Mi marido dejó de ver bien que hiciese tríos.

Mi marido me abandonó cuando después de una rabieta hice un trio sin él. A partir de ahí empecé una aventura llena de sexo y placer.

Una chica bien descubre lo que es tener sus dos agujero llenos y a ello santifica su vida sexual.

Segunda y ultima parte de “El trio como modo de vida” https://todorelatos.com/relato/163826/

Llegue a casa destrozada y con los dos agujeros reventados a pollazos por los dos bomberos.   La verdad es que me esperaba a encontrar a mi marido encendido en deseo y que me empotrase según entrara por la puerta, pero me encontré a un hombre taciturno, rendido, humillado con la cabeza baja y la polla probablemente reventada a machacársela.

-       ¿cómo has podido hacerlo?, pensé que era un juego de los dos.

-       ¿el follarme a estos dos? – le contesté descolocada.

-       Si, el serme infiel con esos dos hombres.

-       Pero Sebas, no son los primeros hombres con los que me acuesto.  Tu has estado delante.

-       Si, pero es exactamente eso, he estado delante, ha sido cosa de los dos, incluso te he empujado a ello, pero nunca ha sido tu sola.  Me siento traicionado.

Intenté besarlo, pero apartó la cara.

No nos dijimos nada y al día siguiente cuando me desperté para irme a trabajar Sebas ya no estaba.

No pensé mucho sobre el asunto, pero cuando llegué a casa, Sebas no estaba y una nota en la nevera me decía que necesitaba tiempo para pensar sobre lo ocurrido y que hablaríamos.  Aproveché la noche libre para quedar con mis bomberos y volver a tener una loca sesión de sexo radical donde de nuevo volvieron a perforarme ambos agujeros a la vez y con ello hacerme correr como una posesa..  Juan y Bernardo nunca fallaban.

Pensé que al día siguiente volvería, pero no, pasaron los días, las semanas y mes y medio después me llegó una demanda de divorcio.  Intenté hablar con él pero nunca me cogió.   Acabamos divorciados tres meses después de mi aventura.

Durante ese tiempo no solo había tirado de los rabos de Juan y Bernardo, sino que frecuente distintas discotecas fuera de mis locales habituales donde encontraba tios a los que preguntaba si no tenían un amigo que se apuntase justo antes de llevármelos a la cama.

Vivi 90 días donde me folláron auténticos artistas de sexo hasta autenticos negados.

Cuando salí de firmar el acta de divorcio me crucé con Sebas e intenté hablar con él.  Me dijo a gritos que era una puta y que solo me faltaba cobrar.  Me sentó tan mal que decidí hacer realidad sus palabras por lo que según me senté en el coche me di de alta en una web donde se ofrecían chicas de compañía y puse el siguiente anuncio:

“¿nunca has hecho un trio?, ¿te piensas morir sin hacerlo?, busca a un amigo y llamame.  Os haré ver las estrellas por solo 500 euros”

Cometí el error de poner mi numero por lo que también se veía mi cara en el perfil de whatsapp.  Me llegaron una cantidad indecente de propuestas y esa misma noche dos hombres de negocios de Teruel me follaron a la limón en la habitación de hotel de uno de ellos.  No fue gran cosa, pero el morbo que me dio cobrar por follar me hizo correrme como una posesa.

He de reconocer que me dio un poco de rubor al día siguiente, pero lo cierto es que dos días después buscando entre las fotos de los perfiles que me habían escrito busque a uno musculoso que me gustó y le dije que esa noche tenía hora.

A la hora en que toda España cenaba, yo era destrozada por dos veinteañeros que primero se turnaron a metérmela por donde les plació y después como traca final ambos me sometieron a la vez haciéndome llegar al cielo.  Llevaba 1000 euros.

Mi tercer trio de pago fueron dos culturistas que según me dijeron les habían dejado las novias casi a la vez.  Mucha dinamita pero poca mecha, me quedé esa noche con ganas de más por lo que después de recoger mis 500 euros y limpiarme los bajos llamé a Juan y Bernardo que dejaron lo que estaban haciendo para empotrarme como una chica como yo merecía.

Llegó un momento que salvo mis quedadas con mis dos bomberos  y alguna noche que salía con alguna amiga a la que daba esquinazo y me las arreglaba para ser empotrada, todos mis tríos eran de pago.  Había aprendido a seleccionar bien a los clientes e incluso a alguno viendo la pinta les había dicho que no les atendía.  Ganaba mucho más dinero poniendo el culo y el coño que trabajando en el despacho donde lo hacía.

Coincidí con Sebas en una boda, no se si fueron las copas o que no se comía un colín pero se me acercó al principio a saludar y después me imagino que con ideas traviesas, le di esquinazo.  Acabé en una discoteca del pueblo ligando con dos lugareños que se encontraron con un inesperado trio.  Los dos garrulos no se podían creer cuando me dejaron en mi hotel la suerte que habían tenido esa noche.

Como los secretos no pueden durar mucho en el mundo digital en el que vivimos, finalmente Sebas se enteró de mi actividad fuera de mi trabajo y me escribió un whatsapp en el que venia una captura de pantalla de alguien al que él conocía que me había contratado conmigo, y un texto que decía

-       hay que ser muy puta

Ni lo pensé, pero le contesté sin pensarlo.

-       a ti lo que te jode es que no puedes mirar

-       ya te gustaría a ti

-       si, para que aprendas como dos macho joden a tu exmujer.

La cosa se acabó ahí.

Semanas después de este incidente tuve una oferta curiosa, dos chicos querían practicar Shibari conmigo y luego follarme.  En alguna ocasión me habían esposado y en más de una me habían atado a la cama.  Me había puesto mucho y si soy sincera me ponía un montón ser atada y seguramente colgada de esas cuerdas.  Me imaginaba con mi sexo, ano y boca a disposición de mis clientes y chorreaba pensando en el repaso que me iban a dar.

Me pidieron pactar lo que si y lo que no antes de empezar, pues luego pretendían que todo fuese muy ceremonioso.

Cuando llamé a la puerta de la casa me dieron un sobre que metí en mi bolso.  Pasé a un cuarto donde me desnudé.  Entre en un salón donde me esperaba el mismo chico que me abrió la puerta y me pagó.

El chico me hizo arrodillar me tapó los ojos y me puso una bola en la boca. Me hizo estirar las manos y me las ató entre si.  Estiro de mis muñecas hacía atrás y empezó a atarme la cuerda primero alrededor de las tetas, rozando con ellos mis pezones que estaban como piedras en ese momento.  Agarró mis piernas y ató cada una haciéndome cerrarlas, después se colocó detrás de mi, tiro de una cuerda y mis piernas quedaron abiertas con mi culo y coño expuestos.  Me estaba poniendo a cien hasta que me dieron la vuelta y mi cara dio con el suelo.   Ataron más cuerdas a mi espalda y ante mi sorpresa minutos después noté como me elevaban.  No creo que estuviese suspendida a más de un metro de distancia.

Noté como en mi clítoris se posaba algo e inmediatamente un succionador empezó a torturar mi botoncillo.  Estaba en la gloria, hubiera pagado por una polla en la boca, pero podía pedir poco más.  Esa polla llegó poco después cuando entre espasmos me corrí con el aparatito de marras.  Chupé la polla a pesar del balanceo de mi cuerpo, nadie se corrió como esperaba.  La polla se retiró de mi boca y una polla empezó a abrirse camino en mi ojete.  Soy de muy fácil penetración anal y efectivamente aquella polla entró.  No tarde en darme cuenta que era un vibrador el que me había entrado, pues la postura era mi posible para un humano, lo confirme cuando se encendió el motor de la misma.  Empezó poco a poco, pero en cuanto empezaron mis gemidos y resoplidos se aceleró dándome duro hasta que mi cuerpo se empezó a tensar como antesala del orgasmo y de repente sacaron de mi culo el aparato que tantas sensaciones me estaba dando.  De repente fui bajada de las cuerdas, para que descansase mi cuerpo pensé, pero no iba a descansar mucho por que una polla se apoderó de mi puerta trasera y empezó un incansable mete saca que me llevó hasta el cielo.  Yo me corrí, pero mi amante no.

Sin dejarme descansar balanceó mi cuerpo hacia atrás dejando mi coño expuesto de nuevo.  Una polla, de goma de nuevo se clavó en mi raja y un motor empezó a funcionar.  Era obvio que estaban usando conmigo una maquina de sexo que poco a poco se iba acelerando y matándome de placer.  Una polla entro en mi boca.  He de reconocer que me habían follado con mucha energía en el pasado pero nada como esa maquina.  Me volví a correr.

No me dio tiempo a descansar, saco su polla de mi boca y volví a ser izada, pienso que a otra altura y después de colocar la maquina de follar de nuevo en mi coño y una polla se clavo en mi ojete.  Maquina y macho me follaron hasta mi extenuación.  Me corrí no se cuantas veces.  Finalmente me volvieron a bajar y me metieron una polla en la boca que chupe hasta que se corrieron en mi cara.

Quedé tirada en el suelo mientras oia unos pasos que se alejaban.

Me dejaron allí unos minutos hasta que el chico que me había abierto la puerta me desato la venda de los ojos y poco a poco fue desatando las cuerdas que cubrían mi cuerpo.

Había sido una experiencia maravillosa, pero me temía que me habían tomado el pelo por que solo me había follado un hombre y no precisamente él que me ató.  Su olor corporal era distinto.

Horas después de mi sesión de Shibari me llegó un whatsapp de mi ex marido.  En el mensaje me adjuntaba fotos mias colgada y siendo follada y masturbada por él y un mensaje  que decía.

Desde ahora cada vez que quiera follarte follaré contigo gratis, eso si no quieres que este video circule entre tu familia.

Y desde entonces el hijo de puta Sebas me llama cuando quiero follar y hace conmigo todas las burradas que se le ocurre.  Generalmente salgo encantada de su casa.