Mi ingenua madre; en casa de un tio aprovechador 3

Mi madre era muy formal al vestir, gustaba de usar vestidos enterizos llenos de botones en la parte delantera que cierren hasta la altura de su cuello, ella era de piel blanca, de cabello castaño ondeado y de labios muy rosados, como de una niña

MI INGENUA MADRE EN CASA DE UN TIO APROVECHADOR 3

Mi padre llegó como siempre a eso de las 10 de la noche, luego de la cena, cansado y con ganas de dormirse, mi madre le preguntó sobre su día a lo que él contestó que muy bien y que solo deseaba dormirse, se alistó para irse a la cama, yo estaba viendo la televisión, nuevamente alguien llamó a la puerta, no supe quién fue, ya que mi madre abrió la puerta y se quedó ahí, con alguien.

Mi padre estaba en la ducha, yo al frente del televisor, mi madre a la entrada de la habitación; entró y apagó la luz, nos quedamos completamente a oscuras, pero pude percatarme que alguien entró al menos hasta detrás de la puerta. Sentí claramente algunos gemidos de mi madre, y algunos forcejeos muy cerca de la puerta, oí claramente que mi madre dijo, no, no, detente, esta mi hijo en la habitación. Inmediatamente sentí que salió del cuarto y se prendió nuevamente la luz.

Al salir mi padre nos comentó que tenía la oportunidad de un negocio y que tendría que regresar a nuestra localidad para vender un terreno que tenemos por aya en nuestra localidad. Se le veía contento y seguro. Al parecer el viaje sería el día de mañana.

Por la madrugada, mi madre intentó despertar a mi padre, pero este era completamente de piedra a sus llamados, ella no tuvo otra opción que levantarse y dirigirse al baño. Al regresar pasó por mi cama, me cogió de la frente y se dirigió a la puerta. Sentí que cerró muy despacio, y no pude oír nada más aquella noche.

Por la mañana durante el desayuno, esta vez con la presencia de mi padre, quien normalmente a esa hora se encuentra fuera del hostal de mi tío; platicaban sobre el negocio de mi padre. Por un lado podía darme cuenta, que mi madre no quería que se venda nuestras propiedades en nuestra localidad, y que lo mejor era que mi padre consiga un préstamo financiero. Por otro estaba el testarudo de mi padre, quien no deseaba dejar su deseo de vender su propiedad en busca de un mejor futuro para la familia.

Por fin, se decidió que era eso lo mejor, mi padre se alistó y salió rumbo a su destino. Mi madre acompañó a mi padre a la puerta, se despidieron pero observé en el rostro de mi tío algo de celos y algo de complacencia de que mi padre se regrese a mi localidad, ya que podría demorar días en dicho viaje.

Al ingresar mi madre, luego que mi padre saliera de aquel hostal, las miradas no era difícil de dejarse de interpretar, eran miradas de satisfacción, de saber que sólo tendrán que distraerme para darse un nuevo encuentro.

Mi madre, se cambió de ropa en la habitación, pude observarla involuntariamente qué era lo que se disponía usar aquel día. Primero se puso una ropa interior de color rojo, muy pequeño, era como un hilo dental, un sostén para senos del mismo color con más aplicaciones de tela transparente de media copa. Vi que se puso una medias de nylon color negro hasta las piernas, para pasar a sostenerlas con una ligas, posteriormente se puso un falda de color negro, una blusa de color rosado entero muy ceñida a su pequeña cintura, cogió su cabello de tal manera que quedaba todo sostenido, dándole un aspecto de ejecutiva, o algo así.

Me miraba de rato en rato como la contemplaba y me mandaba una sonrisa tierna, como buscando que le de mi aprobación a cada una de las prendas que se ponía, yo simplemente bajaba la mirada, en señal de no encontrar las palabras exactas para decirle lo que sentía en ese momento.

Finalmente se me acercó y me dijo, hijo, quédate en el cuarto, voy a salir un rato, tengo que hablar con alguien, - yo sabía a quien se refería, no dije nada, porque no quería que sospechara que iría tras de ella a espiarla-.

Al cerrar mi madre la puerta, salí tras de ella silenciosamente, la observé tocando la puerta de mi tío, me acerqué por si acaso, con la esperanza de que la puerta este abierta, y fue así que ingresé tras de ellos, aún estaban en la sala, dándose un fuerte abrazo, Observé cuando él la dio una vuelta entera en su delante cogiéndole de la mano, y oí cuando halagaba sus formas, le dijo claramente, que rica eres mi amor, lástima que tu esposo no te haya visto desnuda.

Se empezaron a besar y el empezó acariciar sus nalgas sobre la falda de mi madre, ella se entregaba a cada caricia propiciada por mi tío, él se bajó los pantalones y enseñó su miembro erecto a mi madre, ella se arrodillo delicadamente, al parecer el placer que le produjo la primera vez, aún lo conservaba en la mente, aún conservaba el sabor de aquella leche en su boca, ella abrió la boca asustada. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Con quién creía que estaba tratando? Pero resultó que mi madre, era otra, alguien que desconocía en ese momento.

No pude evitar fijarme en la estupenda dotación de mi tío. Aquel pene debía medir unos veinte centímetros. El tronco de su pene era grueso como una mazorca de maíz, y las venas rojas y verdes se dibujaban perfectamente bajo su piel macilenta, casi transparente. El glande no era sonrosado sino amoratado, y llamativamente cabezudo. Una densa mata de pelo crecía salvaje a su alrededor.

Por un momento, dudé entre continuar viendo la escena o retirarme, ya que era muy arriesgado de mi parte, ya que parte de mi cuerpo estaba en el pasadizo, y podía ser observado fácilmente por cualquiera que pase por ese lado

Los dedos de mi madre separaron con agilidad los botones de la camisa y dejó caer con gran avidez y sensualidad. Mi tío se acarició los testículos velludos mientras disfrutaba de las caricias apasionadas que le brindaba mi madre.

– Vamos amor… Quítate el sujetador, enséñame tus senos, quiero disfrutarlas – dijo mi tío a mi madre.

Ella cumplió sus deseos con diligencia y buen grado. Ya se encontraba sin la blusa que cubría aquella parte de su cuerpo, desabrochó el corchete de la espalda y bajó una tira primero, luego la otra. Noté el considerable tamaño de sus pechos cayendo sobre las manos de mi tío, quien los acariciaba circularmente, desde la base hasta su nacimiento. Nunca pensé que mi madre tendría razonable tamaño de su busto, sin embargo en aquella ocasión me parecían más grandes, más carnosos y curvilíneos. Acarició sus pezones desnudos, que ya estaban completamente erectos, a esto mi madre se mordió los labios al parecer de puro placer.

¡Menudas tetas tienes! Dijo mi tío, quien luego pasó a devorarlo como la primera vez, con el mismo ímpetu, y con la misma pasión que lo hizo aquella primera vez que los vi. Fue ahí que mi madre le dijo algo al oído, y ambos, como si viajasen en una nube aletargados se dirigieron a la alcoba, al fin pude meter mi cuerpo completo y esconderme estratégicamente para ver lo que sucedería en la habitación de mi tío.

Observé a mi madre, juntando las rodillas, agarró el elástico de su falda y de sus braguitas, y las fue bajando sosegadamente. Pronto quedó vestida únicamente con las medias de nylon y los zapatos de correa.

Estaba impaciente por seguir observando toda la escena; mi madre ladeó ligeramente su cuerpo para que mi tío disfrutara de su perfil desnudo, de sus largas piernas, de la curva abierta que dibujaba su trasero. Colocó las manos tras la cabeza y se estiró excitada.

Mi madre, se dio la vuelta y mostró su redondeado trasero a mi tío, sacó la lengua, lamió la palma de su mano y se golpeó una nalga con ella. La carne firme del trasero de mi madre apenas se movió. Aquello sacó de quicio a mi tío, quien parecía desconocer a la mujer recatada que inicialmente conoció, que vio venir vestida de botones hasta el cuello y faldas largas, era otra, estaba completamente abandonada a su instinto felino, de gata salvaje, de mujer en celo.

Mi tío no aguantó más y tumbó a mi madre en la cama boca arriba, besó sus labios, recorrió sus senos, bajó por su abdomen metiendo un dedo en la boca semiabierta de mi madre, observé como la lengua de mi tío dedicó el primer lengüetazo, que recorrió la rajita de mi madre, desde la base hasta el clítoris.

Posteriormente me percate que una mano la tenía apoyaba en el pubis de mi madre, y comenzó a estimular su clítoris con el pulgar. ¡Lo hacía tan bien! Que aquel placer hacía gemir a mi madre con locura, era totalmente nuevo para mi todo esto, poco a poco me fui dando cuenta que algo mocoso salía de mi pene, me estaba lubricando viendo esta escena entre mi tío y mi madre.

Él diestro actor de aquel placer causado sobre mi madre, había introducido dos dedos en el lubricado sexo de mi madre, no aflojaba el ritmo de su penetración manual. Su pulgar se deslizaba por las oleaginosas paredes vaginales de ella, provocando un chasquido húmedo y degradante. La excitación de mi madre, parecía estar en aumento, el calor se extendía a lo largo de toda la habitación. Oí a mi madre, que comenzaba a chillar como una poseída, concertando gemidos graves y agudos lamentos.

¿Vas… vas a follarme? – preguntó nerviosa mi madre, oía por primera vez el léxico grosero de quien nunca en otra situación volvería oír.

Mi tío no dejó contestar a mi madre, con una agilidad pasmosa, y con ánimo endemoniado comenzó a bombearla. Su verga monstruosa recorrió desde la entrada de mi madre hasta, una profundidad inaudita, ya desaparecía por completo su verga dentro de aquella vagina.

El miembro de mi tío entraba y salía del sexo de mi madre con gran dinamismo, a un ritmo alto y regular. Pero la postura pareció cansarle. Así que se acostó sobre ella, apoyando los brazos, acomodando su cabeza entre los turgentes pechos de mi madre. Ella acariciaba sus oídos y su espalda, apretándolo contra su cuerpo. Las nalgas de mi tío, de esa posición, podía ver como se contraía y relajaba en cada penetración.

Se veía que ella no aguantaba más del placer. Verla gozar de esta manera me estaba súper calentando aún sin comprender, mi cuerpo temblaba y algo espeso salía de mi pene, continuaba observando, pero la escena no acababa. Sin darme cuenta estaba aumentando el ritmo de las embestidas que le propiciaba mi tío a mi madre, la profundidad y el ímpetu de la cogida era más fuerte. En ese momento mi madre, con el rostro sonrojado, y con la boca semiabierta llevó la mano a la boca y empezó a temblar todo su cuerpo. Mi tío no tuvo misericordia y la siguió dando a toda máquina.

Seguí observando aquello por un momento, hasta que el rostro de mi madre y sus piernas se relajaron, finalmente retiró su mano de la boca mostrando esa sonrisa de satisfacción que tienen las mujeres cuando están bien cogidas. Mi tío se quedo quieto sobre mi madre, ambos se besaban mientras tanto, yo decidí que era hora de retirarme, pues creo que ya había visto demasiado y tuve suerte de no ser visto.

Salí divisando a los lados del pasadizo para no ser visto, y me dirigí a mi alcoba, donde llegó mi madre al rato que hice mi ingreso, me encontró dándome un baño, le indiqué que estaba acalorado por el clima de verano, me dijo te espero para salir a comer algo, finalmente se acabó aquel primer día sin la presencia de mi padre.

CONTINUARA.

Dedicada al encanto y la dulzura de las mujeres peruanas. Cualquier comentario o deseen platicarme sobre el tema, mi correo es leotodo1@hotmail.com