Mi imaginación y el chorizo

Mi imaginación me hace pasar muy mal. Como la noche en que mi mujer se comió un buen chorizo.

Os voy a contar lo de mi imaginación. Me llamo Joaquín y estoy casado con una preciosidad de mujer llamada Sara. Tiene 27 años y no hemos tenido hijos. Su cuerpo es una tentación para cualquier hombre que la vea. Firmes pechos que en contraste con su fina cintura parece que se agrandan con cada respiración. Una cara angelical que la hace aparentar tener 5 años menos. Y un culo que dan ganas de comérselo a mordiscos. Siempre me han dicho que cómo es posible que una mujer así se halla casado con un hombre como yo, tan poca cosa.

Y aquí es donde entra el problema de mi maldita imaginación. Siempre me imagino a todos los hombres como lobos acechando a una gacela, mi mujer, intentando por todos los medios follarsela. Me imagino a sus compañeros de trabajo acosándola, insistiendo una y otra vez, hasta que consiguen llevársela varios de ellos al baño y allí se la follan por todos los agujeros. Con ansia, cada uno varias veces hasta que entra el jefe y les echa una bronca devolviéndoles al trabajo, menos claro, a mi mujercita, que le mira a los ojos como pidiéndole perdón haciéndose la inocente. Pero su jefe no tiene perdón y lo que hace es follarsela por la boca sin piedad, hasta que se corre y ella se lo traga todo. Joder¡¡¡ Pero, claro¡¡ Esa es solo mi imaginación¡¡ Eso nunca ha ocurrido, pero yo me lo imagino y me pongo malísimo. ¿Me entendéis ahora?

Cuando va al masajista, me imagino como la va acariciando poco a poco, excitándola suavemente, acariciando sus pechos, bajando hasta la entrepierna y usando su lengua consiguiendo que llegue a un tremendo orgasmo. Y después aprovechando su humedad la penetra hasta que se corre dentro de mi mujer. Por supuesto el masajista es un tío súper bueno, fibroso, aunque la verdad es que no le conozco e igual es un tío feo y gordo. Pero no se como un hombre heterosexual podría resistirse a tener a mi mujer medio desnuda y no aprovecharse.

Una vez hablé de esto con mi mujer y me dijo que era mi imaginación, que eso no ha pasado nunca. El caso es que me doy cuenta de como la miran por la calle, con deseo, como llevan sus manos a sus paquetes, como intentan rozarse con ella en los autobuses, pero debe ser mi imaginación de nuevo, no? Cuando sale con sus amigas de fiesta, me la imagino bailando en medio de la pista y los adolescentes y maduros la rodean, se restriegan haciendo de ella un sándwich, sintiendo el paquete de uno de ellos en su entrepierna y el de otro en su trasero, y ella no para de reír, se la llevan al baño y ella inocentemente pregunta que adónde la llevan, y en el baño se la follan uno detrás de otro. Uff, no puedo vivir con esta imaginación¡¡ Lo paso muy mal.

Ahora os voy a contar lo del chorizo. Ocurrió un día que dos amigo míos, que son hermanos y viven juntos, nos invitaron a mi mujer y a mi, junto con otro amigo a una noche de juegos y peli en su casa. Yo siempre les agradezco que incluyan en las invitaciones a mi mujer para que no se sienta excluida, aunque algunas veces me parece que les interesa más que vaya mi mujer a que vaya yo. Mi imaginación otra vez.

Llegamos a la casa un poco tarde y ya estaban los tres preparados. Nos saludaron, sobre todo a mi mujer. En vez de darle dos besos como es lo habitual, sin saber cómo empezó la costumbre, la saludan dandole un piquito en la boca. Un besito fugaz, insignificante, pero en los labios. Y a mi me parecía que cada vez se prolongaba más. Me parecía que se pegaban al cuerpo de mi mujer. Me los imaginé que terminarían saludándose con un morreo con lengua, apretándose, sintiendo los pechos de ella y ella sintiendo sus erecciones....ufff, ya me estaba jugando malas pasadas mi imaginación¡¡.

La verdad es que fue una noche muy divertida. Con los juegos nos lo pasemos muy bien. Sobre todo mi mujer que la veía como reía continuamente. Y seguro que fue de nuevo mi imaginación que se rozasen con mi mujer cada dos por tres como por accidente. O una vez en la cocina y aprovechando que mi mujer cogía un vaso de un armario alto, uno de ellos se ponía detrás y se apretaba con su trasero. Se que fue mi imaginación porque mi mujer jamás permitiría ese abuso. ¿O no fue mi imaginación cuando ella trastabilló y al caer su mano fue directa a la entrepierna de uno de ellos?.Ya no se que pensar.

El caso es que no se como salió la conversación, pero empezaron a hablar en tono broma que si a mi mujer le gustan los chorizos, que como le gustan, y mi mujer para no ser mal educada les seguía la broma, que si le gustan grandes, que si podría con tres bueno chorizos y ella respondiendo que habría que probarlo, que si su marido sabía prepararle un buen chorizo y ella va y se ríe....Vaya conversación¡ La verdad es que no me pareció bien. Los tres se fueron a la cocina diciéndole a mi mujer que le iban a preparar un bocata de chorizo con una salsa especial, para chuparse los dedos. Yo aproveché para decirle a mi mujer que no me había gustado esa conversación y ella me dijo riéndose: Anda, no seas tonto, que estamos bromeando¡

Me fui a la cocina y lo que vi me dejo impactado. Me asomé con cuidado para que no me viesen. Encima de la mesa efectivamente había un bocadillo de chorizo, hasta ahí todo normal, pero los tres tenían sus pollas fuera y se estaban masturbando hacia el bocadillo. La verdad es que los tres estaban bien equipados, sus erecciones destacaban, me parecieron durísimas, estarían muy excitados. Y mi imaginación entro en juego. Me imaginé a mi mujercita, con su cara inocente agachada, esperando que se corriesen en su cara con la boca abierta, anhelante y sonriente.

Les oí como hablaban, diciendo que mi mujer era una guarra, lo buena que estaba, lo que le harían. Uno dijo que se la follaria por la boca sin piedad, agarrándola de la cabeza hasta ahogarla,  otro que pondría su polla entre sus pechos, el otro que la follaria el culo que seguro que su marido no lo había hecho por ahí. Y yo claro, ya sabéis, me imaginaba cada situación que describían ellos y me ponía malo. Entonces se fueron corriendo, echando todos los grumos de semen al bocadillo. Me sorprendí de la cantidad que echaron, dejaron todo el chorizo prácticamente blanco. Corrí rápidamente al salón con mi mujer y poco después llegaron ellos sonriendo con su bocadillo de chorizo con salsa especial.

-Aquí tienes tu bocadillo de chorizo con nuestra salsa especial- dijeron

Y mientras se lo llevaba lentamente a la boca los cuatro hombres miramos expectantes ese primer bocado, parecía que iba a cámara lenta. Le dio un buen mordisco y claro, el semen rebosó por los lados del pan, ella riéndose los recogía con los dedos y se lo llevaba a la boca. También le resbalaba por los labios un chorrito y uno de mis amigos se lo recogió con el dedo y se lo llevo a la boca de mi mujer, diciendo, anda, no desaproveches nada de nuestra salsa especial, te gusta? Y mi mujer dijo, que si, que estaba buena. Y va y me dice ella a mi que la pruebe¡¡, ellos se descojonan y yo conteste con una rápido no¡¡. Bueno tu te lo pierdes. El caso es que no dejó ni las migas. Y estoy seguro que eso no fue mi imaginación joder¡¡