Mi madre es una puta 6
Ha llegado el momento del examen de mi madre por parte del primo de Mauricio y creo que no es adelantaros nada si os digo que lo superó con matrícula de honor.
Hoy no podía perderme el espectáculo que sin duda me tenía preparado mi madre, y con dos chulos, pues estaba seguro que Mauricio no se iba a contentar con quedarse mirando la función, que además sería una prueba para su primo de lo viciosa y puta que podía llegar a ser mi madre. Por ese lado no tenía miedo, a puta nadie le ganaba.
Así que estaba en un rincón tranquilo de la biblioteca, haciendo como si me encontrara enfrascado en una lectura interesante y deseando que el móvil me avisara de que el capítulo más morboso de esta película había comenzado.
Y no tuve que esperar mucho tiempo, pues con la puntualidad que caracterizaba a Mauricio me avisó el móvil. Este hombre es un reloj, si me dicen la hora que es sé si se está follando o no a mi madre y qué le está haciendo. Me reí pensando en el reloj porno que eran los dos mientras encendía el móvil.
Efectivamente, ahí estaban, había ajustado mejor las cámaras para ampliar el campo y no perderme detalle, así como para grabarlo mejor, que muy posiblemente sería la mejor arma para chantajearlos ante mi padre, mi supuesto padre. Su examen como puta.
-Es un poco mayor de lo que me esperaba.
Mauricio estaba sentado en una silla, con los brazos cruzados mientras su primo miraba a mi madre, rodeándola, que estaba de pie cerca de la cama.
-Pero muy guapa y además no veas el cuerpo que tiene, anda, enséñale todo.
Mi madre ni lo dudo, se desabrochó por detrás el vestido que cayó al suelo, mostrando un cuerpo realmente deseable, debajo del mismo no llevaba nada, aún así tanto las nalgas como las tetas estaban bien firmes. David, pues así se llamaba el primo de Mauricio, emitió un prolongado silbido mientras su primo sonreía satisfecho. Se acercó y comenzó a tocarle las tetas, no con deseo, sino con la frialdad de un profesional que estuviera analizando una joya. Tras asentir con la cabeza y ante la satisfacción de mi madre, que cerró los ojos por la presión de esas poderosas manos, bajó a su culo, que se lo tocó y palmeó varias veces antes de apartarse. No había duda de que la estaba examinando como si fuera un caballo, sólo le faltaba mirarle la dentadura, y la muy zorra de mi madre en vez de enfadarse por semejante trato se le veía encantada.
-¿Qué, David, tenía razón de que era o no una puta de primera? Menudo cuerpo tiene.
-Estaba seguro de lo acertado de tu criterio, buenas tetas, firmes y hermosas, y un culo perfecto, grande, para poder perderse en él y que la polla disfrute, pero sin ser exagerado. Parece el de una mujer de treinta años o menos. Pero lo único que he comprobado es que está rica, pero de puta, por ahora nada.
-Eso lo vas a descubrir en seguida, guapo.
Y mi madre se acerco y le dio un beso, un largo y prolongado beso, rodeando con sus brazos el fuerte cuerpo de David, apretando sus tetas contra su torso mientras su lengua entraba en su boca y jugaba con la del primo de Mauricio. Las manos de éste descendieron por la espalda de mi madre hasta llegar a su culo, palmeando sus nalgas, apretándoselas, amasándoselas, empujando con su cadera como si ya quisiera follársela.
-Tranquilo, cariño, que sólo he empezado contigo, ya verás como tu primo no se equivocaba conmigo y soy la puta más viciosa que te has follado.
Eso no podía ser más cierto y para demostrarlo le desabrochó lentamente la camisa, quitándosela y recorriendo su torso con besos y mordiscos, lamiéndole los pezones para bajar lentamente hacia su cintura donde ya habían llegado sus manos y bajado más, que ya estaban acariciando y frotando el monumental paquete que parecía que iba a romper en cualquier momento el pantalón. Cuando llegó a ése descomunal bulto comenzó a morderlo y lamerlo a través del pantalón hasta que David, que había intentado mantener una expresión de profesional, la llamó puta y se bajó pantalón y calzoncillo liberando un miembro de casi 25 centímetros que agarró con fuerza mi madre, comenzando con una buena paja al tiempo que su lengua lamía su capullo, sólo la punta, pequeños lametones que arrancaba gemidos de placer a David.
-Es buena, muy buena, sigue con la mamada, no pares, qué lengua, qué lengua.
Y mi madre se aplicaba como nunca lo había hecho, al fin y al cabo se estaba jugando su puesto de puta, pero yo estaba tranquilo, por esa boca y esa lengua habían pasado multitud de pollas y ninguna se había quedado insatisfecha. Tenía razón Mauricio, qué importaba que se hubiera acostado con media ciudad si cuando te la chupaba te hacia olvidar todo y sentir un placer que nunca habías tenido. Y eso es lo que le estaba pasando a David, que cerró los ojos mientras se mordía el labio inferior con una expresión de gusto y placer que me hacía prever que iba a darle la mejor nota.
Y eso que no había hecho más que empezar, pues ahora se había metido todo el capullo y empezaba a bajar por el tronco con esos labios tan carnosos y deliciosos que tenía y que estaba deseando de sentir en mi polla, todo sin dejar de hacerle una buena paja al tiempo que con la mano le acariciaba los huevos que subían y bajaban al ritmo de la mamada. Mauricio les miraba lleno de deseo. Se había desnudado y se acariciaba su miembro tan duro como el de su primo.
-Venga, Mauricio, únete a la fiesta, no seas vergonzoso, así probamos cómo se maneja con dos tíos a la vez.
No había que animarle mucho, ni a Mauricio ni a la guarra de mi madre, que no podían estar más dispuestos. Y he de reconocer que tiene habilidad la muy zorra, que mientras se tumbaba David en la cama mi madre no dejó de mamársela al tiempo que Mauricio le daba unas buenas palmadas en las nalgas antes de hincársela hasta el fondo. Ya lo había visto varias veces, pero siempre me maravillaba el aguante de ese culo y como se tragaba las pollas a la primera.
Menuda visión más agradable para mi negocio, pues ahí estaba mi madre chupándosela a un tío mientras otro le estaba rompiendo el culo con todas sus fuerzas y todo en la cama de matrimonio, creo que conformarme sólo con un tercio del negocio iba a ser un gesto de gran generosidad, pero no hay que ser tan avaricioso en esta vida.
Pero es que se trataba de una mamada de primera y no digamos la enculada que le estaba haciendo Mauricio, que en uno de los embates mi madre alzó la cabeza y lanzó un gemido de placer, girándose hacia atrás para lanzarle un beso, menuda puta insaciable.
-Tía, no te distraigas, cuando estés chupándole la polla a un cliente no debes parar por mucho que te guste lo que te estén haciendo por otro lado. Eres buena, pero tienes que aprender algún que otro truco de esta profesión.
-Tranquilo, para eso estamos nosotros, para convertirla en una profesional de primera, de las de lujo.
Y continuó con la enculada mientras mi madre volvía a chuparle la polla y la verdad es que tenía poco que aprender, o lo hacía muy deprisa, que a pesar de estar follándole el culo Mauricio con todas sus ganas mi madre no se volvió a distraer, volviendo loco a David que a pesar de todos los esfuerzos que hizo no pudo evitar correrse, que no hay polla que no sepa ordeñar mi madre, que continuó con la mamada, lamiéndola y limpiándola con la lengua, disfrutando del sabor del miembro por el que chorreaba aún el semen, por poco tiempo, que en menos de lo que se dice se la dejó la más limpia y brillante de la ciudad.
-Vamos, puta, que quiero probar ese coñito, a ver si lo tienes tan rico como dicen.
Mi madre se incorporó, con gran disgusto de Mauricio, que se quedó con la enculada a medio terminar, se acercó y tras colocarse bien la polla se sentó sobre ella, bajando pausadamente, girando a un lado y a otro, de ese modo tan delicioso que tenía para sentarse en las pollas, controlando la follada, subiendo y bajando hasta casi sacarse la polla para de nuevo comenzar. David se estaba volviendo loco, casi aullaba como un animal salvaje, cogiéndole las tetas y hundiendo su rostro en ellas, mordiéndoselas.
-Mauricio, no seas malo, que me has dejado el culito vacío, que aquí hay sitio para tu pollita.
La muy puta se acababa de tragar con el coño 25 centímetros de gruesa polla y le parecía poco. La grabación iba a ser más valiosa de lo que pensaba, toda una porno, de las mejores. Y Mauricio no necesito mucho más, que tras masajeársela se acercó a mi madre, que se echó hacia adelante, hundiendo aún más la polla en su coño, presentándole una mejor postura de su culo a la de Mauricio, que tras acariciarle con el capullo las nalgas y la raja se la introdujo entera.
Entonces mi madre tomo el mando. Nunca he visto nada igual, ni siquiera en las de porno más duro, moverse de ese modo. De adelante a atrás, a los lados, arriba y abajo, de modo que cada vez que sacaba la polla del coño, le entraba hasta los huevos la del culo, y viceversa, todo un arte, tenía que reconocer que difícilmente se podría encontrar una puta tan experimentada como mi madre.
-Mauricio, es mucho mejor de lo que me dijiste. La muy zorra se ha tenido que follar a muchos tíos, y de dos en dos, para hacer lo que hace. Tiene un don natural para el puterío, pero además tiene experiencia, la muy guarra.
Mauricio respondió con un gruñido de placer mientras le golpeaba con una mano una de las nalgas y con la otra le acariciaba las tetas, lo que podía, que David había vuelto a hundir su cara en ellas y no parecía dispuesto a dejar de saborear tan delicioso manjar.
Mi madre mientras tanto no paraba en su frenético ritmo, incansable, exprimiendo esas pollas con su culo y su coño, balanceándose hacia adelante y atrás y arrancando placer de los dos primos que jadeaban de gusto ante cada uno de los movimientos de la zorra que se los estaba follando, pues era ella la que marcaba la cadencia de la follada, una cadencia cada vez más y más rápida.
Los tres estaban cubiertos por el sudor, gimiendo y sin poder hablar, apenas unos jadeos mientras mi madre redobló el ritmo de sus caderas hasta que a sus dos chulos, por mucho que lo intentaron, les explotaron sus pollas, llenando el coño y el culo de mi madre de leche, provocando que ella también se corriera de placer. Fue un largo gemido, al que se unieron sus dos amantes antes de abandonarse entre los brazos de los dos primos.
-Muy buena, tía, pero que muy buena, de lo mejor que he probado. Sólo necesitas aprender algo de técnica, pero nada, muy poco, que ya casi te lo sabes todo, y comienzas a trabajar.
-¿Y cuanto ponemos de tarifa a mi coño?
No perdía el tiempo mi madre, estaba deseando convertirlo en un cajero automático, un cajero automático del que yo también iba a sacar mis buenos dineros.
-No menos de seiscientos euros la hora, y hasta más. Tengo clientes que pagan eso si la puta lo vale, y más si es una mujer casada y en la cama de matrimonio. ¿Te importaría follártelos también en la de tu hijo?
-Ningún problema. Tendrá más morbo.
Puta, fue lo que pensé, pero puta de las grandes, que no se detenía ante nada, joder, iba a tener la cama llena de leches ajenas antes de que me diera cuenta, definitivamente de esos polvos iba a tener que llevarme más porcentaje, que para eso era mi cama.
-Estaba seguro de que no te iba a importar. Y ahora espera, que no hemos terminado, túmbate en la cama, boca arriba, a ver el aguante que tienes. Eres viciosa, pero quiero comprobar cuantas pollas puede aguantar ese coño.
Mi madre se tumbó y David se echó sobre ella, esta vez sin preámbulos y miramientos, una follada salvaje y rápida. Su culo se movía con rapidez mientras mi madre gemía de placer y recorría su espalda con sus manos hasta que con un fuerte gemido se volvió a correr David, llenando de más leche el coño de mi madre.
-Vamos, Mauricio, ahora tú, a ver lo que nos dura y quién se cansa antes.
-Nosotros, David, nosotros, que contra esta zorra no tenemos nada que hacer.
Yo estaba de acuerdo con él, que con una carcajada se tumbó sobre mi madre entrándole toda la polla de un tirón. Se escuchó perfectamente el ruido del chapuzón de su polla al entrar en el coño repleto de semen, pero le daba igual, que comenzó a follársela con fuerza, cada vez más y más hasta que de nuevo se volvió a correr.
Y fue levantarse Mauricio de mi madre que seguía sonriente y satisfecha para comenzar de nuevo la follada David. Desde luego pensaban comprobar los límites de mi madre, pero creo que era ella la que iba a comprobar el de ellos, pues ya con el tercer polvo se le notaba cierto cansancio a David que tardó más en correrse. Igual le pasó a Mauricio, que se le apreciaba que ya iba llegando a su límite, y eso que por sus cuerpos se veía que hacían bastante gimnasia, pero nada comparable a la tabla gimnástica a la que les estaba sometiendo mi madre.
Pero aún así tuvieron fuerza para una cuarta y una quinta follaba. Yo no podía creer lo que estaba viendo, y miraba de vez en cuando el reloj, temeroso de que perdieran la noción del tiempo y se presentara el cornudo del marido estropeándonos el negocio antes de que comenzara. Ya tenía pensado llamar al móvil de mi madre con cualquier excusa y decirle que me iba para casa, pero no hizo falta. Y no porque mi madre se rindiera, sino porque los dos chulos que se la estaban follando no podían más.
La quinta follada apenas pudieron terminarla y más bien lo lograron con la ayuda de mi madre, que fueron sus caderas las que se movieron más que la de ellos.
-Me has ganado, tía. No puedo más. Si David aún le quedan fuerzas que siga, yo no resisto más, que se me va a romper la polla de tanto usarla.
-No, Mauricio, gana ella, la mejor puta que me he follado, y con el mayor aguante, que tendríamos que haber traído refuerzos. Creo que podemos sacar mil euros por polvo, eso sí, hasta que aguante el cliente. Claro que seguro que la muy puta sabrá como cansarlo antes de la hora.
Mi madre asintió con la cabeza y se levantó de la cama, besando a David mientras Mauricio la abrazaba por detrás. En la cama había quedado un charco de semen como muestra de la proeza de mi madre y de lo muy puta que era.