Mi inolvidable tarde con una modelo (Parte cinco).
Esta es mi última historia. Espero que os guste y la disfrutéis.
Además de la sesión sexual conjunta que, a diario y por la tarde, Ingrid mantenía con Michael y Peter primero en el bosque y más tarde en el domicilio del segundo hombre en donde la joven se hartaba de chupar el nabo a Michael, incluso después de haberla dado “biberón”, mientras Peter se recreaba insultándola, pasándola reiteradamente el felpudo por el coño, introduciéndola el vibrador y forzándola con él cada vez que se encontraba próxima al clímax para terminar poseyéndola vaginalmente, con sus amenazas Michael logró que, un par de días a la semana, Ingrid abandonara el domicilio de sus abuelos de madrugada para encontrarse con él en un cobertizo en el que guardaba el tractor y los aperos de labranza y cuya propiedad compartía con unos ganaderos que lo usaban para sacrificar a las reses por lo que casi todos los días se encontraba con ensangrentados animales sin cabeza colgados boca abajo de unos grandes ganchos. En cuanto llegaba Michael la desnudaba, la ataba abierta de piernas de pies y manos con las cadenas que, sujetas al techo, utilizaban los ganaderos para descuartizar al ganado, la levantaba para que sus encantos quedaran a su altura y procedía a mamarla las tetas al mismo tiempo que la sobaba la seta hasta que se la ponía caldosa. Después la efectuaba un largo y meticuloso examen, tanto visual como táctil, de la almeja y del culo y diciéndola que estaba muy buena, procedía a masturbarla hasta que, en cuanto veía a Ingrid entregada, la metía una especie de fórceps vaginal con el que la obligaba a dilatar para poder introducirla el puño a lo bestia y sin dejar de escupirla e insultarla, se recreaba en forzarla y vaciarla hasta dejarla exhausta. Cuándo la liberaba del fórceps y de las cadenas, la daba agua para que pudiera reponer líquidos y la llevaba casi a rastras hasta un montón de paja en el que, con Ingrid tumbada boca abajo, se la “clavaba” por el culo y se la trajinaba hasta que, al cabo de un buen rato, lograba “explotar” en el interior de su ojete con lo que la solía provocar la defecación que la chica se veía obligada a retener durante varios minutos ya que a Michael le gustaba aprovechar esos instantes para meterla lentamente el pene por el orificio anal hasta que la punta entraba en contacto con la caca de la hembra momento en el que se lo sacaba de golpe para repetir la operación una y otra vez hasta que Ingrid se veía reventar y al no poder aguantar más, evacuaba masivamente. En cuanto terminaba de expulsar la mierda la solía lamer el ojete y la daba la vuelta para poder “clavarla” la picha por el chocho. Aunque la daba unos buenos envites, se le ponía muy dura y tiesa y se deleitaba en poseerla durante mucho tiempo, nunca logró volver a eyacular por lo que, cuándo se cansaba, se la sacaba, la escupía y la insultaba, la obligaba a mamársela durante unos minutos y la permitía descansar hasta que, al empezar a amanecer, la hacía vestirse para que regresara al domicilio de sus abuelos antes de que se despertaran. Michael no dejaba de indicarla que le tenía que estar muy agradecida porque, a pesar de que también se la follaba por vía vaginal, siempre eyaculaba dentro de su boca ó de su culo para evitar dejarla preñada pero, al ver que aquel verano se acababa y que hasta el próximo no iba a poder volver a disfrutar de los encantos de aquella seductora joven, decidió tirársela por el coño y echarla en su interior toda la leche que le fue posible al igual que Peter seguía haciendo en su domicilio por la tarde.
Cuándo finalizó aquel verano Ingrid, además de haberse acostumbrado a realizar felaciones y a que se la “clavaran” tanto por delante como por detrás, llegaba a alcanzar tan elevado grado de excitación cada vez que Michael y Peter la sometían, que las distintas relaciones sexuales que, en los meses posteriores, mantuvo con chicos de su edad, más dispuestos a recibir satisfacción que a darla, no acababan de complacerla ni de llenarla por lo que, además de ansiar que llegara el próximo verano para que Michael y Peter pudieran volverla a hacer todo lo que les diera la gana, decidió que sólo se entregaría a hombres maduros que supieran darla tralla y la trataran de una manera brutal, sádica y hasta violenta.
Pero cuándo, por fin, llegó el ansiado verano las cosas habían cambiado. A Ingrid, en su primera revisión ginecológica, la detectaron una malformación en los ovarios que la imposibilitaba para engendrar por lo que no podía tener descendencia y Peter se había cansado de aguantar a la familia de Alice por lo que había vendido sus propiedades en el municipio para irse con sus hijos y Grace a la capital en donde adquirió una confortable vivienda y se dispuso a vivir de las rentas. Pero su convivencia con la joven, que no llegó a entenderse con los hijos de Peter y no estaba dispuesta a ocuparse de los distintos quehaceres domésticos, no resultó todo lo satisfactoria que había pensado y duró medio año escaso que fue el tiempo que tardó en conocer a Bianca, una menuda inmigrante dotada de un buen físico que, aunque seguía soltera, era madre de dos niñas. Una tarde la mujer le pidió que la enseñara la pilila y después de vérsela y sobársela, le comentó que la encantaba hacer cubanas y mamadas lentas por lo Peter la propuso que se la chupara de dos a tres veces cada semana hasta que la diera “biberón” lo que originó que cada vez pasaran más tiempo juntos, incluidas las noches en las que el hombre aprovechaba para, al igual que había hecho con su cuñada, penetrarla al acostarse y al despertarse con lo que, antes de que Bianca comenzara con la menopausia, la engendró otros dos hijos lo que les obligó a vivir juntos y a unir a su mutua descendencia formando una familia muy numerosa.
Michael, por su parte, casi no se acordaba de ella. Se había separado de su esposa y renegado de sus hijos para irse a vivir con Anne Marie, una “alegre” viuda de origen francés que se conservaba de maravilla y aún estaba de lo más potable, que residía en un caserón emplazado a las afueras de la localidad al que por la noche acudían sus amigos para que, delante de él, en el amplio patio de la vivienda y durante el invierno con temperaturas bastante gélidas, la fémina les desnudara y tras hacer que se colocaran a cuatro patas, procediera a estimularles sobándoles los huevos y lamiéndoles el ojete antes de “cascarles” la pirula sin perderse el menor detalle de como se les ponía y como expulsaban la leche para, después de su descarga y mientras Michael la daba por el culo, hacer que se sentaran muy abiertos de piernas para poder hurgarles con sus dedos en el orificio anal al mismo tiempo que se la chupaba con intención de sacarles el segundo polvo que, caso de producirse, la gustaba saborear pero que no solía ingerir por lo que devolvía la leche sobre el miembro viril y los pelos púbicos del varón que se la había soltado. Los que conseguían superar aquel reto echando los dos polvos tenían derecho a ver retozar a la pareja en su habitación el siguiente fin de semana lo que la mayoría aprovechaba para menearse el pito mientras observaban como Michael se cepillaba y en un plan bastante sádico, a una hembra tan maciza.
La llegada de Ingrid facilitó que, entre la joven y la viuda, pudieran atender a un mayor número de amistades y conocidos de Michael que, mientras les mamaban la polla, podía escoger a cual de las dos se la metía por el trasero para, como siempre, tardar muchísimo tiempo en descargar. Pero mientras la joven se desesperaba al ver que Michael no hacía la menor mención a la posibilidad de recobrar su actividad sexual en el cobertizo para que volviera a humillarla y vejarla, Anne Marie cada día demostraba más interés por ella. Cierta noche Michael la hizo colocarse a cuatro patas y muy abierta de piernas sobre la cama de su habitación para lamerla a conciencia el ojete antes de que su pareja la pusiera varias lavativas seguidas con las que consiguió provocarla una masiva defecación. Aún no había terminado de salir su caca cuándo el hombre decidió aprovechar la dilatación de su orificio anal para, alentado por Anne Marie, proceder a darla por el culo. La experiencia se repitió de dos a tres veces por semana y a pesar de que algunos días sufría un “gatillazo”, Michael, “explotara” ó no dentro de su trasero, no la sacaba el rabo hasta que perdía la erección y se le quedaba flácido momento que la viuda empezó a aprovechar para, sin permitirla modificar su posición, sobarla y meterla sin demasiadas contemplaciones el puño, primero por el ojete y más tarde por la seta, diciéndola que así las gustaba disfrutar a las zorras, para forzarla con verdadera saña hasta vaciarla y dejarla exhausta. Viendo aquellos espectáculos Michael se solía poner bastante “burro” por lo que, en cuanto Anne Marie la sacaba el puño e Ingrid se desplomaba boca abajo en la cama, la daba la vuelta y tumbándose sobre ella, la penetraba vaginalmente. Aunque no era demasiado habitual que llegara a eyacular, las pocas veces en que sintió que iba a descargar y a pesar de conocer que la joven era estéril, se la sacó de golpe para poder soltarla la leche en la boca mientras le chupaba la tranca ó se la “clavaba” por detrás para “explotar” con ganas en el interior de su bello culo. En algunas ocasiones y por iniciativa de Anne Marie, llegaron a forzarla en público con el propósito de que las amistades de Michael pudieran disfrutar viendo como sometían a aquella escultural y viciosa joven con lo que sus espectadores, además de meneársela mientras les observaban, solían recibir con algunos aplausos las largas meadas de Ingrid y les gustaba que Anne Marie se recreara forzándola con sus puños tanto por vía anal como vaginal y que Michael, después de trajinársela, culminara en el interior de su boca ó de su ojete.
C o n t i n u a r á