Mi mamá y yo II

De cómo su hijo descubre nuevas aptitudes en su madre

Para entonces, un sudor frío se había apoderaba de mi y, gracias a la cálida brisa de aquella noche de verano, mi piel pronto presentaba....

  • ¿Tienes frío cariño? - me susurró mi madre.

Yo quedé mudo y luchaba entre salir corriendo de la habitación o pegarme más ella, en realidad sólo quería sentir su piel contra la mía.

Hice un esfuerzo para mirarla a los ojos y levemente negué con la cabeza a lo que ella respondió con una sonrisa. Inmediatamente noté como dos de sus dedos comenzaban a avanzar muy lentamente y hasta con sigilo desde la cabeza de mi pene recorriendo todo el tronco para acabar abarcando en su totalidad toda la extensión de mi pene duro. Lo abrazó con la palma de su mano y lo apretó dulcemente mientras no dejaba de sonreírme. Mis mejillas se encendieron y bajando la cabeza pude ver la gran mancha que había provocado en mis pantalones ese gesto. Aflojó la dulce presión que infligía y pasó, de una manera natural y despreocupada, como el que mueve la cucharilla del café absorto en sus pensamientos, a acariciar la longitud de mi duro pene con dos de sus dedos, utilizando únicamente sus uñas. Recuerdo perfectamente la sensación que me estaba causando y aún me estremezco al recordarlo. Tensé involuntariamente y como un acto reflejo los músculos de mis piernas y me acurruqué en su hombro mientras mi hermano seguía mamando glotonamente del pecho de mi madre.

  • Que grande estás hijo mío, cuánto has crecido - me susurró mi madre quien seguía arrastrando sus uñas a lo largo de mi pene.

Mi excitación estaba por la nubes y en un gesto lleno de vergüenza y cariño a la vez, la abracé dejando que ella siguiera haciendo. Llegó hasta la cabeza de mi pene y encontrando la generosa piel de mi prepucio comenzó a masajearla entre sus dedos dándole de vez en cuando suaves tironcitos. Deslizó su mano hacia mi torso, lo acarició y bajando introdujo la yema de sus dedos dentro de mi pantalón, dudó un instante y finalmente me agarró la polla a lo que yo respondí dando un respingo y abrazándola aún más fuerte.

  • Tranquilo cariño, soy tu madre - me dijo sonriendo.

Acomodó mejor a mi hermano y con la otra mano me bajó los pantalones hasta la mitad de mis muslos. Debido a la postura que había tenido que forzar, el pecho de mi madre se apretó contra los labios de mi hermano haciendo que derramaran una cantidad de leche considerable. Percatada del pequeño accidente volvió a sostener a Dani e hizo lo que pudo para recoger con sus dedos la leche que se derramaba por su pecho.

  • Tienes una polla muy graciosa cariño, a tu madre le encanta - me dijo jugando con la piel de mi prepucio que levemente colgaba de un lateral del hinchado glande.

Con los dedos llenos de su leche se entretenía con mi piel, la yema de su dedo índice presionaba mi glande describiendo leves círculos, manejando el sobrante de piel a su antojo. Una vez que dio con la abertura, deslizó la yema de uno de sus pringosos dedos en el interior e irremediablemente, la leche, que todavía bañaba sus dedos, y mi líquido pre seminal se mezclaron. Con dos dedos, delicadamente me bajó la piel y fue ahora que la viscosa mezcla se desparramó sobre el tronco del mi pene. La mano de mi madre quedó empapada y pude ver su cara de asombro cuando descubrió la gran cantidad de líquido pre seminal que secretamente albergaba mi prepucio.

De reojo miraba a mi madre que con la boca semiabierta parecía no dar crédito a lo que veía. Yo ya no sabía dónde meterme y sentía que iba a estallar en cualquier momento. Volvió a cubrir mi hinchado glande jugando con el sobrante de piel. La operación tuvo que gustarle porque empezó a masturbarme de aquella manera, con dos de sus dedos retiraba y volvía a cubrir mi glande aprovechando con maestría todo el líquido que para entonces bañaba toda mi dura polla.

  • Ma...mamá - logré llegar a pronunciar.

  • Sshhhh - me interrumpió ella mientras yo tensaba los músculos de mi piernas y me apretaba a ella.

Los primeros chorros salieron despedidos verticalmente como fuegos artificiales. Mi madre ahora sólo sostenía mi polla con sus dos dedos alrededor del glande, dejando que ella liberara toda la energía acumulada. Pronto mi pecho y mi abdomen quedaron empapados. Mi madre no daba crédito a lo que veía y yo, muerto de vergüenza, confundido y con una gran sensación de alivio, me acurruqué en su hombro y caí dormido.

Hacía ya calor y lo primeros rayos del sol entraban en el cuarto. Medio dormido, hice un rápido repaso mental a lo que había pasado la noche anterior. Entreabrí los ojos y lo primero que vi fue la sonrisa de mi madre. El sol le acariciaba el pelo provocándole un halo angelical haciendo que sus cabellos casi cegaran mi despertar. De lo siguiente que me percaté fue de que estaba totalmente desnudo tumbado en su cama y de que ella con dedicación había humedecido una pequeña gasa y se esmeraba por limpiarme el pecho y mi vientre de los restos de mi corrida de la noche anterior.

Sus pechos estaban al descubierto, el camisón graciosamente enrollado alrededor de su cintura y, sentada sobre sus talones me sonreía mientras se inclinaba levemente hacia delante para seguir limpiándome.

  • Buenos días, cariño - me dijo sonriendo.

Por un momento dudé si aún estaba dormido y todo aquello no era más que un tardío sueño de aquella mañana veraniega.

Mis sospechas se desvanecieron rápidamente cuando mi madre tomó mi polla en sus manos y con delicadeza pasaba una y otra vez la húmeda gasa a lo largo de mi miembro, el cual no tardó en volver a recuperar la dureza de la noche anterior. Me incorporé levemente apoyándome en mis codos mirándola todavía incrédulo, avergonzado y con la necesidad de excusarme por todo lo ocurrido.

  • Mamá...esto...yo...

  • Tranquilo cariño, todo está bien, soy tu madre, ¿por qué no va una madre a poder satisfacer la necesidades de su hijo?. Estás en una edad maravillosa y tu madre se ha dado cuenta cómo la miras en muchas ocasiones, en el fondo me alegra mucho que pueda provocarte tanto deseo. Lo único que quiero es complacer a mi hijo, que se sienta amado y deseado por la mujer más importante en su vida ahora mismo, ya tendrás otras oportunidades más adelante.

Mientras me hablaba ya había agarrado mi polla con una mano y comenzó a masturbarme lentamente. Podía notar como mi polla se endurecía entre sus dedos, me dejé caer otra vez en la cama cerrando los ojos. Ella me soltó y pronto noté su calor y respiración en mi cara. Una suave caricia me rozó los labios y rápidamente pude comprender que me estaba acariciando con sus pechos. Se inclinó hacia mí y me dio un tierno beso en los labios.

  • Pero ahora es hora de ir a la ducha, ¡perezoso! - me dijo mientras me pellizcaba la barriga jugando.

Con una erección monumental floté hasta la ducha, abrí el grifo y me metí dentro. Apoyé mis manos en la pared del baño y agachando la nuca, dejé que el agua corriera por mi cuerpo. Estaba tan envuelto en mis pensamientos que ni siquiera oí como mi madre tocaba suavemente con los nudillos en la mampara y pedía permiso para entrar. Sólo me percaté de su presencia cuando noté sus manos enjabonado mi espalda. Sus manos recorrían mi torso mientras se pegaba más a mi haciendo que pudiera notar sus grandes pechos contra mi espalda. En pocos segundos acabamos perfectamente cubiertos de jabón. Ella deslizo una mano por mi espalda y con delicadeza empezó a enjabonarme los huevos mientras mi polla se mecía dura en el aire. Yo ya no podía más, aquello casi me parecía una tortura. Mi madre había dado un giro inesperado de repente y parecía tenerme como su juguete. Cuando el agua había hecho desaparecer los restos de jabón se arrodilló y suavemente me dio la vuelta provocando que mi dura erección quedara a escasos centímetros de su cara. Ni que decir tiene que para entonces mi polla babeaba lo que ella aprovechó para darme un lengüetazo en el glande, como el que prueba un helado por primera vez.

  • Cariño, acércame el aceite corporal por favor - me dijo sonriendo mientras acariciaba mi pelvis.

Con sensualidad comenzó a verter el aceite sobre sus tetas mientras las masajeaba. Sus pezones estaban duros y la areola se le notaba ligeramente hinchada. Emitió un ligero jadeo y me sonrió desde abajo. De manera instintiva di un paso hacia delante. Mi polla vertía líquido pre seminal directamente sobre sus tetas mezclándose con el aceite. Tomó sus grandes tetas y aprisionó mi polla entre ellas. Yo di un resoplido de placer y notaba mi polla más dura que nunca. Muy lentamente empezó a hacerme una paja con sus tetas.

  • Tienes la polla más bonita del mundo, cariño - me dijo dándole un beso a mi hinchado glande.

Me apoyé en la paredes de la ducha para no perder el equilibrio ya que notaba que mis piernas estaban empezando a flaquear. Ella incrementó el ritmo y en poco tiempo el sonido de mi polla resbalando sobre sus tetas era lo único que resonaba en el baño.

  • Vamos hijo, fóllate las tetas de mami.

Comencé a mover las caderas, primero lentamente, casi con miedo, pero estaba tan cachondo y mi madre me daba tanta confianza que poco a poco fui incrementando el ritmo hasta que posé mis manos en sus hombros y empecé a deslizar mi dura polla entre sus tetas con verdadera devoción. Los dos gemíamos de placer, podía ver a mi madre cómo se mordía el labio y me dedicaba lujuriosas miradas. Mi polla babeaba entre sus tetas lo cual no pasó desapercibido para mi madre y por un instante aflojó la tensión y aprovechó para restregarse todo sobre sus tetas, se pellizcaba sus pezones, las tomaba en sus manos y se inclinaba para lamer todo lo que yo había vertido sobre ellas; por último deslizo sus manos e intuí cómo se tocaba sus coño lo que hizo que sus tetas se apretaran entre sus brazos ofreciéndomelas de nuevo. Acercó su cara a mi polla que palpitaba dura en el aire y pasó su lengua por todo el tronco lo cual interrumpí casi involuntariamente para volver a meter mi polla entre sus tetas. Creo que a ella le sorprendió mi acto reflejo pero por alguna razón la encendió más ya que notaba cómo ella movía compulsivamente sus manos acariciándose el coño mientras gemía de placer. La tomé nuevamente de sus hombros ya provechando la tensión que generaban sus brazos contra sus tetas y empecé a follármelas de nuevo.

  • Aaahhh, así cariño - gemía mi madre presa de un fuerte orgasmo.

Vi cómo ponía los ojos en blanco y su cuerpo se tensaba mientras seguía dándose placer. Yo no pude contenerme más y exploté entre sus tetas. Los primeros chorros salpicaron su barbilla para luego poner una espesa capa de semen sobre sus pálidas tetas. Yo jadeaba y me apretaba contra ella mientras convulsionaba y así quedamos en silencio por unos segundos interminables hasta que ella me abrazó por la cintura restregándose contra mi polla que aún temblaba. Se incorporó y me besó profundamente gimiendo en mi boca.

Continuará...