Mi madre es una puta 5

Mi madre continúa poniéndole a mi padre los cuernos con Mauricio y poniéndome a mí de lo más cachondo mientras se da el primer paso para abrir el negocio que pienso montar entre mi madre y Mauricio.

Como había escrito en el capítulo anterior, Juanjo, mi mejor amigo, se había follado a mi madre a lo bestia y cuando se encontró conmigo a las dos horas ni media palabra. Callado como un muerto, por eso le quise tirar de la lengua y le comenté que qué tal la follada, que seguro que se había tirado a una tía de lo más viciosa, que se le veía cansado. El muy cerdo se rió y me respondió que ni me lo podía imaginar, una tía casada que era la más puta que se había follado, y en la cama de matrimonio, y que pensaba ponerle los cuernos al marido cada vez que pudiera. Yo le reí la gracia, y hasta le animé a que así lo hiciera, mientras me decía para mis adentros que ya me encargaría de vengarme de la peor forma que pudiera, lo que como ya os he adelantado terminé haciendo y de un modo realmente cruel, pero ya os lo contaré en su debido momento. Sí me hubiera confesado la verdad le hubiera perdonado, pero no podía permitir semejante burla.

Pero ahora continuemos con mi historia, o mejor dicho, con la de la puta de mi madre, pues por la tarde me volvió a avisar el móvil de que en mi casa había marcha. Por la mañana Juanjo le había reventado el coño y dejado bien lleno de leche, pero no había sido suficiente, que ya estaba otra vez con hambre de polla.

Esta vez era con Mauricio, que al encender el móvil los vi ya desnudos, besándose y acariciándose como locos, se ve que tenían prisa. Mauricio estaba tumbado en la cama mientras mi madre le comía la polla con la habilidad que le era habitual, incluso más que otras veces, no había tenido suficiente con la de Juanjo. La muy puta se la tragaba entera, hasta los huevos, provocando que su amante casi se muriera de placer. Y ni una arcada, la mantenía dentro de su boca como si apenas se hubiera metido un dedo. Y después le lamía los huevos, suavemente, primero uno, después otro y sin olvidarse de metérselos en la boca, todo ello mientras le hacía una paja de primera, jugando el pulgar y el índice con el capullo, apretándolo y soltándolo al ritmo de la paja que le estaba haciendo. La verdad es que era toda una profesional y hasta a mí me estaba poniendo cachondo y me hacía pensar que aunque fuera mi madre en ese negocio no sólo iba a pedir dinero, sino algo más, que seguro que no le iba importar demasiado. Una polla más que llevarse a la boca no creo que le produjera ningún reparo. Al fin y al cabo ya estaba seguro de que su marido no era mi padre, demasiadas pollas habían entrando en ese coño para que fuera la suya la afortunada, así que ponerle los cuernos no me parecía en absoluto un escándalo.

Y más con el talento con que se la estaba mamando, que se había inclinado hacia adelante para empezar a jugar con sus tetas metiéndosela entre ellas, haciéndole una paja con sus pechos. Sus tetas eran bastante grandes y firmes con lo que la polla de Mauricio se enterraba entre las mismas, apretándoselas para darle aún más placer, moviendo el cuerpo a buen ritmo para hacerle una buena paja con sus tetas. Sólo el pensar en meter mi polla entre esas tetas, sentir la suavidad de su piel, su calor, me estaba poniendo de lo más cachondo. Y menuda habilidad tenía, como que el pobre de Mauricio no pudo más y se corrió. Esta vez sobre sus tetas, que se las cubrió de leche, pues mi madre le había agarrado la polla y como si fuera una manguera se las estaba regando para después terminar de esparcirla con la polla, restregándosela por ellas. Incluso le metió uno de los pezones por el agujero del capullo, lo que provocó un grito de placer de Mauricio. Menuda zorra, no creo que ninguna profesional, por mucho tiempo que llevara, sabía tanto de cómo producir placer a un hombre y disfrutara tanto. Que casi daba más morbo ver la cara de gusto con que hacía todas esas guarradas.

-Tía, eres lo más grande que me he follado en mi vida. No me importa que te hayas acostado con todos los hombres de la ciudad si te han vuelto tan viciosa.

Mi madre sonrió ante la ocurrencia de su amante, afirmando con la cabeza que no podía estar más de acuerdo ni ser más cierto. Creo que ni ella podía calcular con cuantos se había acostado, pero lo que sí era cierto es que había sido una alumna muy aplicada.

-Pues sólo he empezado, cariño, que no he hecho más que calentarme.

Yo ya estaba ardiendo sólo de verla y con disimulo me acariciaba la polla que la tenía bien dura. Menos mal que estaba en un rincón de la biblioteca, en la parte más oscura y solitaria de la sala. Y mi madre, para demostrar lo que había dicho se incorporó y tras darle un beso en la misma punta del miembro volvió a chuparla para ponerla de nueva bien dura, como a ella le gustaban. Cuando consideró que estaba en su punto se puso de rodillas y se introdujo el glande en su húmedo coño. Lo tenía completamente humedecido, tanto que al entrarle el capullo varias gotas de su jugo resbalaron por la polla de Mauricio que la miraba con ojos bien abiertos para no perderse el espectáculo.

Pero no se la metió entera, sólo la punta, subiendo y bajando para después girar a un lado y otro, lentamente, arrancando gemidos de placer de su amante que cerraba los puños con fuerza mientras le decía que siguiera así, que era lo más delicioso que le habían hecho. Sólo verla danzar, en cuclillas, con el capullo dentro del coño, girando las caderas y balanceándolas, pero con el cuidado de que no se le saliera, me estaba haciendo sudar, sin poder dejar de mirar la escena.

Mi madre, con una cara de vicio que ya te ponía a cien, comenzó a bajar, pero muy lentamente, centímetro a centímetro, moviendo las caderas adelante y atrás, girándolas de vez en cuando y descendiendo lentamente, muy lentamente, hasta que poco a poco se la engulló entera, momento en que Mauricio, que no podía más, se corrió de nuevo con un largo suspiro. El chaval tenía aguante, pero hoy mi madre estaba realmente inspirada. Se ve que Juanjo le había calentado bien el coño y quería mantener la temperatura de ebullición en que se lo había dejado.

Pero no era suficiente para la muy zorra, que se echó hacia delante y hacia atrás, una y otra vez, hasta que de nuevo se le puso bien dura. La muy guarra le dijo que eso le encantaba, sentir como una polla crecía dentro de su coño, que era algo realmente delicioso, tanto que se corrió cuando el miembro alcanzó de nuevo su máximo tamaño. Y desde luego que no sólo lo debía ser para ella por la cara de su chulo. Nunca lo he probado, pero debe ser algo realmente delicioso sentir como se hincha dentro de un coño. Entonces comenzó de nuevo a subir y bajar con rapidez, y en uno de los movimientos se la sacó y la guió hasta su culo, introduciéndosela de un solo golpe, lo que provocó un estremecimiento del pobre Mauricio que ya sólo era un pele y que lo único que decía era que le iba a matar pero que siguiera, que siguiera.

Era toda una enculada pues no sólo estaban los movimientos de mi madre, sino que Mauricio subía y bajaba la cadera pidiendo más y más placer. Estuvieron así un buen rato hasta que de nuevo se corrió mi madre a la vez que él. Sus gemidos se mezclaron en un prolongado orgasmo que los dejó totalmente exhaustos, o eso creía, pues la muy zorrona le cogió la polla y se la metió de nuevo en la boca. Era imposible que se volviera a poner dura, pero la muy puta no tenía límite y estuvo jugando con ella hasta que despertó de nuevo, momento en que se la volvió a meter por el coño.

Pero ahora fue Mauricio el que reaccionó. Cuando la tenía bien metida se levantó, la sujetó por la espalda y la tumbó en la cama. Quería demostrarle que por muy puta que fuera, él era aún más macho y comenzó una salvaje follada. Era como si quisiera romperla en dos, meterse completamente dentro de ese coño húmedo y caliente que tanto placer le estaba dando. No me extrañaba que el marido de mi madre no tuviera nada que hacer con semejantes amantes, pues las caderas de Mauricio se movían con frenesí mientras mi madre chillaba y le decía que no parara, que no parara, y así fue hasta que se volvieron a correr. Era la sexta vez que lo hacía mi madre, si contamos las corridas con mi buen amigo Juanjo, que puso los brazos en cruz totalmente rendida mientras el mulato le clavaba con todas sus fuerzas la polla, descargando la poca leche que le pudiera quedar mientras le decía que se la tragara toda, que iba a meterle leche hasta que le explotara el coño.

Terminaron rendidos, como yo, que no puede aguantar más y terminé corriéndome. Tuve que contener el gemido de placer que se me quería escapar de la boca, pero es que nadie podía ver esa escena sin terminar corriéndose. La verdad es que el mundo de las pelis pornos había perdido una buena actriz con mi madre, que yacía tumbada mientras su amante le sacaba la polla y un pequeño reguero de leche salía de su coño. Mauricio la miró extasiado, contemplando su obra.

-Eres lo mejor en la cama, lo repito, no me importa compartir tu coño con todo el que quieras mientras tengas tiempo para mí. Nunca he sido celoso.

-Qué cerdo eres, Mauricio, como los cuernos los lleva mi marido a ti te da igual lo puta que sea. Pero eso que has dicho me gusta, pues he estado pensando en lo que me dijiste hace unos días.

Yo agudicé el oído, pues aunque el espectáculo había sido realmente interesante parecía que lo mejor venía ahora. Mi madre se incorporó y se sentó en la cama alargando la mano, cogiéndole la polla, volviendo a jugar con ella. Pero la pobre no podía más, por muy caliente que fuera Mauricio hasta él tenía sus límites, aunque creo que tal vez estaba más interesado en lo que le iba a decir mi madre, pues con cara de inocente le respondió que no sabía a lo que se estaba refiriendo.

-No te hagas el tonto, que eres tan listo como yo o más. Fue lo que me comentaste de que como puta podía ganar un buen dinero.

Tanto Mauricio como yo sonreímos. Había sucedido lo que me esperaba. Y no me asombraba de que fuera mi madre quien lo propusiera, es más, estaba seguro que sería ella la que daría el primer paso.

-El cabrón de mi marido me ha recortado el presupuesto, menudo avaro. Por lo visto le ha convencido mi hijo de que con la crisis tenemos que ahorrar. Ya vez qué familia tengo, no me cuidan y yo tengo mis gastos y un nivel de vida que desde luego no estoy dispuesta perder. Si el cabrón no me da dinero, que es para lo único para lo que sirve, tendré que ser yo quien me lo busque como pueda. Y creo que con mis habilidades el mejor método es con mi cuerpo. Con la sesión que te acabo de dar creo que ha quedado muy claro.

Se lo recorrió con sus manos hasta llegar al coño para dejar bien claro con qué parte de su anatomía era con la que pensaba sacar dinero, provocando una carcajada de Mauricio.

-Yo estaba pensando en proponerte lo mismo. Como te dije tengo mis contactos. Muy buenos, para meterte en el negocio. Todo de calidad, no eres una puta de cincuenta euros, eso tenlo por seguro. Ya había comentado a un primo mío tus habilidades y lo buena que eres. Creo que hemos de dar las gracias al puto de tu hijo de que haya convencido al cornudo para que des el paso. Eres un diamante que se estaba desaprovechando, y te juro que conmigo vas a sacar bastante beneficio.

El puto de su hijo les iba a demostrar lo listo que era, ya llegaría mi momento, que me llamaran lo que quisiera pues al final tendrían que tapar a este puto la boca con buenos billetes si querían seguir con el negocio.

-Uno más a repartir con tu primo.

Otro más si contamos a tu hijo, zorra, pensé mientras ponía toda mi atención ante la posibilidad de que hubiera más gente en el negocio. Ése coño iba a tener que trabajar más de lo que creía para que fuera realmente rentable si teníamos que meter a más socios.

-Tranquila, mi primo me debe muchos favores, pero muchos, sólo se conformará con follarte de vez en cuando y si eres tan buena como le he dicho, que lo eres, tendrá más que suficiente. Eso y alguna que otra vez hacerle un favor a uno de sus clientes sin cobrar, gentileza de la casa.

Eso estaba mejor, se la podía follar cuanto y como quisiera, por mí no iba haber ningún problema, ese coño tenía aguante para una polla más, para una y para una docena. Y por la cara que puso mi madre era evidente que pensaba igual que el puto de su pobre hijo.

-Eso sí, él tiene un nivel que mantener y no puede presentar a una puta que no sea realmente viciosa con lo que me ha dicho que tendrá que probar la mercancía, y si le gusta ten por seguro que me dará su lista de clientes para que al día siguiente comiences con el negocio. Cuando te cate te pondrá un precio por servicio y podremos comenzar a vivir de ese coñito tan rico que tienes.

Mauricio se inclinó y le dio un beso en sus partes, aspirando el olor que emanaba a hembra satisfecha para terminar mordiéndole el clítoris.

-Perfecto, me parece justo, dile a tu primo que mañana por la tarde le espero, que va a ver lo que es una hembra de verdad. Que tengo prisa en rentabilizar los cuernos de mi marido, que supongo que el poner una buena cornamenta hará que mi precio suba.

La muy puta era una buena negociante. Y estaba seguro que mi madre no iba a decepcionarlo y le iba a poner la máxima clasificación. Yo ya sólo tenía que soltar un poco de carrete, grabarle con algún que otro cliente y presentar mi candidatura a la sociedad.