Mi mamá me mima ( i )

Madre e hijo comienza a conocerse como ninguno jamás pensó

MI MAMÁ ME MIMA   ( I )

A sus casi 18 años, a Fran no le había sonreído la vida demasiado, con dos años había perdido a su madre víctima de una cruel enfermedad, antes de cumplir 5 su padre se casó en segundas nupcias con otra mujer, Carmen, una chica encantadora del pueblo, diez años menor que él, su familia la convenció para que lo intentara aprovechando la ventajosa situación económica del viudo. Era la mayor de cinco hermanos y de tanto cuidar a su familia se había descuidado ella misma, con treinta años ya cumplidos las oportunidades ya escaseaban en una villa tan pequeña. Se instalaron en la capital y pocos meses después se casaron, allí crearon una nueva familia, Julián, de 40 años, Carmen de 30 y el pequeño Fran de 5.

Durante 12 años vivieron en armonía, Carmen siempre trató al pequeño como a un verdadero hijo, no tardó el crío en llamarla mamá, la chica sabía que era la única forma de sentirse madre, Julián se lo dijo sin remilgos poco después de conocerse ‘’ no vamos a tener más hijos, con Fran me sobra, tengo hecha la vasectomía ‘’. La muchacha no se inquietó con ese tema, tardó poco en acostumbrarse y con el crío se sentía más que satisfecha, cuando empezó a llamarla mamá se reconfortó.

Con una madre de 42, unos fatídicos acontecimientos les invadieron, en un accidente laboral en su propia fábrica Julián pereció, el disgusto solo se camuflaba de vez en cuando al comprobar en la holgada situación económica que dejó a la familia.

Fran era un muchacho estudioso y deportista, un hombretón con mente juvenil, alto y corpulento, guapo, muy guapo según las chicas, exitoso con ellas. Su vida en casa era como la de cualquier otro chaval, se llevaba bastante bien con su madre y la ayudaba en lo que podía. Ella no se perdía ni uno de sus partidos de baloncesto presumiendo de hijo en cada una de sus canastas, todo iba bien entre ellos, el ambiente en casa era agradable y distendido, sin prejuicios, no se cortaban a la hora de entrar en el baño uno aun estando el otro, desde crío había sido así, el deambular por la casa con ropa suelta y escasa nunca fue problema, jamás habían vivido un sentimiento sexual por ello.

Pero un día las cosas fueron cambiando, tras celebrar su 18 cumpleaños con los miembros de su equipo, quiso ir a casa de su novia para darle una sorpresa y rematar la noche juntos, pero la sorpresa se la llevó él cuando a hurtadillas entró en la vivienda por la puerta de atrás y se la encontró en el sofá retozando con su mejor amiga, su chica no solo le era infiel, además acababa de descubrir que era lesbiana.

Regresó llorando a su casa y encerró en su mundo, nada ni nadie le hacían reaccionar, la imagen del amor de su vida hincada de rodillas practicando sexo oral a otra chica no se le iba de la cabeza. Sólo su madre le ofrecía cierto bienestar, todo el día pendiente de él, intentando animarle.

Empezó a ver a su madre como un ídolo, la única persona que lo entendía, la admiraba, y tanto la idolatraba que acabó por engancharse a ella como a una droga, todo lo que hacía le parecía bien, era perfecta para él, tan perfecta que comenzó a verla con otros ojos, los ojos del deseo, los ojos del amor.

No sabía cómo había ocurrido pero de repente se vio envuelto en un bucle del que no sabía salir, todo le gustaba de ella, su olor cuando venía a darle el beso de buenas noches, su forma de andar cuando se retiraba de su dormitorio, su ágil conversación, su ternura y comprensión.

Una noche se enfadó de verdad, intentó disimular cuando ella le llamó por teléfono para avisarle de que llegaría tarde por estar de fiesta con unas amigas, confuso, cabreado, dando golpes a las paredes se fue al baño, se sentó en la taza maldiciendo lo que acaban de decirle, y allí, según estaba, una cosa le llamó por vez primera la atención, del cesto de la ropa sucia salía un pequeño trozo de tela negra, casi imperceptible, como de dos centímetros, tiró de él fruto de la curiosidad y ante su vista apareció un tanga negro con leves encajes, eran las bragas que su madre se había quitado antes de ducharse.

No pudo menos, y después de inspeccionarlas detenidamente se las llevó a la nariz por la parte interior delantera, olió casi con recelo la primera vez, la segunda aspiró fuertemente el aroma femenino mezcla de flujos interiores y gotitas de orín, le cautivó, se recreó en el juego hasta que al mirarse entre las piernas detectó una erección de caballo. Se envolvió el pene por la parte usada y se masturbó como un loco hasta eyacular en el wc. Al terminar se fue a su dormitorio con el tanga de mamá, lo dobló bien, volvió a aspirar la prenda y la dejó escondida a buen recaudo, era su trofeo por permitir salir a su madre una noche de jueves con las amigas.

Al día siguiente, Fran estuvo receloso y malhumorado con su madre, ella sabía el porqué, su salida nocturna le estaba pasando factura, el chico no vino ni a comer, por la tarde fue a su entreno y eso de las ocho llegó a casa, no hubo beso de bienvenida esta vez, seguía enfadado, se fue a su cuarto a cambiarse y con el pantalón del pijama y una camiseta llegó a la cocina, sin mediar demasiadas palabras estuvo escudriñando las viandas y paseando como un zombi por la casa.

Cuando venía a casa del entrenamiento se dio cuenta de que algo le molestaba en la entrepierna produciéndole algo de escozor, no le dio más importancia, fue ya en casa su madre la que le preguntó.

MD: Fran, ya sé que estás enfadado conmigo, tú verás, no entiendo el porqué, pero por lo menos dime que te pasa, llevas todo el rato rascándote en tus partes, estás mal ¿?

F: No me rasco mis partes, es en las ingles, me pica desde que salí de entrenar, no es nada.

MD: Al acabar de cenar me dejas que te mire, será una rozadura del slip, te pongo crema.

Mil ideas llegaron en desbandada a la mente del muchacho, su madre se había ofrecido voluntaria a mirar a qué se debían sus picores, ‘’ será mi momento ¿? ‘’ se dijo, no tardó en responderse ‘’ que tu estés loco, salido y enamorado de tu madre no quiere decir que ella también lo esté ‘’, pero la conversación durante la cena le causó nuevas esperanzas, podía haber una posibilidad, eso sí, remota.

MD: Fran, no soporto que estés así conmigo, no he hecho nada malo, solo tomamos un par de copas y nos echamos unas risas

F: Ya, pero cuando yo quiero salir te lo tengo casi que rogar, siempre me estás llamando para que venga pronto porque te da miedo estar sola. No te preocupó que yo lo estuviera anoche.

MD: Vale, lo siento, la próxima vez compaginaremos nuestras salidas para no echarnos de menos. Pero por favor, no estés borde conmigo, me haces daño.

Tras la cena y la recogida de los cacharros Carmen se sentó en su butaca, llamó al chico colocándolo de pie delante de ella y le inquirió

MD: Vamos chavalito, pantalones abajo, vamos a ver qué pasa por ahí.

El muchacho obedeció, hoy no tenía vergüenza como otras veces, se bajó el pijama hasta las rodillas y se quedó en pelotas delante de su madre

MD: Por Dios, hijo mío, tienes bien a quien salir ¡¡ Jajaja, menudo instrumento se te ha puesto ¡¡

F: Porqué lo dices, papá también la tenía así ¿?

MD: De larga sí, pero no tan gordita como ésta, jajaja, calla, calla, no me lo recuerdes, jajaja

Uyy, de granitos nada, cariño, lo que tienes son hongos, los habrás pillado en las duchas, te he dicho mil veces que lleves siempre las zapatillas de goma puestas ¡¡

Venga, vamos al dormitorio y te pongo pomada Mitosyl, creo que me queda del verano cuando te salieron en la playa.

El muchacho aceptó encantado, sin rechistar se fue a su dormitorio, se tumbó en la cama y volvió a bajarse el pantalón del pijama, esta vez al completo. Esperó paciente la pronta llegada de su madre que sorprendida la verlo desnudo se sentó asustadiza a su costado. Enseguida comenzó con el ungüento.

MD: Uff, hijo, estás perdido, te voy a poner bastante, abre más la piernas, muy bien. A ver, tengo que retirarte los testículos, lo hago yo o los separas tú

F: Hazlo tú, mami

La madre le cogió los testículos con la mano izquierda mientras con la derecha le ponía la pomada, el chico intentó evitarlo con todas sus fuerzas, pero el roce de la mano de su madre en sus huevos apretándolos tenuemente sumado a las caricias en las ingles y a sus pensamientos hacia ella lo hicieron inevitable, y según sentía las manos de su mamá, el soldadito, nombre con el que de pequeño le llamaban al pene, comenzó a erguirse poco a poco. La madre observaba la erección hablando de temas intrascendentes para quitar hierro al asunto, pero cuando la polla estaba en su plena extensión, el chico le habló

F: Lo siento, mamá, no me he podido controlar

MD: Tranquilo, cariño, a tu edad las hormonas están a cien y cualquier roce puede provocar una erección, no te preocupes, no me voy a asustar, no es la primara que veo.

Carmen no se asustó, pero al ver el pene de su niño en la máxima expresión sintió una serie de pinchazos en su sexo, ella tampoco podía evitarlo, los calores le subían a las majillas y a su vez le bajaban a su intimidad. Intentó recomponerse como pudo, seguía evitando hablar del tema, cuando se cambió de pierna no preguntó al muchacho, le agarró los testículos con la otra mano para separarlos de las ingles pero esta vez, una fuerza desconocida la llevaba a apretárselos algo más y a friccionarlos mientras le ponía la crema.

No tardó el muchacho en sentir placer, todo el momento le gustaba, que su madre le sujetara los huevos, que le frotara la pomada y que le susurrara mientras le hablaba, y casi sin desearlo ocurrió lo inevitable, no se pudo controlar por primera vez en su vida, y gritando al aire un fuerte ‘’ mami ¡¡ ‘’ se corrió ante la mirada perpleja de Carmen, uno, dos, tres, hasta seis trallazos lanzó al aire con fuerza, los tres primeros se alojaron sobre la camiseta negra de su madre, una camiseta con el símbolo de los Rollings Stones en rojo, la mítica lengua. La escena fue hasta graciosa, dos de los chorros de esperma circulaban desde el pecho de Carmen rumbo a la lengua de los Rollings como si estuviera esperando su llegada.

Casi llorando, avergonzado y compungido el chico pidió disculpas de nuevo

F: Perdóname, mami, no sé qué me ha pasado, he sido incapaz de evitarlo, lo siento de verdad

MD: Tranquilo, mi vida, no llores, le puede pasar a cualquiera, te has excitado y has acabado eyaculando. Quizás el masajito ha sido algo intenso, jajaja, además, desde que cortaste con tu chica está a pan y agua, jajaja. No tiene importancia, mi amor, nos limpiamos y listo.

Mira que glotona la lengua de la camiseta, lo quiere todo para ella, jajaja.

La madre se levantó rumbo al baño, no tardó en regresar con una tolla de bidet mojada y el paquete de las húmedas, limpió al chico como si de un bebé se tratara, con esmero y cariño

MD: Venga, no ha pasado nada, una reacción espontánea

F: No es solo eso, mami, son más cosas

MD: Ah sí ¡¡ Qué cosas ¿?

F: No, nada, déjalo, me da vergüenza

MD: Vergüenza de mí ¿? De tu madre ¿? Desde cuando ¿?  Anda, suéltalo, te acabo de masajear las pelotas y no ha pasado nada ¡¡ jajaja

F: Es que … desde hace algún tiempo he empezado a verte de otra manera, como la preciosidad de mujer que eres, ya has visto mi reacción al sentirte

MD: Preciosidad con 43 años ¡¡ jajaja, eres un zalamero adulador ¡¡ Anda, anda, cambia el chip

F: No soy un adulador, es la verdad, todos mis amigos también lo dicen, la madre más guapa es la de Fran, está buenísima

MD: Mira tú que listos ¡¡ No sabía yo eso ¡¡ jajaja, venga, dejémoslo ahí a ver si la armamos, jajaja. Cuando aparezca una nueva amiguita se te quitará la tontería, jajaja.

El chico regresó a la sala y la madre al aseo, cerró con pestillo por primera vez en años, se sentó en el wc con las bragas por los tobillos, mientras orinaba las tocó, estaban empapadas, al limpiarse la vagina comprobó que también estaba encharcada, la conversación, los tocamientos, las caricias y la eyaculación del hijo habían causado mella en su sexo, ella también se había excitado.

Ávida fue al dormitorio tras asearse, se cambió la ropa interior y regresó con su hijo intentando disimular, se sentó a su lado en el sofá y comenzaron a ver una serie en Neftlix, lo que le faltaba a la noche, las escenas subidas de tono no tardaron en llegar, de soslayo se miraban el uno al otro disimulando, Carmen no tardó en sentirse húmeda de nuevo, no sabía si era por la serie o si era por la cercana presencia de su hijo, al mismo tiempo, entre las piernas de Fran la tienda de campaña comenzaba a formarse, las cruzó para no ser descubierto.

F: Joder ¡¡ Éramos pocos y parió la abuela, jajaja

MD: Eso digo yo ¡¡ O cambias de peli o me voy a la cama, una tampoco es de piedra, jajaja

F: No me digas que tú también te estás excitando ¡¡

MD: Fran, ya es suficiente, fin de la conversación, me voy a dormir antes de que me enfade

F: Lo siento, mami, era una broma.

Amaneció un espléndido día de sábado, pese a estar ya avanzado octubre el tiempo invitaba a salir. Carmen estaba relajada y contenta, los acontecimientos de la noche anterior la llevaron a tener un orgasmo, primera vez que se tocaba y se corría desde la muerte de su marido, no se pudo contener al estar a solas en la cama. Intentó evitarlo en todo momento, pero le fue imposible, mientras se tocaba no podía de dejar de pensar en su hijo, en sus palabras, en su pene, en sus testículos y en la corrida que le propinó a su camiseta. Cuando le vio aparecer en la cocina intentó cambiar sus pensamientos y hacerle una propuesta.

F: Buenos días, mami, muak

MD: Hola mi amor, has descansado bien ¿?

F: Sí, mamá, muy bien

MD: Como me dijiste que hoy no ibas a salir he pensado en que nos vayamos a la sierra y pasar el finde en la cabaña, hace tiempo que no vamos, podemos hacer una barbacoa y pasear por el campo.

F: Me parece buena idea, y como el lunes es festivo pues dormimos dos noches allí, guay ¡¡

A las doce ya estaban en la cabaña, colocaron las cosas y abrieron las ventanas. La cabaña era de madera tanto interior como exteriormente, dos dormitorios amplios con cama de matrimonio, un gran salón con chimenea y cocina en oficce, dos baños y un altillo diáfano bien equipado, con juegos, mesa de billar y buen equipo de música.

Comieron en el porche lo que ya traían preparado de casa, tras un descanso frente a la chimenea sentados en el sofá, ya entrada la tarde dieron un largo paseo, Carmen intentó en todo momento evitar el tema del día anterior, las pocas veces que Fran lo intentó ella lo esquivó sutilmente. Le contaba al chico sus recuerdos en el campo, las distintas flores y plantas que se encontraban, las costumbres de un pueblo y los distintos tipos de animalillos que se cruzaban por el monte, le explicó que era muy bichera, que no le daban miedo ni asco, que solo dos cosas la asustaban de verdad, como animales, las serpientes, como hechos las tormentas, ambas cosas le producían pavor.

Y esa tarde para Fran se juntaron todos los astros, parecía que se habían alineado para conseguir sus deseos, ya estaba de vuelta casa cuando la madre le habló

MD: Fran, estoy intentando aguantar pero no llego a casa, tengo que hacer pis

F: Joder, mamá, será por campo, si no hay un alma en kilómetros ¡¡

MD: Ya, pero y si me sale una culebra

F: No creo que te coma, jajaja, no será para tanto

MD: Ya, para ti es fácil, no te jode ¡¡ Por qué no coges un palo y te pones a mi lado mientras meo, si sale alguna la espantas, por favor, es que me meo encima ¡¡

F: Venga, va, miedica ¡¡

Carmen se bajó los vaqueros y las bragas, se agachó y se cogió al pantalón del chico, enseguida un fuerte chorro comenzó a sonar contra la tierra produciendo un reguero que circulaba camino abajo, sacó un pañuelo de papel del bolsito y poniéndose en pie se limpió, el muchacho disimulaba pero no quitaba ojo de encima a su madre, le vio con nitidez su monte de venus, con vello oscuro, bien preparado, le pareció un espectáculo. Carmen se dio cuenta de las furtivas miradas del chaval y le recriminó con gracia

MD: Fran, te quedas pasmado, hijo, ni que nunca me hubieras visto desnuda, jajaja

Llegaron a la cabaña, se ducharon, merendaron y estuvieron viendo la tele, esta vez fue el chico el primero en irse a la cama, estaba cansado. Carmen se quedó un rato viendo Sálvame de Luxe, solo podía hacerlo cuando Fran no estaba, el chico no lo soportaba. Y en mitad del programa tremendo susto se llevó, un estruendoso trueno invadió la estancia, dio un salto en el sofá, se acercó a la ventana y vio como goterones de lluvia ya mojaban los cristales clavándose como balas. Un rayo alumbró la sala por completo, con el estallido del consiguiente trueno comenzó a temblar. Se preparó una impresionante tormenta, la mujer estaba realmente asustada, confusa, sin poder de reacción, llevó a cabo la única medida coherente que se le ocurrió, fue a la habitación de su hijo, se sentó en la cama y zarandeándolo con cuidado le despertó

F: Qué pasa, mamá, estás mal ¿?

MD: Lo que estoy es muerta de miedo ¡¡ No escuchas la tormenta ¡¡

F: Estaba k.o. no me enterado, y qué necesitas ¿?

MD: Me dejas dormir contigo ¿? Por lo menos hasta que se pase

F: Claro mami, entra y tápate

La madre se introdujo en las cobijas y se abrazó con fuerza al pecho del chico, cada trueno era un nuevo apretón que le daba al muchacho, Fran nunca la había visto tan asustada, le pasó el brazo bajo la nuca y la abrazó contra él, con la misma mano le acariciaba la majilla y le limpiaba las lágrimas, ya pasó, ya pasó, estás conmigo, no llores, le decía entre susurros. Carmen le acariciaba el pecho sobre la camiseta, el mucho le respondía con suaves besos en la frente, y así, sin saber ninguno ni como sus miradas se cruzaron en la penumbra, la luz de la terraza lo facilitaba, con el resplandor de los rayos ya era nitidez. Fran bajó con sus besos a las mejillas, suaves, tiernos, no temas, estás conmigo, le decía, besó su barbilla, la madre le miraba, le dio un pico en los labios, ella le correspondió. Se armó al tercero de valor y sacó la lengua hasta toparse con los dientes de ella

MD: Fran, cariño, qué haces ¿? Eso no está bien ¡¡

F: Un beso, mami, solo eso, será nuestro secreto

MD: No puede ser, mi amor, no ves que soy tu madre ¡¡

El chico aprovechó la apertura de la boca de su madre para hablar y lanzó su lengua al interior tan adentro como pudo, ello hizo un intento para separarlo, y dos, y tres, al cuarto, sin conocerse a ella misma se dejó llevar y frotó la lengua contra la del chico, se entrelazaron, compartieron su saliva, su deseo, se dieron un morreo de muerte.

MD: Ya, Fran, ya está, deseo concedido, no me pidas más que no te lo voy a dar. Esto es una locura ¡¡

F: Como quieras, mami. Pero dime una cosa, la verdad. Te ha gustado o te ha dado asco ¿?

MD: No voy a contestar a eso, ya es suficiente, Fran, no me hagas sentir mal

F: Vale, no insistiré, pero te digo dos cosas, no me arrepiento de lo que hemos hecho, lo necesitaba. Y otra más, si tú te arrepientes, no te ha gustado y crees que no volverá a ocurrir, por favor, levántate y vete a tu habitación. Si por el contrario sientes algo parecido hacia mí, abrázame y a dormir, mañana será otro día.

Carmen se incorporó, se sentó en la cama con la intención de irse como su hijo le había indicado, se puso a llorar cubriéndose el rostro con las manos, el muchacho la dejó estar, no se inmutó, ni se dignó a consolarla. Minutos después ella se levantó y se fue rumbo a su cuarto, repitió la operación en la oscuridad, se sentó en su cama y su mente comenzó dar vueltas y más vueltas. Qué me pasa, joder ¡¡ no puede ser ¡¡ esto no puede ocurrir ¡¡ Una y diez mente su pensamiento quería negarlo, ignorarlo, hasta que por fin se serenó y lo pensó de nuevo, la confusión la invadía, la cabeza decía que no, pero su cuerpo le pedía un enorme sí. Media hora después se decidió, ignoró los principios, los prejuicios, el qué dirán y sucumbió a los sentimientos, al deseo, al querer corresponder a su hijo, al ser fiel a su corazón.

Cuando regresó a la alcoba del chico éste estaba girado a la ventana, de espaldas a la puerta y acostado de lado, entró sigilosa, en silencio, destapó el ropaje, se metió en la cama y se abrazó al muchacho. Al sentirla, el chico se giró, la abrazó como antes, le dio un beso en la frente y le dijo ‘’ gracias Carmen, muchas gracias, no sabes cómo te quiero ‘’. Abrazados se quedaron dormidos escuchando como a lo lejos se alejaba ya la tormenta, la bendita tormenta.