Mi madre es una puta 2

Continúo con las andanzas de mi madre y Mauricio, así con nuevos descubrimientos que confirman la triste condición de mi padre, suponiendo que lo sea.

Aún no me podía creer lo de mi madre, que fuera así, una auténtica puta, pero lo había visto con mis propios ojos. Pero lo que no hacía más que darme vueltas a la cabeza era la casi completa seguridad de que no era con el único que se acostaba la muy zorra y que estuviera dispuesta a cumplir la promesa de follar todos los días con Mauricio.

Tenía que averiguar ambas cosas y lo segundo era lo más fácil, aunque aún esperaba, deseaba, que hubiera sido el ardor de un momento, que se hubiera vuelto loca, por eso decidí volver a espiarla al día siguiente. Fue fácil, a la hora de siempre le di un beso y le dije que me iba para la universidad, pero lo que hice fue abrir la puerta y volver a cerrarla para esconderme en mi cuarto que estaba justo al lado de la puerta de entrada.

Permanecí un rato a oscuras y en silencio, deseando que nada pasara y me fuera satisfecho para la universidad con al menos la ilusión de que había sido todo una locura que no se iba a repetir. Pero a los cinco minutos la oí como llamaba por teléfono.

-Mauricio, ya estoy sola, ven corriendo que solo con escuchar tu voz se me ha hecho agua el coño.

Casi me desmayo, la muy puta quería más y lo quería ya. Mauricio no tardó ni dos minutos en llegar, le abrió la puerta y escuché como se besaban, el roce de sus ropas, y los besos, muchos besos.

-Vamos para la cama, me encanta cornear a los maridos en su propia cama.

-Qué malo eres, cariño, pero tienes razón, tiene su morbo.

Oí como se dirigían hacia el dormitorio, entre besos y caricias. De pronto sentí un golpe y me atreví a asomarme con mucho cuidado. El pasillo estaba a oscuras pero se se veía perfectamente que mi madre había empujado a Mauricio contra la pared y se besaban con fuerza. Mauricio le había bajado el vestido y estaba sólo con la combinación y las bragas, una de las manos sobaba el pecho mientras que la de mi madre acariciaba el ya pronunciado paquete de su amante.

-Vamos, cómetelo, lo estás deseando, puta.

-Sí, cariño, lo quiero tener dentro de mi boca.

Le quitó la camisa y empezó a bajar por su cuello, besándolo, deslizándose hasta sus pectorales y mordiéndole uno de sus pezones. Continuó descendiendo por su vientre, recorriéndolo con la lengua hasta llegar al borde del pantalón. Mauricio la contemplaba con deseo mientras jugaba con su pelo. Mi madre le quitó el cinturón y con rapidez le bajó los pantalones y el calzoncillos, cogiendo con la mano el largo y duro miembro.

-Es delicioso, cómo me gusta.

Retiró el prepucio lentamente y le dio un beso en la punta del capullo. Sacó la lengua y jugó con el glande, recorriéndolo de un lado a otro, jugando su punta con la punta de la polla, arrancando gemidos de placer hasta que se lo metió en la boca. Sus labios rojos y gruesos comenzaron a bajar lentamente por el tronco hasta que se lo tragó entero. Giró la cabeza a un lado y a otro haciendo que Mauricio se estremeciera.

-Pero qué buena eres, puta, me haces las mejores mamadas de mi vida.

Tenía que reconocerlo, mi madre era toda una experta, no me extraña que tuviera más amantes, esos labios volverían loco a cualquier hombre. Y comenzó la mamada, subiendo y bajando por la polla, mientras sus manos acariciaban sus huevos, una y otra vez, lentamente, chupando sin parar, sin cansarse.

-Sabes respirar mientras mamas, eso es todo un arte, si te dedicaras a esto te hacías rica, menuda puta serías, de las de lujo.

-No me tientes, no me tientes, que un sobresueldo para mis gastos no me vendría mal.

-Ya hablaremos, ya hablaremos, tengo contactos, pero tú sigue con la mamada, no te distraigas.

No salía de mi asombro, el muy cerdo le estaba proponiendo ser su chulo y a mi madre no le parecía mal la idea, pues empezó a aplicarse a fondo, mamándola con una auténtica profesional hasta que en una de las acometidas se corrió su amante y como la otra vez lo había hecho en su boca, tragándose toda la leche para después con la lengua terminar de limpiarle la polla hasta dejársela bien reluciente.

-Vamos, para la cama, que te quiero follar el coñito tan rico que tienes.

La alzó de golpe y se metieron dentro del dormitorio entre risas. Yo estaba ya desesperado, pero una inclinación morbosa me empujó hacia la puerta para contemplar el espectáculo, me acerqué con cuidado y cuando llegué la había puesto tumbada de espaldas en la cama, en el borde, con sus piernas en los hombros de Mauricio que de pie fuera de la cama ya se la estaba follando.

La envestía con la fuerza de un toro, haciendo que se moviera la cama mientras mi madre le acariciaba el abdomen y gemía de placer. La polla entraba y salía de su coño, brillante con los huevos golpeándole las nalgas pues se la hincaba hasta el fondo, provocando pequeños gritos de mi madre.

-Más fuerte, más fuerte, Mauricio, que eres el mejor. Tienes la polla más larga que he sentido dentro de mí.

-¿Incluso más larga que la del negro del supermercado de la esquina? Seguro que ya te lo has follado, que tiene fama en el barrio.

-Él la tiene más larga, pero menos gruesa, y tú follas mejor.

-Puta, sabía que te lo habías tirado. Ayer le comenté qué buena estaba mi vecino y el me sonrió de un modo especial.

Me quedé de piedra, todo un premio, había descubierto al segundo amante de mi madre, así nos daba las mejores carnes de la carnicería, la muy zorra de mi madre se lo pagaba con el coño. Ahora estaba seguro que la lista de amantes de la puta que tenía por madre iba a ser muy larga. Sobre todo porque mi madre lanzó una carcajada que se convirtió en un grito de placer ante la bestial envestida de Mauricio que empezó a follársela con frenesí mientras le llamaba puta una y otra vez, haciendo que se excitara aún más mi madre hasta que los dos se corrieron a la vez con un largo gemido en que Mauricio clavó la polla con fuerza varias veces hasta que se dejó caer sobre mi madre y le dio un largo beso.

Permanecieron así un rato hasta que Mauricio se incorporó y sacó la polla, que aún estaba dura, le separó las piernas y le abrió el coño con los dedos.

-Me encanta ver tu coñito lleno de mi leche.

Sonrió y le metió el dedo que lo sacó mojado en su leche, se acercó a mi madre que se lo chupó con deseo. Estaba totalmente entregada a su amante y haría lo que Mauricio quisiera, completamente enchochada. Y lo peor es que Mauricio se había dado cuenta y esa insinuación que le había hecho sobre ganar dinero con su coño temía que fuera algo más que una broma.

-Venga, que quiero follarte el culo.

Le dio media vuelta y mi madre se puso a cuatro patas sobre la cama. La polla de Mauricio golpeó varias veces las nalgas para después recorrer la raja del culo. Se lo iba a romper, era una herramienta impresionante. Pero ante mi asombro, tras embadurnárselo con saliva entró aún con más facilidad que en el coño. No lo podía creer.

-Joder, este culo ha conocido muchas pollas, es la primera vez que la mía entra sin problemas en un culo.

Y le dio una palmada en la nalga mientras comenzaba la follada de culo.

¿Cómo es que el cornudo de tu marido no se da cuenta que tienes el culo como el túnel de un tren?

-Porque no me lo folla, se daría cuenta, es cabrón, pero no tonto. El culo es sólo para mis amantes, que ya saben como soy.

-Una puta de primera. Qué mala eres, que no dejas catar a tu marido esta delicia.

Y soltó una carcajada mientras se lo follaba con fuerza. Mi madre también se rió de la triste condición de mi padre, pero rápidamente se convirtieron las risas en gemidos pues Mauricio la estaba enculando con todas sus fuerzas mientras palmeaba sus nalgas. Varias veces sacó la polla por completo del culo de mi madre para volver a entrar de un tirón, salvajemente, arrancando gritos de placer de mi madre que le decía que más fuerte. Y eso es lo que hacía Mauricio, follándosela cada vez más y más, tanto que las gotas de sudor de su cara caían en la espalda de mi madre hasta que con un gemido se volvió a correr.

-Joder, vaya reserva que tienes de leche, bien que me estás llenando el culo.

Mi madre lo dijo entre gemidos al tiempo que Mauricio se dejaba caer sobre la espalda de mi madre, rendido.

Decidí largarme, había terminado el espectáculo, pero a mitad del pasillo escuché como la muy zorra le decía que mañana le llamaría a la misma hora. No había duda sobre mi madre, era una puta de primera y estaba en vías de que su amante se convirtiera en su chulo. Eso sí, ya sabría yo sacarle parte del dinero que se ganara con el coño, al fin y al cabo, si iba a ser el hijo de una puta, al menos que sacara algún beneficio.