Mi madre en busca de un nuevo sexo (5)

Yolanda se marchó unos días... ¿Cómo pasaría esas noches en soledad?

Mi madre en busca de un nuevo sexo V.

Al día siguiente, Yolanda y yo éramos inseparables. Buscábamos la soledad para darnos caricias y todo el amor que podíamos. Ya por la tarde la vi marcharse con su padre. Sabía que volvería en dos días como mucho, pero quedé triste añorando a mi querida Yolanda. Podía tener todo el sexo que necesitara con mi madre, pero lo necesitaba era amar a mi bella Yolanda… ¡Yolanda, Yolanda, Yolanda! De mi cabeza no se iba su nombre.

Aquella primera noche sin mi amada me acosté, como todas las noches, con mi madre. Ella estaba muy cariñosa y nada más meterme en la cama se abrazó a mí dándome caricias, pero notó que yo estaba melancólico y después de unos minutos me dejó dormir.

El día siguiente estaba igual. Apenas salí del apartamento. Los tres me animaban, me pedían que los acompañara a la playa, pero yo no tenía los ánimos muy buenos. Por la noche salieron los tres por el pueblo. Yo me quedé en casa. Estuvimos más de una hora hablando por teléfono. Después me acosté sin sueño en la cama.

Serían las dos de la mañana cuando mi madre, mi tía y mi primo llegaron de la calle. Después de un tiempo en que los escuché hablar y moverse por el salón, mi madre entró en nuestra habitación intentando no despertarme. Se cambió de ropa y pude verla gracias a la luz que entraba por la ventana. Yo permanecía quieto, simulando estar dormido mientras la miraba. Aquella noche estaba muy excitante a media luz y después de ponerse su camiseta se metió en la cama y me dio la espalda. Había hablado con Yolanda y estaba más animado. Me giré y la abracé por la espalda.

-¿Se lo habéis pasado bien? – Le pregunté mientras mis brazos la rodeaban y mi cuerpo se pegaba a ella.

-¡Oh, cariño! – Ella no me esperaba y se asustó. - ¿Aún estás despierto?

-Sí mamá, ya estoy más tranquilo y necesitaba el cariño de mi madre. – Ella se acurrucó contra mi cuerpo y abrazó mis brazos con cariño.

-¿Necesitas algo más que mi cariño? – Me preguntó.

-No… Hoy no mamá.

-Pues quería comentarte una cosa que he descubierto esta noche. – Me dijo ella. – Hoy tu tía y tu primo me han contado que tienen una relación incestuosa, por lo visto son como novios cuando están en su casa.

-¡No me digas! – Exclamé. - ¡Con las buenas tetas que tiene la tita, se pondrá morado!

-¡Eh niño, que estás hablando con tu madre! – Me dijo en tono burlesco.

-¡Pero cómo las de la mía no hay ninguna! – Le dije siguiendo la broma.

-La cosa es que querían tener la misma relación aquí con nosotros, comportarse como pareja mientras están aquí… ¿Te importaría?

-¡Para nada! – Le dije. - ¿Le has contado lo nuestro?

-Pues sí… - Sentí que se preocupaba. - ¿Te importa…?

-Para nada… ¡Sería bueno hacer una orgía familiar! – Le comenté en broma.

-¡No te creas, tal vez mañana se lo proponga! – Ella hablaba en serio.

Empezamos a quedarnos dormidos mientras charlábamos de más cosas y empezamos a oír los inconfundibles quejidos de la cama donde estaban mi tía y mi primo.

-¡Están aprovechando que hoy están solos! – Dijo mi madre y nos abrazamos para dormir.

Cuando me levanté por la mañana, ya estaban todos en pie. Y allí encontré a los dos amantes, mi tía y mi primo. Los pillé dándose un beso en los labios y aquella vez se alteraron al no estar acostumbrados a mi presencia. Pero mi madre los tranquilizó y poco a poco se fueron acostumbrando a que yo estuviera por allí y viera como se demostraban su amor. Lo que yo tenía con mi madre no era más que puro sexo… y más ahora que me había enamorado locamente de Yolanda, pero en ellos se veía que era amor. Por la razón que fuera, ellos se amaban y no podían mostrarlo en público.

Curioso era verlos actuar en casa y después en la calle. Una vez que atravesaban el umbral de la puerta, se transformaban. Si lo hacía hacia fuera volvían a ser madre e hijo, sin ni siquiera tocarse, pero si lo atravesaban hacia el interior, se desvivían por hacerse caricias y mostrarse su amor.

Por la noche salimos, no fuimos a dar una vuelta por el pueblo y llegamos a un lugar donde habían estado días atrás, un lugar de copas. Pasamos un buen rato y después de una hora, decidimos volver a casa.

Lo habíamos pasado muy bien. Una vez que mi tía y mi primo nos descubrieron su secreto y nosotros confesamos el nuestro, la relación cambió por completo. Charlábamos y nos confesaron que si bien ellos se amaban, estaban abiertos a muchas cosas en el tema sexual. Mi primo empezó a hablar.

" Recuerdo una vez hace un año. Primo, me había ligado a una rubia impresionante, con un cuerpazo y que además estaba loca por que la llevara a la cama. Era la noche perfecta. Mi madre se había ido a casa de una amiga para no se que reunión, creo que de esas de juguetes sexuales.

Así que cogí y me la llevé a casa. Entramos y directos a la habitación. De verdad os digo que nunca había conocido a una tía tan salida como esa. Se arrodilló y me quitó los pantalones en un momento y se lió a hacerme una mamada. ¡La cabrona se la tragaba casi por completo! ¡Le llegaría hasta la garganta! Pero ella venga a mamar y a mamar.

Mientras me quité toda la ropa y sólo me faltaban los pantalones. La tía se levantó cuando se hartó de polla, se subió la falda y se quitó las bragas. Se tiró en la cama boca arriba con las piernas abiertas y me pidió que le comiera el coño.

Le dije "sí, que te crees tu eso, te la voy a clavar hasta que te salga por la boca." Me subí en la cama y se la llevé a su entrada. De un golpe le entró hasta el fondo. Estaba totalmente mojada y mi polla le entraba y salía. La guarra gritaba y se retorcía de placer. La tenía cogida por las piernas, forzándola a abrirlas por completo y veía como mi polla le entraba y le salía, estaba a punto de correrme en su coño.

Miré al lado y allí estaba mi madre, con la mano dentro de las bragas, masturbándose al verme follar con aquella guarra. Me paré al verla y la tía me pidió que se la clavara más. Mi madre me miró a los ojos y pude adivinar que quería que siguiera.

De nuevo la hundí en aquel mojado coño y mi madre no se perdía detalle de cómo se perdía entre los labios del coño de mi amante. Entonces la tía se dio cuenta de la presencia de mi madre. "¿Esta que es tu madre?" Preguntó. "¡Ven que te coma el coño!" dijo la tía.

Mi madre se quitó las bragas y sin conocer de nada a la rubia, se abrió de piernas y puso su coño en la boca de la que me estaba follando. Aquello me puso cardiaco y se la clavé con más ganas mientras veía la lengua de aquella golfa que empezaba a lamer el coño. Me sentía como un animal, clavándola hasta el fondo, sin preocuparme si le gustaba o le hacía daño. "¡Sabía yo que comerle el coño a tu madre te iba a volver loco!" Dijo la tía y siguió chupando a mi madre.

Yo no dejaba de mirar a la cara de mi madre que se descomponía por el placer. Ella me miraba mientras yo follaba y me acerqué para besarla. Empezamos uniendo nuestros labios y al momento, nuestras lenguas jugaban pasando de una boca a otra. Nuestras bocas estaban juntas cuando mi madre empezó a gemir por el orgasmo que estaba sintiendo. De su coño salían chorros de flujos y la otra los lamía y se los comía.

Aquello me volvió loco y empecé a lanzar chorros de semen en el coño que follaba, mientras mi madre me acariciaba la cabeza y me besaba.

Así fue como nos corrimos por primera vez juntos. Después tuve que darle por el culo a aquella tía pues no se había quedado conforme con lo anterior, hasta que tuvo su orgasmo mientras mi polla partía su culo y su boca seguía lamiendo el coño de mi madre hasta que brotaba los flujos que ella comía como una loca… ¡Una verdadera guarra!"

-Desde entonces lo hemos hecho casi a diario. – dijo mi tía. – La verdad es que compartir el sexo con más personas nos da más placer, pero desde entonces no lo hemos hecho… - Mi tía dudo un poco. - ¿Queréis hacerlo con nosotros?

-Por mí no hay problemas. – Dijo mi madre. – Pero mi hijo, desde que está con tu hija… no sé si querrá.

La verdad es que la historia de mi primo me había puesto muy caliente, imaginarlo con otra tía y además con su madre por medio… aquello me calentó. Pero añoraba a Yolanda y no sabía si aquello le sentaría bien.

-Si no os importa sólo miraré, pues tiene que ser excitante ver a mi primo con mi tía y mi madre, follándolas.

-Pues vayamos a nuestra habitación. – Dijo mi tía.

Cogieron algunas bebidas y los cuatro nos fuimos a la habitación. Las dos mujeres se tumbaron en la cama, con las mismas ropas que llevaban después de volver de la calle, tomando las copas y esperando a mi primo. Yo me puse en la pequeña cama para verlos.

-¡Esto hay que inmortalizarlo! – Entró mi primo con una cámara de vídeo. - ¡Si las señoras no ponen pega alguna, las grabaré mientras gozan! – Ya las estaba grabando mientras se mostraban sensuales a la espera. - ¿Te importa grabarnos? – Me pidió.

Me levanté y después de unas pequeñas explicaciones, me puse a grabar la primera noche que mi madre iba a tener sexo con mi primo y mi tía. Por la pequeña pantalla de la cámara podía ver como mi primo se subió de rodillas en la cama y se acercó a las dos mujeres que lo esperaban ansiosas. Mi madre seguía recostada mientras mi primo se acercó y besó a su madre acariciando su cabeza dulcemente.

-¡Hola mami! – Le dijo. - ¡Tenía ganas de estar contigo! ¿La tita Leticia se va a unir a nosotros?

-¡Pregúntale a ella! – Dijo mi tía comiéndole de nuevo la boca a su hijo, estaba muy excitada.

-Tita, ¿quieres unirte y que te folle?

-Bueno… - Contestó mi madre. – Quiero ver lo que me ofreces

-¡Muéstraselo mami! – Mi tía ya estaba desabrochando sus pantalones nerviosamente. - ¿Esto es de tu agrado?

Los ojos de mi madre se abrieron al ver su polla. Estaba un poco relajada y ya era toda una señora polla. Tomé un primer plano de aquello y después la cara de satisfacción de mi madre con lo que iba a tener aquella noche.

-¡Mami, trabaja para que vea hasta donde puede llegar!

Mi tía se colocó a cuatro patas y se inclinó sobre la polla de su hijo. Se movía pero no podía grabar bien lo que estaba haciendo. Rodeé la cama sin dejar de grabar. Desde el otro lado seguí con mejores vistas. La polla de Roque se perdía en la boca de su madre y cada vez era más grande.

-¡Dios, eso tienes que compartirlo conmigo! – Mi madre gozaba con la visión de aquella polla mientras su mano empezaba a acariciar su coño. - ¡Me estoy mojando sólo con verla! ¡Qué se sentirá con eso dentro de mi coño!

Roque alargó la mano y acariciaba el culo de su madre. Poco a poco le subió la falda que llevaba y quedó al aire. Volví a rodear la cama y grabé desde atrás de mi tía. Su redondo y hermoso culo se movía al ritmo que mamaba la polla de su hijo. La mano de Roque acariciaba los cachetes y se metió por dentro de sus bragas para tocarla. Podía ver como los dedos se movían bajo la tela de las amplias bragas, pero no veía que hacían. Con una mano aparté las bragas a un lado y ahora se podía ver. ¡Su dedo jugaba acariciando su ano! Desde el culo hasta el coño de mi tía estaba perfectamente depilado, no había ningún pelo.

Mi madre se colocó a cuatro patas y se acercó a la fuente de donde mamaba mi tía para pedir su turno para mamar aquella gran polla.

-¡Necesito tener esa maravilla en mi boca! – Dijo mi madre.

-¡Tranquila Leticia que tengo polla para las dos! – Mi primo empezó a acariciar su culo también.

Me moví para grabar como las dos maduras hembras gozaban lamiendo aquella joven y dura polla. Las dos, cada una por un lado, pasaban sus lenguas desde los huevos hasta su glande hinchado y enrojecido. Se turnaban en tragársela, en rellenar hasta reventar sus bocas. Mientras una mamaba, la otra chupaba sus huevos. Mi primo acariciaba los dos culos de sus amantes, pero no podía ver sus manos en los sexos de nuestras madres. Con una mano le bajé las bragas a mi tía hasta las rodillas y los dedos de mi primo acariciaban la raja de su coño.

-¡Gracias primo! – Me dijo.

Rodeé la cama de nuevo, sin dejar de grabar lo que allí ocurría. Me coloqué detrás de mi madre y también le bajé las bragas hasta la rodilla. La mano de mi primo la acariciaba y no podía abrirse camino entre los pelos del coño para poder acariciar la raja de mi madre.

-Mamá, Leticia tiene demasiados pelos en su coño y no la puedo acariciar bien… ¿La afeitamos?

-Si ella quiere

-¡Vale, afeitarme entre los dos! – Mi madre se sentó en la cabecera de la cama con las piernas abiertas, mostrando su coño peludo a la espera de que sus dos amantes actuaran.

Mi tía trajo espuma de afeitar, una maquinilla y unas toallas. Mi madre permaneció en la misma postura para que su cuñada la afeitara. Comencé a grabar de nuevo. Empezó a extender la espuma y poco a poco y con cuidado la fue rasurando. Mi primo estaba sentado junto a ellas y veía el trabajo que hacía su madre que estaba a cuatro patas entre las piernas de la otra. Empezó a acariciar el cuerpo de la madre hasta llegar a su culo.

Mi primo se colocó detrás de ella mientras seguía afeitando. Levantó la falda para dejar su culo al aire; ahora no tenía bragas, su redondo culo estaba delante de él. Mi primo lo acarició y su polla volvió a ponerse dura de nuevo. Se colocó detrás, de rodillas, su polla apuntaba al culo de su madre, desafiante, deseoso de hundirse en su interior.

Agarró con una mano aquel endurecido sexo y lo golpeo contra los cachete. Era enorme, tanto larga como gruesa. Mientras mi tía seguía afeitando a mi madre, su hijo jugaba con su culo y su coño. Pasaba su mano por entre las piernas y acariciaba su raja hasta tocar su ano. Separaba los cachetes y lo admiraba, pasando uno de sus dedos sobre el esfínter para darle placer.

-¡Hijo, no me distraigas, que voy a cortar a tu tía! – Ya le quedaba poco y deseaba que su hijo jugara con su sexo.

Roque agarró su polla y la pasó por el coño y el ano de la madre que deseaba acabar el trabajo para que su hijo la llenara con su polla. Roque se agachó para pasar su lengua por el ano que ocultaba aquel hermoso culo. Sus manos separaban los cachetes y su lengua pasaba por todo su ano, haciendo círculos sobre él. Mi tía se retorcía y acababa de limpiar el coño de la otra con la toalla.

-¡Cabrón, folla a tu madre que se está derritiendo! – Dijo mi tía y hundió su boca en el coño recién depilado de su cuñada.

Volví la cámara para que se viera bien como las manos de Amalia separaban los labios de aquel maduro coño mientras su lengua lamía de arriba a bajo toda la raja. Mi madre no se lo esperaba y su cuerpo empezó a convulsionarse mientras su vagina empezaba a echar flujos al sentir la lengua.

Giré de nuevo para ver que hacía mi primo. Su lengua seguía en el ano de su madre, intentando entrar en él, queriéndola follar con aquel músculo. Una de sus manos empezó a acariciar su raja, separando poco a poco sus labios hasta que un dedo entró en su mojada vagina. Podía ver en mi pequeña pantalla como los flujos afloraban en lo más bajo de su raja. Mi primo metía y sacaba su dedo de ella y brillaba con los fluidos que su madre le regalaba.

-¡Cabrón, no me hagas esperar más! – Ordenó medio gritando mi tía. - ¡Hunde su enorme polla en mi coño o mi culo! – Estaba tan excitada que se transformó. – ¡Folla a tu madre de una vez!

Mi primo se colocó tras ella de rodillas. Agarró su polla con una mano y la dirigió a la entrada de su madre. Frotó su glande, su hinchado glande contra la raja hasta que encontró la entrada. Empezó a empujar.

-¡Ya estás contenta! – Le dijo a su madre dándole una cachetada en sus nalgas. - ¡Ya va mi polla para adentro!

Empujó un poco más y la cara de mi tía mostraba todo el placer que aquella joven polla le estaba dando.

-¡Eres malo con tu madre! – Gemía y se retorcía. - ¡Te gusta hacer sufrir a la puta de tu madre!

-¡Sí! – Respondió Roque. – ¡Pero más me gusta verla gozar con mi polla dentro de su pervertido coño!

Dio un fuerte empujón y clavó de golpe toda la polla en el interior de la vagina de su madre que se retorcía por el placer de sentirse llena con su hijo. La tenía agarrada por las caderas y sacaba despacio su polla, después la agarraba fuerte y la volvía a clavar con una gran envestida, para que sintiera su fuerza en lo más profundo de su útero. Ella gritaba y se retorcía entre las piernas de mi madre que veía como madre e hijo follaban como animales, sintiendo ella ganas de ser tratada de igual manera, como una perra en celo.

-¡Ven Leticia! – Le dijo Roque y mi madre se acercó de rodillas hasta llegar a él. La miró sin dejar de follar a su madre. - ¡Tú también quieres ser mi putita! ¡Pues dame tus tetas!

Con una mano agarró la nuca de mi madre y la acercó para comerle la boca; mientras la otra mano tiraba de las caderas de su madre para que la polla se hundiera en aquel coño que no dejaba de echar flujos. Mi madre, sin separar la boca de su sobrino, se sacó como pudo la tetas. Él empezó a lamer y a comer sus pezones. Mi madre gimoteaba y apenas se le escuchaba con los gritos de placer que Amalia daba cuando la polla le entraba tocando su útero.

Me separé un poco y grabé la escena. Amalia a cuatro patas, en su culo su hijo empujaba agarrado a sus caderas mientras aquella enorme polla entraba y salía. Mi madre de rodillas junto a él le ofrecía sus tetas que él devoraba locamente. Los tres estaban gozando y mi polla estaba más hinchada que nunca.

Roque volvió a agarrar la cabeza de su tía y de nuevo se besaban. De golpe la empujó para que apoyara su cara en el culo de su madre. Mi madre entendió perfectamente lo que quería y abrió su boca sacando la lengua. Él sacó la polla de su madre y la puso en la boca de la otra que tenía la cabeza sujeta por la mano de él. Y folló su boca.

Me acerqué para que se viera perfectamente cómo sus comisuras se dilataban cuando aquella polla entraba hasta su garganta, provocándole arcadas. Sacó la polla y la volvió a meter en el coño de la madre. Dos o tres penetraciones y de nuevo a la boca.

-¡Putitas, esto os gusta, verdad! – Ahora clavaba su polla en el coño de su madre. - ¡Os gusta que os trate como mi perras!

-¡Sí hijo, me gusta ser tu puta perra, pero sigue follándome! – Amalia gemía y gozaba.

-¡A mí también me gusta, pero necesito que te comas mi coño en celo! – Mi madre se colocó de pie delante de él y se subió la falda, mostrando su recién depilado coño. – ¡Vamos semental, demuéstrame como te comes los coños!

Roque pasó una mano entre las piernas de mi madre y puso la mano bien abierta en su culo para empujarla contra él hasta que la raja de su coño quedó en su boca. Mi madre tuvo que agarrarse a su cabeza para no caerse cuando la lengua de aquel chaval empezó a moverse por toda su húmeda raja, sentía como su coño se vaciaba, lanzando flujos cómo nunca antes lo había hecho. Los labios de Roque rodearon su clítoris y succionó con fuerza. Las piernas de mi madre temblaban… Se estaba corriendo en su boca y él no paraba de tragar sus flujos.

Ahora se escuchaban los gemidos de las dos hembras que Roque follaba. Mientras mi madre se corría en la boca, Amalia empezaba a convulsionarse y a lanzar chorros de flujos por su coño, se estaba corriendo y su hijo no dejaba de castigar su coño con fuertes y profundas envestidas que la volvían loca. No pudo más y cayó rendida en la cama boca abajo mientras la polla del hijo iba saliendo, aún endurecida, de su empapado coño.

Las dos manos de él se colocaron en el culo de mi madre que seguía gimiendo y convulsionando con la lengua de su sobrino.

-¡La necesito dentro! ¡La quiero dentro! – Decía mi madre. - ¡Quiero que me partas el coño con esa polla que tienes!

Él la soltó y mi madre se quitó algo ropa. Se tumbó boca arriba en la cama, subió su falda hasta dejar su coño totalmente accesible al ataque de su amante.

-¡Vamos semental, húndete en el coño de tu tía! – Se separaba los labios del coño con los dedos para mostrarle su mojado y caliente interior. - ¡Vamos, párteme el coño! ¡Fóllame hasta que me mates! – Mientras hablaba él se iba poniendo encima. - ¡Eso es hasta el fondo! ¡Llena… Aaah! ¡Dios que grande y buena!

Mi primo se dejó caer con todas sus fuerzas y su polla dilató la vagina de mi madre hasta donde nunca había llegado, produciéndole una mezcla de dolor y placer. Y era eso, un animal en celo, follando sin miramientos a aquellas dos putas maduras en que se habían convertido mi madre y mi tía.

Grabé como en la dilatada raja de mi madre entraba y salía su polla. Él gruñía y no paraba de empujar sobre la mujer que se le pusiera por delante. Mi tía había recuperado algo de fuerzas y de nuevo estaba abierta de piernas, esperando que su hijo la follara como hacía con su tía.

Las colocó con el culo en pompa en el filo de la cama. Primero se la hundió en el coño a la madre, después a su tía, las dos esperaban su turno y él las iba complaciendo, dándoles su polla para que las dos gozaran. Llevaban casi una hora liados. Mi primo tenía aguante, pero tenía que caer. Tras varios orgasmos por parte de las dos maduras, él sintió la necesidad de tener que correrse.

-¡Me voy a correr! – Gritó desesperado mientras la clavaba en mi madre. - ¡No puedo más!

-¡No hijo, por favor! ¡Dentro de tu tía no! – Dijo Amalia.

-¡No me quedaré embarazada! – Contestó mi madre.

-¡Me importa un rábano que te quedes embarazada! – Contestó la otra con un poco de enfado y las dos putas se peleaban por la leche de aquel joven. - ¡Quiero el semen de mi hijo sólo para mí!

-¡Córrete dentro del caliente coño de tu tía! – Le pidió mi madre.

-¡Putas, arrodillaros que os voy a dar vuestro premio! – Roque sacó la polla de mi madre y la agarró con una mano esperando que las dos se arrodillaran delante de él. - ¡Vamos, abrir bien las bocas para que os lo dé!

Las dos le obedecieron y sus bocas abiertas con las lenguas fuera esperaron a que de aquella gran fuente emanara el licor que se guarda sólo para las más putas: el semen de un hijo o sobrino.

El hinchado y enrojecido glande empezó a lanzar chorros blancos de semen que llenaron sus caras y bocas. Sobre sus lenguas caían y eran inmediatamente devorados. Aquellas dos pobre lujuriosas estaban hambrientas y él las estaba satisfaciendo con su semen. No dejaban de comer. Cuando no salió más, las dos se lanzaron a lamer y succionar aquella polla para que saliera todo el jugo de aquel chaval.

No había más y él se derrumbó en la cama para descansar. Ellas permanecían de rodillas y se miraron. Ambas tenían semen por sus caras y no lo dudaron. Empezaron a lamerse y acabaron besándose y saboreando el sabor de su amante común en la boca de la otra.

Nota del autor: tiempo después la grabación fue destruida, así que por favor no pongáis mensajes pidiendo imágenes pues ya sólo queda el recuerdo en la mente de los que allí estábamos.

J