Mi madre paga la cuenta
La testarudez de mi padre al negarse a pagar la cuenta del restaurante hace que el personal encuentre otra forma de pago más interesante.
Hola mi nombre es Jose, y tengo 18 años. Mi padre tiene 45 años, se llama Domingo y es sociólogo. Es una persona bastante esmirriada, y que siempre presume de que el no usa el físico, sino su cerebro. El hecho de creerse tan inteligente le hace bastante cabezota, y muchas veces arrogante. Mi madre Laura, de 39 años es una mujer muy bella, con carita de angel, rubia, muy blanca de piel y unos ojos verdes muy llamativos, y dicho sea de paso, también con un cuerpo angelical, de esos que sin llamar la atención excesivamente, hacen que cualquier prenda que se ponga vaya perfecta. Ella, al contrario que mi padre, es tremendamente humilde, y odia las confrontaciones, y es por eso que mi padre siempre gana las discusiones. A pesar de eso mi madre siempre le ha querido igual, y siempre ha sido una esposa y madre feliz.
Hasta ahora mi vida había sido normal pero todo cambió hace unos meses. Ocurrió un día que mi veníamos de ver una película y mientras volvíamos empezamos a tener hambre. Ya era bastante tarde, pasadas las dos de la madrugada y todos los restaurantes estaban cerrados, y por fortuna divisamos un pequeño local que aún seguía abierto. Estaba a punto de cerrar y fuimos corriendo. Al entrar a mi casi me entra una arcada. Era un local que se caía a pedazos, y la higiene no era lo más destacable. Además había un olor rancio que tumbaba, por no decir que el personal parecía de todo menos profesional. Decidimos entrar ya que teníamos mucha hambre y tampoco había nada más abierto, aunque pronto nos íbamos a dar cuenta de nuestro error.
Salió a recibirnos un camarero que era todo un personaje. La camisa por fuera, arrugada, y que no debía ser mucho más mayor que yo, y bastante delgado, casi como mi padre. Tenía cortado el pelo a lo militar, y una cara de chulito de las que más odio.
Antes de dirigirnos la mirada le echó un repaso de arriba abajo a mi madre que nos hizo sentir incómodos a los tres. Esa noche mi madre se había puesto un vestido beige de tirantes que le llegaba un palmo por encima de la rodilla, de escote recto que dejaba apreciar la perfecta redondez de sus senos sin resultar descarado, y un collar de perlas que le había regalado mi padre por su aniversario. En conjunto, mi madre denotaba mucha clase y elegancia, en contraste con la dejadez y suciedad del camarero que no se cortaba un pelo al mirarla.
-Buenas noches, señores y .señora esto último lo dijo con un tono que hizo ruborizar a mi madre Realmente a estas horas ya no servimos, pero por la señora haremos una excepción. Para tres, ¿no?
Antes de que dijéramos nada, el muy descarado tomó a mi madre de la mano, y apoyando su otra mano muy abajo en su espalda, nos condujo hasta nuestra mesa. Mi padre le miró con desprecio pero no dijo nada. Nos sentamos y vimos que la mesa aún no estaba ni servida.
-Enseguida les limpio la mesa y cogiendo un trapo lleno de mierda se puso a limpiar la mesa, mientras no apartaba la mirada del escote de mi madre. Mi padre estaba observando el local en el que nos habíamos metido pero yo pude ver cómo se le caía la baba con una señora como mi madre.
En la sala había otro camarero, que tenía pinta de ser el encargado porque la camisa que llevaba era de otro color, a pesar de estar igual de sucia que la de su compañero. Era bastante alto y corpulento, con el pelo repeinado hacia atrás con 2 litros de gomina
-Lucio, para servirles. ¿Qué van a tomar? dijo sin apartar la vista de mi madre, que con lo tímida que era ni siquiera se atrevió a levantar la mirada.
Los tres cogimos la carta y la verdad es que no había mucho que elegir, así que fuimos a por lo que menos malo parecía. Mi padre pidió un bistec con salsa barbacoa, mi madre una ensalada mixta y yo pedí unos macarrones. Tras tomar nota, se fue a la cocina, y desde la puerta gritó como un bruto lo que habíamos pedido. Lo que más me impresionó fue que desde la cocina contestó una voz ronca, grave, y con muy mala uva.
-¡Vale, coño!¡Como me vuelvas a gritar así te rajo con el cuchillo!
Mi madre agachó aún más la vista, mi padre hizo un comentario sobre el pésimo servicio de este local, y yo deseé comer rápido y salir de allí lo antes posible.
Al cabo de unos breves instantes vino el camarero con nuestros platos, y al irlos poniendo sobre la mesa se le cayó un poco de salsa de tomate sobre mi madre, justo encima de sus pechos. El muy desgraciado del camarero, ni corto ni perezoso, cogió con su dedo y tocándola con descaro, le quitó la mancha de tomate para meterse luego el dedo en la boca.
-¡Ñam, joder así si que sabe bien! Señora, eso es que está usted buenísima, jeje dijo guiñándole un ojo. Mi madre se moría del asco por haber sido tocada así por el camarero, que encima se había metido el dedo en la boca para saborear el tomate que había caído encima de sus tetas, pero solo sonrió cortésmente, muy a su estilo, con tal de no montar movida.
Pero mi padre no se contuvo y le gritó:
-¿Pero qué coño cree que está haciendo? ¡No vuelva a ponerle un dedo encima! gritó furioso.
-Eh, eh eh, tranquilo jefe, que lo he dicho en broma. Pues la próxima vez que se limpie ella solita dijo ofendido.
El camarero se marchó y nos dispusimos a probar la comida pero eso era asqueroso. Mis macarrones parecían trozos de plástico. La ensalada de mamá tenía la lechuga más pocha que había visto en mi vida, y el filete de mi padre era de todo menos filete. Además la salsa barbacoa olía agria desde donde yo estaba. Mi madre se empezó a comer su ensalada haciendo estómago, pero mi padre y yo nos negamos a comer esa mierda. Mi padre llamó al encargado, que se llamaba Julián, y le dijo que nos cambiasen la comida inmediatamente. Éste llamó de nuevo a Lucio para que recogiese los platos.
-¿Pero qué le pasa a la comida?
-Pues para empezar mi salsa está agria. Y la carne está como la suela de un zapato dijo mi padre enfadado.
-¿La salsa? ¿Pero qué tiene de malo la salsa? Tío, no sea usted tan tiquismiquis. y metiendo un dedo en la salsa se lo llevó a la boca.
-¡He dicho que nos cambie los platos! ¡Compórtese como un camarero, maldita sea! le instigó mi padre.
-¡Coño, y usted deje de comportarse como un gilipollas! le contestó el otro.
Justo entonces apareció el encargado y yo creía que le iba a echar la bronca al otro, pero éste era igual de maleducado.
-A ver, señor, cálmese que él no tiene la culpa de nada. A lo mejor es que es usted un poco refinadito comiendo, ¿no? dijo con chulería. Mi padre le iba a contestar pero antes de eso el encargado cogió los platos y dijo Ahora se los cambiamos, no se preocupe, "señorito".
Mi padre estaba que trinaba de rabia, pero mi madre le pidió por favor que se calmase, y que comiésemos rápido y nos fuésemos de allí. Yo opiné igual y mi padre se calmó. Lo que nos volvieron a traer estaba igual de malo, así que mi padre y yo dejamos los platos de lado, y mi madre se comió lo único que se podía comer de su ensalada, un poco de atún y los espárragos. Al ver a mi madre comer los espárragos pude oír las risas de los otros camareros, haciendo comentarios salidos de tono sobre cómo mi madre se los estaba comiendo. Mi madre también debió oírlo, porque enseguida dejó de comer. Por fortuna mi padre no lo oyó. Estaba pidiendo la cuenta, y cuando nos llegó mi padre flipó. Nos habían cobrado los platos que nos habían retirado.
-Bueno, esto es vergonzoso dijo mi padre Yo no pago para comer en un sitio así. Vámonos.
-¿Sin pagar? pregunté yo, totalmente de acuerdo pues estos desgraciados no se merecían un puto duro. Mi padre asintió.
-Pero Domingo, eso no está bien. ¿Y si se dan cuenta? Oye, no seas tonto cariño, simplemente paga y vámonos de aquí le rogó mamá.
-Cuando digo que no pago, es que no pago dijo mi padre, y levantándose nos indicó que hiciéramos lo mismo. Mi madre y yo le obedecimos y nos dirigimos hacia la salida, cuando se oyó a Lucio:
-¡Ey! ¿No van a tomar postre? Señora, quédese a tomar postre que - y vio que no habíamos pagado - ¡Eh! Que se van sin pagar.
-Pues claro que nos vamos sin pagar. Y deberías estar contento con que no os ponga una hoja de reclamaciones le espetó mi padre.
-¡Julián! ¡Ven, que estos señores no quieren pagar! llamó Lucio.
Entonces apareció no sólo Julián, sino que el chef salió también de su cocina alertado por los gritos. El chef iba vestido como tal, de blanco, pero su ropa estaba llena de manchas de comida. Era un tipo gordo, muy robusto, muy alto. De una ostia podría matarme si se lo propusiera.
-¿Qué coño pasa ahora? preguntó Julián
-Resulta que se querían ir sin pagar le informó Lucio.
-Y no tenemos intención alguna de pagar dijo mi padre, haciendo ademán de irse.
-Lucio, cierra la puerta ordenó Julián al camarero de las greñas, que cerró la puerta con llave.
-De aquí no se irán sin pagar avisó Julián.
-Cariño, ya te dije que pagases y nos fuéramos dijo mi madre fastidiada y asustada por la súbita encerrona.
-Laura, yo no tengo que pagar por un servicio como éste contestó mi padre enfadado por que mi madre le dijese eso.
-¿Porqué no hace caso a su esposa, nos paga y se deja de problemas?
-Oiga no se preocupe, yo les pago ahora mismo. Domingo, dame mi cartera, que ya les pago yo a estos señores dijo mamá pidiéndole la cartera a mi padre.
-No, Laura. Si yo no les quiero pagar, no les vas a pagar tú tampoco dijo mi padre cada vez más enfadado por la actitud de mi madre.
-Señor, la señora ha dicho que nos va a pagar, y le hemos tomado la palabra, así que mejor que le de su cartera. Nos va a tener que pagar de una forma u otra, y es mejor que lo hagamos por las buenas.
-Dame la cartera, Domingo suplicó mi madre.
-No, de nuestros bolsillos no va a salir ni un euro para pagarles dijo mi padre mirando desafiante al personal.
-Está bien, no se preocupe dijo Julián Si usted no nos paga, lo hará su esposa.
-Yo si de veras que les quiero pagar, pero es que el dinero lo tiene mi marido se excusó mi madre.
-Oh, no se preocupe, una mujer como usted nos puede pagar de otras formas y diciendo esto miró a Lucio, que se acercó por detrás a mi madre y le puso las manos sobre el culo y empezó a sobarlo. Mi madre se quedó paralizada de miedo, y no se atrevió a apartarse por miedo a que se enfadasen más y la cosa pasara a mayores.
Mi padre intentó apartarle pero enseguida recibió un puñetazo de Julián, que le tumbó de un solo golpe. Yo intenté ayudar a mi padre, pero el chef me mostró un enorme cuchillo, lo que hizo que desistiera en el acto, pues no tenía ni la más mínima posibilidad.
Julián se acercó a la madre y Lucio se apartó. Agarrándola del cuello le pegó un beso, tratando de abrir los labios de mi madre, que al principio se resistió, pero ante un tirón de pelo de Julián al menos abrió la boca para que el pudiese explorar con su lengua la cavidad bucal de mamá. Ella se mantenía inmóvil, con la boca semiabierta lo justo para dejar pasar la gruesa lengua de Julián de modo que no se enfadase.
Al rato dejó de besarla, se alejó un paso y le dijo a mi madre:
-Uhm que rica sabe su boca, señora. No se imagina lo bien que nos va a pagar.
-¿Qué qué quieren de nosotros? Les pagaremos, se lo juro dijo mi madre temblando de miedo.
-Oh, ya lo creo que lo harán. De hecho nos pagará usted. Para empezar, quítese ese vestido tan mono que lleva puesto dijo Julián muy seguro de sí mismo.
Mi madre se quedó sin habla ante la petición de Julián, sin saber qué hacer. El chef entonces sacó de nuevo el cuchillo y gritó:
-Joder señora, o nos paga portándose bien o le juro que hago una locura con su hijo amenazó apuntándome con el cuchillo.
Ante esa amenaza mi madre reaccionó, y suspirando se sacó los tirantes, que se deslizaron por sus brazos para dejar caer todo el vestido hasta sus tobillos. Lo que pude ver nos dejó extasiados a todos. El vestido de tirantes tan elegante de mi madre no era para llevar sujetador, y debajo solo llevaba puesto un tanga negro de encaje que cubría mucho menos de lo que hubiera deseado en ese momento. Por lo visto esa noche mis padres tenían intención de cumplir con el matrimonio. Nadie conseguía apartar la vista de esa magnífica visión de cuerpo blanco como la porcelana, completamente desnudo a excepción de un tanga muy sexy y un collar de perlas que rodeaba su cuello. Ella miró a Julián, y este sonriendo le dijo:
-Te llamas Laura, ¿no? Bien, pues Laura, ahora te vas a poner de rodillas.
Ella obedeció y se puso de rodillas, y todos se acercaron menos el chef, que nos vigilaba amenazante.
-Vaya veo que te gusta sentirte observada desnuda delante de tantos hombres. ¿Tengo razón? preguntó Lucio.
-N..no no es verdad protestó ella débilmente.
-¿Ah no? ¿Y porqué tienes duros los pezones? Jajaja ella su fue a tapar pero Julián le agarró de las manos para que lo pudiésemos ver. Y era verdad. Sus pezones estaban bastante empinados, y desde luego no era por el frío. No me lo podía creer. Y mi padre tampoco.
-Bueno, Laura. Ahora para pagarnos vas a tener que chuparnos la polla. ¿Qué te parece? preguntó amablemente Julián.
-No por favor - suplicó mi madre. Pero haciendo caso omiso, Lucio y Julián se desabrocharon el pantalón y dejaron a la vista dos tremendos trozos de carne a la vista de todos, que no eran algo sobrenatural pero desde luego mucho más de lo que yo y mi padre habríamos soñado con tener jamás, y apuntando a la cara de mamá se acercaron, que se quedó muda de asombro, observando esas enormes pollas con cara de alucinada.
-Joder, mira cómo nos mira el nabo la señorita. Esta no ha visto algo así en su puta vida comentó Lucio divertido y con el ego por las nubes.
-Buena Laura. ¿Seguro que no nos quieres comer la polla? ¿Eh? ¿Ni un poquito? ¿Estás segura? insistió Julián.
Ahora mi madre tenía ambas pollas delante de su puta cara, a apenas unos centímetros, y tragaba saliva. Los dos camareros sostenían sus pedazos de carne sobre sus manos meneándola de una lado a otro frente a los labios de mi madre. Pude notar que sus pezones estaban a reventar, al igual que los dos increíbles penes que tenía ante sus narices. Nos miró a mí y a mi padre, y luego volvió a centrar su mirada en esos pepinos que tenía delante.
-Venga Laura sabes perfectamente que te gustaría metert - empezó a decir Julián, cuando mi madre sin previo aviso abrió la boca y se metió la punta de la polla de éste en la boca con timidez. Julián puso una cara de tremendo placer y con la otra mano acarició la cabeza de mamá en señal de agradecimiento.
-¡Joder con la princesita! ¡Me cago en la leche, cómo sabe lo que le gusta. Jaja! rió Lucio regocijándose al verla ceder.
Entonces Julián mandó traer el plato de la carne con salsa, y cogiendo un poco de esta, se la puso sobre la polla.
-Venga Laura. Vas a probar la salsa. Dice tu marido que está malísima. A ver a a ti que te parece.
Mi madre abrió la boca tímidamente y se metió la polla manchada en esa salsa agriada en la boca, y a pesar de ello se la limpió en la primera pasada, dejándola impoluta.
-Creo que aún no la ha podido saborear bien. Toma, aquí tienes otro poquito y mi madre volvió a limpiarla de una sola pasada. Mi padre y yo estábamos flipando.
Julián siguió poniendo un poco de salsa en su polla, que ella iba limpiando contínuamente con precaución, pero pronto empezó a mamar la polla de Julián con más decisión, haciendo sonoros ruidos con la lengua al limpiar la salsa, y a cada pasada entraba un poco más de esa polla por su boquita.
-¡Jajaja, pero mírala! ¡Cómo chupa la tía! ¡Vaya mamadora! ¡Yo también quiero! pidió Lucio poniéndose él también algo de salsa. Mi madre al oír esto se sacó la polla de Julián de la boca y agarrando la de Lucio se la metió en la para sacarla limpia de nuevo.
-¡Ohhh ..uffff! ¡Madre mía, no sabía que fuera tan buena la muy cabrona! Toma, aquí tienes un poquito mas de salsa y diciendo esto se puso una buen cantidad de salsa sobre su polla, invitándola a limpiarla. Ella lo hizo gustosa, y Julián y Lucio se fueron poniendo salsa en la polla para que mi madre se la limpiase a uno después de otro. Así estuvieron un buen rato hasta que se acabó toda la salsa, y rebañando con sus capullos dejaron el plato limpísimo, y mi madre se encargó de limpiarles los restos de sus nabos.
-¿Y bien, que te ha parecido la salsa? preguntó Lucio.
-Hmm .Sabe muy rico. Pero creo que es sobre todo por la carne. Ésta carne es sin duda mucho más sabrosa dijo juguetona y sonriente.
-¿Has oído, gilipollas? Tu mujer opina que la salsa estaba bien rica. De hecho se la ha acabado entera ella solita. Y no ha dejado ni gota, jajaja.
-La Laura ¿pero qué te pasa?¿porqué haces esto? preguntó mi padre completamente perdido.
-¿Qué porqué? ¿Y tú me lo preguntas? el tono de mamá había cambiado. Ese tono lo había escuchado pocas veces, pues pocas veces se enfadaba mi madre Si no hubieras sido tan cabezota, y les hubieras pagado, nos hubiéramos ido pronto a casa, y hoy te tenía preparada una sorpresa muy especial. Iba a hacerte el amor como nunca, a pesar de esa pollita que tienes entre las piernas. Pero no, lo tenías que joder todo con tu arrogancia, poniendo en peligro a toda la familia, y quitándome las ganas de hacerlo esta noche contigo. Pero ¿sabes qué?, que cuando he visto estas pollas he pensado que estoy harta de aguantar tus gilipolleces callada, y que por tu culpa casi arruinas la única noche de sexo en mucho tiempo, pero no pienso dejar que me lo fastidies, sobre todo si tengo a mi disposición penes como estos. Tal vez así aprendas a no ser tan imbécil la próxima vez.
-Cariño, perdóname de verdad decía mi padre casi entre lágrimas Está bien, les pagaré ahora mismo lo que haga falta, y te prometo que cambiaré, pero por favor
-Ah no, ahora ya no. Haber pagado antes. Ahora te jodes, y vas a ver como se cobran conmigo estos hombres, no sólo la cena, sino tu estupidez. Y tú hijo observa y aprende de los errores de tu padre. Así que lo único que podéis hacer es callaros y observar cómo me voy a tragar estas deliciosas pollas.
Me equivocaba. No era enfado. Al menos no sólo eso. Esa situación de miedo había roto todas las barreras de mi madre, y ahora estaba completamente desinhibida, y entre su calentón y su cabreo, se había destapado la puta que estaba oculta bajo esa hermosa y delicada apariencia.
Por eso, por la estupidez de mi padre y mi cobardía para defenderla en las discusiones, estaba mi madre chupándole el nabo a desconocidos.
-Bueno zorrita, nos estás pagando muy muy bien dijo el encargado complacido.
-G´jacias logró decir mamá con la polla de Lucio llenando su boca.
-Ya es hora de que te demos cambio, jejeje. Quítate ese tanga de guarra que me llevas.
Mi madre se sacó de la boca la polla del decepcionado Lucio que se lo estaba pasando en grande, y se quitó deprisa el tanga, mostrando un coño bien depilado, y lo tiró a donde estábamos mi padre y yo, y pudimos comprobar que estaba bastante mojado.
Los dos camareros la cogieron y la subieron boca arriba a una mesa, y Lucio se colocó en el lado de la cabeza para seguir recibiendo aquella magnífica mamada. Julián por su parte se colocó entre las piernas flexionadas de mamá, y sacando la lengua, la pasó por toda la raja, arrastrando y saboreando todos sus jugos. Mi madre soltó un largo gemido de placer, cerrando las piernas alrededor de la cabeza de Julián.
-Joder que coñito más sabroso. Más rico que esa boquita de putón que tiene. Lucio, deberías ver lo mojada que está esta perra. Mmhh .ñam .slurp .slop .slurp .
Mi madre se retorcía de placer, sin dejar de mamarle la polla a Lucio, con sus dos manos agarrando la cabeza de Julián en señal de que la estaba haciendo gozar como a una cerda.
Al verse animado por mi madre, Julián comenzó a mordisquear y a comerle el coño con más ímpetu, acción que se traducía en momentáneos gemidos en los que ella dejaba de mamarle la barra de carne a Lucio.
-¡Ahhh joder, zorra, no dejes de chupar! ¡Coño Julián, vamos a cambiar de posición, cabronazo! se quejó Lucio.
-Está bien, está bien, deja de quejarte tanto. Ahora cambiamos posiciones. Primero deja que le de un poco de polla por su coñito mojado y diciendo esto puso su polla en la entrada de la vagina de mamá. Tras escupir en el coño de mamá, a pesar de que no hacía más falta de lo mojada que estaba, se la introdujo de un golpe, y ahí se quedó, con la cintura echada hacia delante, agarrándole una teta y con cara da absoluto gusto, con su polla enterrada completamente en el sexo de mi querida madre.
-¡¡Ahhhhh ..diossss ..cabronazo .me .me matas ..!! ¡¡Ooohhhh diossss que polla!!
-Joder, tú cállate y chupa dijo Lucio, agarrándola de la cabeza y metiéndole la polla en la boca de nuevo. Mi madre, sin rechistar volvió a mamar, cerrando los ojos de gusto por las embestidas de Julián.
-Mierda tío, es el coño más caliente y estrecho que pruebo desde hace mucho tiempo. Joder por follarme a esta puta invito a toda la familia a cenar aquí durante un mes, jajaja decía el encargado. Mi padre y yo desde luego era lo último en que pensábamos, volver a este local. Pero allí estaban ellos. Mi madre y los dos camareros. Follando como si ni siquiera existiésemos. Yo creo que ni se acordaban de que estábamos allí.
-Mmmhhhh ..mmhhhhh ¡nngggghhh! se oía gemir a mi madre, incapaz de articular palabra por tener la boca llena de polla. Tras un rato de embestidas, mi madre tuvo su primer orgasmo, y tanto sus movimientos de pelvis como de su lengua se debieron intensificar muchísimo, porque Lucio casi perdió el control.
-¡Agghh! Siii .así chupa chupa .hasta el fondo .¡mierda vaya jodida lengua que tienes .!¡Vas a hacer que me corra! ¡Para, para! y diciendo esto se la sacó de la boca, y mi madre se relamió con cara de absoluta lujuria Tio, cambiemos sitios. Quiero follarme el coño de esta zorra antes de que no aguante más.
-Bufff ..si .genial. Porque yo también necesito que me la chupe un rato. Esta zorra no se sacia por mucho que la penetre dijo limpiándose el sudor de la frente.
Ambos cambiaron de posición, y mi madre se mantuvo ahí inmóvil, con su pecho subiendo y bajando por la excitación y por el serio ejercicio físico al que estaba siendo sometida gustosa.
-Veamos como tiene el coño la guarra esta e igual que su compañero, se la metió de un golpe, consiguiendo igual reacción que antes, pero esta vez mi madre no tenían ninguna polla en la boca aún.
-¡¡Yiiaaaa!!Siiiiiiiii! ¡ooooohhhhh toda dentro .sí .!! ¡ahhhh házmela sentir hasta el f ! sus gritos quedaron interrumpidos cuando Julián la agarró de la cara con las dos manos y la dirigió hacia su polla, metiéndosela como si se tratase de una muñeca hinchable. Mamá recibió muy bien la embestida, y sólo necesito un par de segundos para reponerse y mamar esa polla con deleite.
Y allí estaba mi madre siendo follada por la boca y por el coño, y lo único que hacía era disfrutar de la follada sin importarle que su hijo y su marido estuviesen viéndola y escuchándola, mientras se masajeaba las tetas para darse mayor placer.
-Tio, mierda de zorra, va a hacer que me corra ya. Joder ah dios cómo succiona la hija de puta .casi no puedo más . gritaba Julián.
-¡Unnggmmff! Joder, yo si que no puedo más, ya antes casi estaba, y no doy más de sí. Zorra, te voy a embadurnar de leche, así que prepárate avisó Lucio.
Al cabo de un rato, ambos sacaron sus pollas de los orificios de mamá, y con un sonoro grito se corrieron casi al unísono, uno manchando a mi madre por todo su vientre, y el otro corriéndose en su cara.
Mamá se quedó allí tumbada, acariciándose las tetas mientras recuperaba el aliento. Lucio y Julián estaban agotados, y cogiendo un par de sillas se sentaron en la mesa sobre la que estaba mi madre desnuda y manchada de semen.
-Uff menuda puta que está hecha, señora. No me había corrido así en muchísimo tiempo dijo Julián.
-Lo mismo digo. Joder, eres todo una cerda. Hacía tiempo que no me la chupaban con tanta intensidad.
-Gracias chicos. También hacía mucho tiempo que nadie me follaba así dijo mi madre jadeando todavía.
Yo ya pensaba que por fin había terminado esta pesadilla, y fui a ayudar a mi padre a levantarse tras la ostia recibida, pues había estado observando todo desde el suelo, humillado e impotente, viendo cómo su mujer acababa de demostrarle que no era la mosquita muerta que el pensaba.
-Bueno Laura. Por haber sido tan buena, ahora te vamos a dar un regalo dijo Julián levantándose de la silla.
-¿De verdad? preguntó mi madre sorprendida.
-Bueno en realidad, ibas a recibir ese regalo por las buenas o por las malas, pero después de ver cómo eres, no nos cabe ninguna duda de que te va a gustar.
-¡¿Cómo?! dije yo indignado ¿No os ha bastado con jodernos así a mi familia?
Se me saltaban las lágrimas de ver a mi madre sometida de esa forma a esos cabrones y ver a mi padre ahí en el suelo, mirando a mi madre como quién no consigue despertar de una larga pesadilla. Y entonces escuché su voz.
-¿Creías que yo me iba a quedar aquí quieto, chaval? dijo una voz muy grave y ronca a mis espaldas. Era el chef.
Me di la vuelta y allí le vi. Un gigante gordo, con cara de mala ostia y lujuria en sus ojos. Cogió un trapo que tenía colgado de la cintura y se lo lanzó a los camareros.
-Dádselo y que se limpie. Y cuando lo haga, que venga y se sentó sobre la mesa en que nos habíamos sentado mi padre y yo tras levantarle del suelo.
-Toma preciosa. Límpiate con esto, que ahora vas a recibir un pedazo de regalo le dijo Lucio con una risa que no me gustó nada.
Mi madre se levantó y se sentó sobre la mesa, sin preocuparse por cerrar las piernas, dejando que todos le viésemos su coño húmedo e hinchado. De reojo pude ver como el chef se relamía ante tan espléndida visión. Mi madre se limpió como si nada, como si se estuviese secando el agua tras salir de la ducha, y tras quedar limpia de restos de semen se dirigió por su propia iniciativa hacia donde estábamos los tres. Andaba despacio, de forma sensual, sonriente, como tratando de agradar al gordo del chef. Al llegar hasta nuestra mesa nos dirigió una mirada a mí y a mi padre de desprecio.
-Cariño - empezó a decir mi padre.
-Cállate. Hoy vas a aprender algo de humildad aquí, para que veas que tu arrogancia y cabezonería me tiene ya harta entonces me miró a mí Hijo, siento que tengas que pasar por esto, pero piensa que es todo por culpa de tu padre, y que esto te va a enseñar a saber cómo tratar a una mujer.
Dejó de mirarnos, y su expresión de enfado desapareció para convertirse en una bonita sonrisa y se situó delante del gigantón del chef.
-Hola dijo mi madre de forma sensual Creo que me vas a dar un regalito.
-Por supuesto. Por cierto, ¿te ha gustado la salsa? dijo poniéndose en pie. Comparando a mi madre con él, el chef era mucho más alto que ella y el doble de grueso que ella.
-Si respondió con tono juguetón Me ha encantado y se relamió mirando al chef con ojos felinos.
-Pues que sepas que la salsa la he hecho yo, pequeña zorra le dijo con una sonrisa el chef
-Entonces espero que mi regalo tenga que ver con la salsa dijo ella con tono infantil.
-Oh, es mucho mejor que eso. Es mi salsa secreta. Ven, ponte de rodillas le dijo acariciándole la barbilla a mi madre. Esta obedeció y se puso de rodillas, sin apartar sus ojos de los del chef. Este dio un paso hacia ella, situando su paquete en sus narices, y bajándose la bragueta metió allí la mano. Mi madre observaba ansiosa por ver qu es lo que le esperaba, y al cabo de unos segundos la mano del chef salió de sus pantalones sujetando una polla semiflácida de un tamaño gigantesco, acorde con el tamaño del propio chef. Mi madre abrió los ojos como platos y se quedó observando ese pollón, cuando su expresión varió. En ese momento yo también supe porqué. Desde que se sacó la polla, un olor extraño había empezado a invadir la sala, y es que al muy hijo de puta le olía la polla a demonios.
El chef, al ver la cara de mi madre le dijo:
-¿Qué te ocurra, zorrita? preguntó el chef divertido - ¿Ya te ha llegado el olor, verdad? Las putas que me follo siempre dicen que huele a calamar. ¿No te gusta, te da asco? jajaja
Mi madre le miró, le sonrió dulcemente, y cogiendo suavemente ese descomunal miembro aún semiflácido que olía fatal, contestó:
-No, me encanta y diciendo esto se la metió en la boca. Yo no daba crédito a mis ojos. Mamá se estaba comiendo una polla que podía oler yo desde al lado, y se la comía sin ningún pudor. Era imposible que no notase el olor, y menos aún que le gustase, pero tener un miembro de semejantes dimensiones en su boca parecía ser suficiente para aguantarlo todo, y ella mamaba y mamaba sin descanso.
-Ahhh .Laura .zorritaa ..eres tan puta que te gusta mi polla con olor a calamar, ¿eh? le decía aquel gorila a mi madre Horas y horas en la cocina, sudando, rodeado de olor a comida frita y cosas peores, y sin tiempo para una sola ducha. Ése es tu premio. ¿Te gusta?
-Hmmm .slurp slurp...ahhh siii me encanta mi encanta mi regalo .voy a dejarlo bien limpito decía mi madre con una sonrisa de colegiala en los labios, mientras se sacaba ese trozo de carne en barra de la boca para poder lamer y chupar las partes que no cabían en su boca, pasándose aquella enorme polla ya erecta por su cara, dejándola el rostro húmedo y viscoso.
-Eso es, déjala bien limpita. Llénate esa boquita de zorra que tienes con mi carne eso eso así .si lo haces bien podrás probar mi salsa especial
-Slurp .mmmmhhffff .siii .chup .slurrrrp .quiero probar tu salsa . le pedía mi madre demasiado ocupada en chupar cada rincón de ese miembro que la tenía cachonda perdida.
El chef ni siquiera intentaba guiarle la cabeza a mi madre. Ella sóla movía como posesa su lengua a través de ese descomunal trozo de carne, superando las propias expectativas del chef, que no se había imaginado a una madre y esposa así de cachonda.
Cuando aquel monstruoso miembro ya alcanzó su plenitud, más que una polla, eso era un brazo con venas, y mi madre no daba crédito, mientras seguía lamiendo loca de alegría por tener algo así entre sus manos y dentro de su boquita.
El chef sonrió y dijo:
-Bueno perra, te has ganado que te folle como a una puta dijo incorporándose Súbete a la mesa y ponte a cuatro patas.
Mi madre se moría de ganas de ser penetrada por aquel miembro descomunal, y se subió con prisas a la mesa, proceso en el cual sin querer le pegó una patada a mi padre, pero en vez de disculparse le increpó:
-Joder, que coño te pasa, aparta de una puta vez. Voy a recibir la polla más grande que podría haber soñado jamás y tú aquí mirando como un pelele. No molestes y se puso a cuatro patas, ofreciendo la vista de sus secretos más íntimos a aquel chef gordo, feo y maloliente Venga chef no me hagas esperar más, métemela enterita ya la quiero toda dentro .
El chef le dio un azote cariñoso en el culo y le dijo:
-No seas ansiosa, putita, que algo así tarda su tiempo en entrar, jajaja.
-Lo siento chef, es que quiero sentirla tan adentro .. y con los dedos se abrió el coño, dándole una invitación directa a entrar en todo lo rosa, pero el chef le cogió la mano y se la apartó.
-No putita. Te la voy a meter, sí, pero no ahí. El truco de la salsa especial es ir directamente a tu culito estrecho y colocó su glande en la entrada de su ano.
-¿Por por el culo? Yo bueno .es que yo nunca . dijo mi madre intentando demorar su sodomización, pero el chef no le dio tiempo para eso
-Siempre hay una primera vez. ¿No querías probar la salsa especial? dijo apoyando sus manos en su espalda, para bajarla y tenerla con el culo en pompa Pues aquí la tienes.
Y diciendo esto comenzó el proceso de penetración que parecía que iba a matar a mi madre.
-¡¡Nyyaaaggggghh!! ¡¡Nooo .no puedo con tanta carne en mi culo .!! ¡Joder me vas a matar, chef .ahhhh!! gritaba mi madre desesperada
-¡Coño, tienes el culo super estrecho, no contaba con eso! ¡Pero tranquila, a todas les acaba gustando, y con lo zorra que tú eres te va a encantar! ¡Aghhhh, entra zorra .abre tu culo para que entre arrgghh!!
Podía ver la cara de mamá contraída por el dolor, pero poco a poco la expresión de dolor se fue transformando en placer.
-¡Mnnnnggghhh .! Uf uf afú afú .ahhh .siiii ..ya está entrando ¡ahh dios es gigante me .me encanta!
-Jajajaja, cacho de zorra, mírate, mira cómo traga tu culito de glotona, siiii .mira ¡te está entrando enterita .jajajaj! gritaba triunfal el chef.
-¡Ohhh siii! ¡Siiii! ¡Eso es rómpeme el culo! ¡Así, así, párteme en dos!¡Ahnnnngggg! ¡Me mataaaassss me matas de gusssstooooo! suplicaba mi madre delante de nuestras propias caras. Enseguida llegó un orgasmo, pero el chef no le dio tiempo ni a descansar, y el siguió martilleando su culo sin compasión.
De vez en cuando, mientras aguantaba las duras embestidas del chef, y mi padre y yo veíamos impotentes como mamá disfrutaba inmensamente al ser perforada por su ojete, con sus tetas bamboleándose de adelante a atrás, ella miraba a mi padre con lujuria mientras decía:
-¡¡Ahhnng!! ¡Me gusta!¡Me gusta cómo el chef me está jodiendo mi culito! ¡Y pensar que hoy iba a follar contigo y tu mini polla!¡Esto es follar, joder! ¡Ahhh siii! ¡Cheefff, dame más fuerte, enséñale a mi marido cómo hay que follarse a una puta cómo yo!
-Jajaja, pero qué puta eres .jajaja .te voy a dar lo que es bueno, ¡puta! y sus embestidas se volvían brutales, con mi madre a punto de desmayarse de placer y la mesa temblando y crujiendo que parecía que se iba a partir en dos. Pero lo único que se estaba partiendo en dos era el culo de mi madre, que ya estaba rojo de los azotes del chef, que la estaba montando a placer.
Tras unos largos minutos que se nos hicieron eternos, de gemidos lujuriosos de mi madre, otro orgasmo, embestidas e insultos del chef, y risas de fondo de Lucio y Julián, el chef se sacó la polla del culo de mamá, dejándolo bien abierto, y yo podía ver cómo palpitaba aún de placer. Mi madre supo lo que venía y a pesar de estar exhausta, se dio la vuelta como pudo y se sentó al borde de la mesa, con las manos sobre las rodillas y con la boca abierta, sacando la lengua, mientras el chef se la meneaba en su cara, a la espera de recibir su deseado premio.
-Unnnggg .dios ya viene .¡toma zorra, toma! y con un espasmo se corrió. Lo que pasó a continuación nos dejó consternados a todos. Mi madre había estado esperando una buena ración de leche, pero lo que llegó superó sus expectativas y las de cualquier otro. El primer chorro fue terriblemente abundante, manchando gran parte de la cara de mamá, y apenas dándola tiempo a recoger algo de lefa para su boquita de putón. La segunda ya fue directa a su boca, con una cantidad de semen similar a la primera corrida. Mi madre ya era feliz con tanta leche para ella, pero es que vinieron dos corridas más de cantidad similar, que pilló a mi madre por sorpresa, dejándole la cara literalmente cubierta de semen. Un par de chorros de menor cantidad y fuerza cayeron sobre las tetas de mamá, dando fin a la inmensa corrida de la que habíamos sido testigos.
-Cof cof.... ¡Oh dios mío! ¿que ha sido eso? gritaba mi madre que aún no se lo creía, mientras se limpiaba la capa de semen que le cubría toda la cara. Cuando consiguió limpiarse los ojos, allí tenía delante aquel tremendo pollón que acababa de regalarle la corrida de su vida, con chorrillos de semen colgando aún de su cipote. A pesar de estar cubierta de semen, agarró la polla y limpió los restos, dándole un besito antes de ponerse a limpiar el resto de su cara.
-Bueno . Ya considero que la cuenta está pagada le dijo a mi madre. Entonces se giró hacia mi padre y le dijo Parece que al final te ha salido gratis la cena, ¿eh? Y tu mujer hasta se ha ido con postre. Jajaja.
-Y eso que al gilipollas no le gustaba la salsa añadió Lucio Pues a tu mujer le ha encantado. Ya has visto como le gusta la carne con salsa, jajaja.
-En fin, ya podéis iros. Podéis venir cuando queráis. Invita la casa dijo Julián descojonándose Un placer, sobre todo la putita.
Yo y mi padre, completamente humillados, nos dirigimos a la puerta, seguidos por mi madre que por fin se había terminado de limpiar, y de camino recogí el vestido de mi madre del suelo para dárselo, ya que al menos, tras el espectáculo que acababa de dar, lo último sería ya que saliese así en pelotas para que todo el mundo la viera.
-Toma mamá, póntelo por favor antes de salir le dije tendiéndole el vestido.
-Ah no, por eso no te preocupes. He pensado que mejor que os vayáis tú y tu padre a casa primero.
-¿Cómo? pregunté flipando.
-Si, iros vosotros. Yo me voy a quedar aquí y les ayudaré a recoger un poco. No me esperéis despiertos. Lo más seguro es que "desayune" aquí. Creo que con esas salsas, serán capaces de ofrecerme un desayuno bastante cremoso. ¿Verdad? dijo mirando a los tres hombres que se la acababan de follar, y a los que les ofrecía follársela hasta el amanecer.
-Oh si, claro, por supuesto. Te daremos a probar nuestro desayuno especial "ración triple", jaja dijo Julián.
-Bueno cariño, ya lo has oído. Me quedo aquí a desayunar. Dile a tu padre que no se preocupe, que volveré por la mañana, y que tengáis los dos dulces sueños y diciendo esto se dio la vuelta, tirando el vestido al suelo de nuevo y corriendo desnuda hacia los camareros y el chef. Estos la recibieron entusiasmados, y lo último que vi fue a Julián abrazando a mi madre, mientras volvían a morrerarse, y ella agarrando las pollas del chef y de Lucio, desapareciendo por la cocina.
Mi madre volvió al dia siguiente después de la hora del desayuno, tal y como había dicho, y sin mirarnos ni a mí ni a mi padre se fue directamente a la ducha, dejando un rastro de olor a semen, cocina de restaurante y otras tantas cosas que no fui capaz de describir. Después se fue a la cama, y mi padre se fue a trabajar. Yo me quedé allí tirado en el sofá, pensando en las consecuencias de todo aquello, pero pronto me daría cuenta de que no tenía ni la más mínima idea de los cambios que aquello iba a traer a nuestra vida familiar.