Mi madre pagó las consecuencias (1)

Una banda de jovenes pelados se venga de una empleada de una peluqueria, que resulta ser la madre de uno de ellos. Gangbang mature.

Hola, mi nombre es Alberto, tengo 17 años, y hasta hace unos días era un skinhead, o como diría cualquier persona normal, un pelao. Como todo skinhead que se precie, tenia una pequeña pandilla, y motivo de orgullo para mi en aquella época, era el pequeño de todos. El resto de la peña tenia de 19 para arriba, hasta los 25 de Jorge, que era el jefe. Entre a formar parte de la banda, a raíz de un compañero del gimnasio, Raúl, que me invito un día de fiesta con sus colegas, y allí conocí a todos mis futuros compañeros de desfase.

Salíamos cada fin de semana, ya fuera a meternos de todo, o a pelearnos por cualquier cosa. Recuerdo que entre en una dinámica muy desagradable para mi padres, que veían como dejaba los estudios, y me iba a trabajar de peón a la constructora del padre de Jorge, y me fundía todo lo que ganaba en vicios míos y de mi gente.

La panda la formaba Jorge, Raúl, Víctor, Alejo y, para mi sorpresa inicial, dos tías, Vanesa y Marta. Que yo supiera, Vanesa se había follado a todos menos a Raúl y a mi, pero poco tardaría, porque a sus 24 años seguía siendo una guarra de cuidao.

Víctor era el que conseguía la mercancía, y tanto Vane, Alejo y yo, los que la vendíamos en los lavabos de las discotecas a las que íbamos.

Jorge ponía los contactos, y extendía su protección a todos nosotros. Conocía a todo el mundillo de la noche, a los pelaos mas chungos y sabia que hacer en todo momento.

A veces salíamos de fiesta, solo los tíos, salíamos en furgoneta por si pillábamos algún moro o algún negro en nuestro territorio, pero la mayoría de veces, acabábamos metiendo un par de putas. De algún modo, siempre las engañábamos, decíamos que era para un par de mamadas, subían a la furgoneta, una vez allí nos la follabamos por todos lados. Destacar que todas esas putas siempre eran negratas, a mi la verdad, que me daba igual, pero a ellos tenias que haberlos vistos, cuando no podían romperle la cara a un negro, se cebaban con alguna puta de color, forzándola salvajemente, especialmente Jorge, como líder del grupo, tenia que demostrar su agresividad de alguna forma de cara a los demás, y era el que mas violento se ponía.

Eso era el pan nuestro de cada día, y poco a poco, me iba convirtiendo en un autentico hijo de puta, que disfrutaba en degradar, humillar y destrozar todo aquello que se salía de nuestras ideas. Pero hubo un hecho, que provocó el derrumbe de todas estas creencias que hasta la fecha me hacían sentirme mas que un hermano respecto a mis colegas, y fue cuando los cabrones se aprovecharon de mi fe ciega en ellos para joder a mi familia, bueno, realmente a la única que jodieron fue a mi madre.

Mi madre se llama Rocío, tiene 46 años, y trabaja en una peluquería de señoras. Como buena peluquera, tiene una larga melena morena, con un cabello frondoso y liso, que le llega a la altura de los hombros, y le enmarca unos rasgos bien definidos. Empezando por los ojos negros, que siempre lleva pintados, y acabando por una boca con unos labios muy gruesos. Mi madre, es de ese tipo de mujeres, a las que yo llamo neumáticas, con algo de carne donde agarrar, medirá alrededor de 1.68 y pesara unos 63 kilos. Tendrá una talla de 100, y unos muslos que son lo mejor de su cuerpo, bastante bien formados, supongo que de estar para arriba y para abajo en la peluquería, y un culazo propia de una cuarentona, que va camino de los cincuenta.

Todo empezó un viernes por la tarde, cuando mientras nos fumábamos un peta, vino la Vane con una de sus historias, contando que una mala puta la había echado de la peluquería por no querer pagar un corte de pelo, que según ella era una mierda. A medida que iba dando mas datos sobre la historia, reconocí que hablaban de la peluquería donde trabajaba mi madre. Lo peor comenzaba a gestarse, como no teníamos nada que hacer esa noche, fuimos a la peluquería, y arrastrado por las circunstancias, me vi destrozando el lugar de trabajo de mi madre.

Al día siguiente no se hablaba de nada mas en el barrio que de los terribles destrozos que se habían provocado en la peluquería. La dejamos tan destrozada, que durante 3 semanas, mi madre no fue a trabajar, quedándose ociosa en casa, y saliendo de compras con sus amigas.

Un día de esos tuve que acompañarla a comprar comida al centro comercial, eran las 10 de la mañana, y en principio, nos íbamos a quedar a comer por ahí, porque no tenia ganas de hacer la comida. Hasta aquí todo era bastante tranquilo, hasta que en el parking nos cruzamos con Jorge y la Vane que también iban comiendo en el centro comercial. Nada más cruzarnos con ellos, mi madre reconoció a la Vane, como la que monto el pollo en la peluquería y la amenazó con denunciarla, a partir de esas palabras, todo cobró un sin sentido que dura hasta ese momento.

Jorge, a pesar, de saber que era mi madre, sacó una navaja, y la hizo callar, yo grite sorprendido, para que guardará el arma, pero con solo ver la mirada de Jorge me cagué, sabía de lo que era capaz, porque ya había sido testigo de sus idas de ollas. Así que calmé a mi madre, y subimos los cuatros a la furgoneta. Mi madre estaba histérica, la visión del arma la había colapsado, y no tenia ni idea de lo que iba a pasar. Yo en cambio, se muy bien lo que a continuación iba a pasar, y ello se confirmo cuando la Vane, le dio dos ostias a mi madre, y le dijo: "Ahora sabrás como es que te jodan bien, puta!!" . Acto seguido llamo a la banda, para decir que se reunieran todos en nuestro punto de reunión, que teníamos "fiesta".

Nuestro punto de reunión, no era otro que un local asqueroso, donde guardábamos toda la mierda, y con varios somieres desgarrados. Mi madre estaba petrificada, y tenia la cara desencajada, y eso que todavía no sabia que iban hacer con ella. Yo, tonto de mi, solo pensaba que querían asustarla. Pero cuando Jorge, nos reunió a todos, me di cuenta de mi error.

Aun recuerdo sus palabras a todos nosotros: "A ver chavales, esa tía de ahí, es la vieja de Alberto, y a que no sabéis donde trabaja la muy puta?"... hubo un silencio, y Jorge siguió: " en la mierda de peluquería que destrozamos el otro día, esos cabrones han puesto una denuncia, y a mi nadie me denuncia, joder!!".

Sabía que tenia que proteger a mi madre, así que a pesar del miedo que sentía, me vi obligado a replicar: "Joder, Jorge, que es mi vieja macho, ella no tiene nada que ver es solo una empleada que..." Otra vez la mirada de Jorge me paralizó y recuerdo muy bien sus palabras: " Mira niñato, tu vieja y sus amigas nos han jodido, es justo que hará las joda yo a mi manera, así que quiero que te quede claro, voy a follarmela tan jodidamente fuerte que no va ni atreverse a mirame la próxima vez que me vea. Voy a follarme a tu madre, no sólo yo, sino todos nosotros, tu eres un puto pajillero, y si quieres también puedes aprovechar....". El cabrón no podía ser mas directo, mi panda, a los que yo creía por encima de mi familia, se iban a follar a mi madre, de echo ya se estaban despelotando, y encima solo hacían comentarios idiotas como el cabron del Alejo "Tranquilo, sabes que soy muy tierno" para continuar diciéndome, "yo de ti me la follaba, va a quedar tan harta de polla, que no reconocerá ni la de su propio hijo". Ante ese comentario todos se reían. Ese comentario, y el anterior de Jorge, muy a mi pesar, me pusieron cachondo, y en ese momento, mire a mi madre, como si fuera una puta mas que habíamos llevado a nuestro local, y de hecho note una erección, cuando la Vane (que le tenia ganas) la estaba desnudando ante la mirada lasciva de Víctor, Jorge Raúl y Jorge, que la habían rodeado y empezaban a entonar sus jóvenes pollas.

Mi madre estaba a condenada, ahora comenzaba a tomar consciencia, de que no solo querían asustarla, y por si la imagen de 4 chavales desnudos con las pollas en la mano rodeándola no bastaba, la Vane se acercó a ella, y le dijo: "Estos tíos te van a reventar por todos lados, guapa, y yo voy a grabarlo todo." Dicho eso, cogió una cámara, y se puso a grabar el espectáculo, mientras se sentaba junto a Marta. Ambas empezaron hacer comentarios guarros, para poner cachondos a los cabrones que se iban a follar a mi madre, solo me llegaban sus voces, que daban ideas para follarse a mi madre: "Esta tía parece una bocas, seguro que le caben las cuatro pollas", ...

Mi madre suplicaba para que la dejaran, les ofreció dinero, pidió mi ayuda a gritos, pero yo no podía hacer nada, estaba demasiado horrorizado para hacer algo, solo oía las risas de Marta y la Vane, y tenia grabada en la mente la imagen de mi madre, tumbada en un sucio somier, como una puta mas, totalmente desnuda, rodeada por cuatro jóvenes pelados. Ya no se trataba de la denuncia, o de dar una lección, se trataba de divertirse, de dejar escapar la frustración que tenían en una pobre señora de 46 años, que por estar en el momento equivocado, y por hacer un comentario inoportuno se vería forzada hasta limites insospechados. Mi madre no tenia nada que hacer, de eso ya se encargarían mis "amigos".