Mi madre y yo somos pareja

Historia real de un chico que me invió su experiencia,muy parecida a la mía. Terminamos follando con nuestras madres. y al final nos convertimos en parejas.

Me llamo Antonio, hace unos meses publiqué un relato con el título " CONSEGUÍ FOLLARME A MI MADRE " que todavía podéis leer en el siguiente link http://www.todorelatos.com/relato/61630/

Recibí muchísimos mensajes, algunos pidiéndome fotos de mi madre, otros mandándome fotos de sus madres, hermanas e incluso suegras. Pero sobre todo diciéndome que habían vivido historias similares a la mía o que estaban a punto de convertirlas en realidad. Bastantes me animaban a seguir escribiendo más. Cosa que descarté pues mi historia es real y los detalles que han ido sucediendo después creo que todos os los podéis imaginar.

Pero hace unos días alguien me mandó su historia para compartir experiencias similares a la mía y me pidió que si me gustaba le hiciese las correcciones oportunas y la publicara yo. Le contesté que no necesitaba correcciones pero que la publicara él, que era una experiencia muy buena. Este chaval me volvió a escribir pidiéndome que por favor la publicara pues no quería dejar rastro en Internet, que quería ser lo más anónimo posible. Esto es lo que me propongo. La historia es la siguiente.

Me llamo Carlos (nombre ficticio), tengo 18 años y soy hijo único. Mis padres se casaron siendo unos críos después de que mi madre se quedara embarazada con 17 años, como os podéis imaginar ya era muy marchosita para aquella época. Ahora tiene 36 años y se conserva estupenda, un pedazo de tía 170 cm delgadita y con las medidas de escándalo. Siempre ha sido muy abierta de ideas. Mi padre, hijo de un empresario también muy abierto de ideas. Siempre me trataron como a un amigo y no como un hijo.

Hace dos años cuando yo tenia 16 años me fui con unos amigos de fiesta a un pequeño pueblo costero y vi entrar a mis padres en un local que tenía un nombre un tanto raro, pregunté que tipo de local era ese y me dijeron que era de intercambio de parejas. No les dije nada pero me sentí contrariado, a veces sentía rabia, otras imaginaba a mi madre follando con algún desconocido y me excitaba tanto que tenía que masturbarme pensando en la escena.

Hace un año mis padres anunciaban su separación. Mi padre se fue con una chica de las que habían conocido en unos de los locales que frecuentaban. Entonces le dije a mi madre que les había visto en un local de intercambio de parejas que sabía la vida que llevaban. Me respondió que la vida hay que vivirla.

Mi madre a principio de verano conoció a un hombre también separado. Yo era su confidente, me lo contaba todo. Desde el principio empezó atraerlo a casa. Subían a la habitación y se les oía como follaban. Yo le decía a mi madre:

  • Córtate un poquito cuando yo esté.

Ella me respondía riéndose:

  • Tú ya sabes lo puta que soy.

Todo parecía ir bien entre ellos, pero el sábado del segundo fin de semana de octubre 2009, cuatro meses después de conocerse, llegué a casa sobre las tres y media de la madrugada, sabía que a mi madre y a su novio todavía les faltaba una hora para llegar. Entré a ponerme el pijama y de pronto empezó a sonar el timbre con mucha insistencia, asustado salí corriendo tal como estaba con unos boxes y las zapatillas, me asomé por la mirilla y vi a mi madre apoyada en los brazos de una amiga mientras buscaban en el bolso las llaves. Abrí rápidamente la puerta y pregunté que pasaba. Su amiga Carmen me dijo que no me preocupara que como mi madre no estaba acostumbrada a beber había tomado una copa y le había sentado mal. Estaba borracha. Me la pasó sobre mi hombro y se fue.

Mientras la llevaba a su habitación decía entre sollozos:

  • Es un cabrón, me ha dejado, ha vuelto con su mujer.

La tumbé en la cama, estaba muy sexy a pesar de su estado lamentable, llevaba un vestido granate de brillo con apertura central de botones. Fui a coger su pijama para cambiarla y cuando volví se le habían abierto los dos botones de abajo y se le había subido el vestido. Llevaba unas medias negras con liguero y unas braguitas negras transparentes que mostraban todo su coño, estaba preciosa. No paraba de repetir mientras sollozaba:

  • Me ha follado en el coche y después me ha dicho que volvía con su mujer. Me ha echado un polvo y me ha dejado el cabrón.

Me sentí muy excitado mientras contemplaba la belleza de mi madre y la imaginaba follando en el coche con su novio como ella decía. Sentí como mi pene se ponía en erección, pensé que cuando la cambiara tendría que masturbarme pensando en esto.

Le desabotone el vestido, se puso de lado para que le desabrochara el sujetador y liberar sus pechos. Son preciosos tienen el tamaño justo, ni grandes ni pequeños pero muy tiesos. Me dijo que le quitara las medias y el liguero y en ese momento cambio su llanto por risa y me intentó coger el pene mientras decía:

  • Dame un poquito de eso.

Le contesté – que chorrada estás diciendo, estás bebida – pero empecé a pensar que habría pasado si la hubiese dejado. Se los quité y hay estaba, sólo con unas braguitas trasparentes.

Cogí el pantaloncito del pijama para ponérselo y me dijo:

  • Quítame las bragas, yo no duermo con bragas.

Le respondí – esta noche sí tendrás que dormir con bragas- empezó a sollozar de nuevo mientras decía:

  • Yo no puedo dormir con bragas, quítamelas.

Respondí:

  • Está bien te las quito.

Levantó las piernas y mientras se las quitaba, vi su concha en todo su esplendor. Estaba deseando dejarla en la cama acostada para pasar por el baño, estaba muy excitado.

La tenía allí desnuda con las piernas abiertas.

Intenté de nuevo ponerle el pantaloncito pero me dijo:

  • Tengo mucho calor, por favor déjame dormir desnuda.

Mientras estiraba su mano hacia mi pene me dijo:

  • Déjame que te toque un poquito.

No me dio tiempo a reaccionar, pero la dejé. Al comprobar que mi pene estaba erecto exclamó – guau- me metió la mano por debajo de los boxes y empezó a masturbarme.

Me estaba masturbando mi madre y me iba a correr mientras la contemplaba desnuda. Estaba muy excitado y a punto de llegar al orgasmo, cuando de pronto se paró y me dijo – bésame -. Me puse a darle un beso en la mejilla pero me cogió la cabeza y me metió la lengua hasta la garganta. Nos empezamos a besar, me cogió la mano y la puso en sus pechos para que se los acariciara y me dijo - tócamelos -. Seguimos besándonos mientras se los acariciaba.

De nuevo cogió mi cabeza y me la bajó hasta los pechos, comencé a lamérselos y empezó a gemir.

Entonces dijo:

  • Métemela por favor.

Yo dejé de lamerle los pechos y dije:

  • No, no, no, eso no, me voy, estás muy borracha y no sabes lo que dices.

Empezó a suplicarme:

  • Un poquito sólo, sólo la puntita por favor, sólo la puntita. Métemela sólo un poquito por favor.

En un instante me pasó por la cabeza de todo, que pasaría cuando se despertara. Y si aceptaba y la penetraba, estaba ebria y no sabía lo que decía. Sabía que no podía, pero sus palabras me habían excitado tanto que me apetecía. Necesitaba una señal que me orientara. En ese momento le dije:

  • No tengo preservativos.

Me replicó:

  • No necesitamos preservativos, tomo anticonceptivos, por favor métemela sólo un poquito.

Le dije que no me pidiera eso que no estaba bien. Pero estaba tan excitado que me puse a temblar. Sabía que si me lo volvía a pedir, accedería a sus deseos. Y eso fue lo que hizo, seguir suplicándome casi llorando:

  • Por favor métemela sólo un poquito, sólo un poquito, por favor, por favor.

Me puse encima de ella, cogió mi pene, lo orientó hacia su agujerito y se lo introduje mientras me decía – me encanta sentir como entra y me abre, muévete -. Comencé a moverme y se puso a gritar mientras gemía:

  • Fóllame, fóllame, fóllame, sigue, sigue, fóllame.
  • Dime puta, dime puta, dime puta, dime puta…..

Yo estaba callado mientras me movía, no me atrevía a llamarla puta, pero siguió insistiendo mientras gritaba muy excitada:

  • Dime puta, dime puta que me excita mucho.

Tímidamente le dije: - puta -. Entonces comenzó a gritar:

  • Sí, sí, soy una puta, soy una puta, estoy follando con mi hijo, soy una puta, estoy follando con mi hijo, dime puta.

Yo también comencé a gritar:

  • Puta, puta, eres una puta.

Cuanto más gritaba yo, más se excitaba y más gritaba ella. De pronto empezó a gritar más fuerte todavía:

  • Ya, ya, ya, me estoy corriendo, me estoy corriendo.

En ese momento me dejé llevar y solté toda mi leche dentro de ella. Noté como un torbellino de semen salía de mi polla para inundar todo su agujerito. Seguí moviéndome hasta que todo mi fluido estaba dentro de ella.

Cuando le saqué el pene, me cogió la mano y me dijo:

  • No me dejes sola esta noche, quédate conmigo.

Le contesté –vengo ahora mismo voy a lavarme-.

Me fui a darme una ducha y la dejé tendida en la cama, cuando volví allí estaba, tal como la había dejado. Dormida desnuda boca arriba con las piernas abiertas y chorreando leche de su vagina. Le dije si se iba a lavar y ni me contesto, abrió levemente los ojos, se sonrió, me metió la mano por debajo del pijama cogiéndome el pene y allí se quedó dormida. Apagué la luz pero no me podía dormir, no paraba de pensar que pasaría el día siguiente, había pasado algo muy grave, mi madre y yo habíamos follado. Como actuaríamos a partir de ahora, como si no hubiera pasado nada, o por el contrario nada sería igual. Estuve más de una hora dándole vueltas al coco cuando de pronto saco su mano bruscamente de mi pantalón y empezó a vomitar. Lo puso todo perdido, sábanas, suelo, colchón etc..

La llevé a la bañera, la duché, estaba como zombi, no se enteraba de nada, solamente cuando la estaba enjabonando, le metí el dedo por su vagina para limpiarle cualquier resto de semen que tuviera y me miro sonriendo pero de nuevo volvió a cerrar los ojos. Le puse el pijama y la dejé en un sillón mientras limpiaba todo aquel desaguisado. La acosté y yo también me acosté a su lado para vigilarla. Pensé que quizás estaba tan bebida que no se habría enterado de lo que habíamos hecho. Todo quedaría en un sueño.

A la mañana siguiente me levante y le deje una nota en la cocina recordándole que no vendría a comer que tenía una barbacoa con los amigos.

Sobre el medio día la llamé a ver como se encontraba y también quería saber como reaccionaría al oír mi voz. Me dijo que se había levantado con dolor de cabeza, había tomado una pastilla con el desayuno y se había vuelto a acostar. Y acababa de levantarse como nueva. Pero no hizo referencia a lo que había pasado la noche anterior.

Cuando regresé por la tarde, abrí la puerta y le dije que iba a ducharme, me metí rápidamente para no ponerme delante de ella. No me atrevía a mirarla a la cara después de lo que había pasado.

Cuando me estaba secando entro al baño y tuve que enfrentarme a mi miedo, mirarla. Y allí estaba ella, con un pijamita rosa de tela muy fina que señalaba sus pezones y un pantaloncito muy, muy corto. Se inclinó hacia mí y me dio un piquito cosa que nunca antes había hecho, me dio las gracias por lo de la noche anterior. Pensé que era por haberla duchado y acostado después de vomitar.

Me cogió la mano y me dijo –ven conmigo que estoy en deuda contigo- como iba detrás de ella se me fue la mirada hacia su culito, con ese pantalon tan corto se le salían las mollitas.

Me tumbó en la cama y se inclinó hacia mi polla, ¡no me lo podía creer, estaba chupándomela!. Mi polla reaccionó enseguida poniéndose muy dura, se la estaba comiendo toda. Se quitó el pantaloncito y se subió encima, me cogió el pene, se lo introdujo en su coño y se quitó la camiseta dejando sus hermosos pechos al aire. Comenzó a moverse, era un espectáculo ver los pechos en movimiento. Me acorde de las mollitas de su culito y lleve mis manos hacia ellas, empecé a apretujarlas mientras ella cabalgaba cada vez con más rapidez. Me pidió que le tocara los pechos y comencé a acariciárselos mientras seguía montada sobre mi pene.

Aceleró sus movimientos mientras decía:

  • Ya, ya, ya, me estoy corriendo, me estoy corriendo, me estoy corriendo.

Me dejé llevar y por segunda vez inundé la vagina de mi madre con mi semen. Se me dejo caer encima, me dio un beso y me dijo -creo que tenemos que hablar-.

Después de lavarnos estuvimos hablando un largo rato. Me contó que desde que empecé a ser adolescente dejó de mirarme como un hijo, que se le fue el instinto maternal. Yo le dije que desde que la vi entrar en aquel local de intercambio de parejas tampoco la miraba como a una madre.

Decidimos vivir como pareja hasta que yo quisiera. Dijo que me iba a hacer experimentar placeres que ni me podía imaginar que existieran. Me he trasladado a su habitación y hasta hoy no me han defraudado las expectativas.

La segunda noche que dormimos juntos se masturbó para mí. Fue alucinante verla en acción, como se tocaba. Me puso calentísimo, después follamos como bestias.

El fin de semana siguiente salimos, se puso un mini vestido negro ajustado y unas braguitas blancas que se le señalaban un montón. Nada más verla me excité y pensé que tendría que esperar al final de la noche para follármela, pero ya estaba deseándolo.

Me llevó a un local frecuentado por personas de su edad. Nada más entrar me di cuenta que con las luces moradas, las bragas se le veían como si no llevara vestido, se lo dije y me respondió que ya lo sabía. Que mirara que iba a disfrutar mucho.

No pasó desapercibida para nadie, todos los hombres empezaron a mirarla. Pedimos una copa y nos sentamos. Se cruzó las piernas y como el vestido era tan corto se las dejó todas al aire. Me estaba excitando pero no era el único. Había un grupo de cuatro chicos que no paraban de mirar y reír. Yo estaba un poco mosqueado y se lo dije. Y su reacción fue cruzar y descruzar las piernas. Como las bragas resplandecían, las enseño todas. Le reproché lo que estaba haciendo y me respondió que confiara en ella y me limitase a mirar. Se inclinó hacia mí, me besó pero al mismo tiempo abrió las piernas. El vestido le quedaba por encima de la cintura dejando ver todas sus bragas. Los chicos no dejaban de mirar y de reír, yo estaba desconcertado, no sabía lo que estaba pasando.

Me dijo espera y se fue a la pista a bailar. Rápidamente la rodearon los cuatro chicos y ella se puso de espaldas a uno de los chicos y empezó a bailar provocativamente, dándolo toque con su culito en la bragueta. Éste de dijo algo en el oído y ella empezó a reír. Siguió bailando provocativamente y dándole golpecitos en su paquete cada vez mas inflado y pasó lo predecible, el chico le puso las manos en la cintura. Ella se las quitó pero siguió bailando y el chico le volvió a decir algo y ella volvió a reír. Yo en ese momento tenía una extraña sensación estaba muy enfadado pero muy excitado. Por que me estaba humillando así, no estaba entendiendo nada. De pronto vino hacia mi, me cogió la mano y me dijo vamos. No me dio tiempo a pedirle explicaciones. Fuimos al coche me desabrochó el pantalón, con el enfado ni me di cuenta que tenía mi pene más erecto que nunca. Se quitó las bragas, me dijo:

  • Fóllame cabrón, fóllame.

Se la metí bruscamente y comencé a follarla mientras repetía:

  • Dime puta, dime puta.

Yo más excitado que en toda mi vida le decía:

  • Sí, eres una puta calientapollas, eres una puta.

Ella replicaba:

Sí, soy una puta calientapollas, me encanta que las pollas se levanten por mí, soy una puta.

Yo la seguí llamando puta hasta que estaba llegando al orgasmo entonces empecé a decir – me voy a correr, me voy a correr-.

Mi madre empezó a gritar aceleradamente:

  • Sí, córrete cabrón, mira como follo con otro.

En ese momento llegó mi punto máximo de excitación. Mi pene explotó dejando salir el chorro más potente y abundante de semen que había tenido jamás. Mientras yo repetía, - sí puta, sí-.

Mientras todavía me estaba moviendo me dijo:

  • Que te ha parecido follar con celos, que tal la experiencia.

Le contesté que me había sentido más excitado que en toda mi vida, que nunca antes había experimentado tanto morbo.

Yo me limpié con unos pañuelos. Ella con sus braguitas, las echo al suelo del coche y me dijo -vamos a tomar algo a un bar que conozco-.

  • Pero vas a ir sin bragas- le dije.

Ella me respondió que sí, pero que sólo lo sabría yo.

Nos fuimos a tomar una copa. Ella sin bragas y yo excitadísimo. A pesar de que había tenido una eyaculación estaba más excitado que nunca, no se me bajaba el pene, por que no paraba de recordar el mejor polvo experimentado hasta ese momento, y que mi pareja (mi madre) estaba sin bragas, preparando su coñito para volver a follar en cuanto regresásemos a casa. Llegamos a casa nos metimos en la cama y empezamos de nuevo a follar. El recuerdo de lo vivido me mantenía más excitado que al principio.

Ya ha pasado casi un mes y estoy colgado de mi madre. Bueno la verdad es que no tengo ningún sentimiento hacia ella como madre. La única sensación que tengo es que he tomado una decisión muy importante en mi vida; vivir en pareja con un pedazo de tía que está buenísima, folla como nadie y es un poquito mayor que yo.

Creo que pensareis que la historia de este chaval, muy similar a la mía también merece la pena compartirla con vosotros. Un saludo.