Mi madrastra
Fui a visitar a mi padre que hacia 6 años no veía y termine gozando con su joven esposa.
Cuando tenia 12 años mi padre se fue de mi casa, se fue a otro país allí conoció a Mariela, después de terminar los tramites del divorcio de mi madre se caso con esta mujer que era mucho mas joven que él.
Cuando yo cumplí los 18 mi padre me invito a pasar unas vacaciones con ellos en Chile, su nuevo país, cuando llegue en el aeropuerto había una rubia estupenda con un cartel con mi nombre, me acerque y ella se presenta como Mariela tu nueva mamita, me quede boquiabierto por el cuerpo que tenia la esposa de papá.
Ya en el auto me contó que mi padre había tenido que salir esa mañana a un pueblo del interior a solucionar unos problemas del trabajo pero que seguramente volvería esa tarde. No habíamos andado ni diez minutos cuando le sonó el celular, era mi padre que pidió hablar conmigo, me dijo que lo disculpara pero que los inconvenientes eran más graves de lo que él creía y que por lo menos se iba a retrasar cuatro días, también me pidió que le dijera a Mariela que me acompañara en estos días para que no me sintiera solo.
Llegamos a la casa que ellos tenían, era una bonita casa de dos dormitorios con un pequeño parque con una linda piscina.
Mariela me indico cual era mi habitación y me dejo solo para que acomodara mis cosas, cuando termine de acomodar fui a buscarla y no la encontré, supuse que se había ido al parque y salí di la vuelta alrededor de la casa y ella no estaba, de pronto me pareció oír un ruido que venia de una de las ventanas que estaban a mi espalda, me asome y lo que vi me dejo mudo, ahí estaba mi madrastra metiéndose un grueso consolador en su concha y gozaba como una loca. Sin hacer ningún ruido me quede mirando ese espectáculo, sin pensarlo siquiera saque mi pija y me hice una buena paja en honor a la esposa de mi padre.
Cuando termine me fui al interior de la casa y desde el comedor la llame por su nombre, al cabo de un segundo apareció ante mí vestida únicamente con un sexy conjunto de ropa interior azul que resaltaba su belleza. Se veía increíble y grande fue la erección que me ocasiono, ella al notarlo se me acerco y tomándome el miembro por encima del pantalón me dijo, no seré yo la que te produjo esto. Dicho eso me beso con mucha sensualidad meciéndome la lengua hasta la garganta, las cartas estaban sobre la mesa y ahora debía decidir si las jugaba o no. La respuesta la dio mi miembro no mi cabeza y seguimos fundidos en un beso cada vez mas caliente.
Me confeso que por los viajes mi padre tiene poco tiempo para ella, y que por su juventud ella necesita siempre una pija al lado. También me dijo que nunca le había sido infiel, que siempre se desahogaba con el consolador, pero que hoy al ver que yo me masturbaba viéndola tomo la decisión de hacerlo conmigo.
Me despojo de mis ropas y se devoro mi verga como una experta, me dio una lección de cómo se debe mamar una pija me ordeño prácticamente, cuando le avise que estaba por venirme ella acelero sus movimientos y se trago todo lo que salió de mi pene.
La guíe hasta su dormitorio y una vez desnuda la recosté en le cama y le pegue una mamada de concha que creo que no se olvidara jamás, tuvo tres orgasmos casi consecutivos, luego me recosté a su lado y seguimos besándonos como si fuéramos dos adolescentes, ella se subió sobre mí poniéndome el coño en la boca, volví a lamérselo durante un buen rato hasta que volvió a acabar, luego ella bajo y se introdujo lentamente mi verga en su cueva, me cabalgo muy fuerte durante varios minutos hasta que los dos explotamos en un orgasmo que nos dejo casi sin fuerza.
Entonces mi madrastra volvió a chuparme la pija mientras yo le acariciaba el culo, ella volvió a sorprenderme porque me pidió que le rompiera el culo, que ella siempre le pedía a mi padre que se lo hiciera pero que mi viejo era muy conservador y que nunca había querido conformarla. Así fue como le inaugure la puerta trasera a mi madrastra. Seguimos cogiendo como recién casados hasta que volvió mi padre, desde su vuelta hasta mi partida cualquier excusa era buena para que Mariela y yo nos revolcáramos en cualquier rincón de la casa o de la ciudad mientras mi padre trabajaba.
Desde ya les cuento que estoy esperando ansioso que lleguen las próximas vacaciones.