Mi madre me graba mientras me follo a la vecina...

Y así fue cómo terminé follándome a mi propia madre

Dicen que las madres son abnegadas y no lo niego, ya que convencía a la mía para que me grabase mientras me follaba a la vecina…

Mi madre me descubrió follándome a la hija de la vecina y claro, se escandalizó. Y lo que no sospechaba es que terminaría follándome, no solo a la hija sino también a la madre. Pero para que todo quedase en casa, se hizo miga de mis vecinas y lo que yo no sospechaba es que acabaría follándose, ¡ella a la madre y yo a la hija!

Pero ahí no acabarían las sorpresas pues…

No podía creerlo, Elisa recibió una llamada de su empresa por un asunto importante que requería su atención, así que nos propuso que nos quedásemos con Luisa durante un par de días hasta que ella volviese. Yo ya me imaginaba durmiendo y follando con ella en aquellas cálidas noches.

El primer día estuvimos en la piscina y por la tarde echamos la siesta. Me lo tomé en plan tranquilo y dejé el sexo para la noche.

Durante la cena mi madre estuvo charlando muy animada, tal vez demasiado, pues se tomó algunos vasos de tinto con casera y creo que se le debió subir a la cabeza.

Bueno Ismael, esta noche donde va dormir Luisa. Yo había pensado que se viniese a mi cama ya que es de matrimonio, pero claro no se si tú vas a querer “jugar con ella antes” -me dijo con una sonrisa picarona mientras sujetaba su vaso de vino y tomaba un sorbo más.

No sé mamá, lo cierto es que esperaba estar con ella un ratito antes de acostarnos. Tal vez podríamos echar el colchón en el balcón como a veces hacemos tú y yo. ¿No te importa verdad? -le sugerí yo con naturalidad.

Oye, buena idea, así estaréis fresquitos, pero vas a ser “chico malo con ella”, ¿no? -me preguntó con descaro.

Pues claro que sí mamá, ya lo sabes -respondí yo sin pensar.

¡Oh claro cariño, qué tonta soy! -exclamó ella haciéndose la despistada-. No me explico cómo puedes tener vitalidad para hacerlo todos los días.

Bueno pues, no sé, me apetece y tengo que aprovechar mientras esté ella aquí, recuerdas, tú misma me lo dijiste.

Sí es verdad.

Un silencio se abrió entre nosotros mientras mi madre jugaba con su dedo acariciando el filo del vaso de vino con casera.

¿Oye Ismael, tú tendrías inconveniente en os observara un ratito mientras lo hacéis? Como su madre también lo hizo y no te importó, yo pensé que tal vez... no sé -me propuso para mi asombro.

¿Quieres mirar? -pregunté yo incrédulo.

Bueno no... digo sí, sólo un poco, prometo no molestaros.

Está bien, por mi de acuerdo, pero ahora que lo pienso. Si te dejo mirar qué saco yo a cambio -protesté yo aprovechando la situación podría sacar tajada, quién sabe.

¿Sacar? ¿Es que quieres algo? -interpeló ella sorprendida por mi ocurrencia.

No sé, no se me ocurre nada ahora la verdad, ¿podríamos dejarlo en que me debes un favor?

Está bien, te debo un favor.

Entonces una idea pasó por mi cabeza, como una estrella fugaz se me encendió la bombilla y no dudé en proponérselo a mi madre. Le pedí que nos grabase en vídeo mientras lo hacíamos. Ella se echó las manos a la cabeza y me espetó que: ¡vaya una ocurrencia! Pero eso fue sólo la primera impresión, luego accedió.

Busqué la vieja cámara y la enchufé directamente a una regleta pues las batería estaba inservible, hice una prueba con mi madre y Luisa y... ¡Funcionó!

Mi madre comenzó la grabación, desnudé a Luisa y la paseé delante del objetivo para dejar constancia de su bello cuerpo. Luego me desnudé yo y también lucí palmito. Le comí el coño un rato para calentarla, al tiempo que me masturbaba para entrar yo en faena. Y comenzamos a follar, mi madre estaba muy callada, sentada en una silla mientras Luisa y yo lo hacíamos encima del sofá, estaba muy metida en su papel de cámara.

¿Está saliendo bien mamá? -pregunté yo para intentar romper la tensa situación.

¡Oh sí, yo creo que graba bien! -exclamó ella apartando la mirada unos instantes de viejo visor para el ojo.

¿Te gusta cómo lo hago? -me atrevía a preguntarle.

Pues sí, lo haces bien, se ve que a Luisa le gusta mucho Ismael -afirmó mi madre tratando de mantener la naturalidad en todo momento.

Voy a cambiar de postura, ahora lo haremos a cuatro patas, dale a la pausa.

Mi madre obedeció, entonces me quité de encima de Luisa y la puse a cuatro patas en el sofá. Le pedí a mi madre que le sacara un primer plano de su culo y de su coño, ella se escandalizó y me lo volvió a echar en cara. Yo le repliqué que ella estaba mirando porque yo la había dejado y que por eso yo era quien decía lo que tenía que grabar. Zanjada la polémica le hizo unos planos del coño mientras yo se lo abría y le mostraba su interior a cámara.

Como el día anterior comencé a follarla por detrás y en un momento dado la penetré con mi dedo en su ojete.

¡Pero hijo! ¿Estás haciendo lo que creo que estás haciendo? -preguntó mi madre escandalizada de nuevo.

Tranquila mamá que ya verás como esto le gusta -le dije yo y agregué- confía en mi.

Seguimos follando un rato, yo me lo tomé con calma esta vez y lo hacía despacio para no correr el riesgo de correrme rápidamente. Miraba a mi madre y ella parecía interesada por la grabación que estaba realizando y tal vez un poco avergonzada.

Mamá, ¿te gustaría masturbarte mientras nos miras? Por mi puedes hacerlo.

¿Cómo? ¡Oh no hijo, puedo esperar! -se apresuró a afirmar ella.

Verás, se te ve muy interesada en la grabación, tal vez con una mano podrías acariciarte y llegar tu también al orgasmo, ¡vamos no seas tonta! ¡No te apures por nosotros!

Ella se lo pensó un poco más, entonces dejé de follar a Luisa y con mi rabo en erección me fui para donde estaba sentada.

Vamos mamá, no seas tímida le dije haciendo que se levantase.

¿Pero hijo qué pretendes? -interpeló ella alejándose de mi.

No seas tonta, que no pasa nada. Tú me estás viendo follar y yo quiero ver cómo te masturbas, este es el favor que te voy a pedir a cambio de que nos mires, ¿vale? -le dije yo atreviéndome a levantarle la falda y tirando de sus braguitas por sus muslos.

¡Pero Ismael, no! -dijo ella más risueña que enfadada.

Seguí remangándole la falda y tirándole de sus bragas hasta que conseguí ponérselas en las rodillas. Inmediatamente eché un ojo a su chochito y descubrí que se lo había depilado.

Vaya, pero mamá, qué moderna eres, ¿no?

¡Ismael, no seas grosero hijo, que soy tu madre! -protestó ella.

ese a sus protestas tiré de sus bragas hasta que la obligué a levantar una pierna y luego otra para sacárselas por los pies.

Bueno y ahora podemos seguir, quiero que tú también disfrutes del espectáculo y te masturbes, ¿me oyes? -le advertí.

¡Bueno, bueno! Lo haré un ratito hijo.

Seguimos follando, aunque a partir de ese momento admito que perdí interés por Luisa y mi mirada se centró en la concha de mi madre. Sentada en la silla, con las piernas abiertas, sus dedos ensortijados se frotaban los labios mayores y menores, excitándose, poniéndose gordo su botón secreto.

¡Oh Ismael, esto es tan excitante! -admitió por fin.

Te lo dije, no debes tener vergüenza mami, será nuestro secreto.

Mientras hablábamos no contaba con el orgasmo de Luisa y me sorprendió. Comenzó a tener espasmos y a gemir más fuertemente que antes. Yo la dejé apurar sus últimas gotas de placer y seguí follándola despacito. Cuando terminó...

Se ha corrido hijo, ¿verdad hijo? -me interrogó mi madre.

Eso creo mamá -respondí yo mientas sacaba mi falo de su vagina.

Viendo a mi madre espatarrada en la silla, con su almeja abierta, no lo dudé, me encaminé hasta ella.

¿Qué quieres ahora Ismael? -me reclamó mi madre.

Nada mamá, sólo es que -dije yo mientras me arrodillaba ante ella-, te quiero comer el coño, ¿me dejas? Venga déjame, ¿sí?

¡No hijo no tienes que hacerlo! -se escandalizó ella intentando levantarse.

La sujeté por los muslos e impedí su huida. Mientras estaba con la cámara en la mano acerqué mi boca a su monte de Venus, que estaba protegido con la otra tapándoselo. La besé encima de la mano, luego la besé en el interior de un muslo, luego en el otro, escurrí mi lengua por los flancos de sus ingles bordeando su mano, tratando de alcanzar aquel dulce néctar que ella me negaba.

Con mis manos aparté la suya y liberé su chocho bajo ella. Enterré mi cara entre sus muslos y sentí el calor de sus columnas carnosas en mis orejas, saboreé su néctar y bebí sus jugos hasta saciar mi sed. Pero quería más, y ella debía rendirse a mis deseos, ya en parte lo había hecho al dejarme apartar su mano de su dulce flor.

La tomé de la mano y la llevé a su cama, Luisa se quedó dormida en el sofá tras el orgasmo, estaba exhausta. La eché en su cama y la cubrí como un macho debe cubrir a una hembra. Encima de ella mi cuerpo se quedaba pequeño, pues mi madre tenia carnes generosas, degusté sus pechos abriéndole el escote de su liviano vestido de verano. Ella gimió mientras me cogía la cabeza. Mi polla buscó su raja, no fue difícil localizarla pues tenía un chochazo fenomenal, la penetré, mi rabo desapareció entre el abrazo de sus labios vaginales. Empujé con fuerza, no me contuve, quería gozar, quería follarla hasta meterme todo dentro de su cuerpo. Ella me abrazaba, nuestros cuerpos sudorosos se agitaban, el sudor mutuo destilaba los aromas de la pasión desbocada.

Tanta pasión fue incontenible, no pude aguantar mucho, creo que fueron apenas unos minutos pero no pude contenerme, no quise hacerlo, fue una follada pasional. Lo entregue todo y me corrí hasta vaciarme en su vagina, hoy llevaba mi condón pues me lo puse tras follar a Luisa, por lo que mi semen quedó recogido en su interior. Mi madre se agitó debajo de mi momentos después de que yo cayese sobre sus pechos, rendido, vencido, entregado al cien por cien a ella. Sentí las contracciones de sus poderosos labios vaginales, sobre mi polla, que ahora estaba en franca recesión tras el orgasmo.

Nos quedamos abrazados, yo encima de ella, ella debajo mío, semidormidos, pasaron segundos, minutos, no sé, no fui capaz de contarlos. Noté como se giraba y me depositaba a su lado mientras yo pasaba el umbral de los dominios de Morfeo y me adentraba en un profundo sueño.

Y así fue cómo terminé follándome a mi propia madre… pero este fragmento de Caluroso Verano no llegó a publicarse “tal cual”. En la revisión decidí rebajar el tono incestuoso y hacerlo más sutil que en escrito original aunque manteniendo la complicidad madre e hijo y todo lo demás de la historia. De modo que habéis podido disfrutar de un capítulo inédito de dicho manuscrito.

Por cierto, ¿alguien sabría decirme el nombre de la madre del prota? Ya os digo que no lo encontraréis, ya toda la historia se cuenta en primera persona y su nombre nunca llega a aparecer, siempre me refiero a ella como: “mi madre”… ¿A que os ha sorprendido este detalle? Igual si la leísteis en su momento ni os disteis cuenta.

Ismael.