Mi inclinación a la homosexualidad

Hay momentos en la vida, que te determina ciertas tendencias, que de no considerarlas, puede hacer de arrepentirte en el futuro

Mi inclinación a la homosexualidad.

Soy Geronimo, esto que les contaré, sucedio hace  bastante tiempo atras, iba a la primaria y siempre me he preguntado, si uno nace con una tendencia heterosexual o homosexual, o la va adquiriendo durante su crecimiento. En mi caso todo se inicio, o por lo menos desde que lo recuerdo, un día que fui castigado por mi maestra, que llevándome al fondo del aula, me colocó sobre su falda, propinándome una serie de chirlos, en mi traste, que si bien me dolía un poco, me producía una cierta estimulación muy grata, desconociendo su procedencias.

Apenas finalizo con mi castigo, me dice:

“La próxima te bajaré los pantalones”

Creo que sus palabras me produjeron cierto cosquilleo, por supuesto que no conté nada en casa, porque en ese tiempo lo que decía o hacia  la maestra era palabra santa.

Hasta que después de un tiempo, recordé sus palabras, y sin decidirme inmediatamente, a los pocos días, le contesté mal, motivo suficiente para repetir el castigo. Mientras me tomaba de una oreja llevándome al fondo del salón, diciendo:

“Al primero que se de vuelta, recibirá lo mismo”

Se sentó, apoyándome boca abajo en su regazo, bajando mis pantalones, que después de unos instantes también lo hizo con mis calzoncillos, quedando ambas prendas entre mis tobillos, parte de mi sexo o pelvis estaba en contacto con sus piernas que debido a tener abierto el delantal y sus corta pollera, nuestra piel quedó en contacto.

Su primer chirlo fue suave, pero a medida, que proseguía se iba haciendo mas intenso, volví a sentir esa sensación pero más penetrante, hasta comencé a tener una erección, que no tengo dudas que mi maestra lo debe haber percibido

Hasta sentí como una especie de eyaculación, algo que nunca había experimentado, cuando acabó con mi castigo, me ayudo a levantar mis prendas rozando con su dorso mi sexo, aun erecto, su rostro parecía distinto, como si hubiese cometido algo prohibido, me miró, mandándome a mi banco.

No volvió a castigarme, y por supuesto jamás se tocó el tema, con el tiempo comprendí que había existido en ese momento un acto erótico.

Fue pasando el tiempo, cuando vino a casa un primo de mi edad, que vivía en otra ciudad, que si bien nos veíamos esporádicamente, manteníamos un buena amistad.

Por supuestos que lo pasábamos muy divertido esos pocos días que se quedaba, esas guerras con almohadones, las luchas que se fueron acrecentando, con intentar desnudarnos mutuamente, para continuar sin nada esa lucha que de alguna manera mantenía implícito un contacto voluptuoso.

Que más de una vez quedaba boca abajo, montándose sobre mis nalgas, sintiendo su aparatito, rozar mi culo, algo que me atraía, pero jamás llegamos al paso siguiente,  solo tocarnos o agitábamos nuestros penes, sin llegar a nada más, por temor por respeto, no sé pero quedó con el tiempo como una asignatura pendiente.

Realmente sentía una tristeza cuando se iba,  por que pasaba bastante tiempo hasta nuestro próximo encuentro.

En el barrio en que vivía, había cerca de mi casa una cantera abandonada, que al ir creciendo la zona se prohibió explotarla,  en ese lugar merodeaba unos chicos que conformaban un grupo capitaneado por uno, denominada la banda de Garuffi,

Que aquel chico caía en su poder algo le hacían.

Mis amigos, compañeros de colegio le teníamos algo de temor, evitando andar por esa zona, las anécdotas eran  varias,  que los ataban, le cortaban el pelo, lo desnudaban y una cantidad de cosas, pero no conocíamos a ninguno que les podría suceder algunas de esas cosas.

Propuse ir unos cuantos y atacarlos a ver que sucedía, a todos les pareció buena idea, pero jamás logré que se concretase. Como siempre fui algo curioso y hasta aventurero por así decirlo, una tarde fui, no vi nada, hasta que aparecieron dos con palos, corriendo hacia mí,  que como estaban lejos los insultaba, y gritaba cosas, que los enfurecía mas, era como un desafío,  algo que la adrenalina que me  originaba, terminaba excitándome, a pesar que  pude llegar a mi casa sin problemas.

Creo que eso me envalentonó, relatando lo sucedido a mis amigos, diciéndole de ir varios a ver qué pasaba, pero nada de eso se llevó a cabo. Hasta que un  atardecer, opté por reiterar esa aventura, que me encantaba esa secreción que mi cuerpo creaba.

Ya estaba oscureciendo, cuando sorpresivamente me agarraron entre tres, más o menos de mi edad, me defendí, hasta golpear a uno de ellos, cuando surgió un cuarto que ayudo a que me redujeran,  en ese momento me arrepentí de lo que había hecho, pero era tarde.

A de intentar zafar de estos pendejos, me fue imposible, traté de no llorisquear porque sería peor, pero terminé amarrado a un poste, divirtiéndose conmigo, durante un buen rato, cuando llegó un quinto muchacho, mayor que el resto, que le decían “jefe”, dándome cuenta que era el tal Garuffi.

“Que hizo?” preguntó

“Cruzó por nuestro territorio”

“Aja, habrá que darle un castigo, que proponen?”

Estaba bastante asustado, al punto que me orine, a la espera de lo que decidiesen, pero ese fue un motivo especial, para comenzar a desnudarme, me sentía extraño, una mezcla de pánico y a su vez como una excitación, cuando veo a uno de ellos con una varilla flexible, agitándola en el aire, mientras otro me bajaba los calzoncillos, hasta quedar al descubierto mis glúteos, recibiendo, varios azotes, que me recordaron los chirlos de mi maestra, produciéndome una estimulación similar.

Pero al pasar un par de personas por el lugar le gritaron, viniendo en mi ayuda, desatándome, mientras se escaparon todos, me vestí, agradeciendo su intervención, corriendo hacia mi casa.

Días después recordaba lo sucedido, que a pesar del temor que tuve, tenía una sensación de  excitación, algo que no comprendía porque me sucedía.

Todos los años se hacia una kermese, en un colegio de curas, cercano a casa, siempre concurría con mis amigos, o con mis padres en otra ocasión, pero esta vez fui solo, esperando encontrar a algún conocido, cuando veo a este Garuffi, un tipo de veinte años mas o menos, quedando paralizado, al ver que me reconocía y se me acercaba, aunque en un tono tranquilo y  amigable me dice:

“Hola, como estas, disculpa lo del otro día, era para divertirnos un rato, no o tomes a mal”

Tomándome, del hombro, siguiendo hablando, como si fuésemos grandes amigos, que lentamente fui aceptando esa imprevista amistad. Después de un rato me dice:

“Vamos a otra parte, ya me cansó esto”, sin oponerme demasiado acepté su sugerencia, no sé si por temor o por no contradecirlo.

Enfilo hacia la cantera, aunque le dije que prefería otro lugar, no se opuso tomando rumbo a un bosque, algo más lejano, mientras me llevaba del hombro hablando de todo un poco. A pesar que sospechaba, que había alguna intención, me deje llevar, hasta que llegamos al lugar previsto, donde continúo la conversación, comenzando a preguntarme, si tenía novia, si había tenido sexo, fui contestando, pero como para demostrar que había tenido cierta experiencia, le relaté lo de mi primo y hasta lo de la maestra, que después me arrepentí de haberlo hecho.

“Y no te penetro tu primo?”

“No” contesté algo avergonzado

“Pero te habría gustado, que lastima, tendrías que practicarlo alguna vez”

“No sé, nunca lo pensé”

Cuando, se levanta, baja su cierre, comenzando a orinar, observando por vez primera una verga bastante desarrollada, mientras de reojo miraba mi reacción, que ciertamente expresaba algo de agrado,  diciéndome:

“Así de grande era la de tu primo?

“No, mucho más chica” contesté  algo avergonzado.

“Quieres tocarla ? Bajándose los pantalones, apreciando su crecimiento, mientras me sugiere que le muestre mi verga, a la vez que toma mi mano, acercándola a su sexo, que oprimo levemente.

“Te gusta?, dime la verdad, no pasa nada”

Sin dejar de acariciarla, le digo tímidamente que si, mientras se coloca a mi lado, desabrochando mi camisa, quitándola acariciando mis tetitas, que reaccione de una manera gustosa.

Acto seguido, quitó mis zapatillas y fue desabrochando mi cinturón quedando solo en calzoncillos, mientras su aparato estaba totalmente erguido, era ineludible el paso a seguir, mi nerviosismo era más que evidente, sumado a la excitación y al temor.

Tomó mi cabeza, llevándola a su verga, que rápidamente lamia tímidamente, mientras quitaba mis calzones, situación que comenzaba a estimularme, desnudo volcado sobre su sexo, estimulándolo con mi boca, mientras oprimía mis glúteos produciéndome mayor placer.

Cuando oí voces y gente que concurría al lugar, rápidamente intenté vestirme, cuando Garuffi, se disgustó, por dejarlo a medio camino, diciendo:

“Por tu bien, mañana te espero en la cantera, que te desvirgare, y cada dia           que postergues será peor”

Regrese a mi casa, pensando en lo sucedido, no sabía si me había agradado o si estaba actuando correctamente,  pero mi temor era ser penetrado por esa  verga, posiblemente de habernos quedado más tiempo lo habría hecho. Al llegar a casa Mientras mis padres preguntaban por donde estaba, que me buscaban en la kermese sin poder hallarme, dándole una respuesta cualquiera.

, Durante la noche mi mente, estaba obsesionada por la verga de Garuffi, hasta dormí desnudo, y ante esa excitación, termine colocándome el mango de un cepillo de dientes hasta sentir la cerda pinchar mi ano, finalizando con una desesperante masturbación.

Cuando me desperté a la mañana siguiente para ir al colegio, estaba más apaciguado,  decidiendo no ir a verlo. Pasó más de una semana, hasta que una tarde al salir del cine, lo veo junto a sus  compinches, intenté eludirlo, pero me interceptó, junto con sus acompañantes.

Se acercó,  colocándome su brazo sobre el hombro, mientras me hablaba, fue encaminándome, hacia el lado contrario a mi casa,  haciéndome enfilar hacia la cantera, intentando despegarme de él, sin buen resultado.

Al llegar al lugar, pretendí  negarme, pero me tomaron entre dos y me hicieron entrar en esa  casilla  maloliente, donde un par de sillas, una mesa y un colchón en el suelo, conformaban el amueblamiento.

Debo admitir que estaba bastante temeroso, suponiendo en que terminaría esta imposición, cuando me hace sentar en la silla, diciendo después de un rato que  comenzara a desvestirme, lo miré sorprendido, mientras los otros dos disfrutaban de lo que me estaba sucediendo, cuando me dice:

“Prefieres que lo hagan mis muchachos?, son bastante bruscos”

Así que lentamente me fui sacando la ropa, hasta quedar en calzoncillos, comentando:

“Todo, te dije”

Bastante asustado me quité la última prenda, quedando desnudo ante ellos, pensando, porque demonios fui al cine, mientras me observaban de una manera muy gustosa, comentando:

“Mete tu verga entre las piernas” Sorprendido por el pedido, tardé en hacerlo, cuando repiten:

“No entiendes, lo que te dije” Sin pérdida de tiempo lo hago,  desapareciendo a la vista de ellos.

Muy linda y tan tiernita, con ese rico culito blanco, un poco de maquillaje y el pelo algo ms largo, y serias una apetecible hembrita”, que les parece muchachos?”.

“Nos encantaría “Dijeron a dúo.

Me llamó, asiéndome sentar en sus rodillas, acariciando mi cuerpo, fundamentalmente mis glúteos,  efectuando algún chirlo esporádico.

En el momento les dice que salgan, que ya no los necesitaba, saliendo de mala manera de la casilla, sintiéndome muy aliviado al quedar solo con Garuffi,  que traté de explicarle porque no había regresado, deteniendo mi comentario, diciéndome:

“No tienes que explicar nada, solo déjate llevar, y tendremos una buena amistad y algo más si quieres” mientras sus caricias eran cada vez mas provocativas, al punto de tener una imprevista erección, al verlo bajar el cierre mostrando su verga totalmente erguida.

Que me hizo reaccionar, ante su acoso.

“Estas calentita, y yo también, hace varios días que no lo hago”

Mientras se quitaba el resto de su ropa, con su dura verga, preparada para entrar en acción.

‘” Tienes dos opciones, una aceptando o a la fuerza, pero el objetivo se cumplirá de una u otra forma”

No sé si estaba preparado, pero ya habíamos iniciado algo, si bien no lo tenía previsto, tenía que aceptarlo. Sin demasiado preámbulo, me tomó de los hombros haciéndome arrodillar, mamando inmediatamente su tieso aparato, bastante poblado de vello,  hasta sentirlo totalmente en mi boca, donde mi excitación comenzó a acrecentarse, empezando a disfrutar de ese sexo inesperado.

En cuanto percibió que estaba por venirse, quitó su aparato de mi boca, me acostó en ese sucio colchón, comenzando a acariciar mi cuerpo, succionando mis tetillas, oprimiendo mis glúteos hasta hacerme gemir, metiendo un dedo en mi recto hasta llegar a soportar dos de ellos.

Gradualmente fue elevando mi calentura, llegándolo a besar en los labios, diciéndole:

“Hazme tuyo, si lo desees” Palabras que brotaron de mi boca sin pensarlo..

No me explicaba, como podía entregarme de esa manera, ante ese desconocido que solo conocía su apellido,  en tan corto periodo de mi existencia. Fue el momento, en que colocándome en cuatro, inicio una lamida en mi ano, produciéndome un sinfín de estimulaciones, más que agradables.

En el instante que su aparato recorría mi surco, hasta detenerse en mi abertura, sintiendo oprimir su glande en mi intacto ano, que comenzó a abrirse camino, gimiendo de por el sufrimiento que me producía, mezclado con un goce inesperado, mientras centímetro a centímetro iba usurpando mi intimidad.

Diciéndome en esa dura penetración:

“Te encanta mi hembrita,  como penetro ese estrecho y virgen conducto?”

Hasta que con un fuerte empellón, su verga se había hecho dueña de mi recto, sintiendo sus testículos, pegarse a mi culo, como en demostración de predominio  sobre mi cuerpo. Permaneciendo un rato, estático, amoldándose a mi conducto rectal, acariciando mi espalda.

Me relaje tratando de calmar la dolencia que me producía, cuando comenzó a bombearme de una manera ávida, entrando y saliendo, ciñendo con sus manos mi estrecha cintura, hasta lo más recóndito de mí ser, apreciando que mis intestinos, parecían ser comprimidos contra mis órganos.

Cuando su cuantiosa leche, rego mi interior,  cayendo su cuerpo inerte sobre mi espalda, si bien no había eyaculado, me levanté con la intención de vestirme e irme. Deteniéndome en mi intención, impidiendo vestirme:

“Por favor, es tarde, mis padres, estarán preocupados”

“Tranquilo, un rato mas”

“Pero, mañana vuelvo, y hacemos lo que quieras”

“No jodas, que llamo a los muchachos para que te follen”

Preferí, quedarme callado, mientras Garuffi, seguía acariciándome, hasta que después de un buen rato, me levantó sentándome sobre la sucia mesa, levantó mis piernas apoyándola sobre sus hombres, y nuevamente me penetró, de una manera bastante violenta, con un acompasado bombeo, sintiendo su miembro friccionar la membrana de mi recto.

Iniciando una leve masturbación, hasta poder eyacular al unísono de mi activo amador, que apenas acabamos, me vestí, siendo bastante tarde, diciendo a sus muchachos que me acompañasen, y que si me pasaba algo les cortaba las bolas.

No sé, si regrese contento a casa, o si lo había disfrutado totalmente, pero opté  de dejarme el pelo largo, volviendo a los pocos días  a la cantera.