Mi iniciación sexual - capítulo 4°
Con nuevo amante volvi a disfrutar de buen sexo, pero algo faltaba en mi vida
Mi iniciación sexual – capítulo 4
Comencé como un chico con curiosidad por el sexo y termine mi primera relación agradecido a quien me hizo tan feliz, mi maestro que despertó en mí el deseo de nuevas experiencias sexuales.
Estaba bien definido, me gustaban los hombres maduros, activos y de preferencia dotados.
Cada día acentuaba mi pasividad, mi aspecto y costumbres femeninas las reafirmaba con muchos cuidados de belleza, gimnasia y vestuario de mujer. Aunque para la sociedad seguía siendo Antonio en la intimidad era Lorena la que dominaba mi vida.
Como notaba que mis hormonas masculinas seguían actuando empecé a pensar en realizar un tratamiento de reemplazo hormonal, que detuviera ese desarrollo masculino. Quería ser una mujer que pueda gustar a los hombres.
Lo que me dejó la relación con Mario, creo yo, fue unas cadera anchas formadas por tantas veces que me atravesó con su gruesa pija. En la nueva ciudad y estando solo con mamá de ella obtenía información sobre el comportamiento femenino, creo que entendió sin censurar el rumbo que elegí para mi futuro.
Volví a buscar revistas de sexo y conocí a mi segundo amante, que era el dueño de un negocio de libros y revistas. Este sr se llamaba Roberto tenía alrededor de 55 años era alto, robusto barrigon con aspecto muy machote para mis ojos.
Me excitaba mucho verlo y cuando podía me acercaba a él para hacerle cualquier consulta o iniciar una conversación, rápidamente se dio cuenta de que mi interés no era solo la lectura.
Como estudiaba de mañana iba por las tardes a su librería y comenzamos a ser amigos, al ver mi entusiasmo en ayudarlo con el orden de su negocio me ofreció ser su ayudante, puesto que acepte de inmediato, este nuevo oficio me permitió conocer el interior de su negocio y el cuarto de descanso que tenía para cuando no volvía su casa los mediodías
Me conto que estaba casado pero con una relación asexuada desde hacía largo tiempo. Yo le conté un poco de mi vida y le insinué mis gustos
Para agilizar los tiempos me pidió ir temprano, al mediodía, en su descanso, para acomodar el negocio. Nuestras charlas comenzaron a ahondar en nuestras historias y experiencias de vida y de sexo, como él era muy agradable entramos en confianza suficiente para ello. Roberto también era muy pícaro y juguetón conmigo, me abrazaba y pegaba su cuerpo a mi espalda mientras acomodaba los libros o se acercaba en silencio cuando me agachaba a levantar revistas. Yo aprovechaba su cansancio para darle masajes en su espalda y pecho.
Esto hizo crecer el clima y aceptar nuestros acercamientos. Una tarde hicieron efecto mis masajes me volteo y agarro por la espalda frotando su cuerpo y barriga con mis nalgas en un baile muy rico, nos acariciábamos. Me volvió a girar, ahora frente a frente busco mis labios y los beso después introdujo uno de sus dedos regordete en mi boca.
Volví sentirme como mujer con Roberto y sabía lo que vendría ahora. Como nuestra evidente excitación su pija crecía dentro de sus pantalones. Se los bajó y haciéndome arrodillar frente a él contemple bajo su bóxer, un gran pedazo, que liberé al momento mostrando ser una barra de carne de color claro que iba creciendo en tamaño y dureza, comencé a devorarlo desesperadamente por mi abstinencia, vi que media unos veinte cm y era muy muy grueso. Saboreaba su aroma y sabor lamiéndolo desde la base hasta la punta sin dejar afuera a sus huevos, me comía toda esa gran pija que pronto tendría dentro mio. Mas chupaba más sentía humedecerse a mis nalgas.
Succione 10 minutos a ese monstruo, estaba en éxtasis y totalmente concentrado en mi mamada cuando sentí que me levantaba y ponían de 4 patas en la cama, mi cola iba a tener nuevamente un visitante.
Se colocó un preservativo que debió ser extralarge, centro la punta de su falo en mi agujerito y comenzó a perforarlo, este le ofreció muy poca resistencia y termino comiéndose toda esa pija descomunal y hermosa. Empuje para atrás mis caderas para asegurar y apresurar la penetración, quería sentir mi cola llena de nuevo.
Mi cuerpo temblaba y pedía más y más placer. Sujetó fuerte mi cintura y bombeo con un ritmo impresionante, cada embestida era recibida por mi cadera y mi ano con mucho placer hasta que exploto gritando de gusto, que hermosa sensación de tener su pijota dentro y sentir como junto a mi ano palpitaban de placer. Cuando me cogía volví a tocar mi ano y supe que todo estaba dentro mio como correspondía.
Después nos fuimos a lavar en su baño, agarre su miembro y lo lave delicadamente buscaba volver a excitarlo, debía hacer un buen trabajo para no perder a este macho delicioso. Luego de asearnos volví a tragar su pija y huevos hasta ponerlo tan duro como hierro. Esta vez acabo en mi boca y trague todo su semen sin desperdiciar nada.
Estaba feliz y satisfecho, volvía a ser Lorena. Ahora si mi cola fue estirada al máximo, imagine que al fin la habían convertido en una vagina.
Esto fue el inicio de nuestra relación amorosa, a partir de ese día cogíamos a diario en ese descanso, volví a lucir mi vestuario sexy que a Roberto le gusto.
Mamá se dio cuenta de mi nuevo humor pero no me interrogo al respecto respeto mi espacio. Yo era feliz, Roberto me dijo que recupero su autoestima y el tener sexo seguido lo había rejuvenecido. Yo no desperdicie ningún día siempre me iba a casa con mi ración diaria de pija y semen.
A cabo de dos años dejamos de vernos por cuestiones de la vida, me lleve más de 700 días de sexo continuado y un inmenso agujero que decía por aquí paso Roberto.
Quede sin amante de nuevo, entonces decidí hacer un cambio grande en mi vida.