Mi juguete

No he necesitado de un hombre hasta el momento. Mi juguete hace todo el trabajo.

Los juguetes

Jamás he salido con un hombre...aún no lo necesito. Mis juguetes hacen todo el trabajo.

Ya estaba lista. Después de dos horas tomándome fotos en todas las poses coquetas posibles y de estar viendo películas pornográficas conjuntamente, sentí que mi excitación era lo suficiente para lo que tenía planeado a continuación.

La tanga estaba bañada de mis fluidos seminales. La cantidad que pudiera extraer de mi pene iba a ser importante y necesaria así que me dirigí al tocador y tomando un pequeño frasco que había llevado exclusivamente para eso procedí a descargarlo dentro del mismo. No fue mucha la cantidad pero bastaba para lubricar mi juguete y...otra cosita.

Me dirigí hacía donde se encontraba. Sobre la cama se levantaba a una altura aproximada de 18 cms. Era de color carne, largo, no muy grueso y terminaba en lo que simulaba la cabeza de un pene real, redonda, brillosa y deliciosa. Se sostenía gracias a que en la parte inferior tenía una base formada por lo que simulaba un par de testículos. A todo lo largo se notaban unas leves protuberancias simulando las venas; en fin, un juguete, a mi parecer, delicioso.

Me acerqué lentamente, mirándolo con embeleso; como si formara parte de un hombre al que no veía. Me subí a la cama y caminando a gatas me detuve hasta que mis labios quedaron sobre la punta del juguete. Comencé a pasearlos sobre esa cabecita brillosa y suave. Con la lengua mojé mis labios y engullí esa partecita que tanto me gustaba. Enseguida comencé a jugar metiendo y sacando esa cabecita sobre mis labios. Seguidamente lo aprisioné con una de mis manos para que no se moviera y comencé a engullirlo poco a poco hasta que desapareció dentro de mi boca.

Mientras tanto, estando en esa posición, sentía como la tanga apretaba mi ano de manera deliciosa. Pase la mano que me quedaba libre hacia atrás y comencé a deslizar un dedo sobre la tela que cubría mi ano, lo picoteaba deliciosamente.

Así permanecí un buen rato, disfrutando mi juguete y consintiendo mi ano y todo mi trasero ya que acariciaba mis nalgas. Imaginaba estar con un hombre hasta que saqué el juguete de mi boca, se veía delicioso cubierto por mi saliva así que, permaneciendo en la misma posición, lo tomé con la mano con la que acariciaba mi trasero y comencé a pasearlo sobre mis nalgas hasta que llegué al punto en el que antes había estado mi dedo. De igual forma empujaba el juguete sobre mi ano imaginando que alguien quería penetrarme, excitándome a tal grado que hice a un lado la tela de la tanga con lo que mi ano quedó descubierto y a merced de lo que yo quisiera hacer. Decidí sobar mi ano con la cabecita del juguete por otro buen rato.

Estaba lista. Baje de la cama, acerqué el juguete a la orilla y tomando el frasco que contenía el líquido extraído de mi propio pene me coloqué en cuclillas. Alcanzaba a ver por el espejo cómo me veía en esa posición y lo que vi me excitó aún más. La imagen se veía cachonda: Mi trasero quedó completamente abierto, la tanga permanecía pero estaba hecha a un lado sobre una de mis nalgas, mantenía el equilibrio sobre mis zapatos de tacón alto, mis piernas completamente apretadas y resaltando la brillantez de las medias, los tirantes del liguero completamente extendidos sobre mis caderas.

Me temblaban las manos de la emoción. Haciendo un esfuerzo por controlar la emoción metí mi dedo medio en el frasquito y logré capturar una pequeña cantidad del líquido que contenía, lentamente dirigí mi mano hacia atrás y acercándola a mi trasero embarré mi ano con ´´este líquido. Repetí la acción varias veces hasta que decidí introducir el dedo. Este se deslizó sin problema. No sentí molestia alguna, todo lo contrario. Mi ano se contrajo a manera de querer expulsar al intruso. Saqué el dedo, volví a embarrarlo de líquido y nuevamente lo introduje en mi ano pero esta vez un poco más profundo.

Miré mi juguete, se veía delicioso, decidí no ponerle el condón lubricante que llevaba. Lo tomé y comencé a embadurnarlo con el resto del líquido que quedaba. Quedo completamente cubierto, brilloso. Decidí que era el momento adecuado y tomándolo de la base lo acerqué a mi ano; con la otra mano separé una de mis nalgas y comencé a empujar el juguete dentro de mi ano, mi respiración se tornaba más agitada, mi corazón latía fuertemente, la cabeza logró penetrarme, en una acción refleja mi ano se contrajo nuevamente, esperé un momento y enseguida saqué el juguete. Repetí la operación y al igual que con el dedo logré introducir un poco más el juguete. Relajé mi ano y empuje nuevamente. Penetró un poco más. Y así continué hasta que por el espejo vi que el juguete había desaparecido por completo. Sentía un poco de dolor pero lo mantuve en su lugar un buen rato. Mi pene estaba completamente erecto al grado que había escapado por un lado de la tanga.

Comencé a retirar el juguete. Veía por el espejo cómo comenzaba a aparecer nuevamente. No lo saqué todo y volví a introducirlo. Disfrutaba cada centímetro que entraba y salía. Sentía la sensación que se tiene cuando se va a defecar pero estaba segura de que eso no pasaría.

Estaba lista para otra acción más. Me levanté lentamente cuidando de que el juguete permaneciera en su lugar. Lo logré y comencé a caminar lentamente hacia una de las paredes de la habitación. Al llegar me volteé de manera que la base del juguete quedo pegada a ella junto con mis nalgas. La base quedó adherida a la pared y agachándome comencé a sacar el juguete. Imaginé estar penetrada por el pene de un hombre y comencé a regresar de nuevo incrementando la velocidad cada vez. De mi pene escapaba más líquido seminal el cual tomé con una de mis manos procediendo a embarrarlo en mis labios y en mi lengua. El sabor es un poco salado y el aroma me fascina.

Estaba tan excitada metiendo y sacándome el juguete que decidí realizar otra acción. Lo saqué por completo y éste se quedo adherido a la pared, fui por el condón y se lo coloqué. Acto seguido me arrodillé frente a él y comencé a chuparlo simulando sexo oral. Mi ano lo sentía un poco insensible así que tomando más de mí liquido seminal directamente del pene lo embarré nuevamente del mismo.

Esta loca, excitada, comencé a masturbarme mientras mamaba mi juguete hasta que sentí que iba a eyacular. Me detuve, controlé mi excitación y me levanté nuevamente para acto seguido voltear y volver a penetrarme completamente. Realizando el movimiento de mete y saca continué masturbándome hasta eyacular en una de mis manos. Sentía un cosquilleo entre mi ano y mis testículos, y fue entonces cuando engullí mi propio semen embarrando el resto sobre mis labios. Las piernas me temblaban y ahora sí sentía algo de dolor en el ano. Mi excitación fue cediendo y lentamente comencé a sacar mi juguete adorado.

Descansé un rato sobre la cama. Mientras observaba de lejos el juguete que aún continuaba adherido a la pared como esperando poseerme nuevamente.

Es mi amigo fiel. Lo sigo consintiendo y cuidando como se merece. Mi ano ya se acostumbró a su tamaño y lo pide más continuamente. Mi boca extraña también su sabor y también lo busca continuamente para mimarlo. Algún día probaré otro tipo de juguete pero mientras tanto con el que tengo actualmente soy feliz.