Mi Madre

Sigue el Hijo Obsesionado por follarse a su Madre Es la 3 entrega.

V

A última hora de la tarde del viernes, se puso a arreglarse. Era invierno. La noche vino muy pronto. Helena se vistió con su habitual elegancia. Se puso una minifalda vaquera cortísima, una camiseta de tirantes blanca, que dejaba adivinar sus pezones duros, ya que no llevaba sostén. Medias negras transparentes y zapatos de tacón muy fino de 10 ctms. Después de adornarse  de complementos, como toque de sensualidad se colocó un abrigo de visón que le llegaba por encima de las rodillas. Iba espectacular para merodear por las discotecas. No pasaría indiferente a ningún tío.

Sus amigas Fina, Elisabeth, Maika y la Piluka, ya estaban esperándola en el comedor. También iban vestidas como putillas.

Se despidió de su hijo con un beso de los que le gustan a él; Con lengua. Percibio, como el chico miraba sus pechos que se la veían a doblarse sobre él. Christopher quiso hacerla  unas fotos, para ver lo esplendida que marchaba de juerga.

Fueron en taxi para evitar que alguien las reconociera por su Mercedes, que los vecinos conocían. Se bajaron frente a un restaurante. Sin saber que estaban siendo seguidas por Jesús el vecino.

Pensó, que no debía de beber mucho, pues mañana sábado tenia salir con su hijo, pues se lo había prometido.

Entraron a cenar las cinco.  Sentándose en una de las mesas, charlando y riendo animadamente, contándose las historias, más inverosímiles, de las relaciones con sus parejas.

Regaron la cena con buen vino. La bebida corrió con abundancia, por lo que Helena pronto olvido de sus buenos propósitos, para su hijo.

Ya bastantes animadas por el alcohol, marcharon a un antro de baile, en el barrio por donde más animación había.

Tango, se llamaba el local, de apariencia cutre, y sospechoso.

Entraron ante la atenta mirada de 2 gorilas en la puerta, que sin mucha distinción, parecían controlar el acceso al local.

La decoración era la de un baile barato. Adornado a base de cañas y con dudosa limpieza. El Humo de los fumadores, hacia que la atmosfera fuera pesada, costosa de respirar.

Apestaba a sudor,  a whisky barato.

La saturación de hombres era abundante, ya que al menos triplicaban a las mujeres. La mayoría prostitutas en busca de un plan. No cabía una aguja. Los hombres solos, pululaban como las moscas, abordando groseramente a las mujeres  solas, y hasta a las que iban con pareja. Era difícil encontrar a alguien vestido decentemente, o con buen aspecto.

Tipos con malos pelos, camisas salidas, pantalones caídos, un sinfín de lo que no era la elegancia. Parecían estar fuera de lugar en el antro.

Sin duda ellas, eran de las más atractivas y esculturales. Eran guapas y con buenos tipos, lo cual no era  abundante. El ambiente de humo, hacia escocer los ojos, pues a pesar de ello, la gente fumaba. El Olor a porro, era contundente.

Con sus indumentarias, fueron catalogadas con la misma etiqueta. Putas caras, en busca de plan.

A Helena, enseguida se le acercaron varios tipos. Un hombre barrigudo, oliendo a sudor. Un chico joven de no más de 20 años desgreñado. Un viejo de unos 65 años, barrigudo, con la camisa abierta, por donde asomaba una abundante mata de sudoroso pelo.

El que la faltaba, pensó ella.

El hombre con una medio calva cabeza, la abordó y la dijo.- ¡ Cariño, te doy una rayita para que te animes si quieres ¡.-

Ella lo apartó de un empujon, abriéndose paso hacia la barra. Caminó hacia un tipo de unos 35 años, de apariencia italiana, bien plantado. Con un porte chulesco insoportable. Ambos cruzaron sus miradas. Eran de lo más normalito de todo el local...... La miró con descaro, apoyado en la barra. Iba bien vestido. La guiño un ojo, y la envió un beso con los labios.

No la disgustó, estaba tan fuera del lugar como ella, lo cual la gustó.

Anthony dijo llamarse, cuando se acercó a Helena.

La invito a varios tragos. Mezcló,  el whisky , el cuba libre, y el anís con el coñac, lo que hizo que enseguida, perdiera el sentido de la realidad.

La sacó a bailar, en la vorágine de gente que estaba en la pista, apretados los unos con los otros, con los cuerpos sudorosos, pero dominados por ansias de sexo, alcohol y drogas.

Después de estar un tiempo, bailando con ella, sobándola a su antojo, la ofreció una raya de coca, que ella aceptó, para no quedar mal. Algo que la hizo perder la noción de todo.

Comenzó a flotar viniéndola unos fuertes deseos de sexo.

Este tipo no la desagradaba. No había mas hombres que merecieran la pena en este antro.

Estaban bailando en la pista los dos, rodeados de otras parejas, mirones, y tipos deseosos de descartar a su pretendiente Anthony.

El tipo. Estaba empalmado con tanto toqueteo, por lo que pegaba su entrepierna, contra la de ella. A veces la ponía de espaldas, empujando su pene contra el culo de la mujer, con descaro.

.- ¡ Joder tío ¡. ¡ Estas empalmado ¡.- Le dijo  ella.

El hombre la cogió la mano, y se la puso en su bragueta.

.- ¡ Compruébalo tú misma ¡.- ¡ Estas muy buena, eres guapísima ¡. Lo vamos a pasar bien, ¡  tia ¡.-

La mujer le apretó sin vergüenza, pues la droga la había desinhibido de todo. Comprobó que tenía un miembro que parecía tener un considerable grosor.

¡ Cualquiera tiene mejor polla que Héctor mi marido ¡. Pensó.- Agarrando aquel pene que la deseaba a rabiar, notando un calorcillo en su entrepierna.

¿ Porque despreciarlo  ?. Mi marido no se va a enterar.- Pensaba en las nubes, donde se encontraba. Empezó a barajar la idea de echar un polvo en ese momento.

Todos sus escarceos, estaban siendo observados por Jesús, el vecino, que empalmado, veía al magreo que estaba siendo sometida su bella vecina. Cuando pudo, saco disimuladamente alguna foto, e incluso la filmo, con una cámara espía de botón, que llevaba colocada en un ojal de su camisa, captando todo lo que allí se estaba cociendo.

Mientras, la pareja ajena al seguimiento que eran sometidos, seguían bailando. Se miraron a los ojos profundamente. Sus caras se fueron acercando hasta fundirse en un beso apasionado. Se abrazaron morreándose y manoseándose ambos.

El la tocaba a ella por encima la minifalda vaquera y ella a él acariciándole su tórax robusto,  desabrocharle la camisa. Fue un beso largo e impulsivo. Anthony, metió su mano por debajo de la falda, llegando al abultado triángulo de la mujer. Tiro de sus bragas. Hubo de usar las dos manos, para bajárselas hasta medio muslo, dejando su esplendoroso culo, a la vista de las parejas que les rodeaban. El hombre mayor, de 65 años, que tampoco queria perder ojo de lo que estaba sucediendo, se acercó a ellos, por detrás. Acarició el trasero desnudo de Helena, sin recato alguno.

Ella que se dió cuenta. Volvió la cabeza y sin enfadarse, le dirigió una picara sonrisa. Estaba totalmente ida.

.- Aprovecha abuelete, que no vas a tener otra ocasión de tocar otro igual.- Le dijo orgullosa de su trasero respingón riendo, y poniéndoselo en postura sugerente.

Resultó, ser el Tío de Anthony, se llamaba Juan. Se unieron los tres, en baile. Fue recibido por los dos como un camarada más.

Bebieron, rieron, se abrazaron, se tocaron como viejos y buenos conocidos. La Coca y el alcohol, hacia su efecto. Con las bragas a medio muslo, tanto uno como el otro, acariciaban su frondoso triangulo, que por momentos empezaba a rezumar jugos de deseos.

El chico sacaba su mano de la entrepierna, llena de sus jugoso mocos, y la ponia en la boca de ella, para que le chupara los dedos, cosa que Helena hacia con morbo.

Sus amigas, con la misma marcha de bebida  y mas coca que ella, tampoco perdían el tiempo, pues Piluka, tenía las tetas fuera, y Esther, tenía el vestido subido hasta la cintura, con las bragas al aire, que en ese momento se las sacaba un chico Cubano, y se las colocaba de gorro en la cabeza.

Helena abrazó a su pareja, morreándose con él. Sus lenguas se comían la una a la otra. El hombre metió ,as manos, por debajo la camiseta de tirantes, la apretó las tetas. No perdia el tiempo, tampoco Juan el viejo que a espaldas de ellos, la agarraba el culo, y refregaba su abultada bragueta contra ella. Anthony, pellizco los gruesos pezones, hasta hacerla gritar.

Subió la camiseta, con las tetas en sus manos, mordió aquellos gruesos y abultados pezones, a la vista de todos, que entre el alcohol y la droga, casi pasaban desapercibidos.

.- Te los llenaría de leche, y luego  se los daría a limpiar a mi tío, que te los lamiera bien lamidos.- Dijo magreandola sin cesar.

El pariente, ( Juan ) la abrazaba por detrás sin recelo, ahora tocándola el trasero, ahora hurgando en su culo, rodeando con su dedo índice el borde del ano de la mujer, y masajeándolo.

Cambiaron las poses.

El italiano, la rodeo por detrás, poniéndole, las tetas en la boca a su viejo tío, que chupó con desesperación aquellos hermosos pechos.

Tras la completa satisfacción de Juan, el joven se coloco de nuevo delante de ella.

Anthony, la atrajo hacia él, con su verga tiesa. Refregó su gran capullo, contra la abultada pipa de Helena hinchada como una nuez, por el deseo. Un grueso hilo de babas unió sus labios vaginales y la punta del pollón del tío. Los jugos la salían de dentro, notando como la chorreaba por las piernas.

.- Hostias tía. Estas que se te derrite el coño.¡ Que calentura amor .- Decía el hombre, al notar la humedad de ella.

.- Es que llevo mucho tiempo que no me la meten. Mi marido está de viaje, hace un tiempo.-

.- Tu marido debe de ser maricón, para dejar a una tía tan buena como tú. Venir a un antro como este a ligar..-

.- ¡ Si ¡, un poco maricón si que es.-

.- Si te gusta que le den por culo, a mi tío, le da lo mismo carne que pescado. Le decimos que se folle a tu marido, y seguro que se lo folla, con tal de que le hagas algo a él. Una mamada, una paja, o un polvo culero. Tiene una buena polla, más larga que la mía. Creo que 21 ctms. le mide.-

.- Tengo un noviete, que también la tiene así de grande.- Le respondió.

.- ¿ Te lo follas ?.-

.- ¡ Ja.ja.ja. Me lo folle, hasta en el convite de mi boda con mi marido. Me dijo que sería el último polvo, pero ahí no se acabo la cosa.-

.- ¡ Eres un poco Putilla ¡.- La dijo el hombre.-

Se volvió hacia el vejete Juan, que a sus espaldas, no dejaba de empujarla con la polla, que se había sacado del pantalón y se la tenía colocada entre las piernas, por ser más bajo.

Juan atrapo la cabeza de ella, y agachándola, la beso. La metió la lengua en la boca, que ella rechazó, mas el tipo, la agarraba con fuerza impidiéndola que apartara su boca de la de el. Sus salivas, dulce y sucia se unieron, mas la mujer no notaba ni sabores ni olores, lo único que notaba, era los labios de su coño, abrirse y cerrarse, cada vez que el capullo de Anthony llegaba y se marchaba del rozamiento. Su chocho, su concha, estaba encharcada de jugos de uno y otro, aunque más por parte de la mujer, que del hombre.

Ella, pasó su mano atrás, y le cogió el pollón al viejo.

.- ¡ Vaya, si que tienes también buena polla. No tan gorda como este, pero también es guapa para divertirse.-

.- Juan ¿ Te follarías a mi marido delante de mí ?. Continúo la mujer, caliente por la idea.

.- Por ti, yo le rompo el culo cuando tú quieras.- Dijo el viejo.-Me encanta desvirgar a un tío.

.- ¡ No ¡. Ya le he desvirgado yo, con un strapon. Me lo até a la cintura, y le puse a cuatro patas. No veas como gritaba con los pollazos que le di. Ja,ja, ja.- Rio.

.- ¿ Le gustó ?.- Preguntó el tío de Anthony babeante por la idea.

.- ¡ No sé si le gustó. Pero a mí me encantó.- Continuo riendo Helena, presa de una nueva excitación por su fantasia.

Continuaron bailando muy juntos los tres, refregándose los 2 contra ella.

.- Voy a orinar.- Dijo su ocasional pareja.-

.- Yo también sobrino. Tengo la vejiga llena, y con lo cachondo que nos está poniendo esta tía. Voy a reventar.- Respondió el vejete.

.- Pues yo no me voy a quedar sola, aquí, para que me coman estos guarros. – Comentó ella, echando a caminar tras ellos.

Los tres fueron hacia los lavabos.

Juan y Anthony, se metieron en el sitio de hombres, y la mujer, que todavía estaba perdida de dónde estaba, entró detrás de ellos.

Eran unos lavabos espaciosos, y bastante mal cuidados. Estaban sucios, iluminados con una pobre luz amarillenta. Tenia una fila de urinarios en el fondo, una encimera con varios lavabos en la izquierda y tres retretes con portezuelas en la derecha, rotas, desvencijadas.

Había varios hombres, orinando.

Jesús, el vecino, entro disimuladamente detrás de ellos.

Helena, echó un ojo a los hombres que se volvieron a mirarla. Sus ojos se cruzaron con los de su vecino. Pensó un momento, que este hombre le conocía, y podía decírselo a su marido, o hijo, que seguro también los conocía. Pero su cabeza no acababa de asimilar la realidad, ya que continuaba flotando.

Maika, su amiga, estaba también en este lugar, la vió de rodillas, chupándosela a tres tíos que se turnaban en su boca. Esther, también estaba de espaldas, sujeta contra un urinario la estaba follando un tipo delgado, con los pantalones en los tobillos, tres más detrás se la cascaban haciendo cola, con la intención de follársela, uno tras de otro, cuando el de turno acabara.

Estas imágenes la hicieron olvidar a su vecino.

Juan eligió el del medio, empujó la puerta y la obligó a pasar dentro, después entró ella y su sobrino, trataron de encajar la puerta, estaba rota la madera y doblada en una esquina, por lo que no acababa de cerrar. La cerraban como podian, pero volvía abrirse lentamente, dejando ver, lo que allí sucedía.

El habitáculo daba asco, por la mucha suciedad y un olor pestilente muy desagradable. La elegancia de Helena desentonaba con aquella inmundicia. Todo el suelo estaba pringoso,  lleno de pisadas y charcos de haberse meado la gente fuera. Había una taza con todo el borde salpicado de goterones amarillentos. La cadena estaba rota, por lo que el agua del fondo tenía un fuerte tono amarillo/verdoso. Sólo el rollo de papel higiénico parecía en buen estado.

Para HELENA, aquella suciedad, aquel tipo retaco de bigote mal arreglado, con una barriga peluda y blanca, muy blanda, formaban parte de la morbosidad del momento y estimulaba la ardiente sensación de su vagina. Estaba viviendo una verdadera fantasía, de pelicula de horror. que la resultaba algo morboso, nada parecido a los selectos clubs de intercambios, que alguna vez había frecuentado con sus amigas.

.-Súbete el vestido– la ordenó el vejete, que ya se estaba desabrochando su cinturón.

.- ¿ No tienes preservativo ? – le preguntó ella en un momento de lucidez, al examinar la inmundicia del lugar.

.- ¿Te importa? Estoy sano, hija puta.-. Masculló el vejete.

-  ¡ No pasa nada ¡.- Dijo el Joven, estamos sanos chica. Esperamos que tu tambien lo estes.

Los 3 estaban dentro del cuchitril pestilente. La mujer pensaba follarse a aquel tipo sin protección de ninguna clase, con el riesgo que con-llevaba de contraer alguna enfermedad o de que la dejara preñada. Ultimamente se encontraba en las semanas de descanso de sus anticonceptivos. Ya era tarde para intervenir, estaban encerrados estaba cegada por el alcohol y la coca. Ni siquiera sabia lo que estaba haciendo.

En el habitáculo, HELENA se subió el jersey negro hasta las axilas, exhibiendo sus dos tetas acampanadas y blanditas, sufriendo un ligero balanceo por el movimiento de los brazos, y su cuerpo bronceado y macizo, con sus largas piernas forradas por las medias negras,  sus braguitas blancas de encaje, que se había subido. Se las bajó de nuevo, hasta las rodillas, enseñando su coño con el vello espeso en abundancia, negro, formando un triángulo entre sus piernas. los tipos la examinaron entusiasmados. Tambien se bajaron ellos los pantalones hasta los tobillos, mostrando unas piernas gruesas, blancas y velludas el mayor, y más o menos atractivas el joven.

.- Ponte contra la pared y ábrete el puto culo.- La dijo Juan.

.-¡ Sí ‘.- Respondió la mujer.

Eso hizo, se colocó de pie, de cara contra la pared, con las tetas aplastadas contra los sucios y fríos azulejos . La frente apoyada conbtra el muro.

Su vecino la veía desde fuera por la rotura de la puerta.

Echó los brazos hacia atrás y con sus manitas se abrió la raja del culo por la parte de abajo, exponiendo la rajita de su coño, recubierta de vello. El tipo se cogió la gorda verga. Su capullo era aun más grueso que el resto de su polla, achatado como una seta.  ANTHONY se quedó boquiabierto. Era un pollón tan grueso como una lata de Coca Cola, con una longitud de unos 16 centímetros, de piel negruzca, gruesas venas hinchadas que recorrían todo el tronco, con su glande muy morado por la excitación.

Aplastó su asquerosa barriga contra la delicada espalda de la mujer, sujetándose el vergón para hurgarle en la entrepierna, poniéndose de puntillas al ser más bajo. Helena procuraba echar el culito hacia atrás, percibiendo su aliento apestoso, en la nuca. Sintió un escalofrío cuando le clavó parte de la verga. Noto como la desgarraba el ano dilatandoselo dada la anchura y dureza de aquel miembro.

Ni saliba la habia untado.No pudo reprimir un grito, apretando los dientes. El viejo se removió sobre ella tratando de ahondar, aunque le resultaba complicado. Se la estaba metiendo por el culo, sin escitarselo, ni lubricarselo.

.-¡ Ohh ¡. ¡ Me haces daño, dame un poco de saliva. Lo tengo seco.- Masculló gimiendo ella.

.-Eres tan alta, hija puta, que no te la puedo meter bien – bramó contrayéndose -. Me cago en la hostia puta… - se apartó con la verga empinada y la sujetó del codo -. Ven, arrodíllate y te echas hacia delante.

Cogfiendola por los pelos de la cabeza, la obligo a incarse de rodillas.

Helena se giró. Se arrodilló ante la taza, manchándose las medias con la mugre del suelo. Se curvó hacia delante, abrazando la taza, con la frente pegada a la cisterna, metiendo las dos tetas dentro, rozando con los pezones la humedad amarillenta de la porcelana. Juan se arrodilló tras ella y la perforó el culo de una clavada, dilatándoselo dolorosamente.

La mujer gimió como una perra cabeceando, abrazándose fuerte a la taza. Empezó a follar su culo, sujetándola por las caderas. Sus tetas comenzaron a bailar como locas dentro del inodoro, rozándose por la porcelana, a veces con el pezón sumergiéndose en el agua verdosa del fondo.

¡ Que asco hubiera tenido, si hubiese estado lucida ¡

Anthony veía al tío de espaldas, arrodillado ante el culo de la mujer, follándola analmente, a un ritmo aligerado. A ella apenas podía verla, sólo una parte de su cuerpo, con las tetas dentro del inodoro, gimiendo en cada embestida. Juan el viejo, la dijo:

.- ¿ Te gusta, zorra?

.-Ay… Ay… Ay… Ay… - gemía entre el dolor por la extrema dilatación y el placer que le proporcionaba aquella polla tan gorda.

.-Seguro que el maricón de tu marido no te folla así, ¿verdad, hija puta? Dilo, hija puta…

.- No… Ay… No me folla así…

.- ¡Puta… Toma… ¡- le decía acelerando -. Te voy a reventar el culo, hija de puta…

La mujer sentía aquel trozo de carne, tan grueso como la ensanchaba la tripa de su ano. La dilataba con rudeza, produciéndola un fuerte escozor. Mas las paredes empezaban a rezumar jugos para que no se la irritara. Su concha, si que ardía de deseo.

Se soltó de una de las manos, para tocarse el coño, que destilaba mocos, que caian al suelo, formando otra mancha blanquecina y mucosa.

Le soltó un azote en el culo y pegó un fuerte acelerón hasta frenar, curvándose sobre la espalda de ella, resoplando sobre su espléndida melena negra. Helena se asfixiaba, tenia la boca muy abierta,

Estuvo bombeándola el trasero, más de 5 minutos, con lo que los jugos anales fueron haciendo placentera la enculada.

Anthony, se había sacado la polla, y comenzó a mear en el inodoro, donde ella tenía metida la cabeza.

Todos los meados fueron a parar, al pelo y cara de Helena, inundándola de amarillo liquido.

.-Iba ya a reventar, y no me dejáis meter el orín en el wc, cabrones.- Dijo dirigiéndose a la pareja, de la mujer y su tío.- Pues toma meados. Jajaja.-

El hombre mayor empezo a correrse, dandola unos empujones que la hacian caer sobre la taza.

Ella en su nube, percibió los abundantes chorros de leche dentro de su culo, chorros intermitentes que la llenaban.

.-¡ Hija puta, qué buena estás, joder… Qué puto culo tan estrecho tienes… Qué polvo más bueno…¡.¡Métesela en la boca sobrino, que esta no te va a dejar sin condón ¡.-

El Joven Italiano, la cogió del pelo, haciendo incorporarse a medias. Se colocó a horcajadas sobre la taza. Metió la polla sucia de meados en la boca de Helena.

.- ¡ Chúpamela, zorra ¡.¡ Cométela que la tengo mojada de orines.- La dijo, colocándosela en los gordos labios.

Ella, o bligada por el empuje, abrió la boca, y dejo entrar, aquel nabo entre sus labios. El hombre la tenia cogida por los dos lados del pelo, la obligaba a chupársela entera.

El pene del hombre, apretaba su garganta, queriendo entrar entera.

Dió unas arcadas, escupiendo abundante saliva, más el tío, no dejó que se apartara ni un centímetro.

Jesús, el vecino, se había colocado en la puerta del cubil, y con los pantalones bajados, se la estaba cascando, al ver su vecina en aquella situación.

¡ Pobre mujer ¡ La están dando por culo, meando y se van a correr en su boca. La estan dejando hecha un asco.

Pero con su pajeo, no fue capaz de tomar alguna foto de Helena con esa guisa, cosa que despues lamentaria.

Juan, empezó a correrse de nuevo en su culo. Otra vez en el interior del culo de Helena.

Ella sintió, como la llenaba aquel liquido caliente y fluido, que se la salía a cada envite vigoroso del vejete. Lo tenia a reventar de semen.

Los huevos se estrellaban contra los bordes del ano de la mujer, que escupía para fuera la leche abundante y transparente. Muy liquida.

Notó, como la corría por los muslos, manchando sus rotas medias llegándola hasta las rodillas.

.- ¡ Toma leche so Puta ¡. Toma leche que te va a llegar hasta el pecho mamona.- Bramaba con respiración entrecortada, y sin dejar de querer meter sus huevos en el canal anal de ella.

Los empujones la arrojaban contra la polla de su sobrino, que comenzó a correrse tambien.

La leche de Anthony, no la dejaba respirar, por lo que tuvo que tragar, aquella leche viscosa, espesa y blanca.

Notaba los latigazos, saltar dentro de su boca.

La leche la salía por los agujeros de la nariz, al no poder respirar. Creyó que por los ojos tambien.

Se asfixiaba con tanto semen.

Por fin, consiguió zafarse y se colocó de rodillas, de espaldas a Juan, que aun estaba corriéndose por segunda vez en el canal de su ojete.

Cuando se separó, al sacarla Juan,  sonó, como una botella de champan al descorcharse.

.- ¡ Joder, tío, me has roto el musculo del culo, con ese pollon.- Solo te perdono, pensando en el daño que le harás a mi marido, cabrón. Le dijo dolorida, pero con morbo de la idea.

Se echó mano a su coño, y se frotó con ansias el clitoris, gordo como una avellana.

No supo si se corrió, con aquellos tipos, pero continuó, masturbándose de rodillas.

Salieron los dos hombres del cubitil. Ella continuaba de rodillas, pajeándose, frotándose el duro clítoris con fuerza.

Un nuevo hombre, entro en el WC, masturbándose.

.- ¡ Que follada te han dado Vecina, ahora te voy a echar leche, en esos pezones, que tanto deseo.

Era Juan su vecino, que no podia distinguirle.

Helena, alzo la vista, mas el sudor, y la leche que también la salía por los lagrimales, no la dejaban distinguir la cara del  vecino, el intruso que se estaba masturbando, rozando con su capullo los gruesos pezones.

El Viejo vecino de 75 años, se corrió, con una débil expulsión de leche, pero que baño sus pezones.

.- ¡ Límpiamela Putona, ya que se la has limpiado a tu amigo.- Dijo, poniéndosela en la boca.

Helena, se la limpio, chupándosela. Acabó lamiéndole hasta los huevos a este hombre, que a diferencia de los otros, olía a limpio.

Ella se corrió, mientras limpiaba la polla al desconocido vecino.

Se quedó alucinado cuando vio que la mujer se levantaba, aún con el jersey en las axilas, con las tetas manchadas de leche y orines de haberlas tenido dentrobdebla btaza del WC.

Helena se sentó en la sucia taza, con la falda por la cintura aun, manchándose las nalgas y los muslos de las salpicaduras de orín, aun mas si cabia.

.-¡ Estas hecha una mierda Helena.- Dijo el hombre, sacando el móvil y fotografiándola en tal guisa.

.- Hoy te vas a librar de que te la meta, pero te tengo que mear, el coño yo tambien Zorra Putona.

A la mujer, la resulto familiar la voz del hombre, pero su cabeza no coordinaba para comprender lo que la decía. Era una película, lo que estaba viendo.

Tanto ellas, como las amigas, estaban en el lavabo, y allí quedaron, hasta que los empleados del local, las cogieron y las echaron a la calle, arrojándola en la parte trasera sobre las basuras allí acumuladas.

Fueron los recogedores de basura, los que a media mañana del sábado, llamaron a la patrulla urbana, que se las llevaron a la comisaría local.

Las encerraron, hasta que pudieron estar más lucidas y decir sus nombres y domicilios.

Las multaron, por escándalo público, ya que sus amigas estaban desnudas, y ella pues tampoco tenía una situación decorosa.

Las enviaron en un taxi a su domicilio.

El taxista, las fue repartiendo, dejando a Helena, para la última, pues era la tía que mas buena estaba, y la pudo admirar todo lo que quiso.

Se metió en una callejuela, con la intención que le hiciera una mamada, mas aquella mujer estaba inconsciente, por lo que  desistió y la llevo a la dirección que le dijeron.

La dejó en la puerta de aquel chalet. Tocó el timbre esperando que le pagaran.

Helena, le dijo al taxista que regresara otro día a cobrar, pues no tenía ni cartera ni monedero.

Christopher abrió la puerta.

Cuando la vió en ese estado, se le cayó el alma al suelo.

No podía ni andar, la ayudó sosteniéndola hasta llegar al sofá, donde cayó boca abajo con las piernas colgando.

Cerró los semiabiertos ojos, durmiéndose.

.- Hueles a perros muertos mamá. ¿ Donde te abras metido ?. Te habrás caído a una cloaca. ¡ ¡ Qué asco tía ¡.

Como pudo, la llevo a la habitación de sus padres, y comenzó a desvestirla.

La desnudó, y con toallitas la fue limpiando con paciencia.

.- Menudo cumpleaños me has dado. Ya te lo diré.- Comentó entre dientes.

Aviso a los lectores, que crean otra cosa. Es inutil que me escribais para contactar. No contesto. Solo respondo a preguntas razonables, sin animo de ligar. Tengo a mi marido para sexo. Gracias. Si os gusto, continuare subiendo el resto. Ya me lo comentareis aqui abajo.