Mi madre en busca de un nuevo sexo (3)
Me he enamorado de mi prima, mi madre me enseñará lo necesario para satisfacerla.
Mi madre en busca de un nuevo sexo III.
Mi padre se marchó y no volvería hasta que acabara el mes, para volver a casa. Por las mañanas mi madre se comportaba de forma normal. El primer día me enamoré de mi prima Yolanda. Primero fue una atracción física, tenía un cuerpo maravilloso, pero con el paso de los días nos uníamos más y casi todo el tiempo estábamos juntos y solos. Aquello no pasaba inadvertido para mi madre y algunas noches, después de interrogaba sobre mi prima, acabábamos masturbándonos.
Llevábamos unos diez días allí. Mi relación con Yolanda cada vez era más clara y si no fuera porque mi madre me desahogaba algunas noches, hubiera intentado follar con mi prima pues era una criatura maravillosa. Aquella mañana, mi tía y sus hijos tenían que ir a un pueblo cercano para solucionar unos papeles en no sé que banco.
Así, a las diez de la mañana los tres se marcharon. Yo estaba aún en la cama descansando y mi madre entró, abrió la ventana para que entrara la luz del día.
-¡Vamos perezoso, ya es de día! Dijo mientras se subía en la cama a cuatro patas. - ¡Tendré que levantarte a la fuerza! Se echó junto a mí mirándome.
Aquella mañana estaba bonita, tenía un brillo en los ojos especial, parecía más excitada de lo normal. Una de sus manos acariciaba levemente mi cuerpo y casi me hacía cosquillas, erizándome los pelos. Acaricié su cara dulcemente.
-¿Te va bien con tu prima? Me preguntó.
-Sí. Le respondí.
-¿Ya lo habéis hecho? Una sonrisa malévola se dibujó en su cara. - ¡No me dirás que no tienes ganas de coger por banda a tu prima!
-¡Mamá, claro que sí! Le respondí. - ¡Pero con ella es algo más que sólo sexo!
-¡Qué bonito el romanticismo de los enamorados! Rió con carcajadas. - ¡Por muy romántico que sea, al final tendrás que meter esta cosa en su interior! En ese momento agarró mi polla con una mano.
-¡Vamos mamá, si quieres masturbarte conmigo no hace falta que pongas a Yolanda de excusa! Su mano se metía bajo mi ropa y empezaba a hacerme una paja.
-¡No hijo! Decía mientras empezaba a desnudarme por completo. - ¡Hoy te voy a enseñar cosas para que se las hagas a tu Yolanda cuando haga falta!
Me quitó toda la ropa, mi polla estaba endurecida pensando en lo que mi madre pensaba hacerme. Ella estaba de rodillas a mis pies, se quitó el vestido y el sujetador. ¡Qué buenas tetas tenía! Con una mano siguió acariciándome la polla mientras me miraba. Se giró hasta que su culo estaba delante de mí, alargué la mano y empecé a acariciarlo.
-¡Quítame las bragas! Me ordenó mi madre.
Conseguí bajárselas y quitárselas. Estaba a cuatro patas junto a mí, con su culo en pompa. Bajo la raja de su culo, entre aquellos dos apetitosos cachetes, veía los labios de su coño cubiertos por sus pelos. Alargué la mano y empecé a tocarla. Ella me meneaba la polla mirándome a la cara.
-¿Te gusta tu madre? Me preguntó.
-¡Me gusta tu cuerpo y todo lo que me haces!
-¡Pues te voy a volver loco!
Tiró de la piel del pene hasta que salió mi glande desnudo. Mis dedos empezaban a encontrar la entrada mojada de mi madre. Sentí los labios de mi madre en mi polla. ¡No podía ser, ella me la iba a mamar! Poco a poco, primero con sus labios, jugó con mi polla, pasándolos por toda su longitud, desde los huevos hasta el glande y volviendo a bajar y subir. Aquello me volvía loco, pero ver a continuación cómo su boca se abrió un poco para que su lengua me acariciara, aquello hizo que necesitara correrme y eso pasó. No puede aguantar las dulces y sensuales caricias de su lengua por mi polla y empecé a lanzar chorros de semen que cayeron por su cara, por su pelo, por la cama por todas partes.
-¡Te ha excitado ver a tu madre jugar con su boca en tu polla! Sonreía. - ¡Entonces ahora te enseñaré a ti! Me hizo levantar y ella se sentó en el cabecero de la cama con sus piernas totalmente abiertas. - ¡Ven, acércate! Cuando Yolanda ya esté bastante excitada, deberás colocarla en algún sitio y abrirle las piernas como estoy yo, para que su coño quede a tu alcance. ¡Mete tu cabeza entre mis piernas! Me agaché como ella me indicó y sus dedos abrieron sus labios, el aroma de mi madre me invadió. - ¿Te gusta mi olor?
-Mamá, nada más olerte se me ha puesto grande de nuevo. Ella lanzó unas carcajadas.
-¡Pues ahora hunde tu lengua en mi raja y saboréame!
La obedecí. Puse mi lengua en su coño y sentí su sabor, era deliciosa. "Pásala por toda mi raja" me decía medio gimiendo. "Busca mi clítoris y juega con él" me pedía mientras una cascada de flujos brotaba de aquella caliente raja.
Subí mi lengua por sus labios y encontré su duro y erecto clítoris, esperando que mi lengua lo acariciara. Sus caderas se convulsionaron con el primer contacto. Entonces lo rodeé con mis labios y succioné. Dio un grito de placer. "¡Qué bien lo haces, me vuelves loca!" Repetía sin parar mientras yo castigaba su clítoris. Llevé un dedo a la entrada de su vagina y mientras mi boca jugaba con su clítoris, mi dedo empezó a explorar el interior húmedo y caliente de mi madre que no cesaba de gemir y retorcerse.
-¡Dios ! ¡Me estoy corriendo en la boca de mi hijo! Su cuerpo se tensó y de su coño salió más flujos aún. - ¡Quiero comer tu polla!
De nuevo me tumbó en la cama boca arriba y, colocándose entre mis piernas, comenzó una nueva mamada. Ahora se la tragaba entera, hasta lo más hondo de su garganta. Sentía las succiones que me daba en el glande y las piernas me temblaban por la sensación nueva que me producía.
-¡Cuando tu chica esté tan mojada como yo y tu polla tan dura como ahora, será momento de follarla!
La miré a la cara y parecía enloquecida, estaba poseída por una lujuria que tenía que destrozar clavando mi polla en ella. Se puso de rodillas y abrió las piernas hasta que mi polla quedó debajo de su coño. La agarró con una mano y la dirigió a su entrada. Nunca olvidaré la calida sensación que me produjo el contacto de mi glande con su caliente vagina, cómo se fue hundiendo dentro de ella hasta que estuvo por completo en su interior, en su caliente interior.
-¡Qué buena polla tiene mi hijo! Dijo cuando estaba completamente llena de mí. - ¡Qué suerte tendrá Yolanda cada vez que te folle!
Estaba sentada sobre mi polla y empezó a moverse suavemente para que le entrara y saliera. Podía ver debajo de su vientre como mi polla se perdía en medio de un montón de pelos, podía sentir como llegaba a lo más profundo de mi madre que gimoteaba y gruñía con cada penetración que se daba.
Alargué las manos y empecé a acariciar sus tetas. Tenía los pezones erectos y duros. Tenía ganas de mamarla como cuando era un niño. Ella lo notó y se inclinó hacia delante para que sus tetas estuvieran a mi alcance. Su culo se movía y mi cadera le correspondía, haciendo que mi polla entrara incansable en su vagina para llenarla por completo.
Cada una de mis manos agarraba uno de sus pechos y mi boca pasaba de un pezón a otro, mamando desesperadamente, lamiendo, amasando aquellos volúmenes que me volvían loco.
Agarré con una mano su nuca y con la otra paré su culo. Tiré de su cabeza y la ladeé para que su cuello estuviera descubierto. La mordí chupando su cuello mientras mis caderas se movieron todo lo rápido que mis fuerzas podían. Echó la cabeza atrás, cerró los ojos y abrió la boca lanzando un suspiro de placer al sentir mi polla que entraba y salía a toda velocidad de su coño. Sus uñas se clavaron en mi pecho y de momento abrió los ojos para mirarme. Su expresión mostraba el gran orgasmo que estaba sintiendo.
-¡Uf, uf, qué bueno! Gemía y se retorcía encima de mí. - ¡Ah, me estás volviendo loca, no pareeeees, uuuf, qué bueno! ¡Fóllame más fuerte!
Seguí durante un poco más dándole a la misma velocidad hasta que ella cayó sobre mí, retorciéndose de placer y sin fuerzas. Empujé y se la clavé lo más hondo que pude. Ella gemía y se volvía loca. Bajé el ritmo de las penetraciones y ella me besaba en la boca como agradecimiento.
Me la quité de encima y cayó junto a mí. Me levanté de la cama y me coloqué de pie junto al filo.
-¡Ven, pon tu culo para que te folle como a una perrita en celo!
Ella se levantó a cuatro patas y se colocó delante de mí, ofreciéndome su culo. Allí tenía su deseado y redondo culo. Separé los cachetes y podía ver su ano y el comienzo de su coño. Empujé en su espalda para que pegara su pecho a la cama. Su culo quedó más en pompa, su coño más expuesto. Agarré mi polla con una mano y la pasé por su raja, sin penetrarla, tanteando el terreno, buscando su mojada entrada.
Sentí en la punta de mi glande su entrada. Paré la polla y empujé un poco. Sentí como mi glande se abría paso en su interior. Di un fuerte empujón y clavé mi polla hasta lo más hondo en mi madre que lanzó un grito, mezcla de placer y algo de dolor. Empecé un frenético ritmo de penetraciones. Agarraba los cachetes de su culo y los separaba para ver como mi polla dilataba el filo de su raja. Ella gemía y se retorcía. Yo no dejaba de darle grandes embestidas. Estaba disfrutando del tacto del culo de mi madre en mis caderas, del mojado coño, de sus gritos y gemidos
Ya estaba a punto de correrme, quería correrme y necesitaba hacerlo. "Ya viene, mamá." Le dije y ella me imploró que no lo hiciera dentro, que lo hiciera fuera. Pero seguí follándola, más rápido aún, con todas mis fuerzas. Sentí como ella tenía otro orgasmo, pero lo ignoré pues estaba apunto de correrme. Seguí, sentí que mis huevos empezaban a mandar mi semen sentía que iba subiendo por mi polla y seguía empujando en el coño de mi madre. Entonces la saqué y la dejé sobre la raja de su culo, sin pararme, como si aún la estuviera follando.
Empezó a salir semen, el primer chorro con gran fuerza cayó en la cabeza de mi madre y sobre su espalda el segundo un poco más corto y el resto apenas salía de mi polla y caía en la raja de su culo. Permanecí agarrado a su culo pues no tenía fuerzas.
Ella se acostó en la cama y yo me coloqué a su lado. Nos abrazamos y nos besamos