¡mi jefe me tenia ganas y me cogio! 2
Como les comenté, en mi primer relato, desde ese primer encuentro, me convertí en la amante de mi jefe, pero en este relato, quiero comentarles primero que trate de poner en práctica lo que Carlos (mi jefe), me había enseñado con Alberto, mi marido.
Bien pues después de haber experimentado el sexo de una manera que jamás había conocido, el sábado siguiente, después de regresar del Gim. La verdad estuve recordando la cogida que me había dado Carlos y estaba tan caliente que decidí poner en práctica todo con mi marido. Al llegar a casa, me metí a bañar y una vez que salí, fresca, perfumada desde la punta de mis dedos de los pies, hasta la cabellera, con un perfume que a mí me gusta mucho que se llama Jean Paul Gaultier (Madona), decidida a seducir a mi esposo, tuve que despertarlo y sólo atinó a decirme:
-Que te pasa, ¡apestas!, ¿Qué quieres?
A lo que le respondí:
-Quiero que me cojas, qué ¿No te gusto?
Sin decir nada, simplemente se volteó y me dio la espalda, yo, cargada de paciencia y de calentura, mi vagina ¡exigía! Ser penetrada, pero él simplemente no hacía nada, así que tome la iniciativa y me metí en la cama y poco a poco, le fui tomando el pene, acariciándolo, haciéndole cosquillas en los testículos, fui recorriendo su abdomen, hasta posarme en su miembro y comencé a besarlo poco a poco, lamiendo el glande, de arriba hasta la base del pene, luego le bese los huevos y los lamí, le mamé la pija y la succioné hasta que logré que se le parará y me dije, “Por fin, este cabrón me va a coger, pero en el momento en que me separé para disponerme a ser penetrada, el tarado se vino y me apartó, diciéndome:
-¿Ya estas satisfecha, ahora déjame dormir?
Y sin más, se durmió incluso ni se limpió, se quedó sucio en la cama, yo sólo deje escapar una lágrima de coraje y de ver la diferencia con Carlos, que es “ pulcrísimo”, aseado, bien educado, un caballero y una bestia en la cama, un verdadero hombre, no pendejos como mi marido.
Pase el fin de semana sólo pensando en mi jefe, apenas puede esperar para el lunes para verlo de nuevo y quizá repetir la de la semana pasada. Me preparé para ir a trabajar, me bañe me lavé perfectamente mi colita (a lo mejor, le daban gusto), mi vaginita estaba húmeda y lista para ser penetrada, así que le aplique un buen desodorante para hacerla más apetitosa, me coloqué una tanga rosita de licra, sin sujetador, me puse unas pantimedias vanisadas, de esas que brillan, me coloqué una minifalda rosita, muy corta, una blusa negra de seda ajustada, que con el rose en mis tetas, me ponía más caliente, me peiné y alisé mi cabello, me maquillé perfectamente, tomé mi saco también de color rosa y me puse zapatillas negras con mi bolsa negra.
Total que llegué al trabajo, después de un par de horas, recibo la llamada telefónica habitual de mi jefe, para conocer las cifras de avances del programa, y me saludó con la cortesía de siempre, al tiempo que me dijo en susurro:
-Mi diosa, después te llamo para que vengas a mi privado y te pueda admirar, ya me comentaron los compañeros de trabajo -¡Ya vio a Lusita!, hoy viene exquisita-¿ok?
Yo le contesté:
-¡Claro que si mi amor!
La verdad, la esperanza de tener a alguien que te admire, te desee y quiera cogerte, es linda y estimulante.
Sin embargo, a mi jefe lo llamaron a una junta de emergencia y literalmente no lo vi en todo el día. Se llegó la hora de la comida y me disponía a salir a comer, cuando nos avisaron que las puertas estaban cerradas por un bloqueo, ya que se había presentado en plantón acompañado de una de las miles de manifestaciones que se llevan a cabo todos los días en México, total que me regresé, y me dije “ahora si estoy fregada, ni sexo, ni comida por culpa de estos idiotas que solo perjudican a inocentes que no tenemos nada que ver con sus demandas”.
Cuando llegue a la oficina nuevamente, cual es mi sorpresa que en la puerta de mi privado, estaba Carlos (mi jefe), y me dice.
-Nos dieron la orden de retirarnos por la parte de atrás del edificio, para no enfrentar a los manifestantes, ¿Si quieres comemos y te llevo a tu casa?, vas a llegar temprano, ¿Cómo ves?
Yo le contesté,
-Perfecto.
Mientras tomaba mis cosas, vi como me observaba las piernas y mi trasero, lo que me excitó muchísimo, al extremo que sentí como se mojaba mi vagina, salimos juntos, nos dirigimos al piso donde guarda su auto y partimos por el rumbo de Insurgentes hacia el sur de la ciudad de México, hasta llegar al restaurante “La Mansión”, pero justo cuando entramos me preguntó:
-¿Se te antoja la comida de este restaurante?
Yo le contesté:
-La verdad no lo conozco
Dentro de mí solo pensaba, ni este ni otros, mi marido lo más que hace es llevarme a casa de sus padres los fines de semana, eso sin no está ebrio o alguna taquería de mala muerte, para curarse la cruda, ¿Cómo conocería restaurantes tan elegantes?
Entonces mi jefe me dijo:
-Te va a gustar, tiene cortes de carne muy sabrosos.
En ese momento le contesté:
-Carlos, ¡Si tengo hambre, mucha hambre, pero de otro tipo de comida!
De inmediato se dio cuenta de mis intenciones y sin decir una palabra, pidió el auto, me abrió la puerta, empezó a manejar y se dirigió al Hotel Pasadena, que está en Avenida Revolución, pidió una habitación de esas que se les conoce como Motel, que entras con el auto, y una vez cerrada la puerta, apagó el auto, me empezó a besar y a dar un faje espectacular, me recorrió las piernas y me chupó los senos, tintileando mis tetas, haciendo que se pusieran durísimas, me tomó en sus brazos y nos metimos al cuarto, me acarició las piernas cuan largas que eran, me fue quitando las pantimedias, me quitó la blusa, hasta quedar en tanguita, y empezó el magreo en mi vulva, me introdujo la lengua, ¡caray, que lengüota tiene!, me mordisqueó las nalgas, me chupeteó las piernas, me besuqueaba las caderas y en fin me recorría todo el cuerpo, yo empecé a tener en ese momento el primer orgasmo, ¡qué delicia!
Después se sacó su verga, ¡dios, que linda la tiene y que bien huele!, es perfecta, simplemente, ¡perfecta!, en ese momento le dije:
-Déjame mamártela, por favor ¡supliqué!
A lo que él me contestó:
-Descuida mi amor, te voy a dar tu caramelo, pero primero, déjame adorar a mi diosa, déjame rendir pleitesía a mi templo.
¡Dios santísimo, que forma de amarme, a mi vagina le dice templo y yo soy su diosa! ¡Qué fineza de hombre!, éste si es un varadero amante, sabe como complacerte, no se va a cogerte y ya, le encantan los juegos previos y eso a mi simplemente ¡ME FASCINA!
Me lamió todos los labios exteriores y los interiores, me besaba el clítoris y lo succionaba, hasta que me hizo venirme nuevamente, después me dio lo que se conoce como el ¡Beso Negro! Es decir, ¡Me beso y lamió el ano!, ¡Que ricura! Simplemente me fui al cielo, no lo podía creer, ¡era suya para siempre!
Después, me puso en cuatro, me tomo con delicadeza y empezó a penetrarme por la vagina me la metía y sacaba por completo y yo solo podía pensar, ¡qué hombre! ¡Que se tarde por favor, diosito, como lo estoy disfrutando!, pero ¡oh! Sorpresa, no terminaba de pensar eso, cuando me dio un jalón de cabellera, que la que se vino fui yo mientras él seguía bombeando y bombeando.
Sin que él terminara, le supliqué, casi le ordené:
-Por favor, métemela por el culo, lo necesito.
Él me contestó:
-¿Te gustó verdad?, lo sabía, ven chiquita, te la voy a meter con mucho gusto
Acto seguido, me lamió la cola y me dejo ir todo el miembro de un solo empujón, bufé de placer, y aunque me dolió, la delicia de sentirme llena, colmada, saturada, atiborrada de esa verga en mi ano, me provocó un orgasmo qué grité de júbilo ¡aaaaaaaaaaaaaah! Y le dije:
-Papito, ¡cógeme, cógeme por favor! ¡No dejes de meterme la verga!, ¡penétrame hazme tuya, soy tuya siempre!
Al mismo tiempo, yo movía el trasero rítmicamente a cada envestida de Carlos, luego me tomó de los brazos, me los acomodó atrás de mi espalda, de tal forma que no tuve remedio más que recostarme sobre mi abdomen parando únicamente la colita por la penetración de que estaba siendo objeto, cuando él la introdujo ¡HASTA EL FONDO! ¡Dios mío, que cogida me estaba dando!, no pude evitarlo, me vine otra vez, pero esta ocasión tuve dos orgasmos seguidos que me hicieron que todo el cuerpo me temblara como si estuviera recibiendo una descarga de electricidad, fue cuando me di cuenta que Carlos, también se había venido, me inundó todo el culo de su semen y yo quedé satisfecha de haberlo hecho gozar como loco también, entonces él me dijo:
-Mamita, que rica estas, eres preciosa te amo, me encanta tu culo, tus piernas y todo tu cuerpo.
Después empezó a lamerme la espalda, me provocaba cierto cosquilleo, pero cómo lo disfrute, sin decir nada, me voltio, nos besamos quedando de frente sentía su virilidad dura todavía, a pesar de haber terminado, me dije ¡Dios! ¿Cómo puede estar tan activo, si acaba de darme la cogida de mi vida y yo he tenido ya no sé cuantos orgasmos?, pero sí, él seguía con la verga bien parada, por lo que al ver ese espectáculo, no pude hacer otra cosa que mamársela recorriendo su cabecita, succionándola y lamiendo sus huevos hasta que dentro de mi boca, alcanzó su tamaño total, recordando cómo me había enseñado a controlar la eyaculación, apreté con mis labios su glande y con mis dientes (no pude evitarlo), le di unas mordiditas a ese pene que realmente quería comérmelo.
En ese momento me dijo:
-Chiquita, vas a hacer que me venga, ¿eso quieres?
La idea me pareció excelente, por lo que sin soltar mi caramelo, le dije con la cabeza, ¡SÍ !
En ese momento, gimió de placer y se vació nuevamente en mi boca, lo que disfrute, a pesar de tener un sabor un tanto amargo, lo goce.
Descansamos un rato, pidió de comer al cuarto y nos metimos los dos a bañar y estando en la ducha, me enjabonaba y yo a él, cuando me penetró de nuevo y ambos fundidos en un abrazo, nos venimos y gozamos como locos.
Terminamos, comimos, nos vestimos y mientras lo hacíamos, me dijo:
-Luisa, cariño, en verdad, me gusta mucho tu cuerpo, tu cara preciosa y tu forma de hacer el amor y de complementarme, eres la mujer que yo siempre soñé y esperé, quiero que te cases conmigo.
Yo quedé sorprendida ante tal revelación, no sólo disfrutaba de mi cuerpo y mi juventud, sino que además realmente me amaba, sino por qué me propondría matrimonio, en ese momento le contesté:
-No sé, tú sabes que soy casada, también me gustas y sé que te amo, pero no sé qué decir.
Él me contestó:
-No lo decidas en este momento, pero piénsalo.
Nos besamos y salimos del hotel hacia mi casa, nos mantuvimos en silencio, tomados de la mano, hasta una cuadra antes de llegar a mi casa, por el rumbo de Iztapalapa, le di un beso y le dije,
-Hasta mañana mi amor.
Él contestó
-Hasta mañana, ¡Mi Diosa!, prepárate, mañana te voy a dar una cogida especial, pero también ¿sabes?, me gustaría que fuéramos a la Playa, hay que prepararlo, ¿no crees?
Yo le contesté :
-Por supuesto mi vida.
Se alejó y mientras me encaminaba a mi casa, me invadieron dos pensamientos, su propuesta matrimonial y lo que me haría gozar mañana, así como qué me pondría, ¡A ya se!, el conjunto negro de minifalda con el que me conoció y con el que se hipnotizó, ya veremos qué pasa. Pero eso será otra historia.
Besos y gracias por leer mis historias, sigan comunicándose conmigo y les prometo no defraudarlos.