Mi mamá y yo en el autobus

Al ver que mi mamá no estaba ya en sus cabales, el tipo comenzó a desabrochar los botones del abrigo de mi mamá. Uno por uno fueron desabrochados hasta que se alcanzó a ver el vestido de mi mamá, era un vestido azul marino que le llegaba debajo de la rodilla.

MI MAMA Y YO EN EL AUTOBUS

Esto que quiero contar, creo que es lo que me hizo despertar sexualmente hace no mucho años. Recuerdo que mi mamá tenía que hacer un viaje hacia una ciudad del norte y como mi papá no podía dejar de trabajar para cuidarme, decidieron que yo acompañaría a mi mamá.

Ese día que era lunes, en la central de autobuses nos despidió mi papá, salíamos a las once de la noche. Cuando subimos, después de dejar nuestras maletas nos dirigimos a nuestros asientos. Al llegar, nos dimos cuenta de que no había muchas personas, sólo éramos como siete y el chofer.

Como no había problema por el cupo, mi mamá me dijo que para poder descansar durante el viaje me sentara en los dos asientos de adelante y me recostara. Ella se quedó en los asientos detrás de mí y comenzó el viaje.

El chofer apagó las luces. Había pasado como una media hora cuando un señor se acercó a mi mamá y se sentó a su lado haciéndole compañía. Mi mamá comenzó a charlar con el señor y después de un rato, él se levantó y trajo dos cafés. Mi mamá tomo el suyo y siguieron conversando.

Después de un rato, mi mamá se levantó para ir al baño. Al cerrar la puerta, el señor miró hacia los lados como tratando de que nadie lo estuviera observando. Sacó algo de la bolsa de su chamarra y lo vacío dentro del vaso de mi mamá, mientras con su dedo revolvía eso que había puesto en el vaso.

Cuando regresó mi mamá, siguieron platicando y mientras la veía, note que estaba como mareada porque se pasaba la mano por la frente y se acomodaba el cabello, lo hacía constantemente. Al poco tiempo después, mi mamá parecía que estaba diciendo incoherencias, ya que no se le entendía bien lo que decía y se empezaba a reír.

El señor ese, comenzó lentamente a acercarse más a mi mamá, primero puso sus dedos cerca de su mano y empezó a acariciar su mano. Mi mamá, parecía como estar en otro mundo porque ni se enteró cuando el tipo ese la tomo por los hombros para abrazarla.

Yo desde mi lugar, me tapaba con mi abrigo, fingiendo que estaba dormida pero sin perder detalle de lo que estaba pasando. Mi mamá recargó su cabeza en el hombro de ese señor y parecía estar como aletargada, como somnolienta.

Al ver que mi mamá no estaba ya en sus cabales, el tipo comenzó a desabrochar los botones del abrigo de mi mamá. Uno por uno fueron desabrochados hasta que se alcanzó a ver el vestido de mi mamá, era un vestido azul marino que le llegaba debajo de la rodilla.

El tipo se volvió más audaz. Empezó a recorrer con su mano los muslos de mi mamá sobre su ropa, sobándolos lentamente, acercando su cara a la suya hasta besarla en los labios. Mi mamá tenía los brazos caídos hacia los lados y no se daba cuenta de lo que pasaba. Pero yo sí.

Subió su mano, pasando por la cintura y llegando hasta los pechos de mi mamá. Los tocaba delicadamente y haciéndola caer en sus piernas, comenzó a desabrochar los botones de su vestido que estaban en su espalda. Mi mamá decía cosas que no se le entendían pero no oponía resistencia.

Bajo la parte superior del vestido de mi mamá y la volvió a recargar en su asiento, dejando a la vista sus pechos cubiertos por su brassiere. Bajo los tirantes y dejo al descubierto los pechos de mi madre y empezó a pasar su lengua sobre sus pezones. Yo no sabía que estaba pasando pero ya estaba comenzando a sudar viendo eso, olvidando por completo a mi papá y dedicándome a no perderme detalle de lo que estaba viendo.

Estuvo sobando sus pechos un rato, apretándolos y bajo su mano alzando el vestido de mi mamá, y sin prisa bajo su ropa interior, dejándola semi desnuda. Él se levantó y reclino el asiento de mi mamá poniéndolo caso como una cama, y sin detenerse a mirar, bajo su cierre y se acomodo entre sus piernas. Comenzó un movimiento de atrás hacia delante, lo trataba de hacer lento, para que nadie se diera cuenta pero los sonidos del metal del asiento hicieron que uno de los tipos que estaba adelante volteara y se diera cuenta de lo que pasaba.

También se levantó y avanzo hasta donde estaba mi mamá y el señor ese, se sentó al lado de ellos y observaba lo que hacia el otro, que no dejaba de moverse en medio de las piernas de mi mamá. Alargo su mano y apretó uno de sus pechos, mientras que el otro seguía en su movimiento, y alcanzaba a escuchar como si estuviera quejándose mi mamá, lo hacia sin alzar la voz pero era obvio que estaba sintiendo algo ella.

Estuvieron así un tiempo y de pronto, se separó de mi mamá y su lugar fue ocupado por el otro señor, que también comenzó a hacer esos movimientos. Yo veía las piernas de mi mamá que estaban a los lados de ese tipo, separadas y éste las acariciaba, mientras que el otro se dirigía a su asiento.

Lo ví pasar junto a mi, pero ni siquiera me miró, sólo se sentó y no volvió a voltear durante el viaje. El otro sujeto se seguía dando gusto sobando a mi mamá en donde pudiera esa postura que tenía, el de pie en medio de ella, moviéndose de atrás hacia delante y ella quejándose en voz baja.

Al cabo de un rato, se separó de ella y se subió el cierre. Antes de retirarse de ese lugar le dio un beso a mi mamá en su boca y la dejó con las piernas abiertas, el vestido hasta la cintura, sin pantaletas y enseñando sus pechos.

Ella no se movió en un rato, y no me atrevía a despertarla, y cuando uno de los otros pasajeros paso al baño y vio a mi madre en esa posición, se acercó y la levantó, pensé que la iba a ayudar pero sólo la recostó boca abajo en el asiento, en una posición muy incomoda, y levantando su vestido por atrás, le comenzó a sobar su trasero, acariciándolo y sin esperar más, se colocó atrás de ella y comenzó a hacer lo mismo que los otros, yo no podía ver nada, sólo como él se movía muy rápido y no dejaba de hacerlo. No tardó mucho y sin decir nada, se subió el cierre y se dirigió al baño.

Para ese momento, el vestido de mi mamá se notaba arrugado y ya estaba despeinada y algo sudorosa. Por la posición que tenía, imagino que se sintió incomoda y trato de sentarse pero al hacerlo, lo estaba haciendo torpemente, no sabía lo que estaba pasando ni donde se encontraba.

Quedó medio sentada y casi desnuda como estaba. Tal vez el resto de los pasajeros se habían dado cuenta de lo que estaba sucediendo y los tres restantes se acercaron también. Por el número que eran no podía ver bien lo que le hacían a mi mamá, pero lo que si pude darme cuenta fue que uno de ellos la tomaba de la cara y le jalaba el cabello. Ahora ya se que mi mamá tenía en ese momento el pene de ese tipo en su boca pero no descubrí un par de años más tarde, después de comenzar a probar yo algo de mi sexualidad.

Al final, se fueron retirando uno por uno, y le último fue el que más tiempo se quedo de todos. Lo observe moverse como un loco en medio de las piernas de mi madre, apretando sus pechos, jalándolos fuertemente, tratándola como una muñeca de trapo, volteándola, dejando al descubierto su cuerpo medio desnudo, besando sus pechos y mordiéndolos. Cuando pensé que jamás se cansaría, se sentó y ví como metía sus dedos en la vagina de mi mamá, mientras que le besaba en los labios, sobando todo lo que pudiera. Él fue el único que le trató de acomodar su ropa, tratando de acomodar su brassiere, subiendo su vestido y abrochándole los botones. Y por último le bajo su vestido y sólo la cubrió con su abrigo y la dejo.

Eran como las cinco de la mañana cuando llegamos a nuestro destino. Uno a uno fueron bajando del autobús y ninguno volvió la cabeza para mirar a mi mamá. Sólo hasta ese momento me atreví a acercarme y la moví esperando que despertara. Abrió los ojos y me pregunto ¿ya llegamos? Y sólo moví la cabeza.

Trató de arreglar su ropa, decía que tenía un dolor de cabeza y que se sentía mareada. Su vestido estaba muy arrugado, su cabello alborotado y se notaban ciertos manchones blancos a la altura de sus muslos sobre el vestido.

Bajamos también del autobús y mi madre caminaba como si le doliera todo el cuerpo. Se llevaba la mano a la cintura tratando de adivinar que le pasaba. Recogimos nuestras maletas y durante el camino al hotel, dentro del taxi no hablamos. Estaba con la mirada perdida y como si estuviera tratando de recordar algo.

Antes de llegar me preguntó ¿hija, no pasó nada raro en el autobús? Es que me quede dormida. La mire y le conteste –no mami, no se, yo también me quede dormida-. No se si ella imagina algo de lo que paso porque no regresamos en autobús, lo hicimos en avión. Decía que era más rápido. Nunca hemos hablado de lo que sucedió esa noche, pero si un día me pregunta, le diré: -no se mamá, yo creo que mejor se lo debes preguntar a mi hermanito, puede ser que el sepa más que yo-.