Mi madre inglesa

Me llamo Ana, soy una mujer de 44 años y después de dudarlo mucho he decidido compartir una historia que me sucedió hace ya muchos años, no es más que una de tantas, pero a mi me marcó y espero que a alguna de vosotras le pueda gustar. He de aclarar que antes de esta había tenido varios encuentros sexuales con una compañera de piso, bastante torpes al principio, pero muy satisfactorios y en cuanto a hombres, solo uno reseñable había conseguido arrancarme orgasmos dignos de mención antes de conocer a Eliza. Lo que sí puedo decir es que después de ella estuve cinco años follando sólo con tías, creo que buscando a Eliza.

Me llamo Ana, soy una mujer de 44 años y después de dudarlo mucho he decidido compartir una historia que me sucedió hace ya muchos años, no es más que una de tantas, pero a mi me marcó y espero que a alguna de vosotras le pueda gustar. He de aclarar que antes de esta había tenido varios encuentros sexuales con una compañera de piso, bastante torpes al principio, pero muy satisfactorios y en cuanto a hombres, solo uno reseñable había conseguido arrancarme orgasmos dignos de mención antes de conocer a Eliza. Lo que sí puedo decir es que después de ella estuve cinco años follando sólo con tías, creo que buscando a Eliza.

Me encontraba de Erasmus en un pequeño pueblo cercano a Londres, yo tenía poco más de 21 años, me alojaba con una familia de acogida de estudiantes, no solo por el tema económico, que también, pero me parecía una forma interesante de conocer la cultura del país y me ofrecía cierta seguridad el poder contar con una familia si me surgía algún problema, ya que al estar tan lejos de casa, era la primera vez que sentía que tenía que apañármelas sola ante cualquier eventualidad, la familia que me acogía estaba compuesta por un matrimonio con dos hijos, una chica un año más joven que yo y un niño de 12 años en aquel momento. Eliza, con Z, era la madre, una mujer muy atractiva, de unos 45 años y sobre metro setenta de alto, llenita, con curvas, pero no gorda, grandes pechos que le gustaba lucir con escotes, algunas veces exagerados, muy enamorada de su marido Darragh, un hombre muy alto y fuerte, creo recordar que me había dicho una vez que medía 6,30 pies, que son un metro con noventa y dos centímetros de alto y pesaba unas 230 libras, que son unos 105 kilogramos, fue su respuesta a mi pregunta sobre su estatura, ya que me parecía muy alto, era también muy atractivo y su edad debía ser parecida a la de su mujer, pero no lo sé con certeza. Mi estancia con ellos era muy enriquecedora y agradable, yo me había ofrecido a hacer algunas tareas del hogar, para ayudar y sentir que me ganaba el sitio que ocupaba en su hogar, recogía la mesa en él desayuno y en la cena y daba el paseo matutino al perro, recogía de paso bollos frescos y calentitos para él desayuno, a parte por supuesto de encargarme de mi habitación por completo y alguna noche de niñera del peque de la familia. Los meses fueron pasando y la relación, quizá algo distante al principio, cada vez era mejor con todos los miembros de la familia, me sentía una mas de aquel hogar.

Eliza me resulto atractiva desde el momento en que entre en aquella casa, sus formas, sus tetas, su culo, su voz me encantaba, era una madur muy sexi y guapa. Pero nunca pretendí nada con ella ni por asomo, la veía felizmente enamorada de su marido, aun sabiendo que era un imposible no me impedía verla con deseo y la vida en común lleva a situaciones, sobre todo entre mujeres, por supuesto no al principio, pero cuando llevaba 3 meses viviendo en su casa, hay momentos donde desnudarnos o vestirnos ante otra mujer no tiene demasiada importancia y no era infrecuente que me la cruzase en ropa interior por el pasillo o sentada en el baño meando o duchándose con la puerta abierta y yo tenia que reprimir mi deseo y mis miradas, aunque a veces mi subconsciente me traicionaba.

Una mañana que yo no tenía clase, decidí no quedar con nadie y echar una mano a Eliza con las tareas domésticas, ya habían salido todos después de desayunar y Eliza se estaba dando una ducha, yo recogí y limpie la cocina como siempre y subí a recoger mi habitación, cuando al pasar frente al baño vi la puerta abierta y Eliza se duchaba de espaldas a ella, yo me paré y me quede mirándola, embobada, su blanca y hermosa figura, frotaba su cabellera enjabonada y el pecho que yo veía desde mi posición bailaba al son que su brazo marcaba al frotarse el pelo, su blanco y voluptuoso culo brillaba con el jabón que caía de su cabeza, estaba absorta mirándola, se giró de repente y me pescó infraganti espiándola desde la puerta, me sonrió y yo sonrojándome le devolví la sonrisa y salí disparada hacia mi habitación. Estaba avergonzada, mientras recogía mi habitación no podía dejar de darle vueltas a lo sucedido, ¿ qué pensaría Eliza de mi ?, ¿ qué va a pasar cuando la mirase a la cara ?, ¿ qué voy a decirle ?. Dejé de oír el agua, me estremecí pensando lo que se me venía encima, luego la oí canturrear mientras se secaba, eso me tranquilizo un poco, parecía no darle importancia, pero de todas formas no salí de la estancia, me quede allí quieta y callada, sentada sobre mi cama mirando a la puerta, como una niña esperando su castigo tras una trastada, oí pasos por el pasillo, se me aceleraba el corazón, sin detenerse su mano se apoyó en la puerta, empujándola y entrando tras ella Eliza con una toalla, no muy grande por cierto, envuelta sobre su cuerpo y cogiéndome la mano y tirando de mi, me dice.

  • An ven conmigo, necesito que me ayudes, ¿ no te importa, verdad ?, soy muy mala pintándome las uñas y mucho peor con las de los pies. Seguro que tú puedes ayudarme.- “An”  así me llamaban, porque para ellos pronunciar Anita era un auténtico trabalenguas. Me dijo todo esto tirando de mí por el pasillo e introduciéndonos en su habitación, se sentó en la cama y cogió un neceser con un montón de esmaltes de barios colores, lo volteó sobre la cama y con la mano revolvía y seleccionaba colores que me iba mostrando y preguntándome sobre mi parecer.

  • Esta noche tenemos una cena con unos amigos, tú cuál crees que me irá mejor con los zapatos blancos ¿ este burdeos ?, ¿ o este azul oscuro?, piensa que luego las manos van a juego... .- Me pregunto por un montón más de colores, yo estaba boquiabierta, no sabía como reaccionar, me descubre espiándola en la ducha y no dice nada, quizá me sentía más culpable de lo que en realidad debería, en realidad no había pasado nada importante, una mujer ve a otra duchándose, no es nada alarmante, me decía yo quitando importancia y pensando que quien lo veía sucio era mi mente y que fuese como fuese me convenía dejarlo pasar y seguirle la corriente ayudándola con el esmalte, me senté frente a ella en una especie de pequeño taburete o reposapiés aterciopelado que tenía al lado de la pared del dormitorio, quedando así más baja que ella y le pedí que subiese el pie a mis rodillas, ella me miro fijamente y dibujó una sonrisa pícara en su rostro y después de unos segundos levanto muy lentamente su pie y lo puso sobre mis rodillas, en ese momento me di cuenta de lo que acababa de pedirle, cuando se lo dije no había caído en que en esa posición y con solo una minúscula toalla como vestimenta, al levantar su pierna hasta mis rodillas dejaba ante mi su vulva desnuda, mi vista, como si tuviese vida propia, sin contar con mi permiso se quedó mirando la entrepierna de Eliza, entre sus muslos veía perfectamente su raja totalmente depilada, pero por si no fuese suficiente el hueco, Eliza se recostó sobre sus brazos y separó la pierna que tenía apoyada en el suelo, quedando muy abierta de piernas y de su raja asomaron unos brillantes y húmedos labios, yo levanté la vista un poco acobardada y ella mirándome dijo:

  • ¿ te gusto lo que viste antes desde la puerta ?, ¿ y ahora, te gusta lo que ves ?.- Mi joven mente, no era capaz de procesar todo esto,¿ me estaba dando un escarmiento por lo de antes ?, ¿me ponía a prueba ?, ¿ que era todo aquello ?.

  • Yo, yo ... , perdona Eliza, no quería molestarte antes, lo siento mucho, sólo me quede mirando..., no sé el que realmente, pero no quisiera disgustarte ni incomodarte, te pido perdón sinceramente.- Le respondí titubeante y colorada como un tomate.

  • Oh, no me molestas cariño, al contrario, me pareció que te gustaba mirarme y a mi me gustó que me mirases a escondidas y ver como me comías con la vista me puso a cien, creo que las dos nos hemos calentado un poco ¿ verdad ?, creo que lo justo sería que lo resolviéramos nosotras mismas, ¿ a ti que te parece ?, ¿ Te has comido algún coño ?.

  • No, yo no... , n..., no sé, no nunca he… . La falta de vocabulario en inglés y los nervios no me dejaban responder con soltura, me estaba ofreciendo lo que quería desde tiempo atrás y era incapaz de pronunciar una frase completa.

  • No te preocupes, yo me voy a comer el tuyo primero y así aprenderás a hacerlo. Dijo esto y se incorporó, bajó su pierna de mi regazo y cogió mi mano tirando de mí hacia ella.

De pie frente a ella comenzó a desabrocharme la blusa del pijama que yo tenia puesto, me la quito dejando al aire mis tetas, acerco su boca muy suavemente y metió uno de mis pezones en ella, chupando con fuerza me arranco un suspiro, introdujo las manos bajo mis bragas sobre mi culo agarrando mis nalgas, luego deslizo mi pantalón y mis bragas hasta los tobillos y yo me apresure a quitar mis pies, ya estaba totalmente desnuda a su merced, cogió la toalla que llevaba puesta al rededor de su cuerpo y la soltó dejándola caer sobre la cama y sus tetas salieron a relucir, cogiéndome por la cintura me hecho sobre la cama, se puso de rodillas en el suelo frente a mi y puso mis piernas sobre sus hombros y tiro de mis caderas hacia si, dejando mi culo al borde de la cama, acto seguido comenzó a darme besos en la cara interna de mis muslos y algún pequeño mordisco, primero un muslo luego el otro y así poco a poco fue acercándose a mi sexo, que yo notaba muy excitado y húmedo, acerco su nariz a mi coño y oí como aspiraba, oliendo y enterrando su fría nariz entre los labios húmedos de mi raja, elevo mis piernas con sus manos, abriendo así mis nalgas, entonces note su cálida lengua en mi culito, lamiéndolo al tiempo que inhalaba el aroma de mi conejito, yo suspiraba de placer, poco a poco fue subiendo su lengua, pronto llego a mi coño y lo lamió de abajo hasta arriba y cuando llego a mi ya abultado clítoris ejerció presión sobre el llevándose mi primer grito, se lo introdujo en la boca y comenzó a mamarlo con fuerza, apretando entre su legua y su paladar y con la punta de su lengua comenzó a buscar la entrada de mi hoyito, notando que se introducía un poco en mi coño la cálida lengua,   Eliza me estaba comiendo el coño!!, era increíble la excitación que me producía y en ese momento ya no pude mas y soltando un grito de placer convulsione como una posesa con la llegada de un orgasmo increíble, mi cuerpo se estremecía como si me electrocutasen mientras ella seguía mamando los flujos que las contracciones de mi coño ayudaban a salir, fue subiendo sobre mí hasta que su cara quedo frente a la mía y abriendo su boca sobre la mía dejo caer una generosa cantidad de mis flujos y su saliva, detrás sus labios y su lengua se introdujeron en mi boca besándome, yo la bese y chupe su lengua tragándome los néctares que me había regalado. Se acostó a mi lado invitándome con su mano a jugar yo ahora, aunque algo agotada del placentero orgasmo que acababa de experimentar, no dude un segundo en abalanzarme sobre ella, el ansía y las ganas de comerme a esa mujer me empujaban vorazmente sobre ella, comencé besándola húmeda y cálidamente, sus labios carnosos y su lengua devolvieron mis besos, baje por su cuello chupándolo y mordiéndolo suavemente, mientras mi mano fue bajando hasta su vulva, ella separó las piernas invitándome a pasar, note la cálida y húmeda bienvenida que su coño me brindó y me sorprendí de lo duro y abultado que su clítoris recibía mis caricias, mientras ella jadeaba, su raja estaba empapada de una generosa cantidad de flujo, mi boca fue bajando hasta uno de sus enormes pechos y metí uno de sus inflamados pezones en la boca y lo chupe jugueteando con mi lengua en su punta al mismo tiempo, en ese momento recuerdo y no creo que se me olvide nuca, por lo excitante que me sonó, como muy dulcemente me dijo, “bite it, bite it ”, ( muérdelo, muérdelo), no pude evitar suspirar y creo que si algo me hubiese rozado el coño en ese momento me habría vuelto a correr sin duda, comencé a ejercer presión con mis dientes sobre su pezón y con mi dedo sobre su clítoris, dio un grito y su coño comenzó a palpitar mientras ella apretaba mi cabeza contra su teta, casi cortándome por completo el acceso al aire para poder respirar, fue aflojando y yo introduje mi dedo en su coño sacándolo lleno de flujos que colgando de mi dedo acerque rápidamente a su boca, dado a probar su coño, ella se apresuró a limpiármelo con su lengua y labios y yo baje a por mi ración de coño enterrando mi cara entre sus piernas, el calentón abría pasado pero yo no estaba dispuesta a irme sin comerme ese coño que me había imaginado comer muchas veces. Cogí su clítoris entre mis labios y sorbí con fuerza hasta meterlo en la boca y comencé a mamarlo, lentamente, apretando mi lengua contra el y por debajo de mi barbilla introduje un par de dedos en su empapado coño y comencé a masajear la parte superior de su vagina, subí la mano que me quedaba libre hasta su pezón y con dos dedos lo apreté y apreté hasta clavar mi uña en el, suspiro y gimió, aumente la presión y velocidad de la mamada a su coño este volvió a palpitar regalándome su segundo orgasmo, mantuve la presión en su clítoris intentando prologar su placer, después de unos segundos lo limpie con mi lengua mientras Eliza se estremecía con mis lametones, me tumbe a su lado mientras las dos recuperábamos el aliento. Lo irónico de esto es que regrese a España unas semanas después y nunca le pinte las uñas.