Mi madre (2: Ay mi madre)

Despues de la mejor cubana de mi vida con mi madre la historia no acabó ahí.

Antes de comenzar me gustaría agradecerles a todos los comentarios y observaciones de la primera parte del relato. Me ha animado mucho a seguir explicando esta historia que espere les guste tanto como la primera parte.

Después de dejarme mi madre con los pantalones y calzoncillos por las espinilleras un pañuelo de papel en una mano y la otra perdida en no se donde, el mundo desapareció de mi vista, mi disco duro se había colgado y el procesador petado, tenia un cuelgue bestial. Vamos que eso era un coma y no lo de las películas.

Me quedé como 30 minutos sentado con el pene al aire y una cara de empanado mirando al techo y babeando como un bebe. Creo que aún hoy cada vez que miro a mi madre resucita esa sensación de perdido en el universo infinito. No me podía creer lo que había pasado y mucho menos asimilarlo para alguien de esa edad. Todavía no podía creer lo que había dicho mi madre al irse de la habitación y mi cabeza de repente empezó a funcionar otra vez, aunque le costaba parecía todo a cámara lenta. Y me vestí otra vez para salir a dar una vuelta y me diera el aire a ver si así conseguía volver en mi y centrarme un poco en lo sucedido.

Estuve toda la tarde fuera de casa, extraño en mi ya que soy muy casero, dando vueltas por las calles de mi pueblo intentado encontrarme y volver a ser el que era. Pero lo único que llegué a comprender es que ya nada iba a ser como antes y yo nunca volvería a ser el que fui una vez. Empezaba a darme miedo en lo que me podía convertir, teniendo en cuenta que en España y a pesar de lo que diga la gente todavía es un país católico para lo que les interesa y yo estudié en un colegio religioso por lo que todos esos pensamientos se cruzaron en mi mente y empecé a sentirme como el ser mas despreciable de la faz de la tierra ( ya lo sé que hay que ser burro e infantil pero a esa edad y la poca experiencia que tenia en relacionarme me jugaron una mala pasada).

Volví a mi casa esquivando a mi madre y encerrándome en mi habitación para no verla. Me moriría de vergüenza y de culpabilidad si la tenia delante de mí en aquel momento. Así pasaron 2 días en los que esquivaba a mi madre en todo momento, comía en mi habitación y solo salía de ella para ir al colegio. Mi madre como es lógico también estaba sufriendo por la situación pero actuaba con normalidad ( una madre es una madre y siempre hacen lo mejor para sus hijos).

Poco a poco me fui convenciendo de que había sido un hecho aislado y que no se volvería a repetir, ya que mi madre parecía no darle importancia a lo que había sucedido y parecía que no tenia interés en repetirlo pues ya no me tocaba como hacía antes ni me obligaba a darle un beso antes de irme como hacia siempre. Pero como todos recordareis esa frase lapidaria del final todavía rodaba por mi mente como un fantasma que no quiere irse de este mundo y que cuando menos te lo esperas entra en acción y te hace revivir tus peores pesadillas.

El desenlace se empezó a fraguar una mañana de sábado que como de costumbre una parte de mi cuerpo se levantó antes que el resto y el efecto de tienda de campaña se hizo evidente. Al poco se despertó lo que quedaba de mí con unas ganas de ir al baño increíbles que no me hizo percatarme de que no era el único que estaba en casa en ese momento. Salí por el pasillo de mi casa a toda prisa con una flecha en mis pantalones indicando el camino a seguir rápidamente. En medio del pasillo se encontraba la habitación de mis padres y al lado el baño. Entré lo mas deprisa posible me bajé los pantalones y me las apañé como pude para aliviar la presión matutina sin dejar el baño hecho un asco y a la que me giro con los pantalones por los tobillos veo a mi madre en la puerta del baño mirándome con cara de preocupación, y bajó su vista hacia mi pene que todavía esta en danza pero ya menos presionado.

En ese momento volvió el fantasma, de repente todos los remordimientos y paranoias religiosas pasaron por mi mente como Fernando Alonso por una recta y me quedé con la cara toda roja de vergüenza, mi pene recuperándose de los apretones y mi madre preguntándome si me encontraba bien, que me había visto correr hacia el baño y se pensaba que me encontraba mal y que iba a vomitar (estas madres siempre pendientes de sus retoños).

Yo todavía recuperándome de la situación le contesto que tranquila que estaba bien solo tenia muchas ganas de mear y no me había dado cuenta de que estaba en casa. Y entonces si que me dejó helado cuando me dijo que teníamos que hablar de lo que pasó la ultima vez. Pero que antes debería subirme los pantalones por que no era muy serio hablar con ciertas parte del cuerpo libres. Yo sin dudarlo me los subí y la seguí hasta el comedor donde se sentó en el sillón y yo en el sofá.

La conversación empezó con ella pidiéndome disculpas si por su comportamiento del otro día yo me había sentido mal y que por los correos que yo le enviaba fingiendo ser mi padre ella había deducido que era algo que yo esperaba de ella. Se paso toda la noche pensando si solo quería que se mostrara a mis amigos como una travesura juvenil (las hormonas) o que por el contrario realmente la deseaba a ella y quería algo más. Creyó que lo que yo quería era lo segundo pero con lo tímido que soy tardaría mucho tiempo en proponerlo por lo que ella decidió avanzar los más rápido posible antes de que volviera mi padre de su viaje de negocios.

Yo sintiéndome culpable, ya que toda esta situación en cierta manera la empecé yo, enseguida entoné un "mea culpa" para que ella se sintiera mejor asumiendo que todo había sido un error por mi parte, ya que no era quien para meterla en temas personales míos. Le expliqué toda la situación que me había llevado a realizar el plan y se quedó de piedra. Pensaba que me iba a soltar un sermón de esos que sueltan las madres haciéndote sentir culpable solo con escuchar su voz. Pero realmente me sorprendió poniéndose de mi lado y jurando venganza sobre esos niñatos que había hecho sufrir a su pequeño.

Eso desbloqueó la situación y no me sentía tan cohibido en presencia de mi madre como antes, incluso nos pegamos unas risas cuando mi madre me explicaba cosas raras de la familia de Johnny para que viera que en realidad de tal palo tal astilla. Y me dijo que a partir de ahora se iba a encargar ella de comentarle a la madre de Johnny que su hijo estaba raro y que otras madres se habían quejado de cómo Johnny las mira y así minando la moral de Johnny para mi deleite. "Joder con mi madre, cuando se pone en plan belicoso he de reconocer que me supera". Ahora ya sé de quien heredé esa faceta mía.

Esta conversación no acabó ahí como yo esperaba, sino que continuó con mi madre diciendo que no me preocupara por lo que pasó pero que a ella le había hecho feliz que un adolescente como yo se hubiera excitando tanto con ella, y que imaginaba que me podía masturbar tantas veces en una sola tarde como cuando vi la cinta por primera vez. Le recordaba a un vecina suya cuando era pequeña y jugaban a ver quien era mas descarada y su victima era el feo del edificio que se masturbaba continuamente con las travesuras que hacían ella y su vecina. Así empezó un poco esa vertiente exhibicionista que tiene y que a mi padre le gustaba tanto al principio y que poco a poco se le ha ido convirtiendo en celos. Por eso me dijo que la había hecho sentir tan feliz, como una adolescente y no se pudo controlar y que lamentaba si esto me había hecho daño.

Yo solo con imaginarme la situación que me explicaba ya me estaba poniendo muy tonto y de imaginarme que yo era el feo del edificio y que me madre y una vecina suya se peleaban para ver quien me provocaba más volvió el efecto tienda de campaña en mi pijama. Y yo intentaba esconderlo como podía, pero resultó inútil mi madre solo con mirarme a los ojos ya sabía lo que me estaba pasando y viendo que le funcionaba siguió explicándome la situación pero con más detalle.

Se sentó en el sofá conmigo y no paraba de contarme como se ponía ropa de cuando era mas pequeña para que se marcara su cuerpo todavía no totalmente desarrollado, y falditas ya muy cortas para su edad que dejaban ver sus braguitas blancas con dibujitos. Siempre se sentaba en la escalera cuando el feo pasaba y abría las piernas para que le viera las braguitas al principio y después decidió que ya no llevaría ropa interior para su vecinito.

Lo que empezó siendo un juego para ella se convirtió en su obsesión, ya que no podía irse a dormir si no conseguía que su vecinito se masturbara, al principio en su casa pero con el tiempo y bajo su petición delante de ella. Así es como ella aprendió de alguna manera sobre la sensibilidad del pene, observando a su vecinito.

Yo no me había dado cuenta pero mi madre tenia su mano sobre mi pene y lo acariciaba sobre el pijama y no tardé en correrme la primera vez y se manchó el pijama. Mi madre viendo esto me preguntó si quería que siguiera explicando la historia o mejor pasábamos a la práctica. (¿A que ya sabéis lo que respondí?)

Me quitó los pantalones húmedos y me besó primero en la frente para ir bajando hasta mi nariz, boca y desabrochando los botones de mi pijama iba besando mi pecho hasta que llegó a mi pene que no tardo mucho en volver a estar en guardia. Ella sabiendo lo rápido que me había corrido la primera vez se detuvo y me dijo que ahora era su turno que debía aprender como era el cuerpo de una mujer.

Se desvistió poco a poco delante de mi, de pie en frente del sofá sin movimientos de baile solo moviéndose para enseñar o insinuar aquello que tanto anhelaba en ese momento. Supongo que recordaba la historia que me explicaba y yo me había convertido en el feo del edificio y yo feliz por serlo. Inconscientemente me empecé a masturbar y mi madre solo con una mirada suya, como cuando era pequeño y estaba haciendo algo malo conseguía que parara y me portara bien ( nunca a hecho falta pegarme solo con una mirada suya bastaba). Por supuesto reconocí la mirada y paré hasta que ella se desvistió por completo ( dios que mujer y como sabe aprovechar lo que tiene para conseguir lo que quiere).

Yo seguía en el sofá a punto de correrme a pesar de no haberme tocado, solo por la excitación del momento. Ella se sentó a mi lado y me hizo tumbarme sobre sus piernas y me cogió la cabeza acercándola a uno de sus pechos y me dijo que quería que hiciera algo por ella. Quería que mamara como cuando era un bebe, ya que era una sensación que nunca mas volvió a experimentar y era algo mas que maternal para ella, su excitación cuando era un bebe y me daba de mamar era algo increíble. Muchas veces se tocaba mientras me daba de mamar ya que mi padre la tenia a régimen hasta varios meses después de mi nacimiento.

Instintivamente comencé a mamar con desesperación como un recién nacido esperando se necesitada leche. Mi madre aceleraba su respiración a cada succión que daba y su pezón se hacia enorme dentro de mi boca y hubiera jurado que de verdad conseguir hacer salir leche de aquel pezón pero se que era algo imposible en aquel momento. Después me dirigió hacia el otro pecho y repetimos la operación pero esta vez mi madre se estaba masturbando con mucha suavidad y creó que consiguió su primer orgasmos en aquel instante ( para que luego digan que lo único que hace falta para que una mujer se corra es un polla de 30 cm.) las mujeres están por encima de estas tonterías, conocen mejor su cuerpo de lo que los hombres llegamos a conocer nuestro coche.

Se acostó debajo de mi con su pecho en mi boca todavía y me metió un dedo en mi boca y me dijo. Mira que eres malo, mira lo que le has hecho a mamá. Y saboreé por primera vez el néctar de una mujer. Era mi turno ahora y ella me acomodó el pene a su entrada y de un empujón entró sin oposición. Que sensación de suavidad y calentura tenia en ese momento y comencé a moverme poco a poco saboreando el momento hasta que descontrolé y me corrí abundantemente (con tanta excitación no me extraña). Ella sonrió y me dijo que no me moviera que ella lo arreglaba ( las madres lo arreglan todo). Mi pene se estaba encogiendo rápidamente hasta que ella empezó unos suaves movimientos de caderas que hacían revivir lentamente mi virilidad.

Esta vez si que disfrutamos los dos aunque no se decir quien se corrió primero o cuantas veces nos corrimos y si nos corrimos juntos como acaban haciendo en todos los relatos que leo normalmente, parece mentira que no sepan lo difícil que es eso en una pareja que no se conocen íntimamente.

A partir de ese día, y cuando mi padre no esta en casa, e intentamos que sea casi siempre, mi madre me convierte en el vecinito feo y me pone a mil todo el día hasta que ya no aguanto más y a secuestro para mi solo.

Un saludo a todos los lectores de Todorelatos y espero que les guste tanto como el anterior.

Duke78.