Mi Jefe (2)
Pensaba que mi jefe había zanjado los contactos sexuales. Como iba a pensar yo lo que pasaría.
Hasta ahora cada día regresaba a casa asqueado, sobre todo de mi actitud sumisa y denigrante; de oir su risa asquerosa cada vez que me ofrecía su pene; de recibir una caricia en la cabeza cada vez que se corría como si fuese un vulgar perro, solo le faltaba decir "Buen chico".
Pero su actitud en el último día me había probocado una curiosidad lasciba. Me había dado la impresión de que quería probar algo mas y no se atrevía a decírmelo. Al día siguiente quería descubrirlo.
Y el día siguiente llegó, y una vez mas mis planes parecían irse al traste ya que tras volver de comer no inició su ritual inicial a la mamada vespertina, sino que se puso a charlar de trabajo.
A mi me comía la curiosidad y como pasaban los minutos y no me decía nada, directamente le pregunté:
Yo: "¿Qué te pasa?, ¿Hoy no quieres que te la chupe? El: "He estado pensando que esto no esta bien, creo que lo vamos a dejar como está"
Cómo es la curiosidad de malvada, lo que había estado deseando por fin se me había concedido, pero ahora era a mi quien me gustaría continuar.
Yo: "¿No me dijiste ayer que fue una corrida maravillosa?" El: "Mira, te voy a ser sincero, no me gusta lo que me esta pasando" Yo: "¿Y que te está pasando?"
Me miró con aspecto ligeramente enojado
El: "Te parece poco dejar que me metan un dedo en el culo" Yo: "Te gusto ¿No?" El: "Pues, precisamente, el que me gustara es lo que no me gusta" Yo: "no te entiendo... ¿Y no te gustaría repetir?" El: "Si, claro que si, pero creo que no está bien..." "Vamos a dejarlo, venga que tenemos mucho trabajo"
Esto pareció ser el fin de esta extraña relación que pareció confirmarse dos días mas tarde cuando me llegó la renovación del contrato.
Pero los días siguientes le notaba raro, diferente. En ocasiones, a través de la pantalla del ordenador (cuando se ponía en negro) veía como me estaba mirando fijamente creyendo que yo no le veía. Yo no quería tensar mas la situación, al fin y al cabo yo tenía lo que quería, que era la renovación de mi contrato.
Pero un par de semanas después los acontecimientos cambiaron drásticamente.
Mi Jefe solía salir de cuando en cuando también de viaje, para cerrar o preparar algún contrato. Eran viajes cortos de uno o dos días y siempre viajaba solo. Pero en esta ocasión mi Jefe quería que fuera con el. Según el, para empezar yo poco a poco a ocuparme de esos temas.
A mi me pareció una gran idea, darme mas responsabilidad significaba mas probabilidades de un contrato indefinido. No le di mas vueltas al asunto.
El viaje se inició de manera normal, pasamos el día con uno de nuestros clientes. Acabamos sobre las ocho y nos fuimos al hotel ya que al día siguiente teníamos mas trabajo que hacer con estos clientes. Nos registramos, una habitación doble para los dos.
Despúes de dejar las cosas nos fuimos a cenar en el propio hotel. En la cena bebimos un poco, yo no suelo beber mas de lo necesario, pero azuzado por mi Jefe bebimos cerveza, vino, una copa y luego encima cayó un combinado. Si hubiese sido mal pensado creería que quería emborracharme (y hubiese acertado).
Ya de vuelta en la habitación, nos sentamos cada uno en nuestra cama continuando una charla acerca de las vacaciones que habíamos empezado en la cena. Empezé a notarle nervioso ya que muchas veces no tenía mucho sentido lo que me decía, se notaba que hablaba pero estaba pensando en otra cosa.
Al final le dije: "¿Estás bien?, te noto muy raro"
Se quedó callado unos instantes con la mirada puesta en el suelo. Al final la levanto y me dijo:
El: "Mira, llevo un rato dando vueltas a la cabeza para decirtelo y no se como" Yo: "Decirme... ¿Qué?" El: "Bueno..., que ... querría probar de nuevo" Yo: "No te entiendo, ¿Probar?"
Se puso rojo como un tomate, hasta que por fin se atrevió a decir:
El: "Sexo... contigo"
Me quedé sorprendido, se suponía que el sumiso era yo, que había estado accediendo a hacerle mamadas en cuanto le venía en gana, y ahora el me estaba suplicando sexo.
Yo: "Quieres que te la chupe... ¿ahora?" El: "Bueno, si, pero quería algo mas, querría que tu disfrutaras también"
Me quería decir algo, pero no sabía el que. No quería presionarle así que le propuse empezar por una mamada en condiciones, y luego dejarnos llevar. El aceptó.
Le pedí que se desnudara y que se tumbase en la cama. Cada vez estaba mas colorado, parecía que su cabeza iba a estallar. Poco a poco se quitó toda la ropa.
Tenía gracia que después de tantas mamadas era la primera vez que le veía completamente desnudo, no sólo de cintura para abajo.
Desnudo parecía aún mas gordo. Apenas tenía vello, solo un poco en el pecho. Y Pude ver por primera vez sus anchos brazos ya que siempre estaba con camisa de manga larga.
Quedó postrado en la cama, se le notaba que le temblaban las manos, estaba muy nervioso.
Me acerqué y empezé a acariciarle el pecho y la tripa y le susurré al oido que se calmara. Luego le empezé a mordisquear el lobulo de la oreja y a meterle la lengua en el oido. Esto fue muy efectivo ya que la cabeza de su pene empezó a asomar de repente bajo su barriga.
Parecía mas tranquilo, sin dejar de acariciarle me dirigí a uno de sus pezones y se lo empezé a lamer. Parecía que le estaba gustando, pero por si acaso le pregunté: "¿Te gusta así?". El afirmó con la cabeza y dijo "Sigue, sigue". Mientras le estaba lamiendo, empezó a acariciarme la cabeza y la espalda. Esto si que era nuevo. Empezé a recorrer su tripa con mis labios, dirigiendome poco a poco hacia abajo. Cuando rozé su glande con mi mejilla lanzó un suspiro. El estaba muy caliente.
Para no hacerlo "sufrir" mas, empezé a acariciarle sus testículos y el pene con una mano mientras con la otra seguía acariciandole la tripa. Estaba excitadísimo y yo también. Le bajé el prepucio dejando su glande al descubierto y empezé a lamerselo, haciendo circulos con mi lengua alrededor.
Por un segundo volvió a ser el mismo de siempre cuando con su mano empujó mi cabeza hacia su pene al tiempo que me decía, "Joder, venga, estoy que exploto". No tuve otra opción que tragarmela entera. Empezé a chuparsela una vez mas, pero esta vez sus manos se mantuvieron sobre mi cabeza acompañando el movimiento y acariciandome de cuando en cuando.
Estaba bastante excitado y yo no quería que se corriese aún, me separé al tiempo que oía "Nooo, que estaba a punto, sigue hombre". Entonces le dije: "Querías algo especial... ¿quieres penetrarme?"
Entonces se incorporó y se sentó en la cama. Me pidió que me sentara a su lado que quería hablarme. No entendía que paso, me empezé a sentir mal y empezé a disculparme.
Yo: "Perdona, olvida lo que te he dicho, si quieres seguimos" El: "No, no, es que quiero contarte algo" Yo: "¿Contarme?" El: "No se como decirtelo..." "El día que me metistes el dedo sentí algo que nunca había sentido" "Desde entonces he soñado con algo mas, pero no quería hacerlo" "Ahora estoy seguro... quiero que seas tu quien me penetre a mi"
Me sentí aturdido, como si una campana hubiese repicado en mi cabeza. Asentí con la cabeza, casi automaticamente, sin estar seguro de lo que estaba haciendo, pero por si acaso pregunté:
Yo: "¿Seguro?... hemos bebido mucho hoy... ¿No te lo quieres pensar?" El: "Mira, si tu supieras la de pajas que me he hecho ultimamente pensando en ello"
Se dio la vuelta mostrandome su culo, tumbado sobre la cama boca abajo con las piernas fuera.
El: "Tengo que probarlo, no puedo comerme mas la cabeza"
Así que me desnudé mientras el no me quitaba ojo. Cuando me quité el slip me dijo:
El: "Joder, vaya juventud, tengo yo mas polla que tu"
Tenía razón, aunque el comentario no viniese a cuento, pero que se le iba a hacer, no se le podía cambiar su innata ordinariez.
No tenía ningún lubricante, no pensé que me fuese a hacer falta. Y aunque en la anterior ocasión no me costó trabajo meterle el dedo debía de dilatarle un poco antes de penetrarle, era mi Jefe y no quería arriesgarme a hacerle daño.
Quise empezar lamiendole un poco el ano, pero en cuanto noto mi cara en su culo el me detuvo diciendome "Joder, no hagas guarradas que se me corta el rollo". Así que me ensalibé un dedo y empezé a meterselo. Como la vez anterior no costó mucho trabajo meterlo entero. Probé con el segundo y aunque costó mas me sorprendió que no hubiese sido mas difícil. Pensé que lo mas probable es que es hubiese estado metiendo algo, aunque no me atreví a preguntarselo.
Iba a empezar con el tercero cuando me cortó de nuevo "Tío, pareces mi médico de digestivo, venga empieza ya, que me tienes todo nervisoso". Le dije:
Yo: "Espera voy a ponerme un condón". El: "Que pesado estas... ¿Tu estás limpio?" Yo: "Si, me he hecho el reconocimiento hace poco, pero... " El: "Joder, si yo solo he follado con mi mujer, y hace años ya de eso" Yo: "Bueno, como quieras"
Yo tan sumiso como siempre acepté su palabra, aunque estoy seguro que decía la verdad. Me ensalibé bien el pene y lo apoyé contra su ano. El suspiró como diciendo, "Que sea lo que tenga que ser". Poco a poco empezé a empujar. De repente al tiempo que soltó un pequeño "Ay!" entró la cabeza por completo.
Yo: "Tranquilo, ya ha entrado, ¿Quieres seguir?"
No dijo nada, solo asintió con la cabeza. Empezé a empujar y soltar poco a poco, introduciendola con el movimiento de poco en poco hasta que mi tripa tocó su enorme culo. Seguí poco a poco, primero despacio y luego aumentando la velocidad hasta empezar a follarmelo con normalidad. No volvió a quejarse, pero tampoco volvió a decir nada en un rato, hasta que me dijo:
El: "Espera, déjame echarme un poco para atrás"
Le dejé, lo que quería es poder masturbarse al tiempo que yo le penetraba. Entonces si empezó a gemir, gemidos ahogados para que no le oyeran de otras habitaciones. Un gemido mas largo junto con un espasmo de su cuerpo me indicó que se acababa de correr. Le pregunté:
Yo: "¿Paro ya?" El: "¿Ya te has corrido?" Yo: "No" El: "Pues sigue, hoy vamos a disfrutar los dos"
Por si acaso no quise alargar mucho el orgasmo así que me corrí enseguida. Despues de descargar totalmente la saqué lentamente. Se volvió a quejar con otro lamento casi inaudible. Luego se dejó caer boca arriba en la cama, con la mirada fija en el techo mientras recobraba el aliento.
Yo no me atrevía a decir nada y me senté en mi cama. No se cuanto tiempo estuvimos así, a mi se me hizo eterno. Hasta que por fin dijo:
El: "Bueno... ya esta... ya me he hecho maricón, como tu" Yo: "Y... ¿que tal?" El: "Solo tienes que mirar la alfombra"
Chorretones de semen caían por el lateral de la cama hasta la alfombra.
El: "Me lo imaginaba de otro modo, pero... que cojones ha sido la ostia" Yo: "¿Has disfrutado?" El: "Que si, hombre, que si, no sufras... ya veras cuando te meta la mia, esta si que es una polla de verdad" Yo: "Yo estoy dispuesto, si quieres probamos" El: (Riendose) "Pero quien te has creido que soy, ¿Superman?..." El: "Con esto tengo mas que suficiente por hoy... esta ya no se despierta en un buen rato... " "además, mañana hay que madrugar..." "así que venga, a dormir, ¡Hasta mañana!"
No me quedó otra que decirle "Hasta mañana" y meterme en mi cama. Apagamos la luz. Pronto, el empezó a roncar, mientras tanto a mi me costó dormirme. Le daba vueltas a que pasaría al día siguiente. Sabía por experiencia que la gente tras practicar sexo bajos los efectos del alcohol muestra una cara muy diferente al día siguiente.
Espero que les haya gustado, si es así continuaré con la historia. Muchas gracias por todos los comentarios que he recibido hasta ahora.