Mi inicio fue muy intenso

De como mi curiosidad por la sumision me llevo a una fiesta en la que mi ama me ofreció a todos los demas.

Mi inicio fue muy intenso

Otra noche mas delante del ordenador en busca de pasar algún rato agradable o encontrar a alguna mujer madura con la que iniciarme en la sumisión. Pasaron un par de horas y mientras entre cabezazos hablaba con gente metida en el mundo de la sumisión. Cuando ya daba otra noche mas por perdida en mi búsqueda me abrió una mujer. La salude correctamente y me empezó a preguntar cosas sobre mi, que buscaba y hasta donde estaba dispuesto a llegar.

Yo le conteste que mi nombre era Juan y que vivía con mi padres. Mi edad 26 años y que buscaba alguna mujer para ser iniciado en el mundo de la sumisión. Le dije que no me gustaba el dolor extremo, pinzas ni agujas y sobre todo que yo era heterosexual. Como ya era tarde me dio la dirección de su messenger para poder hablar otro día. La siguiente noche volvimos a hablar y me dijo que ella podría iniciarme como sumiso. Ya tenía varios pero no le importaría hincarme a mi también.

Quedamos ese viernes en una cafetería. Yo llegue primero y me pedí una caña. Con los nervios que tenía me la bebí de un trago y me pedí otra. Al poco tiempo llegó ella. Era una mujer imponente. Era de pelo color caoba y media melena. Era una mujer de grandes pechos y algo rellenita. Su cara era muy morbosa. Al entrar en el bar se quitó las gafas que llegaba y me miró fijamente mientras se acercaba. Yo me levanté y la salude. Me dio dos besos y se sentó.

Estuvimos hablando de todo un poco al principio pero luego ella llevó la conversación al terreno de la dominación. La verdad es que me hizo pocas preguntas personales, pero si que se centro bastante en lo que suponía ser un sumiso. Su nombre era Victoria y tenía 49 años. Me dijo que ella tenía dos sumisos. Uno era permanente, de esos de 24/7, me dijo que mas que un sumiso era como su ayudante. Era su marido, se llamaba Pedro y tenia 54 años. Y el otro era un ingles de 59 que venía mucho a España y le tenía como sumiso. Ella me hablo durante mucho tiempo de la sumisión y de todo lo que conlleva. Yo le explicaba que mis limites era que no haría nada que entrañase dolor, ni agujas ni pinzas, ni azotes, ni temas de lluvias doradas. Le volvía a recalcar que era hetero y ella me miraba como con ojos de deseo.

Después de varias cervezas me llevó a su casa. Su marido estaba allí. Ella al entrar le dio el bolso al marido y le dijo que yo iba a ser su nuevo sumiso. Que me explicara como iba todo y que el iba a ser el responsable de mi educación. Yo me quedé con él y me dijo que lo único que debía hacer era obedecer en todo y tratarla con respeto.

Cuando volvió Victoria me miró y Pedro me dio un codazo y se arrodillo ante ella. Yo hice lo mismo y también me arrodille. Ella se acercó y puso sus zapatos delante de nosotros. Vi como Pedro empezó a lamer su zapato derecho y yo le seguí haciendo lo mismo con el izquierdo. Después de ver como le lamíamos los zapatos se sentó en el sofá y dijo que le apetecía algo fresco. Nos levantamos y fuimos a la cocina. Pedro me dio una vaso con un poco de coca cola. Se lo lleve y se lo entregué agachando la cabeza. Entonces me dijo que me sentara a su lado y me beso en la boca. El marido se quedó mirando. Cuando termino de besarme me tocó el paquete y al ver que estaba empalmado me dijo:

Veo que te ha gustado mi beso perrito. -me dijo agarrándome la cabeza y llevándome hacia el suelo. Ahora lame mis pies.

Yo desde el suelo y de reojo veía como su marido estaba sentado en un sofá y se tocaba por encima del pantalón que llevaba. Empecé a lamerle los pies. Empecé por lamerle los dedos pasando mi lengua por entre los huecos y luego metiendo sus delicados dedos con las uñas pintadas de morado en mi boca. Uno por uno me los fui metiendo en mi boca. Cuando terminé con un pie e iba a pasar al otro ella me paró y me dijo:

La confianza es la base primordial de una relación ama-sumiso, lo sabes, ¿no?

Si señora. –dije yo.

La confianza y el sacrificio. –me dijo mientras me acariciaba la cara.

Si señora, yo estoy dispuesto a todo por usted pero ya sabe que le dije.... –y sin dejarme acabar me puso un dedo en mi boca.

Ya se lo que me dijiste, pero tendrás que confiar en mi. Ahora Pedro traerá una venda para tus ojos y te desnudará. Pero tu tranquilo, el no te tocará solo te desnudará para mi.

Si señora. Muchas gracias. –dije yo.

Pedro trajo una venda de color rojo y me la puso mientras Victoria me daba un húmedo beso en la boca. Entonces Victoria me dejó de besar y Pedro me empezó a desabrochar la camisa que llevaba. Yo no veía nada pero note como al quitarme Pedro la camisa, Victoria me acarició el pecho. Después Pedro me quitó los zapatos y los calcetines. Mi nerviosismo iba en aumento al notar que unas manos desabrochaban mi pantalón. Al caer el pantalón al suelo una mano acarició mi paquete. Haciendo que mi polla creciera. Cuando la mano que me tocaba el paquete se quitó dos manos agarraron el calzoncillo por los dos lados de la cadera y lo bajaron hasta los pies. Cuando ya no tenía nada de ropa, una mano me empezó a mastubar. Yo sabía que Pedro no podía ser, ya que le había dicho al ama que yo era hetero, pero entonces Victoria dijo:

Confianza y sacrificio mi querido perrito. Vas a aprender a sacrificarte para cumplir mis deseos y fantasías.

Yo empecé a dudar de quien me masturbaba pero la verdad es que mi polla estaba a punto de estallar y yo gemí para darlo a entender. Entonces la mano me soltó y tras unos segundos Pedro me quitó la venda. Yo miré y vi que Victoria estaba sentada en un sofá sentada y se estaba masturbando. Tenía la falda subida y se metía un dedo dentro de su coño cuando dijo:

Muy bien perro, has tenido confianza en tu dueña, aun cuando no veías, has creído en mi y te has sacrificado por mi. Me gustas perro, vas a ser un gran sumiso. A partir de ahora vas a ser mi pequeño aprendiz de sumiso. Yo te enseñare todo pero tu habrás de sacrificarte por mi. Tus limites los iremos superando poco a poco. Tu confía en mi. Ahora ven aquí y túmbate en el suelo delante de mi.

Si señora. Yo confío en usted y será un honor servirle en todo lo posible. –dije mientras me tumbaba a sus pies.

Ella se levantó y se colocó encima de mi cara. Se fue agachando hasta que su coño quedo a unos centímetros de mi boca.

Ahora perro lámeselo bien a tu ama. –y diciendo esto fue acercando cada vez mas su coño a mi cara hasta que sus labios tocaron los míos.

Si señora. –dije yo mientras mi cara se llenaba de sus liquidos.

Tu siéntate aquí. –le dijo a su marido mientras le indicaba el sofá del que se acababa de levantar.

Al sentarse el marido yo escuche como se desabrochaba una cremallera y supuse que era del pantalón de Pedro. Yo no podía ver nada porque Victoria me restregaba su coño por toda mi cara. Mi polla iba en aumento a la vez que mi lengua se metía por dentro de su coño. Yo tenía que tragar todo el liquido que ella soltaba debido a la excitación. Victoria aplastaba su coño contra mi cara y lo restregaba. Mi excitación era enorme cuando note como una mano me agarraba la polla y la empezaba a masturbar. Otra vez volví a suponer que era ella, pero esta vez la verdad es que me daba igual. Yo solo quería correrme. Cuando estaba a punto de hacerlo la mano soltó mi polla y Victoria se levantó de mi cara y se puso de pie. Me miró y me dijo:

Quiero ver como te masturbas y te corres.

Yo me agarre mi polla y me empecé a masturbar mientras ella se sentaba encima de pedro y se metía toda su polla dentro de su coño. Ella subía y bajaba y yo me masturbaba mirando como la polla de Pedro entraba y salía de aquel delicioso coño. No tarde en correrme. Todo mi semen se derramó en mi pecho. Cuando pedro se corrió, Victoria se levantó y me dijo que me lavase. Que esa noche dormiría con ella. Yo obedecí y me fui a lavarme al cuarto de baño. Cuando salí, lo único que estaba encendido era el dormitorio. El marido dormiría en la otra habitación. Cuando entre en la habitación estaba ella vestida con un picardías negro de pie a un lado de la cama.

Ven aquí pequeño, vamos a dormir. –me dijo en tono autoritario.

Yo me acerque y me tumbe tímidamente en la cama. Ella se tumbo a mi lado y me llevó mi mano a su coño. Me hizo restregarla y meter mi dedo en su coño. Aun tenia el semen de su marido y mi dedo entro fácilmente en su interior. Lo metí y saque cada vez mas deprisa tocándole su clítoris hasta que se corrió de gusto. Entonces me dijo que me bajase a dormir a sus pies. Allí es donde duermen los perros y allí fue donde dormí.

A la mañana siguiente Pedro entró en el cuarto y me despertó. Me dijo que a Victoria le gustaba que le despertaran comiéndole el coño así que eso debía hacer. Yo me incorporé y me puse a lamerle el coño. Tenia un fuerte sabor por la mañana. Empecé a lamerlo mientras Victoria bostezaba y llevaba su mano para acariciarme la cabeza. Yo lamía sus labios vaginales y metía mi lengua dentro de su coño. Ella se limitaba a apretar mi cabeza contra su coño. Mi lengua llegaba hasta su clítoris y lo daba vueltas para pasar a succionarlo. Cuando Victoria se corrió se levantó y me dijo que la siguiera. Nos dirigimos hacia el cuarto de baño. Victoria se sentó en la taza y empezó a orinar mientras me miraba fijamente.

Ahora vas a limpiarme con tu lengua perro. –me dijo con voz firme.

Pero yo mi señora... –dije yo sin gustarme mucho la idea.

Confianza y sacrificio perro. Ahora me perteneces. Eres mío y puedo hacer contigo lo que quiera. Y quiero que me lamas las gotas de orina que han quedado en mi coño después de mear. ¿te has enterado? – dijo muy seria y señalando con el dedo su coño para que se lo lamiese.

Yo no se porque razón pero mientras ella me hablaba yo agache la cabeza y me sentí mal por no saber agradar a mi señora. Me puse a cuatro patas y me acerque a ella. Tenía razón, ahora yo le pertenecía y tendría que hacer todo lo que me dijese. Ella terminó de orinar y abrió sus piernas. Yo metí mi cabeza y pase mi lengua por sus labios mojados de orina y los lamí. Su sabor no me desagrado del todo, sobretodo porque mi excitación era máxima. El estar sometido a una mujer y no poder oponerme a nada de lo que me pidiese me hacía sentirme unido a ella de alguna extraña manera.

Al terminar de lamerle el coño me dijo que me levantara y yo lo hice. Mi empalmada era brutal. Entre la excitación del momento y que aun no había orinado la meada mañanera, mi polla parecía que iba a reventar. Ella me miro el bulto y me dijo que orinaría después de que ella desayunara. Después se levantó, se fue a su habitación dejándome allí a cuatro patas enfrente de la taza. Yo no sabía si moverme o no, pero me quedé allí suponiendo que si quería que fuese me llamaría.

Pasaron poco mas de diez minutos cuando entró Victoria seguida de Pedro. Victoria traía una correa en la mano, y la misma venda del día anterior. Entonces me dijo:

¿Sigues teniendo ganas de mear, perrito?

Si señora, muchas –dije yo agachando la cabeza. Y era verdad porque mis ganas de mear eran ya casi inaguantables.

Pues vas a hacerlo pero con los ojos vendados. –dijo ella mientras se acercaba a mi.

Antes de ponerme la venda pude ver como Pedro se metía desnudo en la bañera. Victoria me ató la venda y me agarró de los hombros y me dirigió hacia la bañera. Allí me sacó mi polla y me dijo:

Vamos perrito mea.

Y así hice. Empecé a mear. Yo sabía que estaba meandole a Pedro pero la verdad es que no podía aguantarme y además el era sumiso y si eso era lo que quería el ama, pues eso debía hacer. Mi mentalidad con respecto a los limites iba a cambiar en poco tiempo, pues cuando termine de orinar note como una boca me atrapaba la polla. Una lengua empezó a jugar con ella y unos labios empezaron a succionar hasta que me corrí. Fue una corrida increíble. Cuando Victoria me dijo que me quitara la venda estaba ella metida en la bañera desnuda. Me entró la duda de quien me había chupado tan bien la polla.

Entonces me dijo que me metiera en la bañera con ella mientras pedro se salía cogiendo una toalla y secándose el cuerpo. Yo me arrodille ante mi señora mientras el agua me caía en la cabeza. Entonces Victoria me agarró por la cabeza y la llevó a su coño. Yo empecé a lamerlo mientras ella me decía:

Ahora perrito bébetelo todo.

Y diciéndome esto empezó a orinarme en la cara. Mi sumisión era absoluta. Mis limites estaban siendo superados gracias al trato de aquella mujer. Mi lengua tocaba sus labios mientras mi boca recibía aquel amarillo liquido que me veía obligado a tragar si es que no quería atragantarme con su orina. Ella me acariciaba la cabeza en señal de conformidad conmigo diciéndome:

Muy bien perrito, eres un buen perro. Además tu semen es delicioso.

Yo mire a sus ojos por un momento y vi como asentía con la cabeza dándome a entender que quien me había chupado la polla había sido ella. Yo entonces me puse en su coño con mas ganas aun y me di cuenta que al notar aquel pis por todo mi cuerpo y ese sabor en mi boca mi excitación iba en aumento. Cuando Victoria terminó de orinar se sentó en un lado de la bañera y abriéndose de piernas me dijo que siguiera chupando.

Cuando se corrió un par de veces nos bañamos juntos. Yo tuve que enjabonarla bien y luego aclararla y secarla. Después pude bañarme yo. Al volver al salón estaba vestida y me dijo que íbamos a salir a ver a un amigo suyo.

Espero que todos lo que leáis este relato os excitéis tanto como yo al escribirlo. Debo decir que este relato no es auténticamente real, tiene partes que han sido parte de mi invención o mas bien del morbo personal ante la sumisión ante mujeres maduras. Los nombres que aparecen han sido cambiados para salvaguardar la intimidad de las personas integrantes de este relato. Si tenéis algún comentario, critica o consejo sobre mi forma de escribir, o simplemente queréis poneros en contacto conmigo para charlar sobre cualquier cosa que se tercie, lo podeis hacer en mi dirección de correo que es : eles_critor@hotmail.com