupaba la verga con mucho gusto.

Luego nos desvestimos los tres, Sole se quedó en tanga y corpiño… como era la preferencia de nuestro nuevo amigo y empezó el momento de las penetraciones. Fernando era penetrado por Sole y él me penetraba a mí, luego me hicieron sanwiche y por último Fer penetró a Mi marido y este me lo hizo a mí… Yo siempre vaginal… cuando el cliente estuvo por acabar saco su pija y nos empezó a mojar con su leche… esto hizo que Sole también esté por acabar y esta vez se la entregó toda a Fernando. Todos estábamos exhaustos y pringados

La verdad es que estuvimos mas de treinta horas, cogiendo, fumando, comiendo y durmiendo los tres, sin parar.

El cliente, dejó una buena propina, además de la paga establecida

Cuando se fue. Las dos estábamos rendidas y no entendíamos como él se había podido levantar… Aunque después me contó lo había visto en el baño cuando se había dado una aspirada de cocaína… No aceptamos mas sus pedidos de repetir nuevas secciones.

A los seis mese nos compramos un auto usado, al contado. Usado pero bonito.