Mi iniciación sexual - capítulo 6°
Mis últimas aventuras como Lorena para comenzar mi transformación definitiva
Mi iniciación sexual – capítulo 6
Contando con el permiso de mamá, a quien conté solo con algunos detalles mis deseos e historias amorosas. Ella lo entendió y deseo lo mejor para mi vida. Mi felicidad era su felicidad dijo.
Con su aprobación alcance la seguridad total en mi camino para el cambio de género.
Como abandone mis estudios comencé a trabajar como secretaria de un consultorio médico para solventar mis gastos y afrontar mis futuras cirugías. Este trabajo me permitió conocer un terapeuta cubano llamado Marcos, no tan maduro pero bien macho de cuerpo fuerte y hermoso.
A veces solíamos salir en grupo con algunos chicos después del horario de trabajo, también iba Marcos. Para entonces mi aspecto era bastante femenino y atrayente y podía pasar como Lorena para todos.
En cada salida Marcos y yo fuimos formando nuestro espacio libre de interferencia de terceros Su cuerpo viril y moreno me enloquecía pero yo también lograba crear el mismo efecto en él.
Una de esas salidas me invito a terminarla en su casa, acepte gustosa, allí tomamos unas copas charlamos animadamente y también bailamos un poco. Marcos el cubano me tomo en sus brazos y con mi 1.60 m, parecía desaparecer en medio de ese cuerpazo de 1.90 m.
Como él conocía mi condición estaba relajada y acepte sus halagos al oído durante el baile que nos tenía pegadísimos y a mí muy cerca de su falo. Su miembro comenzó a dar señales de querer atención pronta, también mi cuerpo no dejaba dudas de estar preparado para lo que vendría.
Quería tener ese cuerpo moreno rodear y aplastar mi cuerpo blanco y menudo. En un momento comenzamos a besarnos y Marcos con sus manotas acariciaba mis nalgas redondas tan fuerte que pensé que iba a ser una noche de sexo duro.
Después nos fuimos desnudando quería ver lo que el destino me había dado. Por fin cumpliría mi fantasía de cabalgar una pija negra. Me levanto en sus brazos fuertes y llevo a su cuarto donde me arrojo en una cama King size, por primera vez vi su pedazo que era enorme tenía como 25 cm de largo y era tan grueso que no alcanzaba a rodearlo con mi mano.
Estaba en su plenitud e intente tragarme lo que pude, después de estar succionando con desesperación lo hice recostar boca arriba, lubrique esa pijota y mi cola, luego me pare sobre él y comencé a descender hasta que mi agujero bailo en esa punta deliciosa, poco a poco me fui clavando en esa divinidad hasta que logre comerme todo ese miembro.
Nunca había sentido mi ano tan abierto ni lleno de tanta carne. Marcos sujeto mi cintura y me hizo sentar hasta al final de ese tronco cuando le pareció que mi canal estaba listo comenzó a bombearme suavemente, sacando y metiendo todo su miembro.
Cuando estuve listo comencé a cabalgarlo sin pausa hasta que sentí la explosión de leche tibia en mi recto, parecía que estaba sentado en una fuente que no dejaba de largar semen que salía a borbotones por mi cola.
Me tuvo abotonado por atrás todo el fin de semana, probé su leche y note que mi agujero no podía recuperar su forma rápidamente por lo abierto que lo dejaba ese grueso pene.
Marcos llenaba todos los requisitos del hombre de mis sueños, con su energía me cogió en todas las posiciones existentes. Al mes de nuestro primer sexo me fui a vivir a su departamento, un gran paso para quien solo había sido amante de los hombre que tuvo.
Le conté mis planes de transformación y le confesé que antes de concretarlos quería tener una aventura de sexo sin límite como despedida de Lorena. Esa aventura la cumpliría en su cuba natal, donde fuimos de vacaciones.
En el caribe el calor y el mar alboroto todos mis sentidos al punto de vestirme como Antonella con las prendas más insinuantes que mi cuerpo podía exhibir. Esas pequeñas vacaciones probé sexo todo el tiempo de todos los tamaños y colores. De a uno o varios, con mujeres y hombre. Creo que podría haber cogido con cada ser que se me presentara.
Lo mejor lo planee para la noche anterior a nuestro regreso, era la despedida para Lorena y elegí a los mejores y más dotados amantes que eran Marcos, Jeison de Colombia, Juan el marinero y Ramón un lindo mulato, en apariencia hijos todos de un dios equino. Todos eran maduros muy activos. En esa fiesta Lorena sería la reina
Alquilaron una casa en la playa donde prepararon una cena liviana para recargar energías, muchos tragos y algo más para levantar los ánimos.
Todo comenzó al atardecer y termino al mediodía siguiente, me vestí solo con un baby doll negro, tanga y medias de red mis machos llegaron muy elegantes y de blanco, lo que sucedió daría para varias páginas de relatos, resumido diré que fueron los sementales que Lorena merecía. Hice el amor con todos, con tres con dos con cada uno y de nuevo con todos en una ronda que parecía no tener fin, mis prendas duraron segundos en mi cuerpo. Me llevaron con besos, caricias y pijazos a múltiples orgasmos.
Perdí la cuenta de las cogidas que recibí, no le dieron descanso ni dejaron que se cerrara mi ano, siempre estaba lleno, colmado de carne o leche. Me bañaron y tome litros de leche de estos sementales.
Tuve a la vez varias pijas en mis manos, en mi boca y lograron meter dos en mi cola dilatándome hasta el infinito, nunca creí que un agujero resistiera tanto.
Lamí todos los cuerpos, chupe pijas y huevos hasta que no sentí mis labios, mientras tuve conciencia cabalgue como desesperada a los cuatro sementales. Lo que sucedió después queda solo en los recuerdos de mis cuatro amantes.
Fueron las mejores horas de mi vida, hermosa despedida para Lorena quien pronto sería mayor de edad y se transformaría en una mujer.
Como agradecimiento les prometí volver cuando tuviera un orificio nuevo para llenar. Volví a casa feliz y satisfecha con Marcos a mi lado. Decidida a operarme. Sería él a quien le daría la virginidad de mi vagina. Estaba preparada para comenzar a complacer y atender a mi hombre como toda una mujer.