Mi Macho Alfa: Mi Tío

En este relato comparto mi primera experiencia con mi tío. Jamás imaginé que esto hubiese sido posible. Aún recuerdo como me folló esa noche y no puedo evitar empalmarme. Espero que les gusté.

Saludos cordiales a todos los lectores de todorelatos.com. Llevo un tiempo leyendo todo tipo de relatos y motivándome para redactar mis propios relatos. Para el conocimiento de todos, soy nacido y criado en Puerto Rico, tengo 27 años de edad, y como bien descrito en mi perfil me identificaré como “Mike” para guardar la confidencialidad tanto mía como de los implicados en mis relatos también utilizaré nombres alternos. En términos generales (Bicho = Pene = Verga = Polla = Miembro = Entrepierna, etc.).

Soy de tez “trigueña” (como decimos en Puerto Rico), mido 5’-9”, cuerpo atlético, pelo negro y ojos marrón oscuro. Desde pequeño mis padres siempre me mantuvieron activo en distintos deportes desde pelota (“baseball”) hasta las artes marciales por lo cual siempre he tenido un cuerpo bastante definido. Siempre me han gustado los hombres mayores que yo.  Por otra parte, mi tío Joaquín (hermano de mi padre) es de tez blanca, ojos azul verdoso, musculoso, de mi misma estatura o un poco más alto, pelo negro, rudo, en pocas palabras todo un macho alfa. Me sentía un ser sumiso a su alrededor y mucho más cuando estaba molesto.

A pesar de mi fuerte atracción hacia mi tío, nunca me atreví realizar ningún tipo de acercamiento más allá del afecto de índole familiar.  Y así fue hasta que un día de verano nos encontrábamos en casa de mi tío ya que es un hombre divorciado y sus hijos habían venido a Puerto Rico para pasar las vacaciones de verano.  Durante ese tiempo siempre me quedaba con mis primos en casa de mi tío o en la casa de nuestra abuela (madre de mi papá, mis tíos y tías) que quedaba justo al frente y un poco retirada.

Ese día de verano nos encontrábamos mi primo y yo jugando con la consola de videojuegos a todo volumen en el cuarto de mi tío.  No nos habíamos percatado de cuan alto estaba el volumen hasta que mi tío fue a avisarnos que bajáramos el volumen de la televisión.  El detalle no era bajar el volumen, el detalle estuvo en que me quedé completamente embelesado observando a mi tío que solo llevaba puesta una toalla alrededor de su cintura que solo le cubría desde la cintura hasta un poquito más arriba de mitad de muslo.  Pues acababa de salir del baño luego de terminar su rutina de ejercicios que solía hacer en su propio mini gimnasio allí en la casa.

Nunca había visto con tan poca ropa a mi tío hasta ese momento. Y como es de esperarse mi tío se percató de mi ensimismamiento observándolo a él, pero no dijo nada al respecto.  Busco algo en las gavetas y regresó al baño.  Esa misma noche cuando entré al baño y cerré la puerta me percaté que mi tío había dejado tirado detrás de la puerta su ropa interior.  Me aseguré que la puerta se encontraba cerrada y me quité toda la ropa y encendí la ducha pero no entré a la bañera.  Decidí acostarme en el piso y me coloqué la ropa interior de mi tío encima de mi nariz y comencé a olfatearla.

De manera automática comencé a tener una erección ya que no pude contenerme al olfatear ese olor a macho alfa que estaba impregnado en su ropa interior.  Comencé a pajearme con una mano y con la otra me llevé el dedo del medio a la boca y comencé a tocarme la entrada de mi agujero hasta que poco a poco fui introduciéndolo. También estaba recreando la imagen de mi tío con solo una toalla envuelta en su cintura y así estuve por un período corto de tiempo. Justo cuando comenzaba a introducirme el segundo dedo en mi agujero y entraba en un punto mayor de excitación. Tocaron la puerta del baño y de manera involuntaria solté un gemido (“Ahhh”).

-Tío: ¿Todo bien huevón? - dijo en tono de broma

-Yo: Disculpa tío. Ya voy terminando. - dije un poco temeroso de que hubiese escuchado el gemido.

-Tío: No te preocupes. Era para preguntarte; ¿si se me había quedado mi ropa interior ahí adentro?

-Yo: Eeeeh, salgo ahora y verifico. - dije un poco nervioso

Me levanté del suelo apresurado, tiré su ropa interior detrás de la puerta y me metí en la ducha para mojarme y que se me bajara un poco la erección. Salí inmediatamente, una vez  se me bajo un poco la erección y le contesté.

-Yo: Sí, aquí está tirada detrás de la puerta. Pero te abro en seguida para que la recojas, no pienso tocarlos. - dije sonriendo para mis adentros.

-Tío: Jajaja, no te preocupes. Me dejas saber cuando remuevas el seguro.

Aproveché esta oportunidad para ver si le generaba algún tipo de interés a mi tío y cuando quité el seguro me quedé justo para entrar en la ducha y que pudiera ver mis trasero al descubierto ya que en varias ocasiones mi trasero le había llamado la atención a uno que otro hetero. Le avisé para que entrará a recoger su ropa interior.

-Yo: Ya puedes entrar. - dije un poco nervioso por lo que estaba a punto de hacer.

-Tío: Ok.

Entró al baño y se detuvo por un segundo. Me giré un poco para ver su reacción y si se percataba de mi trasero mientras continué entrando en la ducha.

-Tío: Pensé que yo era chumbo (“sin nalgas”) sobrino, pero me haces la competencia y me llevas la delantera. Está triste tu caso. - dijo en tono de broma.

-Yo: Jaja no lo creo. Tu mirada me dice lo contrario. -dije desde adentro de la ducha y me arrepentí al instante.

-Tío: ¿Qué dijiste? - preguntó en un tono serio.

-Yo: Na...na... nada. -dije tartamudeando.

-Tío: Cuidadito con esa boca porque te puedo dejar sin dientes de una buena bofetá -dijo en un tono molesto y autoritario.

Cerró la puerta y se fue a su cuarto. Quedé en silencio y sin moverme por un tiempo. Al momento toda la excitación se me quitó y terminé de bañarme. Cuando salí del baño, ví que su puerta estaba abierta y la luz encendida. Salí directo al cuarto que siempre dormía cuando me quedaba en casa de mi tío. Mi primo se había ido a casa de nuestra abuela para bañarse y me escribió por mensaje de texto que esa noche dormiría allá.  Así que solo quedábamos mi tío y yo cada uno en su cuarto.

Todas la noches siempre que me quedaba en su casa antes de acostarme solía ir a pedirle la bendición y darle las buenas noches a mi tío. Pero como se encontraba molesto decidí escribirle un mensaje.

-Yo: Bendición tío, que descanses. Y disculpa si hice algo fuera de lugar o dije algo para molestarte no fue mi intención.

-Tío: DTB (“Dios te bendiga”) sobrino. Antes de que te acuestes pasa por mi cuarto que tenemos que hablar. Te espero.

Se me cortó la respiración al leer ese mensaje.  No sabía ni como levantarme de la cama. Me tomó unos cinco minutos recomponerme para levantarme y caminar a su cuarto.  Cuando llegué a su puerta miré por la esquina de la puerta y allí estaba mi tío en su cama con cara de pocos amigos y viendo televisión.  Entré al cuarto cabizbajo y las manos en los bolsillos del pantalón.

-Tío: Apúrate que no tengo toda la noche. -dijo en tono autoritario.

Cuando llegué al borde de la cama, mi tío se levantó bruscamente de la cama. Me asusté y sin mediar palabra me empujó de frente a su cama y quedé con el pecho pegado a la cama y su mano presionándome la cabeza contra la cama. Intente sacar su mano pero el esfuerzo era en vano, era mucho más fuerte que yo en todo el sentido de la palabra.  Sentía que me quedaba sin aire y comencé a intentar escaparme, hasta que sentí una fuerte nalgada y me paralicé.  En eso sentí que se me pegó al oído para hablarme.

-Tío: Cálmate mariconcito. Te voy a soltar y te vas a quedar callado. ¿Entendido?. -me dijo con una voz autoritaria.

-Yo: Sí. -dije en un tono sumiso.

-Tío: Más te vale. Porque ganas no me faltan de entrarte a golpes. -dijo apretando los dientes.

Me soltó y comencé a pedirle disculpas desesperadamente. A lo que recibí un golpe en la cara que me dejó completamente en silencio.  Comencé a sollozar para mis adentros.

-Tío: Te dije que te quedarás calladita “putita”. Al parecer no entendiste el mensaje. -dijo en un tono intimidante.

Así quedé inmóvil y sin pronunciar una palabra.  Comencé a sentir un poco de miedo pero al mismo tiempo empecé a sentir como mi tío frotaba su entrepierna con mi trasero (aún con ropa).  Y comencé a sentir una leve erección y como instinto solté un pequeño gemido  (“Aah”) bastante similar al que me salió en el baño.

-Tío: ¿Así que eso fue lo que escuché hace un rato en el baño cuando fui a preguntar por mi ropa interior? -dijo con un tono de excitación en su voz.

-Tío: Ya puedo ver que eres todo una hembrita sumisa y que te gusta lo que te estoy haciendo.

En ese instante mientras me hablaba también llevo su mano a mí entrepierna y se percató que la tenía completamente erecta.

-Tío: Mírala, si la damita está toda excitadita. - dijo frotando su mano en mi entrepierna.

No podía contenerme y la situación a pesar de nunca haber experimentado algo parecido me excitaba de gran manera . El simple hecho de tener a mi tío dominándome y tratándome como una damita sumisa comenzaba a crearme sensaciones nunca antes experimentadas.

De repente sin previo aviso rasgó mis pantalones y mi camiseta, dejándome solo con mi ropa interior. Mi tío me giro bruscamente y me dió una bofetada. Al que solté un gemido y lo miré con una sonrisa morbosa.

-Tío: Ya veo que eres toda una perrita. - dijo y me apretó los cachetes provocando que abriera mi boca y me escupió en la boca.

-Yo: Mmmm, que rico papi. -respondí jadeando.

Mi tío al escucharme jadear no pudo contenerse y me agarro por el pelo y me puso de rodillas frente a él.  Acerco mi cara a su entrepierna por encima de su ropa y comenzó a frotarla por toda mi cara. A lo que yo reaccionaba gimiendo. Realmente, la situación me tenía al tope y mi entrepierna a punto de estallar dentro de mi ropa interior.

-Tío: Ahora vas a saber lo que es un hombre de verdad perrita.

Mi tío procedió a quitarse su camisa y cuando iba a empezar a quitarse su pantalón de dormir lo detuve. No quería desperdiciar este momento y quería satisfacer a mi tío en todo lo que él quisiera.  Comecé a bajarle su pantalón y cuando ví su entrepierna marcada dentro de su ropa interior no pude contenerme más y me lancé a sobarla y acariciarla con mi boca por encima de su ropa interior.

-Tío: Ooh -comenzó a gemir.

-Tío: Sigue así perrita que te voy a poner a mamar en breve. ¿Lo quieres putita? -me dijo halándome el pelo y haciendo que lo mirara.

-Yo: Sí. - dije mordiéndome los labios.

-Tío: Sí, ¿qué putita? - dijo dándome una bofetada

-Yo: Sí, papi quiero que me pongas a mamar. -dije gimiendo

Ya para este momento las bofetadas eran algo que me hacían sentir una sensación increíble. Sentirme dominado por  un hombre, y que ese hombre fuese mi tío hacia que mi excitación fuera algo inexplicable.  El trato que me estaba dando mi tío nunca lo había experimentado y para mi sorpresa me estaba fascinando.

Le removí el pantalón a mi tío y comencé a bajarle su ropa interior y allí estaba lo que había deseado por tanto tiempo; su entrepierna.  Lo mejor de todo no era tan solo su tamaño y su grosor, sino que ya comenzaba a salir “precum” de su entrepierna. En tamaño tiene 8.5 pulgadas y bastante gordita.  En fin una delicia de entrepierna.

Al verla no pude contenerme y llevé mi punta del dedo índice a la punta de su entrepierna y luego me lo llevé a la boca para probar ese “precum” tan apetitoso de mi tío.  Lo miré y le sonreí.

-Tío: Ohh que rico verte disfrutar de los fluidos de tu macho. -me dijo y me agarro del pelo.

-Tío: Ahora quiero que te la tragues toda mamita. -dijo acercándome y dándome una bofetada.

Sin resistirme comencé a abrir mi boca para darle entrada a aquello que tanto había deseado. Comencé a chuparle solo la punta y mi tío soltó un gemido.  Aproveché el momento para introducirla completa en mi boca. Lo cual me provoco arcadas. Lo que no me esperaba es que mi tío no me iba a dejar retroceder tan rápido. Y me agarró por la nuca y me presionó contra su cuerpo. Tenía mi cara completamente pegada a su cuerpo, completamente depilado y podía sentir sus bolas rozando mi mejilla.  Sentía que no podía respirar y las lágrimas comenzaban a salir por mis ojos de manera involuntaria.

Así estuve hasta que logré safarme de su agarre y tomar un poco de aire.  Botando saliva por todos lados y gimiendo como perra en celo.  Miré a mi tío y le esbocé una sonrisa. Como aprobando que me encantaba que me tratara así.

-Tío: Sigue provocándome perrita que te voy a romper ese culito que tienes. - dijo levantándome para quitarme mi ropa interior.

-Tío: Voltéate que quiero ver ese culito mamita. -dijo en tono autoritario.

Me volteé y recibí una fuerte nalgada. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo y gemí. Volteé un poco la cabeza y le sonreí provocativamente.  Me agarro por el pelo y volvió a ponerme de rodillas. Y sin necesidad de decirme nada comencé a devorar su entrepierna como si se me fuese la vida en ello. Le chupaba sus bolas, le besaba y le chupaba desde la base hasta el glande, me la metía completa, jugaba con su punta, y así estuve alternando y dándole una mamada de campeonato a mi tío por alrededor de 10 minutos. Ya comenzaba a sentir como aumentaban y se descontrolaban los gemidos de mi tío y como se estaba hinchando su entrepierna. Sabía que se estaba acercando mi recompensa y quería tragármela por completo.  Pero mi tío me agarró del pelo y me levanto y me tiro de espalda a la cama.

-Tío: Ya veo que eres toda una perrita insaciable y que quieres que te llene de leche esa boquita que tienes. Pero no quiero descargarme todavía hasta que no te haya roto el culito ese que pide bicho a gritos. ¿Quieres que te rompa el culito perrita?. - dijo halándome por el pelo para que lo mirara a la cara

-Yo: Sí papi, quiero que me rompas el culito.  Llevo deseándolo desde hace mucho tiempo. dije mirándolo fijamente a los ojos.

Tío: ¿Ah sí, putita?. -dijo acercándose y escupiéndome la cara.

No podía con el estado de excitación en que me encontraba. Sentía que si me tocaba iba a explotar llenando todo a mi alrededor de leche.  Mi tío me giro y me agarro por la cintura para acercarme al borde de la cama y en cuatro.  Dejando mi culito completamente expuesto a la merced de mi tío.

-Tío: Mmmm, pero que nalgas más ricas tienes mi perrita. - dijo sobando mis nalgas con sus manos.

-Yo: Eso no fue lo que dijiste hace un rato en el baño. -dije en tono de burla.

-Tío: Calláte putita, aquí mando  yo y hablas cuando yo te lo pida. - dijo halándome fuerte por el pelo y aprentándome por el cuello con su brazo. Me escupió la cara y me dió una bofetada. Luego me soltó y volví a quedar en cuatro y con mi culito a su merced.

Sin mediar más palabras comencé a sentir como me comenzó a devorar mi agujero con su boca.  La sensación era indescriptible y comencé a jadear como una puta en celo.  Mi tío al parecer esto le gustaba y me lo demostraba devorando mi agujero como todo un maestro en el arte.  Así me tuvo por un corto periodo de tiempo. Y comencé a sentir como uno de sus dedos intentaba entrar a mi culito.  Cuando logró entrar solté un gemido fuerte.

-Tío: Así grita mi perrita. Quiero escuchar como pides a gritos que te rompa ese culito. Ahora veremos si puedes con dos. -dijo mientras introducía el segundo dedo.

-Yo: Aaah, suave tío que me duele. - dije intentando escapar.

Pero mi tío me agarro más fuerte con su brazo alrededor de la cintura y no podía escaparme.

-Tío: Ahora te aguantas perrita. Querías que te rompiera el culito y ví como me lo enseñabas en el baño. Ahora te toca aguantar como la putita que eres. ¿Está claro?. - dijo dándome una nalgada y presionado más fuerte sus dedos dentro de mi culito.

-Yo: Aaaah, sí, está bien papi. - dije soltando un gemido y mirándolo a los ojos.

-Tío: Así me gusta mi perrita que seas obediente y que me complazcas en todo. - dijo sacando sus dedos para volver a meterlos de un solo golpe.

Gemí de manera descontrolada. Ya mi culito comenzaba a dilatarse y ya no sentía tanto dolor, sino que comenzaba a sentir un placer indescriptible.  Así continuo mi tío por un buen rato.  Hasta que sin decir nada sacó sus dedos y acercó su entrepierna a la entrada de mi agujero.  Escupió la entrada de mi agujero y su entrepierna, y de un golpe la introdujo en mi culito. Grité del dolor que me hizo sentir e intenté escapar. Pero mi tío me agarro fuerte por la cintura y no me dejó escapar. El dolor era demasiado fuerte, sentía que me había roto mi culito.

-Yo: Tío despacio, me duele. -dije un poco sollozo.

Tío: No querías que te rompiera el culito, pues ahora aguanta putita. -dijo mientras comenzaba a penetrarme como si se le fuera la vida en ello.

No voy a negar que al principio fue un dolor horrible. Pero a medida que pasaba el tiempo empecé a sentir el mayor placer que se puede sentir mientras te están follando.  Comencé a moverme para recibir ese pene que tanto había deseado.

-Tío: Así muévete perrita, demuéstrale a tu macho cuánto deseas que te coma ese culito. -dijo soltándome la cintura y dándome una nalgada.

-Yo: Ay sí papi, metemelo bien duro. Que rico papi. Dame bicho puñeta. -dije mirándolo a los ojos.

Ahí mi tío me agarró por el pelo y me empezó a embestir como todo un semental. Así me tuvo por un rato. Hasta que la sacó y me volteó en un abrir y cerrar de ojos. No perdió el tiempo y me trepó las piernas en sus hombros y me metió su pene de un solo golpe. Gemí fuertemente y comencé a sobarle su musculoso abdomen y pecho, apretando sus tetillas. Ver a mi tío completamente desnudo, moviendo sus caderas y metiéndome su pene sin piedad me estaba volviendo loco y no sabía como controlarme.

-Yo: Ay tío me vengo. - dije y sin poder resistirlo me vine. Soltando leche por todas partes por que mi tío comenzó a metérmelo más fuerte y mi pene estaba brincando. Ya que me estaba viniendo sin necesidad de tocarme.

-Tío: Córrete putita. Eso era lo que querías. -me dijo aumentando el ritmo de sus embestidas. Ya sabía que el momento se acercaba.

-Tío: Mírame y dime que quieres que te preñe putita. - dijo ya apretando un poco sus labios.

-Yo: Sí, papi preñame. Soy toda tuya. Dame leche papi. -le decía mirándolo fijamente a los ojos y sintiendo los primeros chorros de su semen dentro de mí.

Al unísono ambos gemimos descontroladamente.

-Tío: Ahí tienes mi putita, toma la leche que querías. Ahí quedaste bien preñadita perrita. -dijo con su cuerpo contrayéndose de manera descontrolada.

Se tiró encima de mí, para recibir apoyo, por que sus piernas comenzaron a temblarle. Así se quedó un rato sin dejar de jadear.

De repente sacó su pene de mi culito recogió mis ropas me las tiro en la cara. Me agarró por el pelo y me botó de su cuarto sin mediar una palabra y cerró la puerta.

Me quedé frente a su puerta y de espalda a ella completamente sin entender que había pasado hace unos minutos atrás y como me había botado de su cuarto sin decirme nada.  Caminé a mi cuarto un poco adolorido y con mi culo lleno de leche de mi tío. No quería sacarme su leche así que me tiré en la cama exhausto y me quedé dormido sin darme cuenta.

Luego de esta experiencia se han vuelto a repetir muchas otras más, pero esas se las estaré contando más adelante.

Es mi primer relato y espero que lo hayan disfrutado. No olviden dejar sus comentarios o escribirme directamente a mi e-mail: travieso_tim7@hotmail.com agradeceré sus sugerencias para continuar mejorando mi manera de escribir mis relatos y que sean del agrado de todos y cada uno de ustedes.