Mi iniciación como sumiso

Relato real, de como descubrí que me gustaba ser dominado

Nota previa: Este relato es corto, muy light, pero rea, es mi primera experiencia en el mundo de la dominación femenina, con esto descubrí que me gustaba sentirme dominado. Salvo mi nombre, ningún otro nombre será real, ni mencionaré las poblaciones donde ocurren los hechos.

Historia.

Era verano, yo tenía 19 años, acababa de completar un torneo de baloncesto y había sido escogido mvp, pero el viaje que mis padres planeaban me iban a trastocar los siguientes torneos del verano por lo que estaba cabreado.

Vivo en Sevilla, pero soy natural de Madrid y allí tengo a casi toda la familia, aquél verano mis padres pensaba hacer un viaje y por eso nos dejaron, a mi hermano de 7 años y a mi con mis abuelos maternos, en Madrid. Debo decir que siempre hemos tenido una relación muy buena, cercana y cálida con los familiares, por lo que en su casa me sentía como en mi propia casa.

Yo solía ver una serie que daban en televisión sobre las 15h, para verla me metía en una habitación de la primera planta, lejos del bullicioso salón, cerraba la puerta y veía la serie. Todo iba bien hasta que unos días después llegó un tío mío con mis primos, un chico de 6 años y una chica de 16, ésta chica llamada Esther era una mujercita espectacular, rubia, con ojos verdeazulados y cuerpo que empezaba que quitaba el hipo al más puesto, además aunque cariñosa tenía un carácter fuerte. El caso es que mis tíos también pensaba ausentarse de Madrid por dos semanas, así que dejaron a mis primos en casa de mis abuelos.

A Ester le gustaba la misma serie que a mi, por lo que se encerraba en la misma habitación que yo y la veíamos. Debo decir aquí que esa habitación tenía un gran sofá frente al televisor, nos sentábamos en el sofá y mirábamos la serie, pero dos días después ella decidió tumbarse en vez de permanecer sentada, para ello ponía sus pies, en mis piernas, yo la primera vez la miré alucinado, luego miré sus pies, con zapatillas verdes, de goma que dejaba ver los dedos. Por aquella época yo me avergonzaba de mi fetichismo, sin saber siquiera que se llamaba así, a mi me volvían loco los pies de mis amigas y con mi prima no fué menos, tener sus pies en mis piernas me ponía a cien y me asustaba. Así que con cuidado empujé sus pies para abajo, pero no se daba por vencida y volvía a ponermelos, y así un rato hasta que finalmente le dije.

.- Esther pasa, joder que las zapatillas me raspan - pero entonces ella me sorprendió.

.- No seas tonto, si te raspan quítamelas - y volvió a ponerme los pies encima, y yo con total sumisión, excitado por tener mis manos tan cerca de sus pies, le quité con cuidado las zapatillas. Y dejé que sus pies descansaran plácidamente sobre mis piernas.

Pero eso no fué suficiente para ella, tras unos días en los que la mecánica era siempre la misma, ella se tumbaba yo le quitaba las zapatillas y me ponía los pies encima empezó una nueva tarea para mi.

.- Oye primito ya que tienes las manos tan cerca acaríciame los pies anda.

.- Estás loca - le dije preocupado porque no quería que notara mi excitación

.- Venga, porfa.

Y me resistí pero poco a poco sin darme cuenta fuí acercando mis manos a sus pies y comencé a acariciárselos, ella disfrutaba, fuímos alargando la estancia en la habitación, después de la serie veíamos cualquier cosa con tal de seguir así. Pero aún daría un paso más, un día mientras le acariciaba los pies la pillé mirándome fijamente y le devolví la mirada.

.-¿No te gusta la serie? -pero no me respondió, en lugar de eso me volvió a dejar helado.

.-  Voy a echar de menos esto - me dijo, sin dejar de mirarme, sabiendo que mis tíos volverían 3 días después.

.- Y yo Esther, maldita sea, yo también.- ella sonrió

.- Te gusta tocarme los pies, ¿verdad?

.- Sí - no pude decir nada más.

Entonces levantó un pie, quitándomelo de las manos y lo llevó a mi cara, rozando mis labios.

.- Bésamelo esclavo - sin gritar, sin crueldad, con un tono simple y cálido, me quedé helado al oir que me llamaba esclavo, pero noté que mi excitación aumentaba. Así que sin decir nada, bese el dedo que tenía en los labios, repetidamente.

.- Todos, besa todos mis dedos - y yo, en un sueño, se los besé, una y otra vez, durante 5 minutos.

.- Ahora coge mis zapatillas las que tanto te molestaban y besalas, besa el interior donde yo pongo los pies - y las cogí y me las lleve a la cara, olían a sudor, pero me embriagaba el olor, no noté nada desagradable. Una vez satisfecha siguió.

.- Ponte en el suelo anda que tener el pie levantado es muy incómodo, y mi esclavo tiene que estar arrodillado.- Y sin pensarlo me arrodillé, dando la espalda a la televisión, concentrado en sus pies, dejando las zapatillas en el suelo, con mi cara pegada a sus plantas se los bese durante un buen rato hasta que sin decirme nada, sin pensarlo saqué la lengua y le di el primer lamentón en la planta del pie izquierdo.

.-Wow, eso es esclavo, veo que te gusta, sigue esclavo, sigue adorando los pies de tu ama.

Durante los tres días que quedaban esa era la deliciosa tarea que tenía, pero llegó el día en que se iba, mis tíos llegaron a media tarde, vimos la serie como veníamos haciendo, es decir, la veía ella y yo me concentraba en sus pies.

.- Manu, esclavo, ven a mi casa - la idea me gustó, ella era mi droga- allí seguiremos con más cosas.

Así que hablé con mis padres, con mis abuelos, con mis tíos y no había problemas, podía irme a casa de mis tíos. Ya de vuelta en la habitación, arrodillado ante ella que sentada puso sus pies, con las dichosas zapatillas verdes encima de mis rodillas.

.- Te portarás bien, me obedecerás, me servirás la comida, recogerás mi habitación, harás mi cama y te quedarás en mi habitación tanto como yo quiera, estarás a mis pies, como mi esclavo.- Y sin que me lo dijera, sorprendiéndola:

.- Sí, mi Ama - y su cara se iluminó.

Fin.