Mi mar
Mi primer relato, espero les guste.
Los insistentes golpeteos en la puerta me hicieron volver a la realidad de la que Penélope Stokes y su maravillosa obra “el café de los corazones rotos” me habían alejado, con desgano, cerré mi libro y fui a la puerta para saber quién era y que deseaba.
-insisto, necesitas comprarte un móvil!- dijo Laura cruzando el umbral apenas abrí la puerta- me evitarías subir a tu tétrica cueva- dijo mirando asía la estancia pero sin avanzar. Nos habíamos conocido en una cafetería hacía dos años y nos habíamos vuelto muy amigas, de hecho era mi mejor amiga. Aunque no lograba comprender el porqué de su inquietud cuando estaba en mi apartamento, su respuesta siempre era “la soledad y la oscuridad de tu estancia crea una vibra tenebrosa”, mi apartamento era realmente grande para una sola persona viviendo ahí, sobre todo porque de las 4 habitaciones, la estancia, la cocina y la terraza, yo solo ocupaba dos, mi recamara donde prácticamente pasaba todo el tiempo y otra que se había vuelto mi bodega personal con mis instrumentos que ya no usaba, las dos recamaras restantes se encontraban completamente vacías por decisión propia ya que mis padres habían planeado amueblar toda la casa y yo me rehusé, la estancia siempre tenía las cortinas de la terraza corridas y solo la adornaba(no tenía sentido abrirlas por la mañana y cerrarlas por la noche) un sofá de 3 cuerpos, un mueble con un equipo de audio y el enorme librero repleto de libros leídos de mi colección, el comedor era completamente ignorado pues prefería comer en la isla de la cocina cuando comía en casa. Pensándolo bien, creo que en efecto si tenía aspecto tétrico mi apartamento.
-quieres algo de tomar?- pregunte al fin después de varios minutos.
-si! Agua, pero te acompaño a la cocina- Laura no soportaba quedarse sola en la estancia ni un segundo- que has pensado de alquilar una de las habitaciones vacías? Quizá la compañía de una inquilina cambia el aspecto de este lugar- dijo a mi espalda hasta sentarse en un taburete de la isla.
-vendrás a vivir conmigo? Porque realmente dudo que alguien quiera compartir piso con una ermitaña de mi categoría- bromee mientras le ofrecía el vaso con agua que había pedido.
-ja ja! Ambas sabemos que de ermitaña solo tienes el que amas tu habitación por sobre todos los espacios de tu apartamento- me saco la lengua antes de beber de su agua.
-que propones?-
-poner un anuncio y hacer entrevistas- dijo emocionada.
-el anuncio tendría que tener un numero para contacto y sabes que esos aparatos no se me dan! Además no me gusta la idea de las entrevistas- dije de forma concreta.
-entonces?- dijo tras hacer una mueca.
-mejor si sabes de alguien que te parezca adecuada me dices y que ella decida si se queda- sabía que le encantaría la idea y ambas sonreímos.
-perfecto! Salimos a beber unos tragos?- preguntó sin preguntar en realidad, sabía que aun cuando dijera que no, ella me llevaría al bar.
-deja me visto- respondí mirándome, puesto que traía colocada ya la pijama.
-dale- repuso siguiéndome a la habitación.
Dos semanas después justo antes de salir de vacaciones cuando ella se iba a casa de sus padres en provincia, apareció sonriente a la salida de mi facultad como cada tarde para ir a comer a ese restaurant que nos encantaba.
-la conseguí!- dijo emocionada.
-el que?- pregunte deteniéndome frente a ella mientras metía mis cosas en la bolsa que me colgaba a un lado.
-a la chica!- dijo casi gritando.
-que chica?- volví a preguntar al tiempo que retomaba mi camino con ella al lado.
-me estas jodiendo verdad?- cuestiono con ligera molestia. Me detuve volviéndome a verla dudativa.
-joder! La inquilina Tatiana!- dijo irritada.
-ohh!- respondí con sorpresa- y?- la alenté a que me comentara la noticia completa.
Me comento, que era una chica que conocía desde hace tiempo ya que también era de su misma ciudad y que habían asistido juntas al colegio, que se la había encontrado por casualidad afuera de una cafería a la que solíamos ir y se habían puesto a charlar, que le había contado que estaba desesperada buscando un departamento porque el que tenía le quedaba súper lejos de la universidad y que tenía ciertos problemas con las tuberías y la energía eléctrica aparte de que le resultaba bastante costoso para antes de las vacaciones. Y que ella le comento que tenía una amiga que buscaba inquilina, que hablaría conmigo y luego le llamaría para confirmarle.
-entonces? Que piensas?- cuestiono esperanzada.
-la que necesita que viva acompañada eres tu – repuse- así que! Llévala a la casa y que ella decida si le gusta- dije complaciéndola, ya que en verdad a mí me daba igual vivir sola o acompañada, el tiempo que estaba en casa pasaba en mi habitación; escribiendo, leyendo, escuchando música y haciendo mis deberes de la universidad-solo asegúrate de hacerle saber mis preferencias y de que esté cómoda con ello, para evitar el drama- repuse.
-genial!- se lanzó a abrazarme por la espalda cuando comencé a caminar de nuevo- la llamare ahora para ir mañana, las clases ya casi terminan y ella necesita encontrar algo- aseguro tomando su móvil para marcarle- alo? Marina como andas?...genial! oye mi amiga me ha dicho que si te parece bien mañana podemos ir a que conozcas el piso y si te gusta te puedes quedar… el alquiler? Oh! No le he preguntado eso, pero te parece bien, si mañana lo checamos con ella mientras lo ves?... genial! Te veo mañana en mi facultad, ciao!- colgó la llamada y acelero el paso tomándome del brazo para caminar a mi paso.
Laura me acompaño el resto del día a hacer unas compras de las cuales; un par de libros más para mi colección, insumos para el apartamento y comida para cenar juntas. Me gustaba su compañía, era una chica linda y no hablaba tanto, le gustaba darme detalles y era cariñosa conmigo, en realidad se comportaba como mi hermana mayor aunque tuviera los mismos años que yo, mis padres la adoraban porque era ella la que los mantenía al tanto de lo que pasaba conmigo, por alguna razón no le gustaba que pasara tanto tiempo sola en mi apartamento, y si no se había ido a vivir conmigo era porque compartía piso con su novio, al que amaba.
La mañana siguiente el clima estaba particularmente frio para ser casi verano, así que me abrigue más de lo usual y salí en dirección a la universidad, había olvidado que ese día teníamos una conferencia con un escritor que estaba de visita en la ciudad, así que llame a Laura para disculparme por no poder pasar a recogerla y ella me recordó lo de la visita de su amiga al apartamento, le dije le pasaría dejando las llaves del apartamento a su facultad y el auto para que pudieran irse sin problemas, con la condición de que comprara la comida y yo las alcanzaba más tarde, ella accedió de mala gana.
La conferencia estuvo muy interesante y el escritor nos compartió un poco de su nueva obra, cuando todo termino, salí en busca de un taxi para irme a casa, Alexandra (una compañera que estaba enamorada de mi) aprovecho la situación y se ofreció a llevarme, yo evitaba sus invitaciones para no ilusionarla, pero ese día estaba hambrienta y cansada así que acepté. El trayecto al apartamento no fue tan incómodo como pensé, al parecer ella sabía que no me gustaba hablar mucho así que se limitó a preguntarme o comentarme algo escasas veces, cuando aparco frente a mi edificio, ella pidió de manera esperanzadamente dulce mi número telefónico.
-lo siento- le dije provocando una mirada triste en ella- no me gustan esos aparatos escandalosos- cuando termine la frase, se le dibujo una sonrisa de alivio.
-debí suponerlo- comentó y no pude evitar mi cara de duda- nadie tiene tu número y a muchas les interesaría, aparte nunca te he visto con un móvil- finalizó encogiéndose de hombros.
-gracias!- le sonreí.
-un placer, nos vemos mañana guapa!- se despidió.
Subí las gradas de la entrada del edificio y salude a Luis; el portero. Evite el elevador como siempre y subí las escaleras hasta el 3er piso donde se encontraba mi apartamento, busque las llaves en mi bolso y recordé que Laura estaba adentro, toqué la puerta tres veces y oí pasos al otro lado seguido de la inconfundible voz diciendo “ya voy!”. La puerta se abrió y la vi sonriéndome.
-tienes hambre?- pregunto apenas cruce el umbral y me quite el abrigo, ella se giró en dirección a la cocina.
-demasiada!- le respondí mientras la seguía, ella me alcanzo un recipiente desechable con ensalada- gracias! Ya comiste?- la mire mientras se sentaba en un taburete de la isla frente a mí y la imite.
Movió la cabeza afirmativamente, unos pasos se escucharon asía nuestra dirección y recordé que había una chica checando las habitaciones vacías. Tome un poco de ensalada con el tenedor y me la metí a la boca antes de girar la cabeza para ver a la chica que entraba justo en ese momento a la cocina. Era una chica preciosa alta, aproximadamente 1.75 cm de piel clara ligeramente bronceada, con el cabello por los hombros de un lado y más corto del otro, de ojos cafés oscuros y unos hermosos labios algo carnosos de un rojo intenso.
-marina!- dijo Laura- ella es Tatiana, tati ella es marina- nos presentó.
La chica tenía una ligera sonrisa combinada de lo que creo era sorpresa dibujada en el rostro, se acercó y beso mi mejilla.
-un gusto!-
Apenas pude ladear mis labios a manera de sonrisa por culpa del alimento semi-masticado en mi boca, la chica se sentó a mi lado mientras yo continuaba comiendo, pude sentirla viéndome algo curiosa.
-entonces! Que te parece el piso?- la cuestiono Laura.
-es perfecto!- respondió entusiasmada- cuando puedo mudarme?- pregunto volviéndose a mí. Le sonreí y le indique con la cabeza que Laura era la que decidía eso.
-cuando puedes?- cuestiono un sonriente Laura mientras entrelazaba sus manos emocionada.
-mañana sería demasiado pronto?- respondió dudosa.
-sería perfecto!- dijo Laura casi saltando de emoción.
Sonreí ante su reacción. Ambas me miraron y me sonrieron, acordaron que marina haría la mudanza mañana después de la universidad y que Laura estaría aquí para esperarla y ayudarla a acomodar sus cosas. En un momento justo cuando termine de comer, marina dijo para irse y Laura decidió irse con ella, ambas se despidieron de mí con un beso y se fueron. Cuando estuve sola; fui a mi habitación, coloque mi iPod sobre las bocinas y “Steven Smith” de the Organ comenzó a sonar mientras me quitaba la camisa de mezclilla y caminaba asía la cama para quitarme las botas térmicas para continuar con el jean, camine descalza con la ropa así el baño y la coloque en cesto antes de desnudarme por completo e ingresar a la ducha, como todas las tardes me coloque la pijama después de una ducha con agua templada y camine en dirección a la cocina para poner la cafetera, busque en mi agenda algún deber de la universidad y ante la negativa, tome mi libro a medio leer y me senté en la isla a esperar por el café, la noche avanzo entre un rico café, una agradable música desde mi habitación y mi lectura, hasta la hora de dormir.