Mi inquilina

Como mi inquilina venezolana, como Corleone, me hizo una oferta que no podía rechazar....

Mi nombre es Daniel, 48 años, casado y con dos hijos, vivo en el noroeste de España, y aunque quiero a mi mujer y mi familia en los últimos años y para compensar la monotonía que se ha instalado en mi vida conyugal – cualquiera de los que me lean que lleven como yo quince años de relación sabrán a lo que me refiero- me dedico a tener todas las aventuras extramaritales que puedo, siempre con discreción… La que  os voy a relatar está todavía vigente: es la historia de cómo me estoy follando a la inquilina de mi apartamento de soltero, y lo estoy disfrutando horrores...

Nadia – venezolana, 34 años, soltera con un hijo de 10- lleva alquilada algo más de dos años en mi apartamento de soltero: cuando a finales de octubre vencía su contrato decidí dar por finalizado el mismo para actualizar la cuota del alquiler a la nueva situación – de todos es sabido que los precios han crecido significativamente, para enojo de los inquilinos y alegría de los propietarios-. Di un paseo por las agencias de alquiler del barrio y constaté que un piso como el mío estaba actualmente unos 150-200 euros mensuales más caro de lo que yo venía cobrando. Cuando fui a comunicárselo no tenía en mente nada de lo que posteriormente pasó, y de hecho no fue idea mía. Pero si algún moralista quiere juzgarme es muy libre de hacerlo y de dejar de leer este relato

Como iba contando, quedé con Nadia  para comunicarle mi decisión. Dado que el piso no tiene más que dos dormitorios y sobre todo que tengo prohibido el realquiler di por supuesto que posiblemente perdería a mi inquilina, que trabaja como cajera en un supermercado y no tiene unos ingresos demasiado elevados. Cierto es que paga puntualmente, no ha generado quejas de los vecinos por ruidos o cualquier otro motivo y que cuando me he pasado por el apartamento este lucía cuidado y limpio… pero los ciento y pico euros mensuales eran una tentación demasiado jugosa como para no tenerla en cuenta.

Así pues, a principios de octubre decidí comunicarle mi decisión para que tuviese tiempo de buscarse un nuevo hogar. Quedé con ella en pasarme por el apartamento un lunes a las ocho, al salir de trabajar, como había hecho en las contadas ocasiones que ella me había requerido – un grifo que gotea, la caldera que se había apagado y no sabía encenderla, programar la calefacción en invierno y cosas así-. Nadia es alta - en torno a 1’70 metros- , de pelo castaño oscuro a la altura de los hombros, ojos marrones, labios carnosos, curvas muy sugerentes, amplias caderas, un culo rotundo y unas tetas deliciosas -  como luego pude averiguar de grandes areolas y pezones jugosos. De su vida recordaba lo que me había contado en el momento de formalizar el contrato de alquiler: era madre soltera, vivía sola con su hijo,  no tenía familia aquí en España ni trato alguno con el padre del niño ni con su familia. En el momento de abrirme lucía guapa incluso estando vestida de andar por casa, con unos leggins negros, una camiseta de algodón, y el pelo recogido en una coleta. Tras los saludos de rigor, mandó al niño a jugar un rato a su habitación, me ofreció un café y tras sentarnos en la cocina entré en materia: lo cierto es que aunque no le había adelantado nada por teléfono algo se olía ella sobre el motivo de mi visita, y de ahí el devenir de la entrevista.

-          Bueno Nadia, como sabrás tu contrato está próximo a expirar y me estoy planteando los términos de su renovación, comencé yo

Ella me miró alarmada y me interrumpió

-          Pero Daniel, perdone usted, yo soy una inquilina cumplidora, de fiar, que nunca me retraso en pagar la renta, además cuido la casa como si fuese mía y….

La interrumpí con un leve encogimiento de hombros y una sonrisa triste y le dije

-          Lo sé, lo sé… pero también sabrás que el mercado de alquiler está al alza, y que la renta que actualmente tienes está muy por debajo de los precios de mercado actuales

Ella puro cara de miedo al oírme y con apuro me interrumpió

-          Pero yo no puedo pagar más de lo que hago actualmente. Usted sabe que no cobro mucho, y además de los gastos del alquiler están los del niño, la comida, ropa y demás. ¿No podríamos seguir un año más como  hasta ahora? Por favor…

Yo esbocé una mueca apenada y le contesté

-          De ninguna manera. El dinero del alquiler lo necesito para mis gastos, y manteniéndote la renta actual estaría perdiendo mucho dinero cada mes. Ciertamente estaría dispuesto a cobrarte un poco menos del precio de los apartamentos de la zona, ya que como bien dices has sido una buena inquilina estos años, pero no puedo hacer más por ti, entiéndelo

Nadia, esperanzada, me preguntó con voz queda

-          ¿Y de cuánto dinero estaríamos hablando?

Yo, que ya había hecho mis cálculos previamente, le contesté de forma inmediata

-          Serían 125 euros más cada mes, y no puedo bajar nada de dicha cantidad, pues con esa subida aún estaría perdiendo dinero. Mira, no espero que tomes una decisión tan delicada de forma repentina. Vamos a hacer una cosa. Te doy una semana para que lo pienses, compruebes en las agencias que los precios han subido lo que te indico y de paso busques si encuentras alguna vivienda alternativa. El viernes me llamas y me cuentas qué has decidido, pero el incremento no es negociable, y lo siento por ti, pero debo pensar en mis intereses.

Y tras despedirme breve pero cortésmente me marché, dejándola visiblemente atribulada. Olvidé el tema en los días siguientes, absorto como suelo estar entre semana por el trabajo, la familia y las pequeñas rutinas semanales – el vespertino de futbol sala con los amigos del martes, la visita a cenar con mi madre viuda y que vive sola los miércoles, etcétera-. No fue hasta el viernes por la mañana que Nadia me llamó, y dado que no pudo localizarme – estaba en una reunión de trabajo- me dejó el siguiente recado en el buzón de voz

-          Buenos días Daniel, he estado mirando el tema de la renovación del alquiler y me gustaría hablar con usted con calma al respecto. Ahora estoy trabajando, y me imagino que usted también: ¿podría acercarse a mi casa a partir de las nueve y media de la noche? Por favor…

Le contesté por whatsApp afirmativamente y avisé a mi mujer – que no estaba al tanto de mi intención de subirle el alquiler, ya que el apartamento es un bien mío, lo cobro en mi cuenta corriente de soltero, y además ella en los temas monetarios se desentiende siempre que haya dinero suficiente para vivir desahogadamente- que esa noche tendría que salir a tomar algo con unos clientes: esto último lo hice porque como digo mi mujer no estaba al tanto del tema, y además porque es bastante celosa – si ella supiera la cornamenta que luce, pobrecita…- y evito mortificarla todo lo posible en aras de la paz conyugal. Así pues tras picar algo en casa y acostar a los niños la dejé enganchada a un reality televisivo y salí diciéndole que esperaba no tardar demasiado.

Llegué con apenas cinco minutos de retraso, pero nada más timbrar al video portero Nadia me abrió el portal, como si estuviese esperándome de pie en el recibidor. Me abrió la puerta vestida tan discreta como elegantemente: un vestido vaquero de corte atrevido y juvenil, con la falda a medio muslo y abotonado por delante, unas medias oscuras, el pelo suelto y un ligero maquillaje que resaltaban sus ojazos y sus labios. En contraste a la anterior visita parecía más que estuviese a punto de salir de casa que otra cosa. Me ofreció una cerveza, y tras servirse ella otra las dispuso en el salón y se ausentó un instante para comprobar que su hijo estaba ya dormido. A la vuelta se sentó a mi lado en el sofá y con evidente esfuerzo comenzó diciéndome

-          Como usted mismo me sugirió he estado mirando el mercado inmobiliario durante estos últimos días, y lo cierto es que los precios han subido exageradamente. No es justo que…

Yo la interrumpí cortés pero inequívocamente para evitar irnos por los cerros de Úbeda

-          Me parece bien que así lo hicieras, no tenías por qué fiarte de mí, y ahora sabes que lo que dije es verdad. En cuanto a lo que es justo o no, este es un país libre y rige la ley de libre mercado, basado en la oferta y la demanda. Yo estoy en mi derecho de pedir lo que considere justo por mi piso en alquiler, que luego alguien me pague o no lo que pido es mi problema. Y como habrás podido comprobar lo que pagabas hasta ahora era no barato sino una ganga. Incluso con el aumento de 125 euros mensuales sigue siendo un precio muy razonable por el tipo de vivienda que es y la zona en la que está situada. La cuestión es si quieres asumir el coste o damos por finalizado el contrato a su vencimiento a finales de mes

Ella, en lo que en aquel momento interpreté como un tan burdo como inocente intento de engatusarme con sus armas de mujer me sonrió tímidamente, jugueteó nerviosamente con su collar de cuentas y se inclinó imperceptiblemente hacia mí, lo justo como para empezar a mostrar el comienzo de su canalillo mientras me contestaba

-          Es cierto que no he encontrado una casa mejor que esta por la zona, y bajando mi presupuesto tampoco gano apenas nada pues perdería mucho tiempo y dinero en desplazamientos al trabajo y al colegio de Danilo, que ahora tengo aquí al lado. Pero también le confieso que un aumento de cuota de alquiler es ahora prácticamente imposible de asumir para mí, y más de la cantidad que usted me indica ¿No podríamos llegar a algún tipo de acuerdo?, me inquirió visiblemente nerviosa

Yo, hecho a negociar por mi trabajo de comercial, a leer en los silencios, en el lenguaje corporal, y sobre todo a dejar a la otra parte hacer la propuesta inicial para hacerme una idea de a que aspira le di un breve sorbo a la cerveza, me recliné sobre el sofá para evitar que siguiera achicándome el espacio e indagué

-          ¿Y qué propones?

Nadia, bajando la mirada, musitó

-          Verá, yo… yo había pensado que quizá usted estaría interesado en….

-          ¿En qué? Le dije al ver que no seguía adelante, visiblemente nerviosa, y empezando a ver por dónde iban los tiros

Ella, sin levantar la vista, continuó con voz queda

-          Yo le estaría muy agradecida si usted me mantuviese la renta el próximo año, y sabría demostrárselo…

Aun asimilando lo que la venezolana me ofrecía, me levanté con la excusa de ir al lavabo para refrescarme, pararme a pensar y sobre todo poner el móvil en modo de grabación de voz, pues no quería ser víctima de un intento de encerrona. Así pues a la vuelta, y con mi smartphone dando cumplido registro de todo lo que en adelante allí se hablase, le dije

-          Me dices que me demostrarías tu agradecimiento si no te subo el alquiler el próximo año. ¿Y puedo saber cómo piensas hacerlo?

Ella, visiblemente apurada, me contestó

-          Usted sabe Daniel a qué me refiero….

-          Yo no sé nada, le indiqué. Habla claro y no me hagas perder el tiempo o me marcho ya mismo, le corté

Ella, venciendo sus últimos vestigios de vergüenza, acabo soltándome

-          Yo me avendría a tener sexo con usted si me congela la cuota, don Daniel

-          ¿Y cómo sería eso?, pregunté jocosamente tanto para mortificarla como para desacreditar cualquier grabación que ella pudiese estar realizando: ¿una única vez, una vez al mes, a libre demanda?

Nadia, aguantado el tipo como buenamente podía, respondió mirándome finalmente ruborizada

-          Una vez al mes me parecería justo

Yo apuré mi cerveza  mientras pensaba a toda prisa los pros y los contras de tan sorprendente propuesta y al cabo de un instante – o eso me lo pareció a mí, si bien a ella esos minutos debieron hacérsele eternos – le repliqué

-          Eso está bien para ti, que además de ahorrarte un buen dinero eres soltera y sin pareja, al menos que yo sepa. Pero para mí supondría ponerle los cuernos a mi esposa y arriesgar mi matrimonio haciéndolo, amén de que mañana una vez firmado la renovación del contrato puedes cambiar de parecer y desdecirte de tu oferta, o acusarme de chantajearte. Además, por lo que dejaría de ingresar  manteniéndote la cuota actual podría pagar los servicios de una profesional  del sexo no una sino dos o más veces al mes, variando de chica y sin jugármela, concluí

-          Pero Daniel, yo nunca haría eso, de verdad, me objetó posando su mano sobre mi rodilla. Soy una mujer de palabra, y lo que prometo lo mantengo. En cuanto a lo de recurrir a profesionales, no creo que ni aún  las más selectas tengan a sus ojos el mismo encanto que yo, sonrió coquetamente

Eso es fácil de decir, pero difícil de demostrar. Demuéstrame que lo que dices es cierto, le rebatí, sin precisar si me refería a las garantías respecto a que cumpliría su palabra o a que sus encantos superasen a los de una meretriz

Tras un breve instante de titubeo, Nadia se levantó y salió a cerciorarse de nuevo que su hijo estaba profundamente dormido – pausa que aproveché para esconder mi teléfono en un estante del salón tras cambiarlo a modo grabación de vídeo-, y a la vuelta, tras cerrar tras de sí la puerta del dormitorio, se quedó de pie ante mí y mientras tan nerviosa como decidida comenzaba a desabotonarse el vestido me decía

-          Yo sé que le gusto, Daniel, aunque esté casado. Noto cómo me mira con deseo, y sé que le apetece hacerme suya…

Mientras iba hablando dejó caer el vestido al suelo, quedando ante mí en una combinación de tanga y sostén de seda negra verdaderamente excitante. Acomodándome mi polla, ya totalmente tiesa y dueña de mi decisión, me recreé en la vista y le ordené

-          Muy bien putita, ahora desnúdate del todo y cómeme el rabo para ver si en verdad vales lo que quieres costarme

Decidida a ir hasta el final, Nadia se despojó de su ropa interior, dejando a mi vista unos pechos de tamaño generoso sin llegar a ser exagerados, rematados por unas areolas grandes y unos pezones oscuros y – dato significativo- visiblemente erizados. En cuanto a su coño, lucía moreno y completamente depilado, a excepción de una fina línea de pelos recortados en la parte superior del mismo. Tras una brevísima vacilación Nadia se acercó a mí, si situó en cuclillas entre mis piernas abiertas y al sacar mi polla de su prisión no pudo dejar de exclamar

-          Caray Daniel, me parece que no andaba yo equivocada en lo que le dije respecto a que me desea usted…

Yo, cada vez más fuera de mí, le contesté rudamente

-          Calla y chupa, zorrita, que además de para hablar quiero ver para qué sabes usar la lengua….

Mi inquilina no titubeó, y empezó a “pintarse los labios con mi glande”, mientras con una mano sujetaba mi rabo y con la otra masajeaba mis huevos, buscando ponerme nervioso y tomar ella el ritmo y el mando de la follada. Pero yo, decidido a demostrarle desde el principio quien mandaba allí, le ordené

-          Métetela en la boca hasta el fondo guarra. Y no dejes de mirarme mientras lo haces….

Pese a dirigirme a ella de manera tan dominante, Nadia no dudó ni un instante en hacer lo que le pedí. Era una experta felatriz, que en apenas un minuto supo acomodarse mi rabo en su boca sin apenas arcadas mientras me miraba con ojos suplicantes. Decidido a ver hasta donde quería llegar le agarré por el pelo, le saqué mi polla de la boca y le insté

-          Muy bien zorrita, ahora mastúrbate para mí hasta llegar al clímax

La muy cerda ni siquiera dudó, abriéndose los labios con la zurda mientras con la diestra comenzaba a frotarse y gimiendo al hacerlo, mientras yo le daba porrazos con mi polla en la cara y le preguntaba

-          ¿entonces si te congelo la renta serás mi putita el próximo año, guarra?

Ella, cada vez más cachonda, ni calló en la cuenta de que no decía nada de una vez al mes, y  sin dudarlo contestó

-          Si Daniel, si lo hace seré su putita…

-          ¿Y si el mes que viene te echas un novio y quieres cambiar de opinión? ¿seguirás siendo mi guarra igualmente? inquirí

Ella, que cada vez se frotaba más enérgicamente el coño y jadeaba más roncamente contestó sin vacilar

-          Aunque me eche novio seré suya si usted me hace el favor que le pido, que yo sé ser agradecida…. Síííííí….

Y sin poder aguantar más se corrió entre bufidos, tratando de ahogar sus gemidos con la mano para evitar despertar al niño y dejándose caer hacia atrás, de tal manera que quedó recostada contra el sofá con las piernas abiertas, el coño brillante, las tetas empitonadas y la mirada perdida…

Yo, al verla, me agaché situándome entre sus muslos y comencé a meneármela furiosamente mientras le ordenaba

-          Mírame a la polla y abre bien la boca guarra, que vamos a rubricar nuestro pacto

Apenas Nadia lo hizo yo me corrí, regándole la cara y el pelo con mis lecherazos y diciéndole

-          Toma cerda, trágatelo todo…

Mientras la veía relamerse mi semen con sus vista fija en mí yo me vestí, y una vez hecho esto recogí mi móvil de la estantería y le dije

-          He grabado nuestra conversación y nuestro encuentro para asegurarme que no harás ninguna tontería y que mantendrás lo estipulado. De no ser así te haré una celebrity de las páginas eróticas… tranquila, que sino el vídeo permanecerá a buen recaudo y lo borraré cuando ambos finalicemos nuestro acuerdo. Ahora tengo que marcharme, pero mañana mismo traeré la prórroga del contrato de arrendamiento para que la firmes y follarte en condiciones. Si cambias de parecer me avisas, y de no ser así estate atenta al whatsApp, porque te daré instrucciones, putita….gma

Continuará

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