Mi Maduro me enseña follar por el otro lado.
Ante la rojez e irritacion de mi conejo, mi rico maduro decide cambiar de agujero pasando a enseñarme el sexo por la parte trasera, con una maestria y placer indescriptible.
Llevaba tres encuentros casi seguidos con Jorge y cada día me sorprendía con algo nuevo y placentero si bien debido a mi larga inactividad sexual por la viudedad o por estar en fase de menopausia, me costaba comenzar con sus penetraciones pues aunque al final eran muy gozosas, lo cierto es que al principio me comenzaba a doler bastante.
Pienso que más bien era por el grosor de su miembro , pues me dilataba mucho cuando me penetraba y sentía en las paredes de mi sexo su roce en los actos sexuales, produciendo un poco de molestia al principio aunque como digo después se mitigaba con un placer cada vez más exquisito.
Usamos un gel que llevo en un encuentro y ayudo mucho, aunque realmente vi, que mi conejo necesitaba un descanso para volver a recibir aquel coloso que tanto adoraba.
Él no se dio por vencido pues era un macho muy fogoso y como el mismo decía llevaba el sexo en la sangre, por lo que tras un buen juego erótico oral donde me llevo a un climas total, paso a jugar con mi ano, primero con besos y caricias y luego con sus dedos impregnados en aquel gel que ya usábamos para el acto.
Me dijo… intuyo que jamás te penetraron por aquí pues te veo algo confusa cuando te toco.
Yo le respondí que nunca con mi marido lo habíamos pensado hacerlo por ahí, pues él había sido muy clásico en el sexo y no había innovado jamás... Pero también lo veía algo complicado con el tamaño de su miembro que si ya me había dejado condolido el conejo no me imaginaba por atrás como me dejaría.
El rio ante mi respuesta y me dijo que yo no me imaginaba lo que aquello dilataba y que el placer también era muy grato si el juego y la relación era bonita.
Me deje engatusar con sus palabras acompañadas de caricias y continuos juegos mientras disfrutaba ahora en mi boca una de su miembro, a la vez que acariciaba con ansia y pasión sus enormes huevos que eran para mí un sueño, pues acostumbrada a los pequeños de mi difunto marido,aquellos eran una delicia.
Note que en mi ano ya no había un dedo sino dos impregnados en aquel gel que tanto ayudaba en la dilatación y lo cierto es que me estaba excitando y comenzaba a sentir una sensación muy agradable con su juego.
Me tranquilizo diciendo que llegaría hasta donde yo quisiera a la vez que me volteo dejando mis nalgas en pompa y apoyada sobre la almohada mi cabeza, mientras el ahora seguía con sus dedos y con la otra mano acariciando mi conejo igualmente.
Estaba encendía y andaba ya a punto de explotar , cuando lo vi embadurnarse toda su polla con el gel, poniendo un poco más en su gorda cabeza descapullada que ahora brillaba más aun mostrando su grosor y esplendor.
Temblé ante lo que me esperaba y comencé a decir cuidado ten cuidado cuando su cabeza comenzó a suplir a sus dedos y presionaba en mi entrada trasera para meterse dentro de mí.
Note cuando entro en mi esta y pensando me iba a penetrar fuerte de una estocada, contraje mi ano temerosamente apretando la punta de su apéndice como si fuese a estrujarlo.
Él me dijo tranquila, relájate y déjate llevar veras como te gusta te folle por aquí.
Paso a acariciar mi conejo y luego mis pechos mientras apoyándose sobre mi espalda con cuidado me beso mi cuello mientras me decía…. “Te deseo tanto Rosa mía, que necesito meterte todo mi capullo en ti para que me sientas soy tuyo”.
Aquellas palabras tan excitantes me hicieron relajarme por un segundo, justo para que el de un toque sutil y suave metiera todo su arsenal en mi ano.
Di un suspiro o un alarido, no sé bien lo que fue, pero pronto me calmo con mas excitantes palabras a mi oído, mientras ya bombeaba dentro de mí.
Lo hacía suave y magistralmente, pues del susto del comienzo ahora estaba sintiendo un placer diferente pero muy agradable, pasando en unos breves minutos a correrme de forma inesperada y con una intensidad que me tenía anonadada.
Él me decía: ves cariño como te gusta y disfrutas bien, además vamos a dejar descansar tu maltrecho conejito hasta que vuelva a estar en condiciones óptimas para volver a penetrarlo dulcemente.
Se incorporó un poco y sujetándome ahora con sus manos por mi cadera y de rodillas tras de mí, acelero el ritmo haciéndome gritar de placer antes aquellas acometidas tan ricas y deliciosas.
Puse mis manos sobre la almohada para levantar mi cara y mirar para atrás por debajo de mi cuerpo, y la vista era tan excitante que un nuevo orgasmos me estaba dejando sin fuerzas, pues el ver el balanceo de aquellos enormes huevos peludos cuando aquel pollon se deslizaba en mí, aun si cabe me excito más.
Ahora me estaba desmelando ante la pérdida gradual de mis fuerzas por mis dos rápidos orgasmos y las deliciosas embestidas de aquella gruesa polla, que le pedí acelerara y se corriera dentro de mí para sentir su leche caliente en mi interior.
Soy todo oídos cariño respondió, eso está hecho, a la vez que ahora con fuertes golpes me penetraba hasta sentir sus huevos en mis nalgas, sintiendo que sus gemidos de macho ibérico ganaban en intensidad , para comenzar a soltar su rico fluido dentro de mi trasero.
Gritaba como un poseso, pues su corrida estaba siendo colosal y placentera y ahora sus fuertes manos me zarandeaban todo mi cuerpo mientras escurría su pollon hasta dejar la última gota de su leche dentro de mí.
Creo que unos segundo perdí la conciencia pues estaba medio aturdida ante la fogosidad de aquel macho que acababa de estrenarme por atrás y de que rica manera.
Se desengancho de mi tras una pausa reconstituyente, y dejándose caer a mi lado lo vi rendido y relajado con los ojos medio entornados y la respiración jadeosas.
Me dijo había sido un polvo colosal de los que dejan huella, pues se había sentido tan excitado estrenándome por atrás que su corrida había sido muy placentera, de las que dejan lo dejaban sin fuelle.
Y ciertamente se notó, pues su polla se relajó rápidamente volviendo a su estado de reposo más rápido que otras veces, si bien aún así era una delicia acariciarla y verla con aquella cabeza ya casi tapada por su prepucio.
Se quedó dormido a mi lado como un niño pequeño acurrucada su cabeza en mis pechos, mientras yo disfrutaba verlo descansar así, y recreando mi vista en su magnífico pectoral adornado con aquel pelo blanco que tanto me excitaba.
Lo deje dormir sin apenas moverme aunque hubo momentos que me hubiera lanzado a comerle su relajada polla, que posaba sobre las sabanas con su cabeza gorda acampada por aquellas deliciosas pelotas.
Al final creo que también me quede unos minutos dormida, despertándome sus pequeños ronquidos en aquel profundo sueño que había cogido mi hombre.
Finalmente cuando se despertó, y tras una grata y amena conversación en la cama, nos fuimos a la ducha donde le pedí que me dejara disfrutar un poco de su polla comiéndosela.
Me dijo: eso no tienes que pedirlo esta siempre a tu disposición para degustarla cuando quieras, es todo un placer verte como la saboreas y disfrutas de ella.
Y como las palabras son hechos, me di un banquete en la ducha que le hice doblar las rodillas con el colofón final, pues nunca pensaba después de la descarga que había tenido un par de horas antes, aun pudiera contener tal cantidad de rica crema en su interior.
Y así fue como aquel macho de ensueño me inicio en el sexo por mi parte de atrás, alternado hoy en día ambos agujeros en la práctica de este delicioso mundo que es follar.