Mi madrastra

Poco después de que mis padres se separaran, mi padre se fue a vivir con su amante, Maria, la mujer que había conseguido romper...

MI MADRASTRA

Poco después de que mis padres se separaran, mi padre se fue a vivir con su amante, Maria, la mujer que había conseguido romper su matrimonio. Al principio yo odiaba a la persona que había desplazado a mi madre, pero luego llegó a fascinarme y a sumergirme en un auténtico torbellino de sexo desenfrenado y amor, todo empezó el día que mi madrastra me violó.

Cuando mis padres se separaron, a los pocos meses Maria se vino a vivir a nuestra casa, al principio fue incómodo, ya que esa mujer estaba viviendo bajo el mismo techo que yo y dormía a menos de 10 metros de distancia de mi. Al principio no entendí que es lo que había hecho que mi padre substituyera a la buena de mi madre, una mujer delicada y altiva, por aquella mujerona que parecía salir de un prostíbulo.

De todas formas yo sabía que estaba allí, y cada mañana que me levantaba la veía cómo preparaba el desayuno con muy poca ropa cubriendo su cuerpo, un pequeño short que apenas le tapaban unas largas y hermosas piernas y una camiseta blanca sin mangas que no dejaba asomar un bonito tatuaje en su espalda que decía si me pruebas repetirás, que se camuflaba con los largos rizos que rozaban su espalda. Eso sí, siempre con una sonrisa para mí en su cara. Y Así fueron pasando los días.

Recuerdo que un domingo, mi padre y mis hermanas habían ido a ver a mi abuela, pero yo preferí quedarme en casa, viendo la tele. Me incomodaba quedarme con mi madrastra a solas, pero lo prefería a tener que sentarme ante la abuela y probar sus pastas de te mientras me criticaba la ropa que llevaba o se quejaba del dolor de algo.

A los 15 minutos que mi padre y mis hermanas se fueron, escuche su voz que me llamaba desde su habitación. Odiaba ese tipo de actitudes de esa mujer mandona y autoritaria que desde que llegó a nuestra casa intentó hacerse con el control de todo. A mi padre lo podía tener dominado por la polla, pero a mí no.

Que sorpresa la mía cuando entré en su habitación y la vi prácticamente desnuda de pie al lado de la cama, con un extraño gesto en su rostro y una cuerda en su mano. Me dijo: entra, no te haré daño. Más asustada que sorprendida entré y me coloqué en un rincón. Ella seguía allí, delante de mí, diciéndome que había llegado la hora de darme una lección, que ella sabía que yo era lesbiana y que lo iba a hacer y que me quería atar a la cama para luego follarme.

Sin darme tiempo a reaccionar, cuando ya pensaba en salir corriendo de allí, ella se acercó hacia mí, me dio una soberana bofetada y me hizo quitarme la ropa. Tras desnudarme completamente, lo primero que hizo fue tumbarme en la cama boca abajo con las muñecas atadas al cabezal de la cama, y después me tapó los ojos con un pañuelo negro que tenía su olor impregnado.

De repente noté cómo sus firmes manos empujaban mis piernas y me obligaba a ponerme de rodillas con la cabeza agachada. Yo no lo vi pero mientras esperaba en esa posición ella saco de algún cajón un arnés con un pene, se lo colocó en su cintura y me penetró por mi ano de golpe y violentamente, haciéndome gritar de dolor, mientras lo hacía me decía si era eso lo que tanto andaba buscando.

Yo le dije que sí, que siguiera, pero con suavidad, pero ella siguió follándome por atrás, de forma un tanto brusca...Lo cierto es que al cabo de un rato, aquella sensación de dolor cedió y me empezó a gustar cómo lo hacía el cabezal de la cama crujía y rechinaba por la intensidad con que me lo metía, sentía que me estaba corriendo y llegando al orgasmo, cuando de repente paró. Sacó el pene de mi ano y me dio la vuelta, entonces empezó a acariciarme suavemente mis labios y mi clítoris, a jugar con él, después me lo empezó a comer y hacerme caricias con su lengua.

Cuando terminó de comérmelo me volvió penetrar, pero esta vez por mi vagina y mientras me metía los dedos en el ano. La verdad es que también me dolió, aunque al final me acabo gustando. No sé cuántos orgasmos pude tener, no lo recuerdo, pero llegó un momento en que ya no podía más y le dije que parase, y así lo hizo, me quitó el pañuelo de los ojos y! me desató; Lo primero que hice fue incorporarme y me dirigí hacia su coño, pero ella me detuvo, y me dijo que otro día sería, que mi padre estaba a punto de llegar. Desde entonces no hemos hablado de lo sucedido, pero cuando me llama a su habitación….

Fin.