Mi madre y yo violamos a mi prima
Yo follaba a mi prima con el pepino en el coño y mi madre con los dedos en su culo que retiró para poner el consolador en su lugar
Antes que todo recomiendo leer mis antiguos relatos de mi madre y mi prima, así entenderán un poco más.
Explico un poco detalles de nuevo. Yo a mis 22 años, mido 1,62, con ojos verdosos. Es decir una española morena, bronceadita de piel. Llevaba 3 años manteniendo relaciones con mi madre, ella era una mujer de 39 años, de mi misma altura, con ojos azul grisáceo y morena. La típica madre que ves y jamás dirías que puede ser madre, antes parece mi hermana. Una mujer que a mi edad era modelo, con un buen pecho.
Luego estaba mi prima, con la que de pequeña hice rítmica y una cosa llevó a la otra y finalmente acabamos teniendo sesiones de sexo porque si, por disfrutar simplemente, sin pensar que éramos familia. Ella una chica rubia de 25 años, alrededor de 1,75cm, ojos castaños y con unos pechos aun mayores que los de mi madre.
Con ella llevaba muchos años desde los que teníamos sexo, más que con mi madre.
Un día en una de nuestras sesiones, mi madre nos descubrió a través de las cámaras que tenemos en casa. Lo cual eso hizo a mi madre cómplice de nuestras aventuras. Mi prima nunca llegó a saber que mi madre nos vio, ni sospechaba que ella lo sabía. Al contrario mi madre no quería que lo supiese mi prima.
Era un día de invierno, mi tía y mi padre se habían ido todo el fin de semana a la montaña, a ver al resto de la familia. En cambio, mi madre, mi prima y yo nos quedamos. Mi prima no sabía que mi madre se había quedado. El mismo viernes nada más partir nuestros familiares, yo fui a casa de mi prima.
Entré a su casa ya que al ser familia tenia llaves. Subí al piso de arriba, era un dúplex, ya que no la vi en la parte de abajo. Escuché la ducha, me dirige hacia allí, pasando por delante de su cuarto, miré por si acaso y la vi tumbada en su cama. Ignoré al momento el sonido de la ducha y fui hacia ella. No me había visto todavía, ella estaba tumbada mirando el techo, con las piernas abiertas, y su sexo bastante enrojecido. Sigilosamente me acerqué más a ella un poco agachada para que no me viera, entonces vi un poco de semen allí en su entrada… mmm… entonces el de la ducha era su novio, acababan de hacerlo muy reciente.
Mi mayor instinto me hizo acercarme y lamerlo, chupar todo ese líquido que por si solo empezaba a salir de ella. Un gemido salió de ella.
- ¿Vuelves a por más? –dijo deseosa pero agotada.
Ufff que calentito estaba lo que tenía ahí abajo. Seguí lamiendo con ansia. Hasta dejarlo bien limpio.
- Mi amor, ¿Dónde está el gel íntimo? –oí como decía el novio desde el baño.
Al instante ella se petrificó, lentamente empezó a bajar la cabeza en dirección a mí.
Yo la esperaba con una sonrisa de oreja a oreja, bien pícara. Al verme puso los ojos en blanco y luego se mordió el labio.
- Al fondo del último cajón. –respondió ella.
Entonces alargó su mano hasta mi cabeza y me aferró a su vagina de nuevo.
Me gustaba que me cogiera así la cabeza, que casi me ahogara en su olor… y más ese olor mezclado con el de su hombre. Me los follaba a los dos en ese momento, fue mi primer pensamiento. Pero ella se negaría al momento, por lo que me callé y seguí comiéndole toda la concha. Ese regusto a semen con fluidos femeninos…. Ufff como me estaba poniendo. Me apetecía devorar todo eso. Ella solo jadeaba, todavía estaba reventada de los orgasmos anteriores. Pero aunque no chillara tenía muy claro que no debía de dejar de comérselo, que esos labios rojos necesitaban una dosis de mi saliva para recuperarse. Así seguí haciéndolo. Poco a poco sentí como empezaba a tensar su cuerpo. MMM siii, pensé instantáneamente, dame tus fluidos para mí.
Pero se escuchó como cerraban el grifo del baño y salían de él.
- ¡Corre! Escóndete. –dijo algo asustada–. Ahí dentro del armario.
Me metí rápido entre las chaquetas. Él se vistió rápido. Madre mía que bien dotado estaba el cabrón… Normal que ella hubiera acabado así de reventada. La imagen de él follándosela como un loco me vino a la mente, allí penetrándola como si no hubiera un mañana. Volví en mi al escuchar la puerta de la entrada cerrarse. Al haberme desconcentrado no sabía seguro si él se había ido. Así que esperé allá encerrada. Hasta que por el agujero del armario la vi entrar en la habitación y tumbarse en la cama frente a mí.
Se sentó en mi dirección, seguía desnuda. Me miraba sin llegar a verme, sabiendo que yo si la veía. Separó las piernas mostrándome su ser más interno. Ahí me mordí los labios, ansiosa ante esa imagen. Lentamente puse mi mano dentro de mis pantalones, mi simple roce a mi misma me hizo gemir, llegando hasta ella el sonido de mi voz.
- Ven... –escuché que decía débilmente.
No tardé ni un segundo en abrir la puerta del armario y salir. Me dirige como hipnotizada hacia ella. La deseaba como nunca.
- Acaba lo que has empezado antes. –dijo con autoridad.
Yo jamás era una persona de las que obedecía, pero que más que acatar las órdenes de la mujer que me introdujo en el mundo del sexo.
Me agaché sometiéndome a sus deseos. Me arrodille ante esa imagen de su coño bien depilado. Ya había vuelto a su tono rosado, el rojo se había ido. Pero me encargaría rápido de volver a ponerlo igual. Sin andarnos con rodeos, me abalancé de nuevo sobre ese coñito. Dando primero suaves lametones en los alrededores del clítoris y los labios. Luego le metí la lengua lo más adentro de ella que pude.
- Mhhg… –un gemido extraño le salió sin más.
Seguí penetrándola con mi lengua. Luego fui a sus labios y los succioné con fuerza. Gimió de nuevo, aún más fuerte. Mi intención era que se volviera rojo, por lo cual succionaba con fuerza.
Rápidamente acerqué mi mano y le metí un dedo, que rápidamente fue seguido de un segundo y un tercero.
- ¡Sí prima! Fóllame tú. –dijo jadeando–. Como tú sabes.
Así lo hice, chupando con mucha fuerza sus labios y penetrándola con prácticamente toda mi mano. Al oír sus gemidos, esos chillidos que ni el primer día se resignó a esconder, que siempre se ha entregado a mí sin ningún pudor. Seguían aumentando… siempre he dudado si algún vecino se ha quejado alguna vez de tales sonidos. Dejé de chuparle los labios para ir a lamerle rápido el clítoris. Ahí ya su gemido se hizo más grabe y todo su cuerpo empezó a tener espasmos… y allí llego su buen chorro… ese chorro que solo era capaz de tener conmigo…
- Así… bébetelo… -dijo débil pero firme.
Me lo bebí sin derramar gota. Como me gustaba, todo dentro de mí. Aunque debido a la presión, me salpicó en la camiseta.
Con rapidez se incorporó y desapareció por la puerta. Sabía lo que iba a hacer. Por lo que me desnudé rápido para ahorrarle faena.
Allí apareció con un buen pepino. Ufff, como me ponía que me follara con eso.
Me tumbé en la cama como ella al principio, boca arriba mirando al techo.
- No. –me miró con firmeza–. Al revés.
- Ufff… –no pude reprimir ese gemido.
Me di la vuelta y me puse a cuatro patas. Ella tiró de mí hasta quedar al borde de la cama, con parte de mis piernas colgando. Ahí dejo caer saliva, que cayó en mi ano y fue resbalando hacia abajo. Luego fue a lamerme el coño y de una lamida subió hasta mi ano.
- Joder prima. ¿Por qué estás tan buena? –dijo degustando mi sabor en su boca.
Repitió el mismo proceso varias veces. Yo estaba muy cachonda, desde la imagen de su novio follándola yo ya me puse viendo las estrellas. Por lo que si seguía lamiéndome así me correría. Otra vez hizo lo mismo, solo que al posarse en mi vagina, me penetró con la lengua, hurgó un poco dentro de mí y salido a seguir su camino ascendiendo hasta mi ano, allí hizo lo mismo, me penetró de nuevo.
- Sí… –tan solo eso pudo salir de mi garganta, no podía dejar de gemir.
Empezaba a parecerme ella gimiendo. Que me comiera así me ponía mucho. Y tan solo era viernes…
- Primi, escoge, ¿quieres correrte antes de que te folle?
- No... –Respondí con dificultad–. Fóllame ya.
Y con mucha rapidez sentí ese pepino frio en mi coño, abriéndose paso. Solo meter la punta y el resto lo metió de una.
- ¡Diooos! –solté sin esperarlo.
Vale que ya estaba lubricada de por si, pero esa penetración sin una dilatación anterior y con tanta fuerza me hizo perder el equilibrio, fallándome mis brazos.
Me recuperé de nuevo ya que ella estaba esperando. Separé más mis piernas para quedar bien a su altura. Sin decir nada yo supe que debía hacer.
Presioné lo más que pude ese pepino en mi interior, por lo que fue saliendo rápido de mí y allí estaba preparada mi prima para meterlo de nuevo con su pelvis. Así hacíamos unas cuantas embestidas, yo cerraba al máximo mi entrada y ella se encargaba de reabrirla.
Yo ya no podía más, chillaba frustrada con deseos de correrme.
Ahí metió sus dedos en mi boca. Los chupé y mordí con fuerza, dejando mi marca en ellos. Luego dejo caer saliva de nuevo en mi ano y me penetró con esos dedos que yo había chupado. Primero uno… lo movía lentamente a dentro y a fuera…
Mi desquicio solo iba en aumento, no sabía cómo expresar ese placer, chillar no era suficiente.
Metió otro dedo y un gemido ahogado me dejó sin aliento.
- Sigue con el pepino. –me ordenó.
Volví a hacer fuerza para sacarlo fuera de mí y allá ella lo metió de una dentro otra vez, sin dejar de meterme los dedos en el ano. Cogió el pepino con la otra mano y empezó a moverlo bruscamente, al ritmo movía sus dedos.
Ahí mi orgasmo final empezó a llegar, aceleró aún más el ritmo y me corrí con un fuerte y prolongado gemido. Rápidamente sacó el pepino y los dedos de mí y chupó todo fluido que había brotado de mi interior.
- Sería un pecado desperdiciar esto… –murmuró con deseo.
Así sucedió parte del fin de semana, follando entre nosotras con fruta, con todo objeto que pudiéramos meternos.
EL domingo la convencí de que viniera a casa, que allí es más grande y podríamos hacer más cosas.
Yo tenía todo planeado con mi madre. El domingo la llevaría a eso de las 11:00 de la mañana a casa con la excusa de hacer una barbacoa o algo y mi madre estaría escondida para cuando lo hiciéramos. Había decidido que lo haríamos en la habitación de mis padres, allí mi madre lo había dejado todo listo.
Al llegar a casa, como eran las 11 aun teníamos como 3 horas hasta la hora de comer, por lo que teníamos tiempo suficiente, además podíamos comer cuando quisiéramos, no había prisa.
Éramos y somos ambas muy morbosas, pero a ella le daba cosa que fuera en la habitación de mis padres.
- Sí, aquí mejor. Tienen muchos juguetes… -le dije calmándola.
- Vale, vale… –dijo aún bastante insegura.
Lentamente empecé a besarla, para irla calmando. Sabía que una vez se excitara le daría igual el donde estábamos. Así que procedí rápido a excitarla. Mientras la besaba le cogí fuerte del culo, apretándola contra mí. Luego le mordí fuerte el labio, se quejó un poco, pero le encantaba hacerlo bestia y era la manera más rápida para excitarla mucho. Le di una fuerte nalgada, que la hizo dar un respingo. Ahí fue cuando salió la bestia que yo quería. Me cogió en brazos, yo la rodeé fuerte con mis piernas y me llevó de una a la cama. Me tiró prácticamente.
- ¿Dónde están esos juguetes? –dijo ansiosa.
- Mmm… yo los cojo. –respondí rápido.
Tiré de ella para que cayera en la cama y yo me incorporé. Cogí de la mesilla de noche un cinturón con el cual me costó pero al final se dejó atar las manos a la espalda, debajo del peso de su cuerpo, así estaría inmóvil ya que atarla a la cama no se dejaba. Lo tenía bien apretado, que le hiciera un poquito de daño.
Me costó aún más que se dejara poner el antifaz, pero al final cedió. La tenía indefensa, a mi merced. A punto, solo faltaba música. Ahí encendí la radio que mi madre había dejado un cd de chill out. Lo puse a tope que no se oyera nada. Ahí mi madre salió de debajo de la cama.
Por último mi madre me enseñó un factor sorpresa, había encendido la cámara de su habitación para que filmara. Eso me puso muchísimo, luego de todo se la enseñaría a mi prima, para luego borrarlo.
Yo me quedé mirando e indiqué a mi madre que siguiera. Mi madre sacó los pantalones y el tanga de mi prima, luego le subió lo máximo que pudo la camiseta e hizo lo mismo con el sujetador, los tenía debajo del cuello. Observé con deseo como mi madre empezaba a comerle el pecho a mi prima, ver esa imagen desde fuera… uuff… no tenía palabras para describir ese sentimiento. Pude ver como se le endurecían los pezones a mi prima, yo para poder bajar un poco el volumen de la radio y poder ir hablando con mi madre decidí ponerle unos cascos a mi prima y que allí sí que no oiría nada. Luego bajé un poco el volumen de la radio que así pudiéramos escucharla gemir y poder hablar entre nosotras. Mi madre volvió a besarle el pecho y luego le mordió el pezón… un <<¡Ohhhh!>> procedió de la boca de mi prima, hay si supiera quien la estaba haciendo gemir así…
Mi madre dejó ese pezón atrás para bajar un poco… ahí me acerqué a mi madre y le susurré al oído que se lo comiera bien fuerte… así lo hizo, empezó a devorarlo con ansia, como suele comérmelo a mí. Mi prima volvía a chillar como siempre, sin cortarse un pelo. Eso parecía desquiciar a mi madre, que cada vez la chupaba con más ganas. Ahí me acerqué a ellas y a mi madre le pregunté que donde estaba el cinturón con el consolador. Fui a buscarlo y de paso fui a por un pepino. Volví y escuché a mi prima corriéndose, la oía mucho antes de llegar a la habitación. Me encontré con la imagen de mi madre follándola con los dedos.
Que bella imagen… uuff…
Ahí le di ese cinturón a mi madre, el mismo con el que me desvirgó a mí.
Se lo puso audazmente y le dio la vuelta a mi prima, la puso de rodillas al suelo con el resto del cuerpo apoyado en la cama. Ahí la penetró de una, casi sin rozarla antes, la penetró ya ha distancia. Pero el chillido de placer de mi prima indicó que lo deseaba más que nada.
Ahí mi madre le dio un azote y empezó a penetrarla con fuerza. Con una mano la tenía cogida por el cinturón de sus manos, así la atraía con cada embestida y con la otra mano le masturbaba el clítoris.
Ahí mi madre me hizo una seña de que me incorporara, por lo que me puse debajo de la cama y tan solo puse mi cabeza entre las piernas de mi prima, que bien abiertas estaban. Mi madre sacó el consolador y yo rápidamente la penetré con el pepino. Un gemido de sorpresa la invadió, al sentir eso frio. Pero siguió gimiendo sin parar, ahí mi madre le metió un dedo en el ano, luego otro y así empezó a moverlos, dilatando bien la zona…
c mi vista era perfecta, veía ambos agujeros con precisión, así que vi a mi madre coger fluidos de mi prima y ponerlos alrededor del ano y embestirla lentamente…
- Primi siiii…. Hacía mucho no me follabas así… por los dos…
No controlaba el volumen de su voz por lo que chilló más de lo normal. Eso hizo que tanto mi madre como yo empezáramos a follar duro a mi prima, a embestirla con fuerza, con rapidez. Se corrió otra vez, esta vez tuvo su magistral corrida… en la cual acabo chorreando por mi cara…
Pude ver la fascinación de mi madre ante tal corrida… Saqué el pepino y mi madre el consolador y ambas nos incorporamos, solo mi prima cayó rendida al suelo, ahí se le desprendió un auricular, al verlo le puse una mano en la boca a mi madre para que no hablará.
- ¿Qué tal prima? –le comenté para ver si se había dado cuenta.
Solo escuché una fuerte respiración… se había quedado dormida. Entre las dos la subimos a la cama y la dejamos allá durmiendo.
Mi madre fue a hacer la comida y yo fui a por la cámara de video, allí pase a cd la sesión y la coloque en la tv de la habitación y la deje preparada puesta en pausa y le dejé el mando al lado a mi prima, que ella en su soledad viera ese video…
Luego fui a que mi madre me diera mi buena dosis a mi… y yo a ella.
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