Mi mar 2

Su reacción entera se reproducía en mi mente tratando de entender, la había sentido incomoda pero se suponía que Laura le había dicho sobre mis preferencias, porque se veía sorprendida?.

La mañana siguiente paso de lo más normal en la facultad, a la salida Laura me esperaba con su ruidoso aparato pegado a la oreja.

-el plan es, que compremos algo para comer y nos vallamos a tu piso- dijo tras cortar la llamada.

-porque?- siempre solíamos ir a comer al mismo restaurante después de clases.

-en serio tati?- pregunto molesta a la vez que hacia rotar los ojos.

-…

  • estas grave tati!!- Gritó- hoy se muda marina!- gruñó y me dejó ahí parada.

La seguí minutos después de que su frase “estas grave” dejara de resonarme en la cabeza, era cierto, asía días que estaba distraída. La encontré recargada en el auto esperándome, le alcancé las llaves y le pedí que condujera. De camino al restaurante todo fue silencio, ella se bajó a por la comida mientras yo esperaba después nos dirigimos a casa y ella habló.

-me marcó tu madre- comentó al detenerse en un alto- me ha preguntado cómo estás y me ha pedido que te diga que vayas a casa en vacaciones.

-está bien!- respondí. Mis padres siempre la llamaban para saber cómo estaba yo.

-tati!- hizo una pausa mientras se ponía en marcha- sabes que no me gusta que estés tanto tiempo sola y te haría bien, bueno a todos les haría bien si pasas las vacaciones en casa de tus padres- su voz sonó suplicante.

-me gustaría conocer el porqué de tu temor a que pase tiempo sola- la cuestioné y ella se giró para verme por unos segundos y su mirada me dejó claro que no me diría- está bien! Te prometo que pasare tiempo con mis padres y que no estaré sola por mucho. Suficiente?- la vi sonreír sin apartar la vista del frente.

Cuando llegamos al departamento la chica del día anterior ya estaba ahí con algunas cajas y algunos muebles desarmados: una cama, un escritorio, un librero pequeño y una mesita de noche.

-marina!- gritó Laura eufórica mientras casi corría a abrazarla- perdón! Llevas mucho esperándonos?- le pregunto después de soltarla.

-hola tati!- me saludo mientras yo me acercaba a saludarla.

-hola chica!- salude después de besar su mejilla.

-vaya! Hasta que conozco tu voz- dijo sonriente- pensé que eras muda!- bromeó viendo a Laura y ambas rieron, yo solo sonreí.

-acostúmbrate amiga!- comentó Laura.

Entre las tres metimos las cosas al ascensor, yo opte por subir las escaleras, en parte para no sobrecargar la caja de metal y en parte porque no me gustan los ascensores. Juntas metimos todo al apartamento, comimos y luego ellas comenzaron a acomodar las cosas en la nueva recamara de marina, yo por mi parte fui a mi habitación e inicie mi ritual vespertino: coloque música, “Don´t be angry” me convenció de que un baño largo y burbujeante en la tina sería más adecuado y relajante, después de quien sabe cuánto tiempo decidí salir del agua, me coloque la pijama y me recosté a leer. Tiempo después Laura entro en mi habitación y se me dejo caer encima.

-vamos a un bar- dijo haciéndome girar el libro para que ella también leyera- tomaremos unos tragos para celebrar que tienes inquilina- doblo la esquina de una hoja y lo cerro antes de quitármelo- dale, cámbiate- se levantó y fue a mi escritorio a ordenar un poco para que pudiera vestirme.

Nunca me ha gustado complicar las cosas mucho menos con discusiones innecesarias y a Laura no podía negarle nada, así que me levante y camine en dirección a mi armario, tome un jean claro con roturas en ambas rodillas y una blusa blanca con cuello “v” y me vestí, me puse las botas de piel café con agujetas y cogí una cazadora del color del calzado.

-estoy lista- dije tomando dinero.

Ella me miro sonriente y beso mi mejilla antes de salir, la seguí y en la estancia marina nos esperaba frente al librero.

-wow! Eso fue rápido- dijo algo sorprendida volviéndose así a nosotras.

-siempre lo es- respondió Laura y yo ignore el punto de su conversación. Tomé las llaves del auto y del piso,  ellas subieron al ascensor y yo baje por las escaleras.

Me toco conducir en dirección a un bar en el que nunca antes había estado y que marina recomendó, al llegar al lugar el ambiente era agradable, había gente variada y música en vivo, por el estilo del bar, supuse que la música debería ser rock. Nos sentamos en una mesa algo cerca del escenario y ellas pidieron cerveza, yo pedí tequila;  tiempo después salió una banda de puras chicas a excepción del baterista, todos con peinados modernos, Jean´s ajustados y camisetas negras con nombres de diferentes bandas viejas, sonreí sorprendida cuando “trust what you feel” invadió el ambiente, pero nadie más parecía sorprendido en el lugar, la noche avanzo entre bebidas, conversaciones en las que yo solo intervenía medio sonriendo y anécdotas divertidas que ambas compartían de sus tiempos de colegio cuando estudiaban juntas, pronto se dieron las 4 am y decidimos irnos, ellas estaban algo tomadas ya, así que decidí pasar dejando a Laura después de convencerla de hablarle a su novio para que estuviera pendiente cuando llegáramos, marina y yo nos dirigimos al piso juntas, obviamente ella subió por el ascensor y yo la seguí por las escaleras, apenas entramos cada una se fue a su habitación.

Así pasaron las semanas;  marina y yo nos llevábamos bien a pesar de que nuestros momentos de verdadera convivencia eran pocos  cuando Laura y yo llegábamos de la universidad  y luego nos quedábamos solas y yo entraba en mi habitación como siempre, ella se había acoplado bastante bien a mis manías como Laura solía llamar a mi adicción por la lectura, el café y el colocarme la pijama apenas llegar a casa, mejor aún; marina no se veía afectada por mi falta de habla. Las vacaciones llegaron y ambas se fueron a provincia, yo en cambio como le había prometido a Laura, me fui a pasar un tiempo con mis padres, aunque mi rutina no variaba casi en nada, salvo a la hora de comer y que había retomado mis ejercicios de yoga para aprovechar el exceso de tiempo libre. Una semana después cuando agote mi lectura y fui en busca de algo nuevo que leer a una cafebreria en el centro de la ciudad y mientras leía el título de algunos libros se me acerco Alexandra mi compañera de facultad que me había confesado su amor con un poema que me había escrito y dedicado en una carta a puño y letra (para ser sincera, me había encantado cada palabra del poema, en verdad era talentosa).

-hola guapa!- saludo en un susurro cerca de mi oído.

Me gire para verla y solo le sonreí.

-por lo visto se te acabo el material- dijo tomando un libro que apenas había dejado yo- Benedetti, excelente- dijo sonriendo.

-Si excepcional- le sonreí- alguna recomendación?- en verdad me agradaba esa chica.

-podría ser, pero en verdad creo que si alguien podría recomendar lectura serias tu- comento sonriendo con su mirada fija en mí, pude apreciarla mejor y realmente era una chica hermosa; tenía los ojos azules con aspecto triste por culpa de sus pestañas largas pero así abajo, labios delgados de color rosa, nariz redondita, cabello castaño claro por debajo de los hombros y de complexión delgada con muy bonitas curvas.

Ese comentario genero un debate seguido de un intercambio de escritores y poetas favoritos de ambas junto con un café y una charla larga aunque no tan fluida como las  que se realizaban en las otras mesas; antes de despedirme acepte una invitación de su parte a un bar y continuar charlando. Después de varias citas y algunos besos con Alexandra, se podría considerar que entre ella y yo había una relación. Las vacaciones terminaron y con la universidad; marina y Laura estaban otra vez en la ciudad, mi madre me había recomendado que leyera en el sofá con más frecuencia para no hacer sentir incomoda a marina y así lo hice, días después del inicio de clases llegue temprano al apartamento y al entrar me encontré en el sofá a marina junto al que parecía ser su novio por la posición en la que estaban dándose besos, ambos se espantaron cuando cerré la puerta aun cuando trate de que no se azotara, les sonreí a manera de saludo sin quitarme los audífonos y fui directo a mi habitación; deje mis cosas sobre el escritorio y camine en dirección al baño para llenar la tina con agua tibia ya que era un día realmente frio por culpa de los días lluviosos de la ciudad, me desvestí y me entre en la tina aun con los audífonos puestos, cerré los ojos y quien sabe cuánto tiempo después me despertaron unos dedos tímidos tocando mi mejilla izquierda.

-hola- salude a marina que se encontraba en cuclillas al lado mientras me quitaba los audífonos- pasa algo?- pregunte cuando la vi bajar su rostro algo apenada.

-lamento lo de allá afuera- dijo levantándose y tomando una toalla para pasármela.

Mire mis manos arrugadas por el agua y quite el tapón de la tina para vaciarla antes de levantarme y tomar la toalla- no te preocupes, no pasa nada además puedes traer a quien quieras siempre y cuando no hagas mucho ruido- dije mientras salía de la tina colocándome la toalla en el torso.

-gracias pero no volverá a pasar- comento y su voz sonó diferente, la vi y estaba ruborizada, le sonreí para que su incomodidad quedara de lado- hice algo para comer, supuse que por haber salido temprano no fuiste al restaurante- se giró y me alcanzo otra toalla para secar mi cabello.

-gracias- dije tomando la toalla que me ofrecía-de hecho!  Me visto y salgo para comer va?- le respondí mientras secaba mi cabello húmedo.

-perfecto! Te espero afuera- y salió de mi habitación en dirección al salón.

A diferencia de casi todos los días, me coloque un jean ajustado y blusa manga larga ambos de color mezclilla y botas impermeables color negras, cepille mi cabello, me maquille ligero y salí para comer con marina. Ella me miro algo sorprendida mientras servía la mesa, me ofrecí a ayudarla.

-no es necesario ya terminé!, toma asiento- respondió sonriente mientras giraba en dirección a la cocina, salió con un plato lleno de carne guisada de alguna manera- listo! Deja te sirvo- dijo pidiendo mi plato.

-ammm mar?- me sentía apenada y algo incomoda- Laura no te comento ammm- ella aún estaba parada esperando para servir con una interrogante en su cara- que soy vegetariana?- le solté apenas en un susurro tratando de sonar grosera ni mucho menos.

-enserio?- pregunto a manera de cerciorarse mientras se sentaba.

-lo lamento enserio, de hecho le pedí que te dijera de mis gusto- ella sonreía incrédula.

-no te preocupes, no pasa nada- ahora era ella la que decía aquella frase- te sirvo ensalada- volvió a sonreír con naturalidad.

Comimos en silencio, hasta que ella rompió la tensión.

-saldrás?- pregunto mientras se llevaba un bocado de carne a la boca, yo asentí mientras bebía agua- ya decía, tu siempre usas la pijama cuando llegas de la facultad- dijo mientras sonreía, también sonreí y terminamos de comer.

Me ofrecí para recoger todo para agradecerle la comida, lave los platos y volví a mi habitación para lavarme los dientes, colocarme labial y tomar un abrigo corto color azul, en el sofá mar estaba entretenida con su fastidioso aparato, me acerque a ella y bese su mejilla.

-nos vemos!- me despedí antes de salir y la vi sonreír.

Camine de prisa unas dos cuadras en dirección a una cafetería muy linda, el cielo se encontraba nublado y amenazaba con llover en la noche, al llegar Alexandra ya me esperaba en el lugar mientras bebía café, al verme me sonrió y se paró para saludarme.

-hola hermosa!- me encantaba su sonrisa.

-hola guapa!- bese sus labios, se veía hermosa; traía el cabello recogido en una coleta, una blusa de tiras y un jean ambos de color negros, una mascada multicolor en el cuello y el en respaldo de la silla un abrigo rojo con botones negros.

-un café?- ofreció mientras nos sentábamos y me quitaba el abrigo.

Seria perfecto!- le sonreí y ella llamo al camarero para pedir mi café.

Después del café y nuestra charla sobre nuestra pasión (la literatura), nos fuimos en su auto rumbo a la galería donde una amiga suya exponía sus fotografías, veíamos foto a foto y comentábamos los sentimientos que cada imagen nos transmitía, inventábamos historias de cada rostro en la sección de realismo, sin percatarnos la noche nos había caído encima; eran ya las 21 horas, lo cual nos indicaba que llevábamos más de 2 horas en la galería y que seguramente la lluvia había comenzado a caer afuera. Fuimos al estacionamiento de lugar y sin querer ni venir a cuento; la oscuridad, el frio y el olor a lluvia se me antojaron excitantes provocándome unas ganas inmensas por besar a Alex. Sin pensarlo mucho, mientras caminábamos y ella me comentaba algo quien sabe qué; la tome de la mano y la detuve; le sonreí y me acerque a besarla suavemente colocando mi otra mano en su cintura, ella que al principio se sorprendió tardo unos segundos antes de responder a mi caricia, coloco sus manos en mi cuello por debajo de mi cabello e intensifico el contacto, nos separamos de apoco cuando el aire nos comenzó a faltar, ella sonreía aun con los ojos cerrados y eso me provoco ternura, mi mano derecha que durante el beso estuvo en su cintura subió y acaricio su mejilla antes de delinear sus labios ligeramente hinchados por el beso, sus ojos se abrieron y ahora fui yo quien sonrió antes de volver a besarnos. Pasamos varios minutos ahí paradas en el estacionamiento besándonos hasta que su ruidoso aparato nos interrumpió; ella como todas las personas que tienen uno de esos dispositivos atendió de mala gana, solo tardo un minuto cuando mucho, pero para mí, el momento había pasado y le pedí que me llevara a mi apartamento. Los días, las semanas y por ende los meses pasaron, mi relación con Alex iba bien a excepción de que no me gustaba que ella reclamara más de mi tiempo del que ya le brindaba, a Laura Alex no le caía bien y viceversa, yo por mi parte ignoraba sus comentarios de una contra la otra, con marina comenzamos a compartir más tiempo desde la comida; en ocasiones ella se sentaba en un sofá a escuchar música en su iPod mientras yo leía, bebíamos café en silencio y hasta platicábamos sobre nuestros días en la universidad pero nunca habíamos vuelto a salir juntas ni coincidir fuera desde el día que se mudó.

Un día después de que Alex me hubiera hecho enojar por comenzar a atacar a Laura mientras esta había ido por mí a la facultad con comentarios sarcásticos y cosas desagradables, razón por la que la había dejado sola para irme con Laura al apartamento, yo estaba en el sofá leyendo  por décima vez “El conde de monte cristo” y marina un tomo sobre medicina enorme de la universidad, alguien toco insistentemente la puerta del apartamento, fue ella quien se levantó para abrir y ver quien era, yo sin inmutarme continúe con mi lectura hasta que oí la inconfundible voz de Alex cerca mío llamándome con un tono distorsionado.

-tati mi amor perdóname-  me gire para verla y tenía los ojos aguados por lágrimas, su voz, sus movimientos y toda ella me hicieron saber que había estado bebiendo.

-Alex que te pasa- dije sentándome y dejando mi libro sobre la mesa de centro, ella sin dejarme reaccionar se había lanzado para besarme desesperada entre llantos, no pude ni responderle.

-por favor perdóname bebe- rogo apenas separándose de mí.

La tome de los hombros y la hice sentarse a mi lado para tranquilizarla y fue cuando note a marina sorprendida para frente a nosotras.

-yo voy a leer a mi habitación, con permiso- dijo mientras caminaba en dirección a su recamara.

Su reacción entera se reproducía en mi mente tratando de entender, la había sentido incomoda pero se suponía que Laura le había dicho sobre mis preferencias, porque se veía sorprendida?. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Alex que continuaba pidiendo disculpas por lo de la tarde cuando el peor que hiso en el día estaba sucediendo justo ahora