Mi increible profesora lesbiana
Yo tenía 25 años estaba estudiando una carrera y a pesar de gustarme mucho, había una asignatura que no había forma de enterarme, entonces decidí apuntarme a clases particulares. Me puse en contacto con una academia y había una profesora de 35 años que impartía clases de esta asignatura que para mí era tan horrible.
Yo tenía 25 años estaba estudiando una carrera y a pesar de gustarme mucho, había una asignatura que no había forma de enterarme, entonces decidí apuntarme a clases particulares. Me puse en contacto con una academia y había una profesora de 35 años que impartía clases de esta asignatura que para mí era tan horrible. La asignatura era Informática de Gestión.
Me dijeron que debía presentarme el próximo Lunes y que mi profesora sería Paula. Cuando llegué a la academia, me indicaron que la profesora me esperaba en la clase II, cuando entré no había nadie más en la habitación sólo una mujer sentada en la mesa hojeando unos apuntes, morena, con el pelo largo y unas gafas que la hacían muy atractiva. Tenía una falda y sus piernas cruzadas, llamé a la puerta y ella me miró, me preguntó si era Sofía y yo asentí, y tuve que tragar saliva para no ahogarme. ¿ Qué me había pasado con esa mujer?.
Me comentó que esta asignatura la impartía por las mañanas, pero que el grupo era de 10 y que no admitía más personas, y que de momento yo estaba en el grupo de tarde y por ahora estaba sola. Me sonrío y a la vez me dijo que así tendría más tiempo para dedicarme. Tuve que volver a tragar saliva, me estaba poniendo nerviosa.
Empezamos con el temario y después hicimos una práctica en el ordenador, mi ratón se movía muy lentamente, entonces yo tenía la mano en el ratón intentando moverlo y ella puso su mano encima de la mía, sentí como un escalofrío subía desde mi pubis hasta mis senos. Era la primera vez que veía a esta mujer y me estaba poniendo nerviosa.
Durante la noche tuve muchas fantasías con ella, incluso cuando hice el amor con mi novio, pensaba que la que acariciaba, la que me besaba y la que me abrazaba era ella. Yo no sabía por qué me sucedía todo eso. Sentí deseos por esa mujer, unos deseos increíbles, tenía unas ganas tremendas que me viera desnuda y que me tocara, me lamiera, me acariciara, y me hiciera estremecer de placer. Yo nunca había sentido deseos por una mujer, pero esta vez ocurrió y muy fuerte, el primer día de academia, ¿que haría más adelante? .
Durante el primer mes, tuve situaciones parecidas a la del primer día, yo estaba cachonda en clase y en todas partes a consecuencia de mis pensamientos con ella.
Un día tenía una ganas tremendas de verla y tenía deseos de ser suya, tenía deseos eróticos con ella, necesitaba hacer el amor con ella. Ya no pude aguantar más, llevaba un mes reprimida y estaba dispuesta a todo. Entonces me puse una falda con un raja delante que dejaba ver parte de mis muslos, y una camiseta ajustada que marcaba mis pechos. Durante todo el día me había sentido muy húmeda a consecuencia de mis pensamientos y mis deseos con ella. Me fui a la academia, y al llegar me la encontré llorando, le pregunté qué le pasaba y me pidió un abrazo, se lo di y pude notar como mis pechos se juntaron con los de ella, me salió un pequeño gemido al sentir ese roce tan maravilloso con el cuerpo que yo tanto deseaba.
Nos habíamos hecho muy amigas en ese mes, ya que yo era su única alumna de la tarde y nos llevábamos bien. Me sugirió ir a tomar algo, pues la clase podríamos impartirla al día siguiente y la aumentaríamos una hora más. Yo estuve de acuerdo, me contó con total naturalidad que su novia la había dejado por otra, entonces comprendí que era lesbiana, eso me gustó, pues yo tenía deseos con ella. Después de tomarnos unos refrescos me pidió que la acompañara a su casa, yo accedí y cuando entramos tenía una casa muy reconfortante y fresquita, entonces me dijo que estaba sofocada y que si no me importaba que se quitaría la camisa, yo me sorprendí pero no me dio tiempo a responder, pues cuando me di cuenta ya se había desprendido de ella y estaba en sujetador, pude observar sus grandes pechos a través del sujetador, volví a sentir una punzada en mi sexo y tuve deseos de lanzarme hacia ella. Entonces ella se paseaba como si nada por la casa, trajo una botella de vino muy fría y se sentó a mi lado.
Entonces yo estaba muy nerviosa, empecé a temblar y no sabía qué decir, no podía soportar ver el comienzo de sus pechos que querían salir del sujetador que los aprisionaba. Le dije que debía irme y de pronto me cogió del brazo y me hizo que me sentara de nuevo a su lado. Noto como te pones nerviosa cuando estas conmigo-me dijo y eso me puso aún más nerviosa. Sé que tienes deseos conmigo. ¿ cómo lo sabes?- le pregunté?- Lo sé.
Yo no dije nada más, pues estaba ardiendo en deseos, ella me cogió de la mano y me llevó a su habitación. Me tumbó en su cama y me dijo que me dejara llevar. Primero metió su mano en la raja de mi falda y comenzó a tocarme los muslos, después me quitó las bragas y empezó a tocar mi coñito, yo estaba empapada y empecé a tener espasmos, solo con el roce de su mano en mi rajita y mi clítoris tuve un orgasmo rápido por la situación tan caliente que yo ya llevaba acumulando. Di un gemido y eso le gustó.
Me quitó la camiseta y el sujetador y dejó mis pechos al aire- ay!! Qué tetitas_ me dijo, y eso me excitó mucho, mis pezones se pusieron duros y empezó a lamerlos con suavidad, yo no podía más y esto no había hecho más que empezar. Me chupaba los pezones pasándose de uno a otro mientras que su mano la introducía por debajo de la falda, por la raja de la falda y seguía masturbándome. Me quitó la falda y yo le pedí que me dejara actuar a mí. Tenía ganas de tenerla entre mis brazos, estaba loca por meterme una de sus tetas en mi boca. Le quité los pantalones y las bragas, y empecé a tocarle el clítoris, estaba empapado. Le quité el sujetador y dos grandes pechos con enormes pezones oscuros quedaron al descubierto, sólo de pensar que había empezado a chuparlos me estremecí. Me volví loca con sus grandes tetas, enormes, estaba desesperada y por un momento pensé que iba a ahogarme con una de ellas, con la ansiedad y deseo que la intenté introducir en mi boca.
Ella empezó a gemir. Me pidió hacer el 69 y entonces ella estaba tumbada en la cama boca arriba y yo me monté encima. Puse mi coño en su boca y me tendí encima para poder chuparle el suyo. Las dos estremecíamos, mientras yo chupaba su clítoris y metía mi lengua en su raja de la vagina, ella me hacía estremecer con lengüetazos rápidos y cortos, comencé a hacer lo mismo y las dos nos fundimos en orgasmos intensos. Después metimos y sacamos los dedos con rapidez.
Cuando terminamos, estábamos realmente empapada me di la vuelta y me monté encima, nuestros pechos y nuestros pubis estaban unidos, empezamos a besarnos con lengua cálidamente y entonces cuando terminé empecé a cabalgar rápidamente encima de Paula, la dulce Paula, y ella también comenzó a moverse y nos fundimos en otro orgasmo. Estábamos exhaustas, me subí hacia arriba y le puse mis pechos en su boca para que siguiera lamiéndolos, me encantaba esa sensación de que me tuviera en su boca, de estar encima de ella. De tener nuestros cuerpos unidos, estábamos muy cansadas, y ese fue el principio de muchos días. Continuará.