Mi jefe

Era un jefe bueno, buenísimo, no era correcto, pero no pude negarme a sus y mis deseos

Al trabajar para una compañía alemana, implicaba viajar mucho, por cuestiones de pandemia, se cerró la empresa, pero eso no impidió que mi estúpido jefe le bajara dos rayitas al trabajo, al contrario, era videoconferencias, realizar webinar´s, enviar trabajos, casi todo me lo pedía a mí, mucho trabajo, a veces estaba frente a la computadora en videoconferencia con el toda una tarde, toda una mañana e inclusive casi todo el día, a veces no entendía como si éramos un equipo de trabajo, solo a mí me pedía estar en videoconferencia, cuando se relajaron las medidas de seguridad al pasar la primera oleada del Covid, pudimos viajar, de forma limitada, asi que ya saben a quien seleccionaron para el viaje, a mí por supuesto.

Fue en Junio, con todas las medidas de seguridad y siguiendo los protocolos viajamos a Berlín y oh sorpresa me lleve cuando llegué al aeropuerto y vi que solo éramos él y yo, pensé torpemente que quizá en Cancún me encontraría con los demás compañeros, sin embargo, tampoco ahí los vi, así viajamos hasta Alemania, nos fuimos juntos, sentados juntos en el avión, pero sin muchos comentarios hasta llegar, una vez en Berlín pensé que nos hospedaríamos en el hotel de siempre, oh sorpresa cuando llegamos al Adlon Kempinsk y no al Friedrichstrasse como siempre, un hotel completamente de lujo, nada económico, hicimos el chek-in, nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, por lo general el primer día nunca se trabaja, esto para habituarnos al cambio de horario, el por supuesto visito a su familia en Alemania, sus padres, algunos hermanos o hermanas, la verdad no sabía cuántos familiares tenia, una vez pasado el tiempo, iniciamos con labores, algunas visitas a la empresa con todas las medidas de seguridad, solo íbamos a estar una semana, entre el día para habituarnos y el último día de recreación, pasaron los 5 días de trabajo, pero la última noche mi jefe me pidió trabajar en un informe, de mala gana acepte, llegue a mi habitación y me di una ducha para relajarme un poco en el jacuzzi.

En un mensaje, mi jefe me pidió ir a su habitación, aunque llegue realmente fastidiada di lo mejor de mí, al entrar vi una mesa con algunos archivos, su laptop y vino, me sorprendió ver el vino pero supuse que así trabajaba el, durante la contingencia. Abrí mi la y comenzamos con el informe, me ofreció vino y no sabía si aceptar o no, siempre he sido de pensar que donde se come no se caga, así que sinceramente no buscaba nada con nadie de mi trabajo, pero él era mi jefe, acepte y decidí que solo daría ligeras probadas, que durante el largo trabajo, fueron buenas copas de vino, luego de terminar el reporte, estaba levantándome y recogiendo mis cosas, cuando mi jefe me tomo entre sus brazos y me beso, la verdad si me atraía, él era joven, tenía 31 años, aún era soltero, era Alemán muy guapo, de esos hombres altos de piel blanca, cabello rubio oscuro, ojos azules, el típico alemán.

Siempre fue bueno conmigo, era un buen jefe, el que me besara aprovechándose un poco de mi embriaguez era algo que no cuadraba con su forma de ser, es decir de ser un buen jefe, pero como estaba algo ebria y sinceramente con ganas, sumándole a que el hombre esta guapísimo, pues me deje llevar, también lo bese, de esos besos lujuriosos, donde la respiración se entre corta, enrede mis brazos en su cuello, no dejaba de jadear entre tanto beso, estaba excitándome demasiado.

-No es correcto-  me dijo en un alemán que hubiese querido no entender, nuestras cabezas se juntaron o mas bien su mentón y mi frente, era muy alto y yo una total enana, pero estaba deseosa, aunque por mi mente pasaba el parar esto, no estropear mi trabajo, me gustaba lo que hacía, me separe y tome mis cosas, mareada y con deseos decidí abandonar la habitación, seguramente el también dudaba de la decisión pues antes de salir me abrazo por detrás, me aprisiono en sus brazos, me quito mis cosas, las dejo en una mesa, me miro, no sabía que pensaba el, pero si que pensaba yo, pues envalentonada por la bebida me lance a sus brazos y lo bese, lo bese de nuevo con pasión y lujuria, él no lo pensó dos veces y se dejo vencer por el deseo, me besaba, creo que se canso de mi estatura pues me cargo, yo enrosque mis piernas a su cadera, con un mejor alcance el comenzó a besar mi cuello, la sensación me excitaba, me hacia caer a sus brazos, pensé que podría culpar al alcohol al otro día, deseaba a este hombre desde la primera vez que lo vi y el haber reprimido ese deseo, me hizo ser tan atrevida, pues tome su cabello, le hice mirarme y luego lo bese.

-Hazme tuya – le dije en alemán, palabras que un hombre no piensa dos veces, un detonante de deseo y lujuria, el me beso con mas fuerza, me acerco a la cama, me acostó en ella, mientras el hincado, comenzó a desvestirse, yo hice lo mío pero el me detuvo, una vez desnudo, como si fuera una niña pequeña, el me ayudo a quitarme la ropa, cuando me quede en ropa interior me contemplo, tomo su celular y quiso tomarme una foto, tome una almohada y espere a taparme la cara, no, una foto mía por ahí, era muy peligroso, el me dijo, “esta bien” me quito la almohada y vi que no tenia su celular en la mano, se lo pedí, me lo dio, solo verifique que no estuviera grabando, lo puse en el buro, el entendió que todo estaba bien, se subió arriba de mí, me beso y me acariciaba el brazo, se detuvo, me hizo sentarme e intento ayudarme a quitarme el bra, le dije que yo lo hacía, el me quito mi bóxer cachetero, al verme desnuda empezó a acariciarme los pies, las piernas, mi trasero, mi espalda, mi vientre, mis pechos para terminar y tomarme por las mejillas para darme un nuevo beso.

Yo también quería saborear ese pedazo de cuerpo, así que no me quede atrás, me senté frente a él, comencé a besarle el cuello, le acariciaba la espalda, sus brazos, su pecho, recorrí con mi lengua desde su cuello hasta el inicio de su miembro, un miembro si bien normal, deseosa de probarlo, el me detuvo pues vio mis intenciones, me recostó y comenzó a hacerme sexo oral, tomo mis piernas y las puso en sus hombros, pasaba toda su lengua por toda mi vagina, hacia movimientos circulares en mi clítoris que hacían que me sintiera en otro planeta, era demasiado habilidoso con el sexo oral, se movía arriba y abajo, me dio demasiado placer que comencé a temblar, mis terminaciones nerviosas estaban ya muy sensibles, cada roce con su lengua me volvía loca, comenzó a hacer un ritmo arriba y abajo culminando en círculos en mi clítoris que no aguante mucho y me vine, esa sensación de placer y de que no termine llego, el me vio venirme, me vio agitada con mi respiración entre cortada, se sentó al borde de la cama, me tomo de la mano y me hizo hincarme, así frente a mi por fin tenia a ese pene.

Un pene blanco, circuncidado, largo y podría decirse de grosor normal, perfectamente bien depilado, como esperando que mi boca lo devore, me lo acerco, lo tome con mis manos y comencé a dar pequeños lengüetazos, primero en la punta, luego fui poco a poco intruciendolo en mi boca, intente meterlo todo en mi boca, subía y bajaba mientras tomaba sus testículos en mi mano, masturbaba un poco con la otra su miembro, mientras mi boca lo saboreaba, solo volteaba de vez en cuando, el tenia la cabeza hacia atrás, sus ojos cerrados y gemía, el disfrutaba mientras yo lo saboreaba, no dure mucho así, pues me quito, se levantó, me tomo en brazos y me acostó en la cama. Se subió arriba de mí, me beso mientras me tomaba el mentón con una mano, con la otra me abría las piernas, luego coloco su pene en la entrada de mi vagina, sin dejar de besarme, introdujo su pene en mí, soltó un gemido, Köstlich, alcanzo a decir, dejo de besarme y comenzó a lamer mi cuello, gemía y disfrutaba.

Cada que me daba una embestida, él me decía nuevamente Köstlich, en un momento me miro, sonrió, mientras con una mano tomaba mi pecho y la otra me tomaba del cabello, poco a poco aumentaba sus embestidas, me besaba, en un momento con ambas manos me tomo del cabello, disfrutaba de mi sexo y yo del suyo, sincronizados gemíamos mientras gozábamos, el no dejaba de mirarme, de sonreír, lo introducía despacio y después aumentaba el ritmo, así en varias ocasiones, de un momento a otro, se separó, se recostó en la cama y me pidió que me subiera arriba, pero dándole la espalda, así, introduje su pene en mí, el llevaba el ritmo, me tenia tomado de la cadera, estaba algo musculoso, venia sus brazos y piernas, soportando mi peso, no aguanto mucho así, me hizo que giráramos para ponerme a su lado, comenzó a besarme de nuevo, así besándome todo el tiempo volvió a meterme su pene, el aumento el ritmo de las embestidas, sus besos, la respiración agitada, estaba disfrutándolo.

Nuevamente, me hizo cambiar de posición, se sentó al bode de la cama, y nuevamente de espaldas me hizo sentir su pene dándole una buena vista a mi trasero, que si bien me comento la vista se veía espectacular, así yo era quien llevaba el ritmo, sentía el pliegue de su pene entrar en mi vagina, me tome el cabello con ambas manos, así le deje mi cuerpo libre para tomarlo como quisiera, disfrutaba la vista pues no estaba tan pegado a mí, tomaba mis caderas, acariciaba mi espalda, tomaba mi trasero, con un dedo acariciaba mi cuello, no se si el estaba disfrutando pero yo estaba volviéndome loca, con todas su caricias, con esa posición. No quería que dejara de tocarme, me gustaba ser disfrutada, después de un buen rato en esa posición, me hizo levantarme, me hizo girar y me subí arriba, en esta ocasión de frente, es en todo momento me besaba, disfrutaba sus besos deliciosos, me gustaban, me tomaba del cabello, besaba mi cuello, me tocaba el trasero, mis caderas, mis pechos, sin dejar de besarme, escucharlo gemir era algo nuevo, muy pocos hombres gimen, disfrutan como él.

Estaba gustándome demasiado esto, en esta posición yo no duraba mucho, lo abrace por el cuello, lo bese, comencé a llevar el ritmo, me movía mas rápido, no aguante mucho y me vine, pero el siguió, lo que provoco que mi orgasmo se extendiera, lo bese, disfrute su lengua, sus labios, el me abrazo, beso mi cuello, mi hombro, tomo mi mano y la beso.

-Quédate a dormir conmigo – me dijo, no lo pensé, porque no, si el iba a seguir besándome y acariciándome, me recostó a su lado, nos envolvimos en las sabanas, me abrazo, mientras yo me recostaba en su brazo, el comenzó a besarme de nuevo, la oreja, el cuello, mis mejillas, me volvió a besar, unos besos deliciosos, comencé a excitarme de nuevo, el lo noto, el seguía con su pene erecto, así de lado, volvió a meterla, poco a poco, seguí besándolo, ambos aumentamos la intensidad, el beso se tornó feroz, comencé a agitarme, de pronto me giro, se subió arriba de mí, así comenzó a meterla duro, intenso, sus embestidas eran más toscas, de pronto sentí una mordida en mi labio, siguió besándome, grito, se separó, al parecer aun no quería venirse, me hizo girarme, mirarlo, me beso, volvió a tomar mi cabeza, comenzó a meterla, de frente a mi me besaba, bajo un poco a mi cuello luego a mis pechos, comenzó a hacerlo mas fuerte, mas intenso, el gemía y yo disfrutaba por igual, de pronto me vine de nuevo entre tanta fuerza, su vaivén fue intenso, que no aguante mucho, sentía que el también no duraría mucho, cual fue mi sorpresa que la saco y me hizo metérmela toda en la boca, ahí se vino en mí, probar leche alemana fue una delicia, una vez que termino y yo me trague todo, se relajó, se acostó a un lado mío, me abrazo de lado y ambos nos quedamos dormidos.