Mi maestro vampiro y yo (5)

No llegue a decir lo siguiente, lo entendió como quiso y dio más fuerte, si cabía, mis gritos eran una mezcla de dolor, llanto y aun así, placer, le empujé un poco, pero cogió mi mano y mordía por todo mi brazo, se está descontrolando, está llegando al orgasmo y esta marcándome por completo.

Durante la última hora de clase solo tenía ganas de salir de aquella aula y correr a mi casa, ya casi no me mantengo ni con los ojos abiertos, pero el profesor Kurovski no tenía la misma idea que yo porque fue a buscarme a clase para mi castigo por despistarme durante su clase.

-¿Pensabas que ibas a escaparte? Por poco te quedas dormida en mi lección - abrió la puerta de su despacho y mira por donde, bastante diferente a lo que me había imaginado, había un escritorio con dos sillas, una estantería llena de libros y un sofá, una planta en una esquina y una lámpara en la opuesta. - Desilusionada, supongo.

No me atreví a decirle nada, me encogí de hombros pensando en que castigo me impondría por despistarme.

-Nada muy terrible, aquí no tengo los instrumentos para divertirnos - Se sentó en la silla que había detrás del escritorio y empezó a buscar en los cajones con una leve sonrisa. - Ponte esto.

Lo que me lanzo era ni más ni menos que un vibrador, unos dieciocho centímetros de plástico por unos tres de diámetro. Vale, es excitante, pero también sorpresivo.

-Adelante. Vas a darte una vuelta con eso encendido y sin ropa interior, por toda la escuela - El morbo y el deseo de jugar me hicieron obedecerle, dejar mis braguitas a los pies de la mesa y con los pies separados, y la falda subida metí el vibrador en mi vagina, suspire y le sonreí - Muy bien. Vete a dar una vuelta.

Hice una reverencia y salí. Los pasillos estaban desiertos, salvo por el celador y algún que otro profesor que tenía trabajo atrasado, iba con el miedo a que una oportuna corriente de aire me levantara la falda y todos viesen mi desvergüenza y mi atrevimiento, sin embargo, cumplí mi tarea, llegué a dar toda la vuelta al colegio, incluidos los jardines. Aquel vibrador empezó a funcionar en mitad de mi paseo. Tuve que pararme un par de veces para evitar que la vibración y el roce que se producía con mí andar me hicieran tener un poderoso orgasmo. No sé qué es lo que quiere Alexey.

Abrí la puerta jadeando, casi sin poder caminar de la excitación de la que era presa. Él estaba detrás de la mesa, con las piernas encima de esta, tan tranquilo y dispuesto a cualquier guarrería.

-Tú lo deseas más que yo - me hizo una seña para que me acercara, al dar dos pasos me hizo detenerme - A cuatro patas.

Si fuera cualquier otro lo hubiese mandado a la porra, pero era él, era...no sé cómo describirlo. Le obedecí y me puse a cuatro patas, andando hacia el moviendo un poco las caderas. Me devoraba con la mirada y me sentía muy bien, era como tener el control sin tenerlo.

-Te ves hermosa - le sonreí, era la primera vez que me halagaban directamente, y se lo agradezco - No te halago porque sí, pequeña, digo la verdad.

Puse las manos en sus rodillas, mirándolo fijamente a esos ojos rubís, me encantan. Esta vez le toco a él sonreír y agradecerme, aunque no es la primera vez que pienso que algo de él es totalmente maravilloso y embrujador. Me tiene hechizada. Me levanto y me sentó en su escritorio, con las piernas separadas, dándole una buena vista de mi entrepierna empapada en jugos vaginales.

-¿Te has corrido? - negué, me dio algo de miedo cuando casi llegué al orgasmo, no sé cómo le gustará a él - Muy bien, sería un desperdicio hacerte eso y no poder ver cómo te corres y pones esa carita de viciosa complacida.

Movió el vibrador, penetrándome varias veces con él, luego lo sacó y me observó. Me inclinó hacia atrás, levantándome un poco las caderas, ¿qué está planeando? Lo descubrí cuando dos minutos después tenía el vibrador atravesándome el ano. Quise gritar, pero fue tanto el dolor que se me congelaron hasta las cuerdas vocales.

-A veces se me olvida lo inocente que es tu cuerpo, pero la culpa es de tu mente calenturienta - me susurró sobre mi cara, que por el reflejo que podía ver en sus ojos, era una mezcla de vicioso placer y espantoso dolor. - Supongo que lo siento.

Pero para compensarme entro de una estocada en mí, llegando a golpear las puertas de mi útero, y parecía que quería entrar mucho más adentro. Alternaba vibraciones con penetraciones con su juguetito y su miembro hacía movimientos circulares, a la vez que entraba y salía casi por completo. Luego cambio, y solo se me ocurrió pensar que podía coger una infección si no tenía más cuidado... ¡Qué estupidez! El dolor de mi primera vez, analmente, se había borrado y solo me cubría un placer absoluto que se juntaba con el de mi profesor, que profería algunos gemidos, jadeos y palabras sueltas en un idioma que no conozco.

En un momento dado, descendió sobre mi cuello y mordió, mordió duro, la sangre se deslizo de mi cuerpo a su boca y sus penetraciones fueron más violentas, incluso me hizo daño, volvió a cambiar, pero esta vez dejando fuera el vibrador, salía de mi vagina, entraba en mi trasero, salía de detrás y entraba por delante, sin parar, con rabia, con fuerza, sus uñas pellizcaban mis pezones por encima de la camisa. Tuve un orgasmo impresionante, podía notar mejor su miembro con las contracciones de mis paredes internas, era más estrecha, y por ende me hacía todavía más daño. Temí por mi integridad física, además, seguía succionando sangre.

-A...Alexey - tire de su pelo y conseguí que se separará un poco, volvió a morderme enseguida, esta vez sin succionar, lo hizo por el hecho de morderme, de marcarme - Por favor, más...

No llegue a decir lo siguiente, lo entendió como quiso y dio más fuerte, si cabía, mis gritos eran una mezcla de dolor, llanto y aun así, placer, le empujé un poco, pero cogió mi mano y mordía por todo mi brazo, se está descontrolando, está llegando al orgasmo y esta marcándome por completo. Aulló como un animal rabioso y noté su semen entrar en mí en grandes cantidades, tanta que incluso salió. Se alejó de mí, quede como una muñeca medio roto, complacida, pero destrozada. ¿Cómo llegaré a mi casa?

-Lo siento - se acercó a mí, metió dos dedos en mi vagina y empezó a hurgar, levante las caderas un poco cada vez que rozaba algún punto extremadamente sensible - No te muevas.

Me tendió los dedos llenos de semen para que los limpiara, ¿es qué no ha tenido suficiente? Negó y sonrió, ¿qué será ahora?

-Ahora tienes que limpiar todo este desastre – Y señalo su miembro, debería negarme, salir corriendo, pero sin probarlo demasiado me he hecho adicta a su semilla y en cuanto tuve la oportunidad me lance a por su pedazo  para comérmelo por completo – Viciosilla, con cuidado, no vayas a dañarlo.

Esta vez no tuvo que ayudarme a tragarlo entero, estaba tan desesperada por probarlo, por saborearlo, que lo metí hasta la garganta, importándome bien poco las arcadas. Incluso me masturbe mientras lamía, succionaba y dejaba que me violara por la boca, porque me excita estar de rodillas frente a él y hacer estos trabajos tan sucios. Me excita, sobretodo, porque a quien se lo hago es a Alexey Kurovski y es un vampiro, además de mi profesor.