Mi jefe me llena bien llenada

Aprovechando las horas de oficina mi jefe sabe darme placer y a mí me encanta.

MI JEFE ME LLENA BIEN LLENADA.

HELENA.

Me divierte follar con mi jefe. Es mi amante y cuando voy a la oficina sé que vamos a pegarnos un buen polvo. Hoy llevaba un buen rato trabajando viendo como van los pedidos y el stock de almacenaje y ha pasado a mi lado, y me ha susurrado:

  • ¡Vete al baño y lleva tus bragas a mi despacho!

Ordenarme eso y mojarme es todo uno, porque sé que tiene tiempo para coger conmigo.

Le obedezco, voy a baño, me quito la braguita, ya está mojada, me toco un poco, no llego a acabar de hacerme una paja porque noto que entra una compañera, disimulo a salir y voy al despacho de mi jefe. Le dejo mi bombacha en la mesa y me voy.

Trabajar sin bragas me excita, los pezones se me ponen duros y se marcan bajo la tela del vestido. Algún compañero me los mira y yo me pongo mas caliente. No lo puedo evitar, me encanta poner cachondos a los tíos. Sigo mirando y ordenando los envíos de la semana. Abro y cierro los muslos, eso me alegra el chumino, tanto que me cruzo de piernas y las muevo para sentir como mi almejita se auto frota y yo me caliento mas y mas.

Una par de compañeros vienen a invitarme a tomar unas cañas a la salida. Aprovechan para mirarme bien mirado el canalillo de mis tetas que la blusa entreabierta deja ver. Les digo que tengo trabajo y voy a tardar, que otro día. Nunca hay que decir no a unos machos que pueden servir para un desahogo. Pero por ahora no los necesito. Con mi jefe tengo cubierto el cupo de sexo extra.

Se han marchado, cierra la puerta de la oficina y voy al despacho de mi amante. Está sentado en el sillón de su mesa de trabajo. Moviéndome como una gata en celo voy a la ventana y la bajo. Él enciende la luz de mesa. Es una semi penumbra que potencia el erotismo, me da sensación de prohibido, de puta de cabaret.

Y así me porto, subiéndome la falda para que me vea el culito mientras me acerco a él. Se ha bajado los pantalones y los calzoncillos y tiene la polla dura en alto. Empiezo a hacerle una mamada. Tiene una verga gorda, venosa, me encanta lamerla, besarla, chuparla. Me agarra la cabeza,la deja quieta y me pone la poronga en la boca. La mete bien hasta dentro. Yo pongo los labios para sujetar la penetración y rozar bien rozado el capullo. No se deja, quiere clavármela hasta la garganta. Es algo que le gusta a él porque se siente poderoso , pero a mi me da arcadas. Prefiero ser yo la que maneja el chupar, pero sentirme tan usada también me excita y me mojo. Decido acabar, llevo el índice derecho a su ano, lo apoyo en el esfínter, y empujo, lo meto un poco, lo saco, repito la operación. Esta vez entra más suave. Y lo vuelvo a introducir, ahora busco su próstata. La acaricio. Sé lo que va a ocurrir. Se corre como un semental, llenándome la boca con su semen.

Me levanto, le beso, quiero que saboree su leche . La polla sigue dura, no ha bajado. Seguro que ha tomado una pastillita para la sesión. Ha estado de viaje y llevábamos varios días sin coger. Me conoce. Sabe lo que quiero. Hace que me ponga con la espalda en la mesa, me abra de piernas para poder comerme la concha. Me encanta. Nadie me la había comido hasta estar con él. Y me vuelve loca.

Siento su lengua recorrer mi sexo, arar entre los labios, lamer mi clítoris, me mete un par de dedos para llegar al punto G y lo acaricia. Me llega una orgasmo salvaje en el que mis flujos se potencian dándole a beber lo más íntimo de mi feminidad.

Quiero lo que me va a hacer. Estoy empapada de mí, por eso cuando juega con el cabezón de su polla con mi clítoris endurecido, me vuelvo a ir. Es seguir en la ola. Y entonces me la mete. Tiene una verga gorda que me llena la vagina. Al haberse corrido antes, sé que va que la follada va a durar y me pongo más cachonda ante sus embestidas que me llegan al fondo de mí. No puedo evitar comenzar a gemir, sé que mis gritos le excitan más y no me reprimo. Quiero volver le loco, como él me tiene a mí.

Las oleadas del placer vienen como en un orilla del del mar, no puedo controlarme. Me dejo llevar por su polla que juega con mi lujuria.

  • Quiero que te vuelvas a correr- le pido entre suspiros.

La saca, y yo pongo los pies en el suelo, me giro, mis manos se apoyan en la mesa, tras abrir la blusa y soltar el corpiño. Saco el culito. Tantea con el glande mi concha y entra despacio clavándose hasta el fondo. Me agarra las tetas, las estruja, le vuelven loco, lo sé. Y empieza a moverse, me sujeta el pelo como si fuera la rienda de una yegua. Y empieza su carrera. Me da caña. Me nalguea como si fuera una carrera. Yo también empujo. Me encanta sentir como llega la fondo de mi lubricada vagina su cipote enorme. El haberle ordeñado hace que dure y a mi me lleve otra vez al orgasmo. Me vengo entre gemidos que le excitan más y me aprieta las pezones para que sienta un placentero dolor mientras me corro. Soy multiorgásmica, lo descubrí con él, y lo sabe y juega a llevarme una y otra vez al culmen del sexo.

Ya no aguanta más, se va agarrando mis caderas y soltando su carga de semen.

Me da las bragas, sonríe malvado y me dice:

  • Para que sueñes... gatita.