Mi inolvidable tarde con una modelo (Parte cuatr).
Esta es mi última historia. Espero que os guste y la disfrutéis.
Cuándo Peter terminó de darla aquellas explicaciones el chocho de Ingrid se encontraba de lo más caldoso a cuenta de los continuos sobamientos que la había realizado por lo que el hombre la ayudó a tumbarse, la quitó la braga, se acomodó entre sus piernas y manteniéndola bien abiertos los labios vaginales con sus manos, la efectuó un meticuloso examen del coño antes de comérselo hasta que la joven, totalmente salida, alcanzó en pocos minutos tres orgasmos y acabó meándose en su boca, cosa que a Peter no le agradó demasiado. La permitió que se recuperara un poco antes de pedirla que volviera a la población e intentara localizar a Grace que, además de ser la amiga de Ingrid que más había disfrutado dándola tralla, era la hija de la vecina con la que se estaba acostando y a la que había facilitado un juego de llaves para que accediera a su domicilio cada vez que se sintiera con ganas de sexo por lo que podía abrirla para que cogiera algo de ropa con la que vestirse. La chica hizo lo que la había indicado y a pesar de que Grace se mostró sumamente arisca y seca con ella, pudo cumplir con su cometido. Cuándo regresó Peter la pidió que se quedara en braga y se la volviera a chupar lo que Ingrid hizo encantada durante la casi medía hora que el varón necesitó para darla otro “biberón”. Después de su copiosa, intensa y larga eyaculación decidieron volver a la población pero sin vestirse para que la joven se prodigara en tocarle los atributos sexuales mientras el varón aprovechaba para magrearla las tetas y restregarse una y otra vez contra ella hasta que, a la entrada del municipio, se pusieron la ropa. Mientras se vestían Peter la preguntó que si la había gustado chuparle el rabo y como la experiencia la había resultado agradable y placentera, Ingrid le respondió afirmativamente por lo que la propuso repetirlo pero poniéndola como condición que le tendría que efectuar las felaciones sin amordazarle y con las tetas al aire para poder echarla la leche unos días en la boca y otros en las “peras”.
La chavala no fue capaz de negarse por lo que comenzaron a encontrarse a diario y a la misma hora en aquel lugar. Ingrid se encargaba de desnudarle y de atarle de pies y manos antes de proceder a realizarle todo tipo de tocamientos y la mamada mientras el hombre no cesaba de insultarla y la instaba a introducirse toda la tranca dentro de la boca y a pesar de sentir arcadas y náuseas cada vez que le complacía, la obligaba a mantenerla en su orificio bucal durante el mayor tiempo posible hasta que, pasado un buen rato, culminaba dándola “biberón” ó empapándola las tetas con su abundante lefa.
Cuándo le desataba no había día en que Peter no la echara en cara que podía haberle dado más gusto y satisfacción por lo que la solía castigar obligándola a tumbarse, totalmente desnuda, boca abajo sobre sus piernas con el propósito de mantenerla abierto el ojete con una de sus manos mientras la hurgaba en su interior con dos dedos de la otra no tardando en comprobar que Ingrid era de fácil defecación por lo que, en cuanto notaba que sus apéndices entraban en contacto con la caca de la cría, la obligaba a retener todo lo posible su salida para poder ir sacándosela con sus dedos mientras la insultaba y la ponía la masa glútea como un tomate con sus cachetes hasta que la joven no podía más y evacuaba en tromba. Después de verla cagar y sin permitir que se limpiara ni modificara su posición, le encantaba poder sobarla la seta y masturbarla enérgicamente hasta que, al llegar al tercer orgasmo, le deleitaba meándose de gusto al más puro estilo fuente.
Pero Peter consideró que ese castigo no era suficiente para pulir a aquel “diamante en bruto” y al regresar del bosque decidió llevarla a su domicilio en donde, sentándose en el borde de la cama de matrimonio de su habitación, la desnudaba y la obligaba a abrirse de piernas para poder magrearla hasta que a Ingrid la temblaban las piernas momento en el que la hacia tumbarse boca arriba en la cama e indicándola que iba a hacerla lo mismo que a Grace, la ataba de pies y manos diciéndola que así podría darla mucha más satisfacción y procedía a acariciarla la raja vaginal con un felpudo. En cuanto Ingrid era incapaz de mantener el culo quieto y evidenciaba la proximidad de su orgasmo, Peter la introducía un grueso vibrador a pilas y la forzaba con él mientras la animaba diciéndola:
- “Estoy deseando ver como te corres y te meas, so guarra” .
En cuanto la joven llegaba al clímax la extraía el vibrador para repetir la operación pasándola el felpudo hasta que Ingrid, después de varios orgasmos y alguna intensa micción, quedaba totalmente entregada lo que Peter aprovechaba para ponerse un condón, tumbarse sobre ella, introducirla la verga por vía vaginal con lo que la desvirgó el primer día y trajinársela con movimientos rápidos hasta que, al sentir que estaba a punto de eyacular, se la sacaba para quitarse la goma y poder mojarla el cuerpo con su leche ó la obligaba a mamársela para “explotar” dentro de su boca forzándola a continuar hasta que se meaba con lo que Ingrid, en cuanto ingería su pis, terminaba devolviendo. Pero el usar condón y el extraérsela cuándo estaba a punto de eyacular no duró demasiado puesto que, a los pocos días, decidió que a una cerda como ella se la tenía que “clavar a pelo” y descargar con libertad dentro de su almeja para, acto seguido, obligar a la joven a darse un buen baño vaginal mientras le comía el miembro viril.
Así estuvieron durante casi un mes pero una noche Peter, borracho, comentó con sus amigos lo que estaba haciendo y Michael, uno de ellos, decidió acudir al lugar de su cita con unos prismáticos para espiarles lo que hizo durante dos días ya que al tercero se presentó ante ellos cuándo Ingrid se encontraba en plena mamada y se ofreció a darla gusto mientras se dedicaba a chuparle la chorra a su amigo. Como la chica no se opuso, procedió a despojarla de la braga y la hizo colocarse con el culo en pompa con intención de poderla sobar, masturbar, lamer el ojete y hurgar con sus dedos en el trasero hasta que consiguió provocarla la defecación con lo que, cuándo Peter la dio “biberón”, estaba tan salida que fue ella misma la que pidió a Michael que la metiera el cipote. La joven pensaba que se lo iba a “clavar” por el chocho pero, ante su sorpresa, se lo introdujo a lo bruto y hasta el fondo por el culo desvirgándoselo y haciéndola un daño atroz por lo que no pudo evitar gritar y mostrarse incomoda lo que pareció molestar a los dos hombres puesto que Peter la insultó y la abofeteó varias veces en la cara mientras la decía que, por las buenas ó por las malas, la iban a convertir en la ramera más guarra de la comarca y Michael la pellizcaba la masa glútea, la propinaba unas descomunales envestidas anales y tras agarrarla con fuerza por la parte inferior de la cara, la escupió y la dijo que, como no colaborara con ellos, la iba a desgarrar el ojete por lo que, para evitar que la pegaran más y llegaran a causarla algún daño físico, optó por resignarse y en vez de intentar resistirse, empezó a colaborar apretando con fuerza sus paredes réctales contra la minga de Michael, a moverse de acuerdo con las indicaciones que la iban dando y a aguantar lo mejor que pudo aquel suplicio que, además, fue muy largo puesto que el varón se recreó en exceso poseyéndola por su estrecho conducto anal y tardó mucho tiempo en descargar. En cuanto se la sacó Ingrid volvió a evacuar, aunque en menor cantidad y mientras los dos hombres la sobaban, Michael la fue metiendo el miedo en el cuerpo para que no se opusiera a repetir la experiencia a diario e hiciera todo lo que la indicaran diciéndola que, en cuanto les contrariara, no iba a dudar en marcarla las tetas y el clítoris y quemarla el “felpudo” pélvico.
C o n t i n u a r á