Mi inexperta esclava (4: Tareas del hogar)

La sesión continúa, esta vez en el piso inferior, con una toma de fotos de Candy para la posteridad.

Bajé junto con Candy al salón y una vez allí le ordené que tomase asiento. Cogí mi cámara de fotos y saqué fotos de la sala de estar (que era donde nos encontrábamos) y de las habitaciones colindantes. Todo esto para que, si en un futuro quisiera hacer fotomontajes comprometidos, este detalle le diez más realismo.

Tras comprobar que la batería de la cámara rondaba el 87%, indiqué a mi perrita que se tumbase en el sofá, desnuda como estaba, bocarriba. Tomé unas cuantas fotografías, tanto de sus hermosos pies y primeros planos de su coñito y pechos, como planos generales del torso y el cuerpo, para más tarde fijarme si mi esclava tenía algún defecto que arreglar. Satisfecho con la docena de fotos, le dije que se volteara y se pusiera a cuatro patas. Desde el otro extremo del sofá tomé unos cuantos planos de su rajita y su culito (lo cual era una visión tremendamente excitante)y algunas fotos, por qué no, de las plantas de sus pies.

Repentinamente tuve una idea, le pregunté algo y fui a buscar lo requerido. Traje un rotulador de tinta indeleble y su bolso en el cual, obedientemente, se encontraban los artículos pedidos en nuestra primera sesión. La ordené maquillarse un poco y ponerse el collar que a partir de entonces llevaría en cada sesión. Viendo el resultado, saqué algunas fotos más de su cara retocada y su cuello adornado; me vendrían de perlas en futuro cercano… A continuación, destapé el rotulador y, una vez volvió a estar a cuatro patas, separé sus glúteos con una de mis manos (sacando de paso alguna morbosa foto más) y escribiendo en el interior de cada muslo, cerca de su rajita, la palabra "PUTA". Un par de fotos más y pasé a su pezón izquierdo el cual "adorne" (y fotografíe) con un piercing pintado.

Una vez terminado el reconocimiento físico de la esclava, le tendí el minihuevo vibrador, o cual ella entendió como una orden directa y lo ubicó en su interior. Cogí el mando y agitándolo frente a su cara de forma que lo viese le dije:

-Ahora perrita, vas a trabajar. ¿O pensabas que tu esclavitud sólo es sexual?- no dijo nada, tan sólo siguió mirando el mando-Bien, ahora vas a hacer las tareas de la casa, para que la zorrita de tu hermana al volver esta noche de su fin de semana no note nada extraño. Eso sí, llevarás a cabo estas tareas desnuda ¿Entendido?

Asintió como siempre, como de costumbre (lo cual sin saber por qué, me enojó ligeramente) y se puso manos a la obra.

Durante el resto de la mañana ella trabajó y yo me dediqué a fotografiarla y de vez en cuando, a accionar el vibrador para que se fuese acostumbrando a su nueva situación. Estuve pensando en algo…dándole vueltas…todo era perfecto, ella era perfecta…pero había algo que no cuadraba. Se me ocurrió una posible razón y para asegurarme de mi corazonada, me levanté y justo cuando Candy lavaba un plato, la empujé del codo y éste cayó al suelo. Al ver un mínimo brillo en sus ojos (aquel que hace poco ya había visto) lo supe. Le ayudé a recoger, puesto que había sido mi culpa que el plato se rompiera y preparé la mesa para comer.

Candy guisó un estofado de verduras para dos y se sentó a la mesa. Cuando fue a comer, accioné el vibrador y la cuchara cayó al plato. Ella se incorporó y de forma sumisa me miró.

-Come-dije con una sonrisa-¿O es que no tienes hambre?

Seguí comiendo, vigilándola de reojo y cuando volvió a intentarlo, subí la potencia del vibrador y pulsé el botón de nuevo. Así estuvimos diez minutos, hasta que oí lo que esperaba:

-Amo… ¿podría comer por favor?

¡¡Por fin!! Eso era lo que faltaba, mi sumisa no tenía personalidad. Pero todavía había un resquicio en su mente que no se hallaba completamente en la penumbra.

-Por supuesto-respondí levantándome y llevando el plato al fregadero, pues ya había terminado. Al volver, cogí su plato y lo posicioné en el suelo.- Pero lo harás aquí perrita. A los pies de tu amo. ¿No te agrada?-pregunté con una sonrisa.

Ella se sonrojó e imperceptiblemente asintió. Se levantó de la silla, recogió su cubierto y se dirigió a mis pies.

-No, no, no…-dije quitándole la cuchara-Las perritas malas no usan cubiertos. Puedes comer con la lengua y si quieres, con las manos.-le guiñé un ojo y dándole un beso en la mejilla añadí- y cómetelo todo.

Mientras ella terminaba de comer saqué un par de fotos más. Cuando terminó se incorporó, quedando sentada sobre sus rodillas, con la cabeza gacha. "He sido un poco duro esta última hora", pensé "se merece un descanso".

Le alcé delicadamente la barbilla, y con ella su mirada y su cuerpo, y le besé delicadamente en los labios. Le susurré al oído que descansase, por lo que subió a su habitación y allí se introdujo en su cama. La arropé acariciándole el pelo a medida que se sumía en un profundo sueño. Sentí su respiración en el brazo derecho y pensé con ternura, que era la mujer más guapa que había conocido. Y era mía

Si hacer ruido me incorporé en la cama y cogí la cámara. Saqué un par de fotos de su carita tranquila, confiada, feliz… y salí del a habitación. Bajé al sofá y durante tres cuartos de hora pensé en qué hacer a continuación. No quería perderla, pero tampoco quería que no supiera que pasaba. Al fin hallé la solución.

Subí a su habitación y la desperté suavemente "Candy…Candy…despierta". Una vez despierta le dije:

-Escúchame bien Candy. Vamos a realizar una mejora en tu programa de sumisión. De hoy en adelante, cada día que te despiertes irás asumiendo tus dos vidas a la vez, de modo que ambas facetas de tu personalidad convivan. Al principio lo verás en pequeños detalles. Pero a medida que el tiempo avance serás consciente de tu sumisión.

Una sonrisa afloró en sus labios, lo cual no me lo esperaba, pero continué:

-Durante tu asimilación voy a realizar un punto base de retroceso, algo así como un punto de guardado al cual volver si algo va mal. Es decir, que serás cada vez más consciente y podrás ir participando gradualmente en las decisiones (eso sí respetando mi autoridad) de modo que podrás elegir color si te pido que compres algo, o que si pido tu opinión me la des o incluso que tu propongas actividades para tu entrenamiento.

La palabra clave para ese "punto de guardado" será: Khamal. Si en algún caso te desmadrase y no acatases mis órdenes, tu cerebro se reiniciaría volviendo a tu estado primitivo de obediencia absoluta. ¿Lo has entendido?

Aún sonriendo, ella asintió, esta vez con vigor. Mucho más tranquilo por esta "reforma" la cual me eximía de la dura decisión, miré en derredor. Mi mirada se encontró de nuevo con las braguitas "BITE ME". Sonriendo me volví hacia mi sumisa y le ordené:

-Vas a hacer dos montones en tu cama. En uno vas a poner toda aquella topa interior provocativa como es el caso de los tangas, ropa interior de encaje y este tipo de braguitas- dije cogiendo de la mesa, las suaves braguitas y oliendo de pasada su aroma oculto.- En el otro, vas a poner toda aquella ropa que en tu interior sabes que no sería útil para una perrita como tú. Este segundo montón guárdalo en unas cajas de cartón o en bolsas, como veas. Ya te puedes vestir, princesa.

Dicho esto me despedí, dejándola con su ardua tarea y me dirigí a mi casa. Comprobé que llevaba la cámara en el bolsillo de mi chaqueta y entré en casa. Mis padres no habían llegado aún de su sesión de compras. Subí a la habitación y comencé el trabajo. Volqué las fotos al ordenador y las clasifiqué en sus respectivas carpetas, creando tres subcarpetas "100% Candy", "Tareas domésticas" y "Otras" en las cuales separé las fotos tomadas.

Cuando todo estuvo clasificado, abrí el programa de edición de fotos en pantalla y procedí a cambiar el piercing pintado del pezón por otro plateado con forma de aro fino, que hallé por la red.

A continuación, me conecté a internet y creé un fotolog de relaciones sexuales para mi perrita con el sobrenombre de Candy e indicando gustos y edad, pero no lugar de residencia, teléfonos ni intereses sexuales. Tras rellenar vagamente los datos del perfil (ya lo iría completando con el paso del tiempo), añadí la foto tomada esta tarde de mi perrita maquillada con collar y la marqué como principal. Después subí un par de fotos de su culo y otras de su cuerpo (en las que no se veía su cara) para no comprometer aún la situación. Para finalizar marqué su fotolog como privado, de modo que nadie que no fuses aceptado por mí, pudiese ver el perfil y las fotos de Candy. Cada vez estaba más atrapada. Era aún más mía.

A partir de ahora se realizará un ligero desdoble de la historia, mostrando a partir de ahora el día a día de Candy y su aceptación.

El nombre elegido para el punto de guardado se ha elegido en honor de un personaje de rol (que a mí me gusta mucho), que para eso soy el autor ;P

Gracias a quienes me apoyan y me leen. Como avance diré que se consolidará la sumisión a partir de los capítulos 6 y 7 (ya escritos y en revisión). A partir de ahí, comenzará el uso de Candy y más sorpresas