Mi maestra y su perro
Mi maestra y su perro...
Los chicos pensaís que nosotras no tenemos nuestras necesidades sexuales, aun los médicos, todavía después de mucho tiempo no saben definir el orgasmo femenino y muchas cosas mas de nuestro organismo sexual. Yo sé que a muchas de nosotras no nos gusta comentar lo que es nuestra vida sexual, qué sentimos, qué hacemos, cuando no nos sabeis aplacar ese calorcito que se nos viene y se nos va, cómo hacemos para no quedarnos así y de verdad es un tabú, acá en mi casa las mujeres no somos una excepcion de la regla, nadie comenta nada, nuestra regla, nuestras masturbaciones, como nos desvirgan, nos casamos, tenemos hijos, les ponemos cuernos y nadie comenta nada de nada, nos olvidamos que somos, sin equivocarme, el otro complemento sexual de los chicos.
Tenía 14, mi hermana 16, vivíamos en el segundo nivel. Mi padre, un enamorado del futbol soccer, tenía un equipo, con mi madre peleaban constantemente, porque después de un partido siempre se iban a bañar todos los jugadores a nuestro apartamento y dejaban eso, bueno imagínense... mi padre por eso, en la parte del jardin de abajo había mandado a hacer un baño solo para ellos y nosotras desde la ventana los veíamos desnudos, les conocimos su pene a todos.
Yo a esa edad pensaba que como era posible que esas cosas le pudieran entrar a una en ese hoyito, no lo concibía, me decía que era imposible, que el sexo era de otra manera, hasta que un día buscando entre las cosas de mis padres encontre, lo que para mi fue mi despertar mentogenital, un VHS pornográfico, en ese momento no sabía de que se trataba.
Me lo lleve a mi cuarto y por la noche, lo puse, se trataba de una chica que se metía la cosa de un hombre de color, en su vagina y en su boca, de verdad que me puse calientita de verlo, ante ese espectáculo, tuve mi primera lubricación sexual, sentía maripositas en la boca del estomago, me abri de piernas y me toqué, tuve allí tambien mi primera contracción vaginal, senti que mi cuerpo había estallado, no comprendí que era lo que me estaba sucediendo, me quedé bien dormida.
Me había convertido en muy amiga de mi profesora y ésta también me había tomado cierto cariño, me ayudaba mucho, era una mujer de mediana edad, no era bella, pero sí generaba mucha vitalidad, en varias oportunidades me solicitó que me quedara a cuidar su casa, que quedaba enfrente de mi casa y mi mamá gustosa siempre le decía que sí, estábamos a punto de cerrar ciclo escolar y ese día me pidió que si volvería a quedarme en su casa, al salir fuimos con mi madre y como siempre accedió, ese día, como siempre me pidió que por las noches no dejara entrar a su perro a la recámara, que se quedara en la sala.
Ya estando en la casa, me bañé y me acomodé en su cuarto a ver televisión, ya tarde me dio hambre y me levanté a la refrigeradora, como traía las manos ocupadas y me faltaba el refresco la puerta la dejé abierta y en ese descuido el perro, un gran danés, grandote se metió al cuarto y no me di cuenta, como se imaginarán solo estaba en brazzier y pantaletas.
Después de haber refaccionado, empecé a buscar el control de la Tv, no lo encontraba, levanté sabanas, mire muebles y nada pensé, que se había ido debajo de la cama, desde la posición de arriba lo empecé a buscar y cabal, allí estaba, pero no lo alcanzaba, me tuve que bajar y quedé en posición de cuatro patas, así estaba cuando sentí que algo húmedo y frío me buscaba entre mis piernas, inmediatamente me di vuelta, asustadísima, el corazón se me quería salir, me tranquilicé, me subí a la cama, el perro también estaba sorprendido y ante mi reacción se fue para un rincón del cuarto.
Ante lo inesperado no había podido recoger el control remoto, fui a la cocina y traje una palo de trapeador y con él lo hale, y me puse a cambiar canales, todavía no pasa de la sorpresa, como ya era tarde traté de sacar al perro del cuarto y lo halaba del collar y no pude hacerlo, me conformé con dejarlo allí, solo que me puse como mil sábanas, porque no quería que volviera a suceder lo anterior.
Desperté y el perro allí estaba echado, pude ver como de su capuchón se le salía parte de su pene, era bien colorado, se lo lamía, la mente me trabajaba a mil revoluciones, él como adivinando, cada uno de mis pensamientos, de un salto subió a la cama y me empezó a ver, allí tan cerca me pude percatar de su enorme pene, era grande de verdad, se lo lamió, yo tenía miedo de mis pensamientos y de las reacciones del perro, se lo lamía esperando a que yo hiciera algo, me subió una de sus enormes patas a mis músculos y empezó a hacer los movimientos de penetración que les hacen a sus hembras, alli se le salió todo del capuchón y no sé porque se lo toqué, era pegajoso y al contacto de mi mano como que lo irrito y se lo lamió.
Sin mostrar interés y disimuldamente, abrí mis piernas para ver qué hacía y empezó a olfatear mis piernas hasta que llegó a mi entrepierna, allí se quedó olfateando, buscando no se de qué, con su cabeza separó mis muslos y empezó a lamer encima del panty, qué gozo, que placer el que me brindaba su lengua áspera y hímeda, en un momento me quité mis panties y le dejé todo mi sexo a su sabor y antojo, me lamía, me abría mis labios vaginales, me separaba con su lengua mis vellos, sentí deseos de orinar y allí me vine, era la segunda vez en mi vida que habia sentido esa sensación, esos espasmos anales y vaginales, era mi orgamos.
Me quedé quieta y él comprendio o entendió o no sé qué, que para mi ya todo había terminado, se levantó y se fue, salió y pude verlo que se lamía todavía su pene, puse mi mano a un lado y vi que la sábana de abajo estaba toda húmeda en abundancia, no sabía si eran mis jugos vaginales o su esperma lo que habían manchado.
Eran apenas 14 años y en pocos meses, siendo virgen, estaba teniendo placeres eróticos, cuantas chicas de mi edad, solo se masturbaban o ni siquiera a eso llegaban y yo me sentía a veces bien a veces mal, era una sensación estraña.
El día de fiesta de finalización del curso lo hicimos en la casa de la maestra y el perro me prodigo de cariño especial, cuando ya todo había terminado, estaba por despedirme de ella, cuando me dijo directamente, si yo había jugado con el perro una de esas noches, sentí una vergüenza tremenda y claro le dije que no, que como lo podía creer, me puse a llorar, de pena y saberme descubierta, me abrazó, me consoló, me dijo que me fuera a lavar la cara porque si no en mi casa me preguntarian porque tenia los ojos rojos.
Estando en el lavamanos y ella sentada en la tapadera del sanitario, me dijo que ella sí lo estaba haciendo, que lo descubrió en forma casual, estando en cunclillas, el perro se le montó y tratado de penetrarla, que como estaba con short, lo dejó estar y vio que él tenía cierto entrenamiento para hacerle el sexo, que esa noche lo dejo entrar a su recámara y que le prodigó uno de sus orgamos mas placenteros, y que de allí prácticamente se había convertido en su mejor relación sexual, pero, que a la fecha no se dejaba penetrar, pues miraba que lo tenía enorme y pensaba que la podía lastimar vaginalmente.
Me comentó que buscaba por el Internet, toda clase de informacion de veterinarios, de enfermedades que se podían trasmitir y que prácticemente el perro era muy limpio. Me interrogó si lo hicimos y le dije que sí, ante su confesión espontánea, me pidió que no se lo fuera a comentar a nadie, pues si no ella se podía encontrar en dificultades, le pedí quedarme esa noche y llamamos a mi mamá, la que accedió como otras oportunidades.
Mi joven mente estaba excitada a que esa noche sucediera algo, tomamos una leche caliente y allí estaba hecha el perro, esperando no sé qué, nos pusimos haber TV, respirabamos ambas profundamente, nerviosas, esperando que alguna tomara la iniciativa, me dormí con esos pensamientos, el día para ambas había sido agitado, no sé que horas eran cuando sentí que alguien urgaba entre mis pantys, era ella, me hice la dormida y la dejé estar, me acomodó de tal manera que me empezó a meter el dedo entre mis labios vaginales, me olía mi sexo poco a poco me fue abriendo mis piernas hasta lograr una posición cómoda, por una de mis mangas me metio el dedo, pero me lastimó y mejor desperté.
Se me quedó viendo y me abrazó me dijo que si quería que lo hicieramos, le dije que no sabía, que nunca había tenido ninguna experiencia, que era virgen, todas esas cositas. Me desnudó, quedé expuesta a lo que ella quisiera hacerme, no me opuse, ella también se desvistió y se acostó encima de mi cuerpo, lo frotaba, después se acomodó en especie de tijera y nuestras dos vaginas se rosaban una a otra, en eso estabamos cuando, el perro se subió a la cama y se nos quedó viendo.
La maestra me abrió las piernas y me empezó a dar besos en mis labios, buscándome mi punto crítico, hasta que lo encontró, tenía mis ojos cerrados, de la emoción y los abrí, vi que el gran danés estaba lamiendo entre las piernas, era un doble gloso, ella me disfrutaba y el perro la disfrutaba a ella, estaba super excitada, me dijo que ella estaba preparada para que el perro la penetrara, pero que yo le ayudara, buscamos la mejor manera y esta fue de que se pusiera boca a bajo con las piernas libres en la cama.
El perro al nomás verla en esa posición se le encaramó y empezó a culiar para metérsela, no podía encontrar la entrada vaginal, ella se la agarraba, se la ponía en su hoyito, pero el perro en su desesperación se le zafaba, les tenía que ayudar le tomé el pene al perro y con mis dedos palpé el orificio de entrada, se lo puse y de un solo empujón lo vi desaparecer, mi maestra que hasta ese momento había permanecido quieta al sentir la penetración, pegó un suspiro profundo y un gemido lastimero, que me dio miedo, el perro se meneaba a mil revoluciones por minuto, de la vagina de mi maestra salía una gran cantidad de esperma.
Yo estaba super, al lado de la cama y sabiendo que nadie me veía me estaba masturbando, me estaba dando mi propio placer, pero también sentía deseos de esa cosa grande y colorada dentro de mi, si a ella le había entrado, tambien era posible tenerla dentro de mi cuerpo, terminaron, ella quedó extenuada sin poderse menear, el perro se le desmonto y se puso a lamer su pene, a sentir los jugos vaginales y la esperma entre mezclados, yo tenía todavía mis dedos jugando, se levantó y me fue a buscar mi entrepierna y yo gustosa se lo regalé.
Vi como ella con sus toallitas se limpiaba su conchita, al verme a mi se nos acercó, ayudándome a sentir placer, me acariciaba mis pechos, me dijo que me pusiera en cuatro patas, que ella me protegería para que solo me sobara su miembro pero que no me penetrara, le hice caso, el perro al verme en esa posición que se ponen sus hembras, me fue a olfatear primero, posteriormente me lambió y me encaramó sus tramendas patas, me lastimaban sus uñas mi espalda, pero el placer era superior, empezó a buscarme la entrada virginal, y ella se la retiraba.
En cada acercamiento me dejaba caer esperma, lo que hacía que me mantuviera lubricada, tenía un culiado rapido que yo en mi excitacion quería seguir, pero no podía, sentía como su miembro blando, pero firme buscaba el hoyito que le daría placer, en eso sentí que mi maestra en vez de que no me fuera a penetrar, me lo acomodaba en el ano, sentí como un dolor muy profundo invadió mi recto, sentí que algo me estaba entrando, como sus movimientos eran rápidos, su penetración rápida y profunda, la lentitud de los míos no habían logrado el propósito de que no me penetrara, sentí como en sus movimiento me topaba con su pelota, que se le había formado atrás, cada vez que me penetraba analmente, soltaba chorritos de esperma que me ayudaban a mantener mi ano lubricado y no me lastimara.
Ella después de su accion, me buscó mi clotoris y me lo empezó a masajear, no pude ante tanto gozo, me vine, no sé si dos, tres o mas veces, los tres quedamos rendidos. Ante toda ese erotísmo y placer, había logrado permanecer virgen, no sé hasta cuando, ¿será el gran danés?, ¿será el dedo o el vibrador de mi maestra? ¿o será el pene de un hombre el que me desvirgue?. Espero que les haya gustado.