Mi madre me inició en el sexo

Como comencé en el sexo de la mano de mi madre, de forma fortuita.

MI MADRE ME INICIÓ EN EL SEXO.

Repetir todos los halagos y buenas palabras que me mandáis, porque eso hace que mi mente se despeje para inventar nuevas historias. Muchas gracias a todos vosotros por dedicar un tiempo a leer mis historietas. Sin vosotros no tiene sentido esto que hagi

Tengo 16 años, me llamo Julio, y soy un niño normal para mi edad, algo más alto que los demás de mi clase, castaño, ojos claros, y pegando el estirón Estoy en la etapa que se conoce como la edad del pavo, y lo único que tengo todo el día en mi pensamiento (al igual que mis tres mejores amigos), es en el sexo. Por contra, mi madre Sara (que fue la protagonista de esta historia), es una mujer realmente hermosa. La descripción que hacen de ella mis compañeros, es de una mujer alta, (1,75cm), piernas largas, buenas tetas bien grandes y firmes, un culito duro y firme también, de buenas nalgas, y unos ojos azules que combinan perfectamente con su pelo rojo, es decir, según ellos, perfecta para sus 44 años. Nuestra relación es, o había sido de lo más normal, bueno, lo normal que pienso yo sobre un hijo de padres divorciados, que vive con su madre y son mantenidos por una muy, muy buena pensión que mi padre pasa a mi madre para mi manutención.

Todo empezó hace más o menos sobre un mes, y fue que mi profesor de Química renunció al instituto privado-concertado en el que estudio, porque, según sus propias palabras, éramos un grupo de bestias (somos mayoría de chicos en clase, y hay cinco chicas), y claro, como nos pasábamos todo el día haciéndole la vida imposible (sobre todo bromas infantiles), se hartó y se fue. Entonces, mi madre, que siempre había querido ser profesora de mi colegio (tenía el título de profesora), vió que era la oportunidad de cumplir su sueño, la aprovecho y presentó su currículum en el instituto, y como se veían en la necesidad de contratar rápidamente un profesor sustituto, acabáron contratándola, no solo por su currículum, sino tambíen por su dedicación en el grupo de padres del centro (y por su aspecto físico) , y así, ella, tenía la oportunidad de eliminar las horas muertas que pasaba en casa. Ahora bien, yo sabía que mi madre había logrado ser aceptada en el instituto, y que no sería algo muy placentero, pues mis amigos la conocían y conocían su mal carácter.

Tengo tres buenos amigos dentro y fuera de los estudios, dos de mi curso: Francisco (Fran) y Luis, y mi primo Carlos de 13 años (también va a mi instituto), que aunque es el mas pequeño yo le tengo mucho cariño, llegando a ser como hermanos, y siempre nos acompaña en las aventuras, sobre todo en mi casa. De siempre Fran y Luis, me habían dicho lo buena que esta mi madre, he incluso me habían pedido fotos y cosas como su ropa íntima (que yo les vendía por un módico precio). Pero delante de ella siempre se portaban con mucho respeto. Que dijeran que mi madre estaba buena y que tenía un polvo (o más) jamás me molestó, incluso a veces yo también las hacía sobre el culazo y tetas que mi propia madre tenía, y que no tenían las mamás de ellos. Pero la cosa nunca pasaba de ahí.

Las primeras clases, fueron un rollo, pues se me hacía raro tener que levantar la mano para preguntar ¿profesora, el núcleo de la célula...? u otra bobada a mi propia madre, portarme bien en clase y todas esas cosas, e igual para mis amigos (aunque con menos bochorno porque no eran sus madres las profesoras). Las cosas se pusieron serias, cuando precisamente mi madre, un día que no nos tocaba con ella, nos vino a enseñar educación sexual, con una minifalda negra y blusa blanca ajustadísimas, que no dejaban ninguna parte de su cuerpo a la imaginación, pues se marcaban los pezones (y hasta creo que la aureola inmensa), a través de su ropa. Enseguida me di cuenta que casi todos mis compañeros de curso la tenían que tener dura, cuando justamente mi mamá se ponía explicar sobre las glándulas mamarias y su función erógena, yo creo que hasta se paso un poco en las clases, pues estaba muy didáctica, pues cuando decía senos mostraba el dibujo en la pizarra y muy inocentemente (eso lo reconozco), señaló con su índice uno de sus pechos, por lo que la tensión de la caldera que era la clase, subió a grado tal, que a las caras sonrojadas de todos, se unió también la mía y la de mi madre. La clase pasó, y fue la novedad el resto del día, y creo que hasta dos o tres chicos de mi grupo se habían ido al baño a cascarse una paja a la salud de mi madre.

Por la tarde en mi casa, con Fran y Luis que vinieron para la tarea que mi madre puso, apareció mi primo Carlos, diciendo que una profesora se había desnudado en el instituto, para enseñar las tetas en una clase. Le grité a Carlos que era un gilipollas, que esa era su tía (mi madre), y que jamas hizo tal cosa. Pero en ese momento mis amigos me dijeron que claramente se había señalado la teta, con la mano, que era para enseñarnos, y que la conclusión era que tenía buenas tetas. Yo, cabreado como estaba les dije que sus madres las tenían caídas, y Carlos me soltó que por mi mamdre se habían hecho una paja varios. Eso me disgustó, y empecé a insultar, hasta me salieron las lágrimas y me lancé a pegarlo. Justo en ese momento entró mi mamá, que enseguida se dió cuenta que no era un juego entre primos. Nos separó e hizo que me disculpara con mi primo (y a él también), como somos buenos amigos la cosa acabó ahí, pero mi madre quiso saber porque fue la pelea, a lo que todos nos quedamos callados. Finalmente, sin alzar la voz, les pidió que se fueran, y así lo hicieron los tres.

Una vez solos mi madre me pidió que le contase lo ocurrido, y tras insistir un rato y romper cierta timidez lo hice, "Lo que pasa es que no tienes que mostrar las tetas para enseñar", le dije como si la reprendiese. Ella dijo que no había mostrado nada, y yo la recordé el gesto con el dedo "señalando", pero ella me replicó que lo hizo inconscientemente. "¿Y por eso peleaban?", rió jocosa, pero yo le contesté que todos mis compañeros estaban excitados por su clase de sexo", le dije, ya un poco en tono de enfado. Ella muy tranquila, como toda la conversación me dijo que dos chicos fueron a masturbarse en el baño, y que masturbarse era normal, para conocer nuestro cuerpo. Entonces ella calló de repente, y arqueando una ceja soltó "¿Y por eso le pegabas a tu primo?". Yo asentí avergonzado y escondiendo la cabeza. "¿Y tú…, también te excitaste con mi clase?" me preguntó con una sonrisita picarona en la boca, y volví a asentír. "Y supongo que te masturbaste…", me dijo dulcemente, pero ahí levanté la cabeza y con gesto enfadado negué. "Pues deberías hacerlo, nada es peor que frustrarse", me dijo mientras se levantaba y se iba a la cocina sin mirarme.

Me quedé helado. No me imaginé que me lo dijera. Le respondí que las ganas se me fueron, y ella se volvió y me dijo suavemente que me acuerde de la clase, y con una sonrisa y un guiño se señaló la teta de la misma manera que en la mañana. Yo mientras tanto no pude evitar emocionarme por un momento con sus senos. Ella percibió mi mirada y me dijo que si me gustaban, y me excitaban, a lo que respondí con poca voz que sí (qué vergüenza). "Entonces… ¿porque no te masturbas?" me volvió a decir, pero yo le di largas diciendo que no estaba ahora muy excitado para eso, y recogiendo los libros y cuadernos me fui a la habitación corriendo.

Mi madre me cortó el paso y me dijo "apuesto a que me estas mintiendo, a ver muéstrame. Yo me quede aún más cortado y quieto como un árbol. Y ella sin esperar respuesta, me bajo el pantalón y vió mi pene ahí, flácido. "No me mentías, pero esto se arregla con unos besos" dijo, y me la cogió por la punta dándole unos besos y unas lamidas rápidas. Yo seguía quieto, y al momento me dijo "¿Ves como te crece?", y me dio un beso en la boca rápido. "Pues ya esta, ahora, hazte una paja" Yo continuaba como petrificado. Ella, que estaba arrodillada delante de mí, me hizo el favor de masturbarme, lentamente, moviendo toda su mano sobre mi polla que ya empezaba a ponerse dura, y me preguntaba mientras lo hacía muy suave, si lo hacía bien, a lo que contesté afirmativamente con un movimiento de cabeza. Ella seguí en la misma posición, volvió a chuparme la punta de la polla, y cuando se la sacó de la boca, tras un beso en el que metío un poco su lengua en mi boca, me preguntó si había estado ya con una mujer a lo que negué con la cabeza. Se levantó y fue a por su bolso. Sacó un preservativo, y me lo puso con delicadeza, mientras seguía con su movimiento de mano en mi miembro. Se puso de pie, y delante de mí, se desnudo lentamente, me desnudó a mí también, y cuando se tumbó sobre la alfombra del salón, me tumbó sobre ella. "Bésame las tetas" me dijo, lo cual hice con sumo gusto.

El manoseo que hice sobre su cuerpo fue por todos lados, y a cada momento quería tocarle todo: el culo, las tetas, besarla en la boca… Ella me besaba el cuello, y me acariciaba el culo, y me mandaba entre jadeos lo que tenía que hacer para darle placer. Cuando ella decidió que ya estaba preparada, guió con su mano mi polla hacia su vagina y la sentí húmeda. Era un placer que nunca antes había conocido, me sentía con un dolor en la punta de mi pene, debido al placer que me estaba proporcionando el roce con los labios del coño de mi madre. Estuvimos así un rato, frotando nuestros sexos y haciendo el movimiento de follar pero sin penetración. Llegó un momento en que no me contuve más y se la metí de un solo golpe, haciendo que mi madre gritara del placer (o del dolor de la estocada), y empecé mis embestidas. Ella me sujetaba de las caderas para que no lo hiciera muy fuerte, e intentaba guiar toda mi potencia juvenil para que disfrutáramos los dos del polvo que estabamos echando. Cuando logró controlar mi ímpetu, comenzó a disfrutar, y entre gemidos decía "Que polla mas grande tienes Julio… dame más mi machote… muérdeme aquí… ¡Ay, hijito!, dame mas rápido…", y de repente, tras varios espamos, me guió en mi primer orgasmo, corriéndonos y gritando al mismo tiempo, y con sus piernas me abrazó mientras gemía completamente exhausta, como en las películas porno que veía por la noche del canal local.

Quedamos los dos extenuados, tumbados sobre la alfombra, ella con los ojos cerrados. Tras unos minutos apoyado en su pecho duro y terso, me levanté de encima de ella y la ayudé a levantarse. Me llevó de la mano al baño y nos metimos juntos en la bañera, donde las caricias y los juegos se volvieron a suceder. Esa noche lo hicimos otra vez. Cuando acabamos, me dijo que, desde que mi padre se había divorciado de ella, no había tenido ninguna relación sexual, y que después de tanta inactividad, había saciado con creces su necesidad de polla, de sexo, y con quién mejor "que con el hombre de casa, que eres tú, cariño" me dijo mientras me acariciaba el pecho. Luego me explicó un plan para que mis amigos no me molestaran más con el tema de su madre como profesora sexy, y aunque en principio estuve en contra, me hizo seguirle la corriente delante de ellos, como condición para seguirme acostando con ella. Esa fue la primera noche en que dormí con mi madre.