Mi marido desocupado

No sabía como volver a hacerlo reaccionar y tuve una idea.

MI MARIDO DESOCUPADO

Mi marido Hacía seis meses que estaba desocupado, la crisis laborar y económica, que se presentó en el país, nos hizo mucho mal en el dos mil uno.

Primero tenía ímpetu y se la pasaba llevando currículums a mil empresas, luego entró en bajón cuando la espera de contestaciones no se concretaban… Y para terminar se encerró en casa

No les voy a decir ninguna novedad si les cuento que nuestra relaciones sexuales fueron decayendo al punto que estaba desesperada y no sabía que hacer.

Yo era el sostén de la pareja y sin quererlo había tomado el lugar de proveedora y él se encargaba de las actividades del hogar… Lo notaba muy deprimido y con una angustia tremenda. Traté de insinuarme mas de lo de costumbre, me ponía ropa intima sexy y le decía todas esas cosas que un marido siempre quiere oír… Como que nadie lo hacía como él, que su pene era magnífico o que nadie me hacía acabar como lo hacía él… pero fue todo en vano.

Empecé a observarlo y a alagar las cosas que hacía en el hogar, la comida, la limpieza del hogar o como había acomodado el cajón o el baño. Fue entonces que se me ocurrió una la loca idea. Pero tendría que ser muy cuidadosa ya que un paso en falso podría sumergirlo en una depresión aún mayor

Una noche, cuando le propuse hacer el amor, lo desnudé y fui directamente a chuparle la pija… Lamí su glande, luego el trono hasta llegar a sus huevos. Mi mano se deslizó distraídamente hasta rozar, apenas, su ano. Mi marido dio un salto, pero no se quejó. Así que mi lengua bajé hasta su hoyo y se lo lamí. Noté que su verga iba creciendo y entonces aproveche y me monté sobre ella y me dio un orgasmo que hacía meses que no tenía… Mi idea había dado resultado en su primer paso y funcionó por un par de semanas… me fui perfeccionando en lamer su culo y hasta llegué a hacer pequeñas penetraciones con mi dedo índice. Habíamos conseguido tener buen sexo y a mi me pico el bichito de ser la dominante en la cama, ya que en la casa lo era desde que perdió el trabajo.

Una noche después de cenar, nos fuimos a acostar, primero fue el al baño y aproveche para sacar de su cajón un calzoncillo me lo escondí bajo la blusa y cuando salió me escabullí en el baño para preparar mi nuevo paso.

Me saqué el pantalón y me puse su calzoncillo, la verdad es que me gustó sentir su tela en mi piel, me volví a calzar el pantalón.

Cuando llegué a la pieza el estaba acostado me fui desvistiendo y cuando me vio enfundad en su calzón me empezó a toquetear, como hacía mucho que no lo hacía. Entonces le tiré en la cara la bombacha que me había sacado en el baño, él la olió y luego se la puso. Fue más fácil de lo que había pensado. Se quejó un poco por la tira de mi tanga le molestaba en la cola, pero yo le dije que si se la dejaba todo un día se acostumbraría. Fue esa noche que decidí darle estrógenos, con la excusa de que era un antioxidante que lo haría levantar el animo. Es increíble como en pocas semanas se le hincharon las tetas.

Nuestro sexo había comenzado a ser como en los primeros años de conocernos, lo hacíamos casi todos los días y cada vez d forma más jugada, pero yo quería avanzar aún más. Fue así que una noche lo invité a dar otro paso adelante. Era viernes a la noche y ese sábado no tenía que trabajar, así que cuando volví a casa le llevé uno regalito a mi marido.

  • Hola mi amor, te traje algo para pasar una noche distinta. – Él se acercó y me dio un beso como hacen las esposas cuando llega su maridito al hogar, después de un gran día de trabajo.

  • ¿Qué me trajiste? – Tomé de una de las bolsas dos botellas de Champagne demi sec que es el que a él mas le gusta. – ¡Qué genial!

  • Pero esa no es la única sorpresa, la otra te la daré mas tarde. – Le dije yo para dar suspenso al regalo.

  • No seas mala, dámelo ahora… sabés lo ansioso que me pongo con los regalos sorpresa,

  • Tendrás que aguantar si es que lo quieres.

  • Te preparé una carne asada, con papas grille y un postre que también es sorpresa… si no me dices lo que me has traido yo no te diré cual es el postre

  • Así será con el postre nos daremos las sorpresas… ¿Está bien?

  • No

  • ¿Tomaste el remedio?

  • Si dos veces al día

Yo me fui a cambiar y a arreglarme un poco ya que estaba bastante cansada y quería tener una noche de lo más excitante… mientras él terminaba con los preparativos de la cena.

Mi marido sirvió la comida, que estaba exquisita y al tiempo del postre era también el momento de las sorpresas

  • Antes de que sirvas el postre ve al cuarto y encontrarás sobre la cama tu regalo, si no sabes como se usa alguna cosa, me llamas y yo te ayudo. ¿OK?

Salió corriendo hacia nuestra habitación estuvo uso segundos allí y luego volvió.

  • ¿Es una joda?

  • No mi amor es para vos, es para que juguemos esta noche.

  • ¿Y a qué se supone vamos a jugar?

  • No sé como se llama el juego, pero a mí me excitaría mucho verte vestido así.

  • ¿Querés que me ponga ese vestidito?

  • Y las medias y la tanguita y el corpiño que te los compre para esta ocasión.

  • ¿Estás loca?

  • Muchos matrimonios lo hacen. Pero si no querés lo devuelvo y chau. – Puse mi vocecita de nena, me colgué de su cuello y le di un besito tipo sopapa.

Esto lo ablandó y accedió a vestirse… Fui su asistente. Mi sorpresa fue brutal cuando él se empieza a desnudar y veo que tiene puesto una de mis tangas

  • ¿Y eso?

  • Me gusta usar tu ropa interior, me parece que estás más cerca de mí. Las que vos dejas en el canasto de la ropa sucia yo la uso… ¿Está mal?

  • No mi amor, está muy bien. – lo volví a besar.

Cuando estaba totalmente desnudo, quedé impresionada al ver como le habían crecido las tetas, quizás fue eso lo que me alentó a preguntarle:

  • ¿Querés que te depile?

  • ¿Estás muy mal?

  • ¡Te quedaría estupendo!

  • ¿Vos querés que me depile todo?

  • Si, mi amor, no seas malito

Lo llevé al baño y lo llené de crema para afeitar… Empecé por las piernas. Luego unos pelitos que tiene en el culo y las bolas… Adelante le dejé un triangulito… Le saqué todos los pelos de su axila y dos o tres pelos que tiene en las tetillas… Para terminar le puse una loción para después de depilarse que me costó un montón pero se lo merecía.

  • ¿Qué te parece?

  • Es de lo mas extraño… - me decía mientras se acariciaba las piernas

Volvimos al cuarto, se puso la tanguita negra de lycra, con encajes que le había comprado. Él se acomodó la verga para atrás, se ve que lo tenía practicado.

Luego le ayudé con las medias que le llegaban al muslo.

  • Que lindas piernas tienes. – Él se puso colorado por el piropo y apenas dijo un gracias.

Le enseñé a ponerse el corpiño, que hacía juego con la tanga. El aro le levantaba y le juntaba las tetas y la verdad es que lo llenaba bastante bien.

El vestido le quedaba perfecto, bien ajustado, apenas llegaba al principio de las medias. Lo mejor que tiene mi marido son sus piernas, son largas y bien formadas y ahora que estaba todo depilado son mas bellas.

Lo maquillé y quedó hecha toda una mujer. Solo le faltaba un par de zapatos… Busqué un par de sandalias negras que a mí me quedan un poco grandes, con un taco ancho, de seis centímetros, ya estaba lista… le pedí que me sirva el postre, frutillas con crema.

Enseguida se adaptó a los tacos y se sentaba como muna mujer y tomo un cigarrillo y esperó a que yo se lo prendiera

Creo que esa noche, iba a tener mi primera relación lesbiana con mi marido.

Pero mi cabeza jugó otra carta y pensé ¿Por qué no vamos a tomar un trago a algún lado? Y así se lo propuse. Al principio me dijo que no, pero insistí y lo convencí.

La abrigué con mi tapado de cuero, y yo me puse una un poco mas corta.

Salimos en el auto y fuimos a un bar que queda a quince minutos de casa, que nunca habíamos ido pero que siempre quería que vayamos

  • ¿Cómo te llamaremos?

  • No sé

  • Te llamarás Soledad… ¿Te gusta?

  • Soledad no, pero me podés llamar Sole.

Nos sentamos frente a la ventana y tomamos dos caipirinhas , dos muchachos nos miraban, pero no se atrevieron a acercarse. Pero me pareció que mi marido les histeriquiába.

Fuimos al baño juntas, e hizo pis sentada, como hacen las mujeres y en el baño retocamos nuestros maquillajes y luego volvimos a nuestra mesa.

Fumaba, bebía y miraba a esos chicos de forma inocente… Decí que yo estaba cansada, porque si nos quedábamos media hora mas eso u otros hombres se nos hubieran sentado a nuestra mesa

  • Has pasado esta prueba.

  • ¿Qué prueba?

  • Esos muchachos de la mesa de atrás creyeron que era una mujer.

  • ¿En serio?

  • Me vas a decir que no te diste cuenta de cómo nos miraban

Volvimos a casa y le presté un pijama para que se ponga… Hicimos el amor de forma sencilla, ya que yo estaba muerta y no me daba para más… ella durmió con la tanguita y el corpiño puestos

¿Yo tendré que vestirme de hombre? ¿Cómo me tendré que portar? ¿Tendré que tomar hormonas masculinas para que mi clítoris crezca? Esas eran algunas preguntas que me rondaban… mi idea se iba cristalizando pero no encontraba que cosa era la que me calentaba de la situación.

La respuesta vino sola, o mejor dicho, la trajo Sole.

A los pocos días, al llegar a casa mas temprano que siempre, me encuentro a mi marido vestido de mujer, terminando de ordenar el baño.

  • ¡A bueno! Parece que a mi marido, le gusta ser Sole… - y me contestó con una voz femenina y sin sentirse para nada avergonzada.

  • ¿No era eso lo que vos querías? – me quedé helada… pero reaccioné

  • Si, pero… no me lo esperaba… Si, mi amor, me gustas mucho vestida así. – La besé y ella se colgó de mi cuello. Mis tetas, chocaron con las suyas y me ericé. Una electricidad recorrió todo mi cuerpo. Tuve ganas de chupar sus pezones… Subí su blusa y bajé sus corpiño… sus tetas estaban hermosas y le di unos mordiscos en sus pezones que los tenía bien paraditos… Ella me acariciaba la cabeza como yo se lo había hecho miles de veces. Una mano fue a parar a su cola, por debajo de su falda y sentí como se estremecía. Sole buscó mi rayita y empezó a masajearme el clítoris

Mi dedo lo penetraba y su dedo a mí. Mi boca succionaba su teta como un cachorro en busca de la leche materna… No me costó nada acabar

No entendía bien si lo que yo quería era acostarme con otra mina o deseaba ver a mi marido vestido así.

Ellla cada día se vestía más provocativa y yo mas ganas tenía de hacerlo sentir mujer, fue así que fui a un sexshop a comprar un arnés de esos que vienen con un pene. Lo tomé por sorpresa una noche y con bastante vaselina lo inserté con mi nuevo complemento y desvirgué su culito. El aparato es genial ya que me parecía que lo estaba penetrando con mi pija. Mi maridito subía las piernas y yo lo penetraba de frente… sin tocarle el pene su leche corrió y cayó sobre sus pechos. Después nos frotamos esparciendo sus fluidos entre nosotros.

Este juego se convertía cada vez en algo mas intenso y se había ido de mis manos.. El nuevo rol de mi marido había calado hondo en él y a mí me gustaba eso de estar viviendo con una mujer… Pero ya veremos como termina esta historia.

Lacolo42@gmail.com