Mi historia III
No quería perderle.
CAPÍTULO 3: Le necesitaba.
-Buenos días cariño.-me dijo Irene incorporandose de la cama. No contesté, no quería, ¿cariño?¿que coño había pasado?¿que narices había hecho?
-Hola.-respondí serio.-vete por favor, no se que ha pasado aquí, pero no quiero nada, quiero que te vayas y déjame pensar. Nos vemos mañana en el colegio, por favor, vete.
-¿Que?-respondio sorprendida mientras le pasaba la ropa. Se vistió, estaba triste, demasiado triste. Se marchó dando un portazo.
¿Que hacia yo ahora? Ya esta, tenia que ir a buscar a Enrique. Bueno, después del mensaje, mejor seria preguntar que paso exactamente ayer, ya esta, ya lo tengo. Llamaré a Pablo.
-Joder, ¿que haces llamándome? Son solo las 10 de la mañana. Ya puede ser importarte tío.-respondió al teléfono con una voz ronca.
-Perdón que te moleste a estas horas, me gustaría hablar contigo,¿podríamos quedar ahora por la mañana a las 12 o 1?-contesté preocupado.
-A la 1 mejor, venga a esa hora te paso a buscar a tu casa.-colgó.
Recogí el cuarto, mierda, ¿no me fastidies? Allí estaba, un condón usado, no, esto no podía estar pasando. Lo había engañado a él, al único a quien quería. Quería desaparecer, irme de esta ciudad. No podría mirarle a la cara como siempre, después de esto no.
Me quite la ropa y me metí en la ducha, sin música. Quería tranquilidad, solo el sonido del agua caer sobre mi cuerpo. Me lave el cuerpo y me quede sentado, en la ducha, calléndome el agua en la cabeza. Salí y me quede mirándome al espejo. Comencé a llorar, ya no estaba esa sonrisa que me carecterizaba ni esos ojos azules brillantes, estaban apagados. Busque algo de ropa, cogí una camiseta blanca lisa y unos vaqueros largos, me puse mis vans negras y me senté en el borde de la cama. Llorando como nunca lo había echo. Me sentía un completo gilipoyas. Lo había traicionado.
Sonó el timbre, ¿ya? Que rápido pasaba el tiempo.
-Hola Manu, ¿que te pasa?-me dijo Pablo entrando en la entradita.
-Ven.-le conteste mientras iba hacia mi cuarto y el me seguía.
-¿Que ha ocurrido? No me preocupes.-contestó con un rostro de preocupación.
-¿Me puedes contar que paso ayer?-dije sentándome en mi cama y ofreciéndole asiento a el.
-Que yo recuerde que estabas muy borracho y empezastes a bailar con Irene, bailabais muy pegados. Creo que te dijo algo al oído y os fuisteis los dos de la fiesta de repente. Me asome a la puerta y os dirigías hacia tu casa creo. Ah, también cuando empezasteis a bailar, el chico este tímido, ¿como se llama?-preguntó.
-Enrique-respondí.
-Ah eso, nunca me acuerdo. Bueno pues eso, cuando estabais bailando el empezó a llorar y se fue llorando de la fiesta, nadie le siguió, no se que le había pasado. Bueno, y ¿por que querías saber esto?-preguntó con curiosidad.
¿Que hacia? ¿Le contaba todo? Lo mío con Enrique y que Irene se despertó en mi cama sin yo querer. No, no podía, no tenia la suficiente confianza con el, solo lo conocía desde hace cinco días. Si, alguien tenia que saberlo, necesitaba hablar con alguien, algún apoyo.
-Veras, esto que te voy a decir no se lo digas a nadie nunca ¿vale? Prometemelo.-le dije ofreciéndole mi mano. Nos dimos un apretón de manos, así que eso significaba que si.-Veras, esta mañana al levantarme me encontré a Irene en mi cama.-lo mire, no estaba asombrado, me imagino que ya se lo habría imaginado.-Pero, veras,..pf..que difícil es eso. Estoy con otro.-dije nervioso a su respuesta.
-¿Otro?.-dijo con cara de asombro.
-Si otro, Enrique.-dije nervioso.
-¿Estas de coña verdad? ¿Tu marica? No, de eso nada, esto es imposible.-dijo alzando la voz.
-Ya se que era imposible, hasta yo lo pensaba, ¡pero yo lo quiero y le he fallado!-respondí.-Ahora, ¿me vas a apoyar o no? ¿Pensaba que eras mi
amigo?
-Uf, estoy flipando tío.-respondió tranquilizándose y sentándose en la cama. Respiro ondo.-Esta bien, eres mi amigo. ¿Desde cuando habéis estado?
-Desde ayer cuando lo fui a buscar, no se que paso que nos besam..
-Ey, que no quiero detalles, bueno el caso es que estáis, y ¿solo lleváis un día y ya le has engañado?-dijo mientras se le soltó una risa.
-Estaba muy borracho, esta mañana me llego un mensaje de él que decía que me olvidara de el para siempre. ¿Que hago?-le pregunte mirándole preocupado.
-¿Y con Irene?-pregunte preocupado.
-Conquistale de nuevo, por lo pronto pídele perdón y hazle saber lo mucho que le quieres.-dijo, se notaba que estaba preocupado por mi.
-Eso es fácil, dile que estabas borracho y que no querías que eso pasara, que solo la querías como amiga y ya esta.-dijo como si fuera lo mas fácil del mundo.
-Gracias tío, le voy a enviar un mensaje poniéndole eso y ya esta.-Cogí mi movil y le escribí el mensaje, se lo envíe. Espero que lo entienda.
-Bueno, es ya casi las 2 de la tarde y me tengo que ir a comer, mañana por la tarde ves a la floristería, compra un ramo de flores con una nota que ponga, perdóname o alguna cursilada de esas y ya esta, que hoy domingo esta todo cerrado. Relájate el resto del día y si estas mal llamame.-me dijo mientras se iba hacia la puerta.
-Muchísimas gracias, eres el mejor.-le dije con una sonrisa. Me devolvió la sonrisa y se marchó.
Fui a la cocina a comer algo, me freí unos filetes y me dormí la siesta hasta las 7 de la tarde, me levanté, mi casa estaba vacía. ¿Y si lo llamaba para que viniera y hablar? No podía soportarlo, me vestí con la ropa de esta mañana y salí a la calle, nublado, espero que no me lloviera.
En 35 minutos estaba en la puerta de su casa. ¿Tocaba? Si.
Me abrió el con el pijama puesto y con ojeras, su melena desvaratada y su cara pálida.
-Vete de aquí, olvídate de mi.-dijo gritando mientras cerraba la puerta. Fui rápido y puse el pie.
-Déjame explicarte por lo menos que paso de verdad.-dije suplicando.-por favor, déjame hablar si no quieres que siga me lo dices y me voy, pero dame una oportunidad.
-Esta bien, pasa a mi cuarto, aquí nos pueden escuchar.-dijo abriéndome la puerta. Fue detrás mía hasta llegar al cuarto, cerró la puerta y se sentó en la cama. Yo me quede depie.
-Fui un cabrón, lo se, un completo gilipoyas, estaba borracho y no sabia que hacia. Yo te quiero a ti y solo a ti, vale, me acosté con Irene, pero la eche nada mas levantarme. No quiero nada con ella, solo contigo. Créeme no he suplicado a nadie que este conmigo en la vida, pero es que tu eres mi vida.-dije. Comenzó a llorar y yo también.
-¡No me lo merezco Manuel! ¡No me lo merezco! !He sufrido mucho, y ahora vengas tu ha hacerme feliz y luego volver ha hacerme sufrir! ¡Esta vida es una puta mierda!-dijo gritando y llorando a la vez.
-¡Se que no te lo mereces!¡Se que has sufrido! Por eso estoy aquí, joder, te quiero mucho, demasiado y sin ti no soy nadie. Perdóname por favor.-dije.
-No es tan fácil, yo te quiero, pero esto no puedo volver a pasar y no me fío de que otro día te cojas otra borrachera y te vuelvas a acostar con alguna tía necesitada.-dijo sencandose la lagrimas y alzando la voz.
-No volverá a pasar. Te lo prometo. Soy capaz de hacer un pacto de sangre con tal de tenerte. Te necesito.-dije acercándome a el. Se levanto, me empujo contra la pared.-Espero no equivocarme.-me susurro al oído.
-No lo harás. Te quiero.-le susurré.
Comenzamos a besarnos. Fuertemente. Abrazándonos. Le empece a meter la mano por debajo de la camiseta, notaba su cuerpo duro, me encantaba. El comenzaba a quitarme la camiseta. Yo se la quite y lo tumbe en la cama. Seguíamos besándonos, comenzó a besarme el cuello y empezó ha hacerme un chupetón. Mientras le quitaba los pantalones, lo conseguí, se los quite. Comencé a desabrocharme el vaquero y me lo quite, me quite las zapatillas y con las dos piernas el rodeé el cuerpo, me encantaba, sentir su calor con el mío. Lo necesitaba. Baje y le quite los bóxers , allí estaba de nuevo, frente a la mejor polla que había visto en mi vida. Comencé a chuparle los huevos y poco a poco fuí subiendo hasta su capullo, comencé a bajar y a subir, lo hacia como la otra vez, el gemía. Pare cuando estaba a punto de correrse.
Esta vez si, esta vez aguantaría el dolor para que Enrique me penetrara le dije al oído: Penetrame, quiero que seas el primero y el único en hacerlo. Me puso a cuatro patas y se puso de rodillas, empezó a lamer mi culo. Sentía algo, placer, esa era la palabra. Me lubricaba el culo, y me gustaba como pasaba mi lengua. Sin duda, el sexo gay era lo mío.
Cuando estaba lo suficiente lubricado me dijo: Ayá voy, si te duele avisa. Comenzó por la puntita, yo empece a morder la almohada, aguantaría por el. Entonces el la metió de golpe. Me muria, no podía con eso, iba a estallar, no aguantaba. Empezó a sacarla y meter. Mordía la almohada, gritaba, decía que parara pero el seguía. Me iba a dar algo. Al cabo de un tiempo, empezó a gustarme, sentía placer, como eso entraba y salía de mi cuerpo. Se iba a correr y se corrió dentro de mi. Notaba como sacaba su polla y dejaba in hueco entre nalga u nalga, empezó a salir un poco de liquido blanco de mi culo.
Se acabo, se iba a enterar, lo puse a cuatro patas a el y se la metí de golpe, así, sin lubricar. Mi polla, era muy larga y un poco gorda, solo gimió un poco, asi que comencé a meter y a sacar, uf que sensación de placer, gemía, me pedía mas y mas, estaba a punto de comerme y allí me corrí, que sensación. Placer.
Se la saque, le di un beso y nos metimos en la ducha, cuando estábamos los dos abrazados debajo del agua no pude aguantar y decirle al oído:
-¿Era la primera vez que te habían prenetado?
-No.