Mi madre, mi hermana y yo...y mi profesora
Mi hermana y yo estrenamos nuestra edad legal con sexo duro con mi madre y...cosas de la juventud, acabó uniéndose una de mis profesoras.
Hola guapas...y guapos también, soy Carla, os cuento una experiencia de mi hermana y mía recién estrenada nuestra adolescencia. Esta experiencia ocurrió a continuación de la que tuvimos con nuestra madre que, para celebrar nuestra edad legal para practicar sexo, nos enseñó que el sexo entre mujeres es superplancentero. Qué razón tiene!!!!!!!!!!!!!
Después de la noche de descubrimiento sexual el despertador sonó como todos los días. Y mamá actuó como todos los días, nos animó a levantarnos de la cama y a meternos prisa mientras ella bajaba a preparar el desayuno.
Yo me levanté superexcitada, vi a mi lado el cuerpo desnudo de mi hermana y vi el cuerpo desnudo de mi madre salir por la puerta de la habitación, y he ahí la primera diferencia, mamá no se puso nada encima para bajar a preparar el desayuno, y eso desde luego, contribuyó a mojar más mi chochito. Le planté un beso en la boca a mi hermana, intentando meter la lengua, y tocándola, pero ella se dio media vuelta, quería dormir un poco más y la experiencia del día anterior no la desvelaba en absoluto. Por mi cabeza no dejaban de venir ideas sobre todo lo que quería hacer con ella y con mamá, yo no había probado a comerles el chocho por ejemplo, ni le había metido los dedos a ninguna, mi hermana no me lo había comido a mí, y además estaban la caca y el pis aguardando en la nevera...resoplé y salí de la cama corriendo escaleras abajo a probar con mi madre...me planté delante de ella tocándome descaradamente y gimiendo...pero su reacción fue, cómo decirlo, de madre profesional.
Mamá: Ahora no hay tiempo para eso, ahora toca desayunar e ir a estudiar, y yo a trabajar, tienes que aprender a "enfriarte".
Pero yo intuía que eso me iba a resultar muy difícil. Subí al cuarto de baño y pasé un buen tiempo acicalándome para estar lo más atractiva y sensual posible. Me puse unos vaqueros recortados que enseñaban buena parte de mi culo, y un top apretadísimo que dejaba mi ombligo al aire. No me puse sujetador para que mis pezones se marcaran bien, y vaya si lo hacían por la excitación que llevaba encima. Si, ni mi madre ni mi hermana apagaban mi fuego, ya encontraría otra persona que lo hiciera, el único problema era aguantar hasta el descanso largo entre clases y llevarme a alguien al servicio para follármelo...o follármela.
Le dí un cachete a mi hermana para que espabilara de una vez, ya que seguía en la cama, levantándose de mala gana. Su desnudez y la belleza de su cuerpo hicieron imposible contenerme, me abracé a su culo, pegué mi pelvis a la suya y la besé profundamente. Esta vez le metí la lengua bien adentro, cuando me separé de ella bramando como un jabalí la escupí en la cara y me quedé mirándola fijamente, esperando en vano que ella hiciera lo mismo...pero la muy putita se sonrió y se fue al baño a prepararse.
Cuando bajé a desayunar mi madre reparó en seguida en mi aspecto y, sin cortarse lo más mínimo, me soltó un "pareces una auténtica puta". Yo bajé la cabeza pero ella me aleccionó de nuevo.
Mamá: Sé qué vas a hacer, pero más pronto que tarde deberás aprender a contenerte. Si haces que te follen no olvides que se ponga condón. Lleva tú por si acaso, tienes condones, no?
Joder!! cómo había cambiado la relación con mi madre. Seguía ejerciendo de madre, eso está claro, pero ahora me hablaba sin tapujos, y claramente me prevenía.
Desapareció de la cocina y volvió al minuto con tres condones que dejó al lado de taza.
Mamá: No sé cómo lo has hecho hasta ahora, pero siempre con condón, hasta para chuparla, o tendremos una desgracia y te arrepentirás el resto de tu vida, y la desgracia no es que te quedes embarazada, que eso es siempre una bendición, si no que cojas una enfermedad y tú sabroso chochito pasa a ser algo infectado que ya no se va a comer nadie.
Tal como estaba el tema, yo también contesté sin tapujos.
Yo: a los chicos les gusta correrse en la cara y la boca, con condón no es posible.
Mamá: Para follar sin condón el tío tiene que ser de absoluta confianza, un tío serio, no un zarandaja que no se acuerda si se ha duchado o no ese mismo día. Y si quieren que te bebas el semen o dejar que se corran en tu cara les dices que se paguen una puta, pero tú no lo hagas a no ser que sea un tipo decente.
Yo: y cómo sé que es un tipo decente.
Mamá: pues por mucho que te joda, los empollones son los más seguros de todos, precisamente porque pasan más tiempo estudiando que con tías. Lígate a 2 ó 3 empollones y tendrás tú ración de rabo limpio para cuando quieras, al fin y al cabo son pollas lo que quieres, no?, qué más te da su dueño.
No supe ya que contestar, y en eso llegó la peque que ni corta ni perezosa hizo lo que no había hecho antes, se acercó a mi taza de colacao y escupió dentro de ella. Mamá se tronchaba, y la pequeña zorra no digamos, se me había quedado una cara de tonta impresionante, y claro...yo también acabé riéndome. Revolví el colacao con la cuchara y seguí desayunando...apretando un poco los muslos eso sí.
En unos minutos estábamos las tres subidas en el coche. Llegamos al cole y mi hermana y yo nos bajamos, no sin darle el beso de rigor a mamá, que esta vez fue más húmedo y profundo de lo que lo era antes, hasta el punto de que me a mi me tuvo que apartar.
La mocosa se fue por su lado, con sus amigas y yo por el mio, sola, cubriendo mis pechos con la carpeta de clase. Al entrar en el aula me la quité y en menos de medio segundo todos los tíos babeaban al ver cómo mis pezones se marcaban en el top, y todo lo que enseñaba con mis pantalones cortos. Los más sueltos decían en alto eso de que “aquí ha venido hoy alguna con ganas de rabo”. La tercera vez que lo escuché me volví, y haciendo el pajarito solté que de lo que tenía ganas era de coño, que los rabos me aburrían. Y joder!!! ahí justo entra la profesora y me lo oye, se me quedó mirando más seria que una estaca, y yo ruborizada, la clase descojonada...un patinazo grave vaya, y de paso se fijó en mi vestimenta y lo revuelto que estaba el patio. Esa clase fue un caos, los tíos no hacían mas que meterse conmigo, incluso algunas tías después de lo que había dicho, la profesora no hacía mas que intentar mantener nuestra atención pero inútil. Al terminar la clase me llamó y me dijo que quería hablar con mi madre, ¡¡lo que me faltaba!!.
Dos clases después tuvimos el descanso, la preocupación por lo que iba a pasar en la reunión con mi madre apagó mi libido y hasta estaba incómoda con el atuendo putero que llevaba. Moría por terminar la mañana, más aún porque obviamente la clase seguía dándome caña, y yo mal defendiéndome como podía.
Cuando por fin terminaron las clases y mamá volvió a recogernos le solté sin esperar un segundo lo de la profe, y, sorpresa para mi, me contestó que ya se lo esperaba. Y por qué se lo esperaba. El silencio se instaló en el coche, salvo por la mocosa que no paraba de contarnos lo que había hecho en clase, ni referencia a ninguna experiencia sexual.
Esa misma tarde se citaron a las cinco en el despacho de la profesora. La profesora, para que os hagáis una idea, era una tipa que estaba bastante buena, imaginaos a Jodie Foster madura y se aproxima bastante a como era.
En fin, estaba con mi madre en el despacho de la profesora, yo con unas bailarinas, faldita y camisa blanca (me había tenido que cambiar claro), a mi lado en un pequeño sofá mi madre, y enfrente la profesora y su secretaria, una mujer de, no se, unos 50 tacos.
La profesora llevaba unos tacones de aguja de, por lo menos, 15 cm, abiertos, que dejaban ver unos pies deliciosos que hicieron que me mojara desde el minuto uno.
En esta situación, la profe le explicó a mi madre la razón de la visita, el alboroto que había organizado por el atuendo que había llevado a clase y lo inaporopiado que era, que son los padres los primeros que tienen que educar a sus hijos y...y mi madre la cortó en seco:
Mamá: es culpa mía, sí, yo la dejé ir con ese atuendo, pero precisamente para esto, para que aprendiera una lección, y la razón de que se vistiera así es también culpa mía...
Y ante mi absoluto asombró empezó a relatarle la experiencia sexual de la noche anterior. Los ojos de la profesora y la secretarias se agrandaban por momentos pero...la secretaria empezó a apretarse los muslos. Estaba claro que escuchar mi primera experiencia lésbica con mi propia madre la ponía...una pena que no le pasara lo mismo a la profesora que se puso seria y dijo que su responsabilidad sería denunciar a mi madre por abusar de sus hijas.
Se enzarzaron en una discusión que no llegaba a ningún sitio, hasta que a mi madre no se le ocurrió otra cosa que tentar a la profesora con besarme para darse cuenta que era imposible resistirse.
Yo aproveché esa salida de mi madre para intervenir y decirle a la profesora que la deseaba, que era una mujer absolutamente sensual y que volvía loca...y una y otra cosa empezaron a surtir efecto. Por primera vez empezó a titubear, a dudar de sí misma, y eso hizo que mi excitación creciera aún más. Tal como había ido la conversación me tiré a la piscina, todo o nada:
Yo: le pido por favor que me deje besarle los pies, me muero por besarle los pies, son absolutamente preciosos, y desde ayer no los miro como antes en las clases. Desde entonces la miro a usted de arriba a abajo, la deseo, pero lo que más desearía ahora es besarle los pies.
Se quedó completamente callada, que una mocosa le dijera algo así no le había pasado antes desde luego. Se debatía entre cumplir con su deber y, por lo menos convencer a mi madre que no practicase sexo con nosotras, o ceder ante el deseo que ya se exteriorizaba completamente, había incluso empezado a respirar y no hacía mas que moverse en su silla cambiando una y otra vez de posición.
Por un momento perdió el contacto con la realidad, dejó de escuchar a mi madre y, creo que inconscientemente, estiró ligeramente la pierna acercando su pie a mi. Yo no lo dudé un segundo, me lancé de rodillas y comencé a lamérselo, le pasé la lengua por el empeine, le besé los dedos, incluso chupé los tacones de aguja, ya no podía parar. De refilón vi la sonrisa de mi madre en su cara y el azoramiento de la profesora que no quería, o no podía, evitar lo que yo estaba haciendo. Se agarraba a los reposabrazos de su silla y respiraba agitadamente, alternando la mirada hacia mi madre y hacia mi.
Desnudé su pié, lamí el zapato y apoyé la planta de su pie en mi cara lamiendo su planta. Me subí la falda y apoyé mi sexo en el empeine de su pie abrazándome a su pierna e iniciando un movimiento adelante y atrás. Ella respondió con un gritito pero siguió en su sitio sin evitar lo que estaba sucediendo. Sentí las manos de mi madre en mi culo, y un instante después, imagino que invitada por mi madre, las manos ansiosas de la secretaria y que ya había sucumbido varias veces a la tentación de llevarse la mano a su sexo, y de hecho noté su mano derecha mojada.
Mi madre abandonó mi culo y posando sus manos en los reposabrazos aproximó su rostro al de la profesora buscando su boca. Ésta hizo un amago de retroceder pero inmediatamente tomó a mi madre de su rostro y comenzaron a besarse profundamente. Yo también quería besarla, lo deseaba con locura, así que me incorporé y me aproximé a ellas, la profesora me miró fijamente y lanzando un bramido me besó profundamente, sentí su lengua deliciosa inundando mi boca, sentí y paladeé su saliva, no lo pude ni quise evitar, llevé mis manos a sus pechos y los toqué por encima de su camisa y su chaqueta. Mi madre comenzó a desnudarla, le desabrochó la chaqueta, le desabotonó la camisa y retirando hacia abajo el sujetador dejó libres unos pechos maravillosos con unos pezones puntiagudos que inmediatamente comencé a chupar. Ella gemía y gemía y comenzó a sobar mis pequeños pechos, yo por mi parte bajé la mano a su sexo, retiré la falda y la posé sobre su chocho por encima de las bragas, estaba empapada, tanto como yo.
La secretaria no se había quedado quieta desde luego, no se dedicaba sólo a mirar, me bajó las bragas dejando mi culo al descubierto, y después de tocarlo y sobarlo groseramente se bajó sus bragas y apoyó un sexo peludo y completamente mojado en mis nalgas, lo restregaba por ellas arriba y abajo, como si fuera un tío montándome el culo. Mi madre se colocó detrás de ella y agarrándola por los pechos se frotaba a sus vez contra su culo que previamente había desnudado, intentando sincronizarse con los refregones que me daba la secretaria a mi.
Yo quería probar el sexo de mi profesora así que le metí la mano dentro de las bragas y la mojé con su chocho empapado para luego llevármela a la boca y chuparla. No era suficiente, quería comerlo. La miré, nos entendimos, yo me zafé de la secretaria, me desnudé completamente y mi profe, que tanto había deseado desde hace dos días hizo lo propio...qué cuerpo más delicioso, que perfección. Nos besamos, nos tocamos y nos tumbamos sobre la alfombra haciendo un 69, adoraba el sabor de su sexo, hundí mi boca en él, lo penetré con la lengua, los dedos, lamí su culo...aaaaaaaaaaaaahhh!!!!!!! me corrí cuando su lengua daba vueltas en mi interior y sus dedos tanteaban mi culo. El orgasmo que tuve fue...no se....me dejó agotada totalmente, fue salvaje...no pude continuar, me tumbé a un lado con mi corazón saliéndoseme del pecho. Ella se dio la vuelta y se abrazó a mi besando mi rostro.
Mi madre y la secretaria todavía siguieron un rato más, viniendo de vez en cuando a nosotras a chuparnos algo.
Así dio comenzó una relación sexual especial con mi profesora que, aunque no era exclusiva, era la que más siempre deseaba. Mi profe, vino a partir de entonces muchas veces a mi casa, y yo a la suya. Y ella lo hizo también con mi hermana, y con mi madre por supuesto, compartimos hombres y transexuales, pero al final siempre estábamos las dos.