mi juguete preferido (3)
Por fin me entero que mi novia es puta
Mi juguete preferido (3)
Gracias a los que habeis leido mis primeros relatos 1 y 2. Aqui sigo con la parte 3 esperando que os guste
Un viernes cualquiera, Sandra me invitó a cenar a su apartamento, para presentarme a su amiga Andrea con la que compartía el piso..
Estaba situado en la parte alta de la ciudad. Llamo al interfono y subo. En cuanto me abren la puerta, me encuentro a las dos tremendamente vestidas con un mini vestido totalmente transparente que dejaba ver todo su cuerpo y sólo tapado por un mínimo tanga. Me quedé como atontado por aquella visión. Sandra ya me tenía acostumbrado a verla así de provocativa pero Andrea era un pivón que no tenía nada que envidiarle. Vaya pedazo de hembra. Era similar en estatura y de medidas a ella. También muy guapa. Cabello moreno, ojos verdes y con unas hermosas tetas de tamaño mediano muy bien puestas y unos apetitosos pezones En este momento ya tuve claro que esta noche se presentaba muy caliente y no me equivoqué. Le pegué un morreo a Sandra cogiéndola por el culo y en cuanto me presentó a su amiga, ésta me dedicó otro morreo de buenas a primeras. Parece que tenía muy buen concepto de mí.
El apartamento era muy acogedor y bien decorado. Tenían buen gusto las chicas. Nos sentamos en la mesa, para cenar. Sandra a mi lado y Andrea enfrente. Gozaba de una magnífica perspectiva de sus pectorales a través de la transparencia de sus vestiditos. Mientras hablábamos yo iba metiéndole mano a Sandra, acariciándole sus muslos, que quedaban al descubierto por el corto vestido, y por la entrepierna acariciandole su coñito por encima del tanga. Era un espectáculo cuando se levantaban para recoger o traer algo de la mesa, moviendo aquellos culos en todo su esplendor y con la espalda al aire, pues el mini vestido era abierto por detrás y solo tapaba el culo .
Durante la sobremesa Sandra me dijo que teníamos que hablar muy seriamente que lo que me explicara ahora quedaba entre nosotros y que no saldría de aquí bajo ningún concepto. Sin saber de que iba el asunto, le tuve que jurar que lo que iba a oir me lo guardaría y que podía confiar en mí. Me explicó que Andrea era azafata de ferias y congresos. Esto ya lo sabía y su físico era muy adecuado para esto. Pero la cosa iba mas allá. Por su trabajo tenía contacto con ejecutivos de alto nivel y no dudaba en ofrecer sus servicios sexuales si había un buen dinero de por medio y se le ponían a tiro. Lo mas interesante del caso es que si el cliente pedía un duplex lésbico, entonces era cuando Sandra entraba en acción y es que cuando se juntaban las dos eran un auténtico huracán y además se entendían muy bien por lo que el éxito de su numerito estaba asegurado. Pero había aún mas. Sandra no sólo también follaba con el cliente que contrataba el duplex , sino que si a Andrea le pedían una acompañante para otro cliente, la llamaba a ella para hacer el servicio
Por fin entendí porque Sandra desaparecía repentinamente en cuanto recibía una llamada de Andrea y porqué algunos fines de semana me daba plantón con excusas poco creíbles.
Yo ya sabía que se lo montaban entre ellas en plan lésbico porque me lo había comentado. Lo que no sabía era que lo hicieran como profesionales cobrando por ello, aunque como sus clientes eran ejecutivos, trabajaban como putas de lujo y su tarifa por una hora no bajaba de 200 euros y por una noche entera mas de 600 euros. No se podía esperar menos de ellas. Tenían un buen caché y se hacían cotizar
Para justificarse, alegaban que esto les proporcionaba unos ingresos extra a los que no querían renunciar, a pesar de que tenían que ocultar su doble vida a su círculo social y familiar, pero les compensaba en cuanto podían llevar un buen tren de vida y ganar altas sumas de dinero.
No sabía que pensar pero me daba un morbo tremendo y me excitaba que se lo montaran de esta manera. Ahora entendí porque Sandra era como una diosa practicando el sexo y tan desinhibida. Lejos de tomarmelo mal, me lo ponían más fácil porque así podía aumentar mi lista de fantasías sexuales que guardaba para ella y podría convertirla en mi puta privada cuando no estaba ocupada, sabiendo ahora a lo que se dedicaba en sus ratos libres
Despues de soltar toda esta explicación, las dos se me quedaron mirando para ver como reaccionaría ante la noticia. Esto es lo que les dije mas o menos
Si yo fuera una tía buena como vosotras, tambien aprovecharía mis encantos para sacar dinero.
Mira Sandra, no me parece mal que hagas esto. Sabes que no es la primera vez que me encuentro con una situación como esta y puedo aceptarla sin ningun trauma. Puedo soportar perfectamente que folles con otros y al mismo tiempo convivir contigo
Pues de verdad, me sacas un peso de encima porque tenía que decirtelo tarde o temprano y no sé como te lo tomarías pero me has dado una gran alegría
No me importa ser un cabrón consentido y acepto que con tu vida hagas lo que quieras sin interferencias por mi parte. Ademas tengo clara la diferencia entre follar por dinero que es lo que haces con los clientes y hacer el amor que es lo que haces conmigo.
Sandra quería encontrar a alguien como yo que aceptara su doble vida y necesitaba un compañero a su lado que admitiera su condición de puta, porque ya había tenido problemas anteriormente con sus novios a los que tenía que abandonar cuando el asunto se ponía feo, antes que se enteraran y tener que dar explicaciones a su conducta. Conmigo encontraba al compañero ideal que podía cubrir las apariencias de cara a su familia y su circulo social sin tenerme que ocultar ni disimular su comportamiento
Entonces, ya sin tapujos, me confesó porque se dejó follar sin resistirse la primera vez que quedamos. En cuanto leyó el relato erótico que le envié y vió que yo asumía tranquilamente que mi amiga rusa ejerciera de prostituta sin que esto me afectara, creyó que valía la pena arriesgarse conmigo porque estaba segura que la aceptaría cuando me enterara y no le recriminaría su condición de puta. Y sabía por donde iba porque no tenía un pelo de tonta.
Durante este tiempo me estaba tomando las medidas. Aunque dicho así podría sentirme utilizado por ella, en mi interior pensaba que mas bien sería yo quien la utilizara como un juguete para los fines mas morbosos que tenía en mente y así convertirla en mi juguete sexual
Después de dejar clara mi posición, ahora me tocaba a mí poner las cartas sobre la mesa
- Ya que tendré que estar sujeto a tu forma de vida y tolerar que estes follando con otros, supongo que me compensaras como ya sabes, consintiéndome mis caprichos fetichistas y fantasías sexuales que ya hemos hablado
Bueno, mientras no me hagas ir desnuda por la calle... ya te he demostrado que me gusta exhibirme cuando estoy contigo y que no me corto fácilmente
Tampoco te voy a pedir cosas exageradas ni nada que sobrepase los limites de lo razonable
Ya sabes que yo disfruto tanto como tú
Esta noche se habían despejado muchas dudas. La cosa cada día se ponía mas caliente. Ahora ya sabía que mi novia estaba dispuesta a satisfacerme, que era como un volcán en la cama, exhibicionista, puta, bisexual, muy provocativa, no tenía un pelo de tonta y además estaba muy buena. Un cóctel explosivo que jamás pensaba que se pudiera cruzar en mi camino.
Después de soltar todo esto se quedaron muy sosegadas y aprovechando la gran oportunidad que se me presentaba para dar rienda suelta a mis fantasías, les pedí que me mostraran sus habilidades, sugiriéndoles que me hicieran un pase de modelos alternando con sesiones lésbicas. Me senté en el sofá y empezó la función.
Al ritmo de la música de fondo empezaron a moverse tocándose en todas su partes, acariciándose las tetas, el culo, abrazándose y besándose en la boca. Se fueron desnudando tirando la poca ropa que llevaban. Yo tenía ya el mástil en todo lo alto. Se acercaron las dos y se colocaron a mi lado. Sandra me bajo la cremallera y liberó mi miembro erecto y se lo metió en la boca.
La otra me empezó a acariciar por debajo de mi ropa y seguidamente tomó el relevo cogiendo mi polla y comiéndosela también . Cuando una tenía la boca libre, le chupaba los pezones a la otra. Se iban turnando sin parar. Era una auténtica orgía. Yo estaba en la gloria. No había suficiente con una que ahora eran dos las tías buenas que tenía a mi disposición. Las dos juntas podían acabar con cualquiera. Eran peor que un huracán..
Luego se metieron en la habitación y y sacaron su ropa mas sexy. Empezaron por ponerse vestidos de noche de los que utilizaban con sus clientes, a cual mas atrevido. Alguno con un escote que llegaba hasta el ombligo. Otros eran transparentes que no ocultaban nada. Luego se pusieron lencería erótica, bodys que dejaban sus partes sexuales a la vista, otros de rejilla que no ocultaban nada, tanguitas transparentes, sostenes abiertos, ligueros, juguetes, arneses con penes para sus sesiones lésbicas, consoladores. Tenían un completo sex shop en su casa.
En cada pase me seguían obsequiando con sus numeritos y unas mamaditas en mi verga para mantenerla en forma hasta que nos metimos en la cama repartiendo mis favores con las dos, metiendosela a una y corriendome en la otra alternativamente, en cuanto podía recargar mis pilas.
Me pidieron que me quedara a dormir con ellas y no me hice de rogar. Nos metimos los tres en la misma cama bien apretujados y yo de emparedado entre medio de las dos y así dormí en la gloria..
En cuanto nos despertamos, mas de lo mismo. Este día fue de los mejores que recuerdo en mi vida.
Un buen día, le pedí a Sandra si quería venir a vivir conmigo. Ya le advertí que no vendría para limpiarme la casa pues ésto lo hacía una mujer de servicio domestico que venía por las mañanas. Aceptó encantada. Hacía falta un toque femenino en mi casa.
En cuanto Andrea, encontró otra compañera de piso, le ayudé a trasladar todos sus trastos a mi casa. Tal cantidad de cosas traía que hubo que comprar otro armario a pesar de despejar parte del mío. Como era de esperar empezó a ordenar las cosas a su manera pero a mí me daba igual. Teniéndola en casa, podía controlar mas fácilmente sus movimientos y empezar a poner en práctica mis planes que le tenía reservados para sacar partido a sus cualidades..
Pasábamos muchos ratos navegando por la red, mostrandole mi archivo de fotos eróticas para enseñarle mis gustos fetichistas sobre las mujeres o buscando ropa y complementos para moldearla a mi gusto. Aunque ya tenía un completo arsenal, me gasté un buen dinero comprándole cositas de todo tipo a cual mas sexy. Bodys , corses, tangas y sostenes mínimos, pantys abiertos. Mi predilección son los bodys abiertos que dejan accesibles las tetas, el coño y el culo. Siempre que hacíamos el amor le hacía poner alguna cosa erótica, para satisfacer mi fetichismo. Incluso a veces le sugería colocarse alguna de estas prendas para salir a la calle debajo de la ropa. Nos excitábamos los dos de saber que iba así vestida aunque no se viera desde fuera excepto en algunas ocasiones en que alguna parte, sobretodo de sus tetas quedara a la vista si la miraban desde la perspectiva adecuada.
Tambien le regalé una cadenita de oro para la cintura y una pulsera para el tobillo. Las dos llevaban una pequeña medalla con nuestras iniciales grabadas. Estas dos joyas le pedí que las llevara siempre puestas. Le quedaban tremendamente sexys y así me daba la sensación de que cuando la utilizaban, no debían olvidar que este cuerpo, aunque estuviera en usufructo en aquel momento, seguía siendo una propiedad privada, marcando mi terreno a los ojos de los demás,