Mi maduro enojado
Jamás pensé que Ricky,le diría a su padre de nuestro encuentro, mi maduro se enoja y me castiga, yo, lo disfruto. Amo que me domine y sea rudo conmigo
Habian pasado tres días desde mi experiencia con el hijo de mi maduro, no cambie mi rutina, me levantaba, iba a correr, decidí que si Ricardo no aparecía había que darle vuelta a la página, Junior siguió mandándome mensajes, diciéndome que yo le había gustado mucho, que quería una relación conmigo, que le diera una oportunidad, la verdad es que no, en ese momento tenía mucho trabajo, como no quería aburrirme salí a comer con una amiga que me había marcado para darme una noticia, fuimos a una plaza comercial cerca de mi casa, así que me bañe, me seque el cabello, lo planche.
Busque una falta que me encantaba, era roja, con botones al frente, me puse una blusa negra y una chamarra de piel negra por igual, con unos botines negros, me maquille tipo smoke, con solo un poco de pomada para labios, sin tono pues con los cubrebocas no tenía mucho caso ponerse labial. Llegue a la plaza comercial, busque el local de comida mi amiga ya estaba ahí. Nos saludamos nos pusimos al día, ella con su relación que iba de maravilla, tanto así que se habían comprometido, me.mosteo su anillo me pidió ser su madrina y todas esas cosas. Tome unas cuantas cervezas, la verdad fui imprudente, tome más de lo que debía y como iba a manejar, en fin, me daba igual, nos despedimos, yo bajé al estacionamiento, estaba por pagar, cuando alguien me tomo del brazo, me jalo y me gire a ver, ahí estaba Ricardo, mi maduro, no me dijo nada, solo siguió jaloneandome, hasta llegar a mi auto, me pidió las llaves, no se las di, me arrebato mi bolsa y las saco, me abrió la puerta del copiloto y me aventó literalmente al asiento, se dió la vuelta y se subió al coche, me sentía muy mareada por las cervezas, que no hable ni dije nada, el tampoco, me di cuenta que íbamos a su casa, al llegar, me abrió la puerta y a empujones y jalones me metió.
Una vez adentro, no pude evitar ir al baño a vomitar, con tanto movimiento no aguante más, me sentí mejor después eso sí, tome el cepillo de dientes de Ricardo y sin importarme me lave los dientes, ya se que fue asqueroso pero ni quería tener residuos de vómito en mi boca. Salí y sinceramente solo quería sentarme. Sin embargo mi maduro tenía otros planes me llevo a su habitación, en esta ocasión no cerro la puerta, me aventó a la cama, se quitó la ropa, prácticamente me arranco la mía, después se subió arriba de mi, pensé que me penetrarla pero no, puso sus piernas al lado de mi cara, me abrió la boca y metió su pene en mi boca.
Estaba siendo tosco, me metía todo su pene, sentía arcadas de vez en cuando, pero el estaba poseído, molesto, lo hacía con demasiada brusquedad. Luego saco su pene, me jalo el cabello y me besó, su beso fue violento, me mordía el labio inferior, de pronto me dió una cachetada, debo decir que fue fuerte, tanto que me hizo reaccionar, ¿Que le estaba pasando? Me gustaba el sexo rudo, pero esto tenía otra pinta.
De pronto me jaló, me volteó y me acerco hacia la orilla de la cama, el se levanto, puso mis manos en mi espalda y empezó a metermela, me daba nalgadas de vez en cuando.
Grita! Gime, deja que todos sepan que te hago disfrutar - me dijo mientras me nalgueaba, era tan tosco, me la metía y sacaba muy rápido, yo le obedecí, a final de cuentas si lo estaba disfrutando, de pronto paro, me volteo, me levanto, me jalo el cabello con su mano izquierda y con la derecha me tomo por el cuello, me besó las mejillas, los labios, soltó mi cabello y con su mano empezó a pellizcar me los pezones, me dolía pero se sentía muy rico, acercaba su boca de vez en cuando y mordía mis pezones. Luego de un rato el me cargo, acomoda su pene y así, empecé a cabalgar, a sus buenos años, estaba en buena forma, yo lo cabalgaba y ahí no necesite que el me pidiera gritar y gemir como loca, lo que sentía me hizo hacerlo, sentía delicioso como me penetraba.
Oh sí, así haz que me venga, así amor - le decía mientras el subía aún más mis piernas, me movía delicioso, sentía su pene adentro, caliente, con tanto deseo no aguante, grité como loca y me vine, el continuo metiendomela, de manera que el orgasmo me duró bastante, pues la sensación que sentía no paraba, mientras yo seguía gritando, pensé que el también iba a venirse, pero no. A esa altura me tiró a la cama, se subió arriba de mi y así en la posición de misionero siguió dándome placer, de vez en cuando me daba una nalgada, una cachetada, de pronto con sus dos manos me tomo del cuello, estaba ahogándose y aquí debo decir que no sabía que sentir, por un lado era placer de como metía y sacaba su pene, por otro lado era extraño que no me dejara respirar, me penetraban tan rápido, que sentí demasiado caliente mi vagina de tanta fricción, estaba por venirse lo sabía. Se detuvo me levanto me hincó, me tomo del cabello y me hizo hacerle sexo oral, él manejaba el ritmo, era rápido, me ahogaba, de pronto se vino, me hizo que me tragara todo su semen, una vez que terminó, me tiró al piso, yo estaba cansada así que ahí me quedé, el se sentó en la cama.
Estaba recuperando el aliento, cuando ví una sombra afuera de la habitación, seguramente era su hijo. Mire a Ricardo
- Solo quería que entendiera, que tú estás conmigo, me contó lo que sucedió, me dijo que le habías gustado mucho, pero le hice ver qué tú estabas conmigo con esto - se acostó en su cama. Yo me levanté, busque mis cosas, me puse mi ropa y salí de ahí, después de ese encuentro, no volví a ver a Junior, hasta pasados un par de meses, pero esa, ya será en otra historia.